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Capítulo 28


Inmersa en mis pensamientos, decidí dar una vuelta por el exterior de la academia para aclarar mi mente y respirar un poco de aire fresco, aún quedaba bastante tiempo antes de que llegara la noche.

Un grito seco me devolvió a la realidad.

"¡Himiko!"

Miré hacia todas direcciones para buscar el propietario de esa voz, pero no pude encontrar a nadie. Me dirigí hacia el lugar donde creía haber escuchado el grito y cuando giré la esquina del edificio encontré a Himiko y Tenko hablando. Himiko estaba sentada en el césped abrazando sus rodillas mientras que Tenko estaba de pie mirándola. Instintivamente me escondí para que no me vieran, parecían estar hablando de algo privado....No debería escuchar a escondidas.

"¿Por qué me sigues?" Preguntó Himiko molesta. "Déjame sola."

"No estás bien Himiko, no puedo dejarte sola." Contestó Tenko acercándose a ella.

"Estoy perfectamente." Contestó la maga de manera antipática. "¿Por qué iba a estar mal? Angie está donde quiere estar."

A pesar de lo que decía se notaba que Himiko no estaba bien y su voz temblorosa la delataba.

"Himiko, está bien sentirse mal, no tienes que avergonzarte de tus emociones." Insistió Tenko.

"He dicho que estoy bien, Angie está con Atua."

"Así que escuchando a escondidas." Una voz muy familiar se escuchó justo detrás de mi. "Eso no está bien (T/N)."

Cuando me giré, me topé con esa sonrisa traviesa que yo conocía muy bien.

"Tú no eres quién para hablar." Le susurré a Kokichi para que las chicas no nos oyeran. "Además ya me iba."

"¿Ya te vas? ¡Pero si se acaba de poner interesante!" Exclamó él mientras se hacía un hueco al lado mío.

"¡Kokichi, me estás apretujando!" Le reproché.

"Shhh, no escucho." Me acalló mientras ponía atención a la conversación de las chicas.

"Cualquiera puede ver que no estás bien." Replicó Tenko. "Si tienes ganas de llorar, llora, si tienes ganas de gritar, grita, si quieres pegarle a algo, pégame a mí, pero no lo retengas."

"Tú qué sabras lo que yo siento." Dijo la maga desviando la mirada.

"Porque si yo te perdiera a ti, como tú perdiste a Angie, no sería capaz ni de mantenerme en pie."

"..." Himiko ante la respuesta de Tenko sólo escondió la cabeza entre sus rodillas.

"Desahogarse y sacar tus sentimientos te ayuda a seguir adelante, si los retienes son como una bola que crece y crece y nunca para." Tenko se sentó al lado de Himiko.

"¿Como mi magia?" Preguntó tímidamente.

"¡Exacto!, si te guardas tu magia y no la usas, al final se acumulará y se volverá contra ti." Respondió Tenko con una sonrisa.

"P-pero.., Angie está bien..." La voz de Himiko comenzó a romperse. "Está con Atua, no hay necesidad de..."

Himiko estalló en lágrimas, ya no las podía retener por más que quisiera.

Tenko colocó una mano encima de la cabeza de la pequeña en señal de apoyo. "Está bien Himiko, sácalo todo."

"A-Atua n-no es r-real." Himiko no podía ni hablar, las lágrimas no paraban de caer por su rostro. "S-Solo pretendía creer en A-Atua como excusa para no pensar en este h-horrible lugar."

"Es normal, este lugar es atroz." Dijo Tenko aún sobándole la cabeza a Himiko. "Si tan solo nos hubiéramos conocido en otras circunstancias..."

"A-Angie está muerta..." Himiko no parecía calmarse. "¿Por qué ella? Era lo único bueno que tenía."

A Tenko parecieron herirles esas palabras, pero aún así trató de consolarla. "¿Escuchaste lo que dijo Angie? Ella te estará cuidando desde algún lugar, aunque no sea desde el reino de Atua."

"Angiee....me estará cuidando..."

"¡Exacto! Por eso no puedes decepcionarla." La animó Tenko. "¡Tienes que seguir adelante y sobrevivir este maldito juego!"

Tenko le sobaba la cabeza a Himiko mientras ésta lloraba y se desahogaba. Después de unos minutos la chica se tranquilizó.

"La he perdido.....ahora estoy sola en este juego." Dijo secándose las lágrimas.

"¡Mientras yo esté aquí nunca estarás sola Himiko!" Exclamó Tenko decidida. "Se que nunca podré reemplazar a Angie, pero por favor déjame cuidarte, déjame estar a tu lado, déjame ser tu amiga."

Tenko esta vez tenía una expresión bastante seria, realmente le importaba mucho Himiko pero ésta parecía no darse cuenta.

"¿Ser mi amiga?" Preguntó confundida.

"¡Sí!" Tenko mostró una sonrisa de oreja a oreja. "¡Es lo que más feliz me haría en este mundo!"

"¿Por qué te haría feliz eso?"

"Porque eres una persona increíble, puedo ver que más allá de esa pared que intentas construir para que nadie vea detrás de ella, hay una chica decidida, cariñosa y divertida." Tenko alzó la mirada. "No entiendo por qué ocultas tu verdadero yo, pero quiero ayudarte, eres la amiga que siempre he estado buscando, así que no parare hasta que me aceptes."

Ante su discurso, Himiko abrió los ojos como platos y juraría que hasta se sonrojó un poco, claramente no se esperaba las palabras de Tenko.

"Parece que Tenko es la única capaz de ver a través de Himiko." Dijo de repente Kokichi. "Algunos tienen suerte...."

"¿Suerte?" Pregunté confundida.

"Nada, estaba hablando conmigo mismo." Contestó mientras se alejaba. "Nos vemos, ya me he aburrido de escuchar a escondidas."

Yo también me dispuse a irme, pero terminé por escuchar un poco más de la conversación.

"¿No te rendirás?" Preguntó Himiko casi como con cierta esperanza.

"¡Nunca!" Exclamó Tenko. "¡Te protegeré aunque sea lo último que haga!"

"Qué molestia..." Pero esas palabras Himiko las dijo con una sonrisa que no pudo retener, se notaba que en el fondo le gustaba tener a Tenko a su lado.

No alcancé a oír nada más de la conversación pues continué mi camino.

De cierta manera ver a Tenko animando a Himiko me recordó a Rantaro. Se notaba en el juicio que estaba afectado por la muerte de Kirumi pero no lo quería mostrar. Aunque no solo él, Ryoma parecía también afectado, después de todo eran los que más llegaron a conocer a Kirumi.

La historia con respecto al juego está cambiando bastante, nunca pensé que mi existencia pudiera revolver las cosas tanto.

Sin darme cuenta llegué a la sala de los dormitorios y miré la puerta de Rantaro, seguro que estaba en su habitación. Creo que debería asegurarme de que está bien, después de todo el siempre se preocupa por mí.

Me acerqué y di varios toques en la puerta, todos sin respuesta.

"¿Rantaro?" Pregunté alzando un poco la voz. "Soy yo."

En ese momento el chico abrió la puerta y me mostró otra de sus sonrisas, pero no de esas sinceras si no las que usa cuando algo no va bien.

"¿(T/N)?" Me miró extrañado pero manteniendo la sonrisa. "¿Ha pasado algo?"

"No, no ha pasado nada...." Contesté titubeando. "Solo quería saber cómo estabas."

"Estoy bien, no te preocupes por alguien como yo." Contestó con una mano en la nuca.

"¡Claro que me preocupo!" Exclamé mirándolo fijamente. "¡Eres mi amigo!"

"¿Amigo?" Eso pareció tomarle por sorpresa. "Supongo que tienes razón, pero estoy bien."

Rantaro estuvo a punto de cerrar la puerta cuando instintivamente se lo impedí con la mano.

"¿Puedo pasar?" Pregunté poniendo la cara más mona que pude.

Si no me iba a contar lo que le pasaba al menos quería hacerle compañía, que supiera que estaba ahí para él.

Rantaro titubeó antes de contestar. "Algo me dice que aunque te diga que no seguirás insistiendo"

El chico soltó una risita y abrió totalmente la puerta para dejarme pasar. Una vez pasé me dirigí al sillón para acomodarme mientras Rantaro cerraba la puerta.

Cuando me senté, me fijé que en la mesa había un montón de papeles escritos y al lado el mapa de toda la academia. Parece que Rantaro ha estado tratando de encontrar una salida, pero me supongo que no ha hallado nada.

"¿Has estado buscando una manera de salir de aquí?" Pregunté curiosa.

"La busco todo el tiempo." Respondió él. "Pero fallo miserablemente en todo lo que intento, no sé ni para qué me esfuerzo."

Me daba la sensación de que estaba hablando de algo más y no solo de encontrar una salida.

"Estás haciendo lo que puedes, Monokuma no nos lo iba a poner tan fácil." Intenté animarle.

"Creo que solo está jugando conmigo." Dijo dando vueltas por la habitación. "Darme ese mapa como pista no tiene sentido, solo quiere hacernos perder el tiempo."

"Deberías relajarte un poco, quizá todos juntos podamos pensar en una manera de vencer a Monokuma."

"Estoy empezando a pensar que no hay manera de salir de aquí, hagamos lo que hagamos terminaremos jugando a su juego." Rantaro parecía frustrado.

Tenía razón, yo sabía hasta quien era la mastermind y no era capaz de derrotarla. Cada vez que pienso en hacer algo contra Tsumugi me entran náuseas, no sé si soy capaz de matar a alguien. Aunque si logro destaparla delante de todos, puede que este juego acabe.

"Quizá debamos descubrir al mastermind."

"No sabemos seguro si hay un mastermind entre nosotros y tampoco tenemos manera de destaparlo." Rantaro se veía cada vez más negativo.

"A lo mejor si encontramos la manera de entrar por la puerta secreta de la biblioteca, hallemos más pistas." Propuse.

"Para entrar necesitamos una tarjeta, me supongo que el mastermind la llevará con él todo el tiempo." Replicó parandose por fin en un punto de la habitación. "Quién quiera que sea, lo está haciendo bastante bien para que no le pillemos."

"¿Tienes sospechas sobre quién es el mastermind?" Pregunté curiosa mientras gritaba en mi mente ~es Tsumugi~.

"Mmm, no sé quién podría ser, pero sé quienes no son." Contestó pensativo.

"¿Quiénes no son?" Pregunté confundida.

"Los estudiantes fallecidos." Dijo en voz baja. "Se que suena macabro pero es una manera de descarte."

"Supongo que tienes razón...."

"...."

"¿Crees que Ryoma está bien?" Pregunté cambiando de tema.

"Está claro que no, pero no lo está desde hace mucho tiempo."

"¿Y tú? Se te veía diferente en este juicio." Comenté mientras analizaba su expresión. "Más....a la defensiva."

"Ryoma me contó a mí toda la historia antes que a ustedes, confiaba en que era inocente pero sabía que ustedes lo acusaríais." Explicó Rantaro. "Siempre ha estado destrozado, pero perder a Kirumi lo ha rematado."

Ryoma le contó toda la verdad a Rantaro desde el principio....

"No sabía que se llevaban tan bien..."

"Kirumi me contó de sus largas charlas con Ryoma todas las mañanas cuando ella preparaba el desayuno." Rantaro soltó una risita. "Ambos amaban hablar con el otro."

"Ryoma estaba apunto de recobrar la esperanza gracias a Kirumi....." Concluí pensativa.

"Sí, Kirumi sólo quería lo mejor para todos nosotros, aunque..." Hizo una pausa antes de continuar. "...hay algo extraño."

"¿A qué te refieres?" Pregunté intrigada.

"Cuando hablé con Kirumi por última vez, antes de irse al laboratorio de Ryoma, me dijo que tenía una petición que cumplir."

"Eso nos dijiste en el juicio, ¿qué pasa con eso?" Pregunté confundida.

"Lo que no dije en el juicio es que me dijo que esa petición salvaría a todo el mundo." Dijo él mientras fruncía el ceño.

"¿A todo el mundo?" Mis ojos se abrieron como platos.

"Creo que se referia a nosotros, a salvarnos de este juego, pero ahora que lo pienso ¿como iba a salvarnos que ellos dos intercambiaran los videos?"

"Es extraño..., quizá quedaron para algo más." Reflexioné.

"Eso es lo que deduzco, pero no creo que Ryoma esté dispuesto a contarnos nada." Dijo decepcionado. "Está afectado."

¿Salvar el mundo? ¿Quizá Kirumi había visto su video motivo antes de hablar con Rantaro? Supongo que nunca lo sabremos...

"¿Y tú?" Pregunté de repente.

Rantaro me miró confundido.

"¿Cómo te ha afectado a ti?" Pregunte nerviosa. "También te llevabas bastante con Kirumi...."

"Estoy bien, no es la primera vez que pierdo a alguien, sé como llevarlo." Contestó con una de esas sonrisas que usa como arma para que no vean como se siente realmente.

"Eso es mentira, uno nunca se acostumbra a la pérdida." Repliqué.

"Puede que tengas razón, en cualquier caso es un hecho que Ryoma está peor que yo."

"Deberíamos intentar subirle ánimo mañana." Propuse para intentar animar un poco el ambiente.

"¿Qué propones?" Preguntó mientras se apoyaba en la pared.

"No creo que se vuelva a unir a un partido de tenis, pero podemos organizar algún evento." Dije no muy segura.

"¿Un evento?"

"Aún no estoy muy segura de que podemos hacer, pero ya se me ocurrirá algo."

"Confío en ti." Dijo soltando una risita.

Parecía que haber charlado conmigo le había sentado bien.

Pasaron las horas, y Rantaro y yo hablamos como dos amigos que no están encerrados en un Killing Game. Cuando sonó el anuncio de la noche me despedí de él y salí de su habitación.

La última vez que salí de un juicio terminé teniendo pesadillas, así que no tenia muchas ganas de dormir. Decidí que estaría bien sentarme a contemplar el cielo estrellado en la hierba.

"¿(T/N)?" Oí una voz familiar detrás de mí. "¿Qué haces aquí tan tarde?"

Me giré y me topé con la rostro sorprendido de Shuichi. A la misma vez, tuve una especie de deja vù, pues una situación similar pasó cuando Angie y yo hablamos después del primer juicio. Parece que hace años de eso y solo fue hace tres días.

"No me apetece dormir." Dije sin pensar. "No quiero tener pesadillas."

"¿Pesadillas?" Preguntó curioso. "¿De qué tienes pesadillas?"

"La mayoría de este killing game." Respondí observando el cielo estrellado.

"¿Y el otro porcentaje restante?" Más que una pregunta parecía que Shuichi me estaba interrogando.

"Supongo que pesadillas normales." Dije soltando una risita. "Aunque no creo que las pesadillas puedan considerarse normales."

"¿Son sobre lo que aparecía en tu video?" La expresión de Shuichi se tornó más seria.

"¿Mi video?" Lo miré confundida.

"Vi tu video motivo y me preguntaba que es lo que te pasó antes de estar encerrados aquí." Dijo tímidamente. "No tienes que decirmelo si no quieres."

Se me había olvidado de que Shuichi tenía mi video motivo por ende lo había visto, de todas formas mi video estaba hecho de manera que ocultaba bien mi identidad y de donde vengo.

"¿Qué crees que me pasó?" Pregunté divertida.

Mi pregunta pareció sorprenderle. "Como lo expuso Monokuma suena a secuestro."

"Pues más o menos, digamos que me separaron a la fuerza de mis seres queridos." Proclamé mientras desviaba mi mirada al cielo como si mi familia estuviera mirándome desde algún lugar.

"¿Quieres decir que fue un secuestro?" Preguntó alarmado pero sin alzar la voz.

"Lo puede llamar así." Respondí ahora con un tono nostálgico. "No los he vuelto a ver desde entonces."

"¿Hace cuánto tiempo?"

"N-No lo sé." Contesté bajando la mirada.

"Siento si he preguntado algo que no debía." Se disculpó avergonzado.

"No pasa nada, no me molesta." Reuní todas mis fuerzas para levantar la mirada y sonreírle.

"¿Los echas de menos?" Preguntó en voz tan baja que casi no logro oírlo.

Esa pregunta fue como una bala directa a mi corazón, había hecho todo lo posible por no pensar en ello pero la pregunta de Suichi saco a relucir mi mayor miedo, no volver a verlos nunca.

Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas sin yo poder evitarlo, bajé la mirada para evitar que Shuichi las descubriera.

"Perdona, no debí preguntar eso, es solo que tengo curiosidad porque nunca oí de ningún caso similar al tuyo."

"N-No pasa nada, supongo que echo de menos mi hogar y pensar en ello me entristece." Confesé finalmente.

"...."

"..."

"Os sacaré de aquí." Dijo de repente. "No sé qué es lo que te pasó antes de llegar aquí, pero os sacaré y te ayudaré a encontrar a tu familia."

Las palabras de Shuichi me dejaron petrificada, aunque su voz era temblorosa y no muy segura, sus palabras fueron suficientes para darme esperanza.

"¿Me ayudarías?"

"Por supuesto, soy un detective, estoy seguro de que podré ayudarte a encontrar a tu familia." Su voz seguía temblando, pero aún así intentó mantener la compostura.

Sus palabras consiguieron que soltara unas risitas y que mis lágrimas desaparecieran. "Has ganado mucha confianza en ti mismo, me gusta esta versión de ti."

El detective se sonrojó levemente mientras desviaba la mirada.

En ese momento Kaito se unió a nuestra charla.

"¡Shuichi!" Exclamó enfadado. "¿Estás saltándote el entrenamiento?"

"E-Eh no, solo estaba charlando un rato." Se excusó él.

"No hay lugar para charlas cuando se va a entrenar." Le reprochó. "Hoy tocan cien flexiones."

"¿¡Cien!?" Suichi mostró una expresión de sufrimiento.

"Eso no es nada Shuichi, las harás enseguida." Dije entre risitas.

"¡(T/N)! ¡Deberías unirte a nosotros!" Me propuso Kaito exaltado. "Cuántos más seamos más motivados nos mantendremos."

Titubeé antes de contestar, pero no me iba a hacer daño algo de ejercicio. "Creo que me vendrá bien moverme un poco." Acepté mostrando una sonrisa.

"¡Genial!" Exclamó Kaito. "¡Empecemos!"

Comenzamos a hacer las flexiones y debo admitir que mis entrenamientos de volley han dado sus frutos. Mientras a Shuichi le costaba seguir a partir de la 56, yo ya estaba acabando mis últimas flexiones.

"¡Vaya (T/N)!" Exclamó Kaito tumbado. "No me esperaba que estuvieras en tan buena forma."

"Hacía volleyball antes de entrar aquí." Dije con dificultad sin parar de hacer flexiones.

"Kaito, ¿por qué tú nunca las haces?" Se quejó Shuichi.

"Yo ya he entrenado bastante para conseguir ser un aprendiz de astronauta." Se excusó mirando el cielo estrellado.

Finalmente terminé mis 100 flexiones y me tumbé boca arriba para observar el cielo al igual que Kaito. Shuichi tenía dificultad para terminar sus últimas flexiones y quedó rendido en el suelo cuando llegó a la última.

Al final los tres nos quedamos en silencio viendo el tan bonito cielo mientras disfrutábamos de la compañía.

"¿No os parece raro que el tiempo aquí nunca cambie?" Preguntó de repente Shuichi.

"¿A qué te refieres?" Kaito parecía confundido.

"El cielo por la noche siempre está estrellado y nunca llueve, ni si quiera se ve una nube en el cielo."

"Tienes razón...., es extraño." comenté.

Obviamente yo sabía a que se debía el mismo tiempo todos los días, esto no era la realidad, era un juego, pero eso no se lo podía decir.

"De verdad eres el Ultimate Detective Shuichi." Dijo de repente Kaito. "Nadie excepto tú se fijaría en eso."

"Seguro que los demás también se han dado cuenta." Espetó el detective.

"¿Qué importa que no cambie el tiempo?" Preguntó despreocupado Kaito. "Será casualidad que justo esta zona siempre está muy soleada y sin ninguna nube."

"Puede ser..." Shuichi no parecía convencido.

"Deberíamos volver, se está haciendo tarde." Propuse mientras me levantaba del duro suelo.

Dicho esto cada uno se dirigió a su respectivos dormitorios después de despedirnos con una sonrisa.

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