Capítulo XVI
Al atardecer los magos habían conseguido llegar al gremio, antes de atacar y por primera vez desde que formaron equipo decidieron planear una estrategia que los llevara a la victoria y no destruir todo el gremio. Estaban escondidos entre unos abustos, tapados también por los frondosos arboles a su alrededor, pero incluso antes de llegar Natsu había captado el aroma de decenas de magos alrededor del gremio, gracias a su increíble vista, desde la posición en la que se encontraban ahora, fue capaz de localizarlos escondidos sobre arboles al igual que estaban ellos.
—Entonces si Natsu destruye la puerta...aún necesitaríamos gente encargándose de todos los magos que hay fuera —Gray tenía una mano sosteniendo su mentón, pensaba en las formas de entrar al gremio sin destruirlo y sin aplastar por error a Lucy.
—Cada vez están llegando más magos...—anunció Natsu.
Gray y Erza se miraron entre sí, el mago había estado de un humor de perros desde la noche anterior y aún ahora no parecía que su humor hubiese mejorado.
—Están planeando una emboscada, una vez que estemos dentro o tienen algo planeado o quieren derribar el gremio con nosotros dentro.
—¡Yo puedo detenerlos! —Layla intervino, con el puño cerrado y una mirada decida— tengo las píldoras, puedo usar mi magia.
—Tu no intervendrás, te quedaras al margen —Natsu usó un tono autoritario que sorprendió a sus dos amigos.
El mago de hielo se fijó en Layla, no se había tomado a buenas lo que le había dicho Natsu y si Erza no hubiese intervenido tal vez ellos dos habrían acabado peleando.
—Estoy de acuerdo con Natsu, quédate al margen, las píldoras solo deberías usarlas en casos extremadamente necesarios.
Layla chasqueo la lengua y fulminó a Natsu con la mirada, acto que el mago de fuego imitó, ambos parecían odiarse en ese momento.
—Bueno se acabó.
Gray ya no podía soportar más esa situación de tensión, agarró a Natsu por la bufanda y a Layla por el cuello de la camisa poniéndoles en pie a ambos, sin importarle que los magos que les rodeaban les atacaran de golpe.
—Ahora mismo vais a decirme los dos que está pasando —Se cruzó de brazos y los fulminó a ambos con la mirada.
—No está pasando nada —Murmuró Natsu.
—¿Como que no? Llevas todo el día comportándote como un imbécil ¿Se puede saber qué te pasa?
Al escuchar las palabras de la morena tanto Gray como Erza se miraron entre ellos, ambos notaron el cambio en Natsu cuando fue a buscar a Layla la noche anterior, tenían muy claro que ellos habían discutido pero ahora, la expresión desconcertada de Layla les había mostrado que aquello no era lo que había ocurrido.
Entonces... ¿Qué le ocurría a Natsu?
—No me ocurre nada...—Natsu trató de sonar suave pero el mago de hielo pudo ver como este apretaba los puños, la frustración invadía su pecho— prepárate Gray.
Salamander se alejó de ellos tomando la posición acordada en su plan. Gray se sentía más perdido que nunca, no entendía nada y al parecer ninguno de los presentes lo hacía. Miró a Layla quien al parecer ya llevaba un rato mirándole a la cara, intentando leer sus expresiones.
—¿Qué sabes? —preguntó Layla.
Él no sabía que responder, después de todo ahora mismo no tenía nada claro.
—No sé nada, anoche fue a buscarte así que supusimos que él había discutido contigo —Prefirió ser sincero.
—¿Vino a buscar...? —Sus ojos se abrieron por la sorpresa y segundos más tarde esa expresión se convirtió en ira.
Desvío la mirada hasta Natsu y se acercó hasta él.
—Tú...—Murmuró aunque todos sabían que Natsu la escuchaba— me viste en el lago, cuando me bañaba ¿QUÉ VISTE?
El gritó de ella sin duda reveló la posición del grupo, los pájaros que anidaban en aquellos arboles alzaron el vuelo, estaban asustados de ella, cualquiera lo estaría pues su mirada expresaba odio y su sola presencia oscuridad.
Natsu tampoco pudo permanecer callado e imitándola la encaró, ambos daban el mismo miedo porque ambos estaban soltando con sus palabras la ira acumulada.
—¡Todo! ¡Lo vi absolutamente todo! —Natsu parecía colérico, estaba lleno de frustración— ¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE?
—¿Y QUE ESPERABAS QUE TE DIJESE? OYE MIRA MI CUERPO, ES HORRIBLE.
—PUDE HABERLO EVITADO.
Gray no entendía nada, ambos se echaban cosas en cara que para él carecían de sentido, Erza se encontraba igual que él, nada tenía sentido para ninguno de ellos.
—NO PUDISTE HABERLO EVITADO —Layla ya estaba agotada de tanta palabrería, alzó su puño e intento golpearle. Natsu no se detuvo y con fuerza agarró la mano de la chica para que no fuese capaz de golpearle.
—¡Basta! —Gritó Erza.
—¿Se puede saber que pasa aquí?
Natsu desvió su mirada a Gray y con cierta arrogancia respondió.
—¿Quieres saberlo, Gray? ¿Quieres saber lo que pasa? ¡Yo te enseñaré lo que pasa! —Soltó el puño de la chica y trató de ponerle la mano encima, sobre su camisera, aunque su mano fue alejada por la de Layla.
—¡No me toques! —Le gritó ella.
Natsu no escuchó y siguió intentando agarrar la camiseta de la chica quien apartaba las manos de él. Se giró para huir de él, dándole la espalda, estaba desesperada, necesitaba huir de él. Natsu no se lo pensó dos veces, agarró su camiseta con las manos y empujó a Layla contra el suelo, se subió sobre su espalda e ignorando los gritos de agonía de ella comenzó a rasgar sus prendas.
—¡NO LO HAGAS! ¡PARA! ¡NO, NO!
Gray trató de intervenir, ella realmente no quería ser expuesta pero él no quería ayudarla, quería conocer su secreto y gracias a Natsu pudo descubrirlo, este rasgó toda la camiseta de la chica, los gritos de ella habían sido sustituidos por suplicas y por un fuerte llanto que salía desde el fondo de su garganta.
—Por favor, basta —Suplicaba.
Salamander se levantó y les enseñó el espectáculo a sus amigos, él se alejó, no podía mirar, no podía volver a contemplar el cuerpo de esa chica porque si lo hacía sabía que acabaría matando a alguien.
—Layla tú... —Gray no sabía por dónde empezar a consolarla, no sabía que decir.
—No me mires...—Intentó levantarse pero fue un esfuerzo inútil, no quería que la mirasen, que viesen su cara llena de lágrimas y la vergüenza que mostraban aquellas mejillas, se sentía humillada y al igual que aquella vez, sucia.
Por mucho que ella le hubiese pedido que no la mirará para él era imposible quitar su vista, Erza se había marchado incapaz de seguir mirando, pero él no, él tenía que verlo, su espalda, desde su cintura hasta su cuello toda ella estaba completamente llena de cicatrices, heridas que la avergonzaban, heridas que la habían marcado no solo físicamente por eso tenía esa obsesión con su cuerpo, por eso no quería ser tocada.
Dios, se sentía tan estúpido, ahora entendía todo.
¿Por qué nadie podía tocarla?
Otra persona ya había puesto sus manos sobre su piel y la había hecho sufrir, sentirse avergonzada y sucia...
—¿Te torturaron?
A Layla se le tensó el cuerpo y él supo que había dado en el clavo, no lo comprendía, tal vez solo Erza podía ayudarla pero esta había escapado de ahí y se había ido con Natsu, tal vez verla le traía recuerdos de la infancia o eso creía él. No la tocó, solo se limitó a seguir examinándola, algunas cicatrices le recorrían la espalda por completo, otras eran pequeñas pero parecían dolorosas y otras eran casi imperceptibles pero estaba seguro de que ella era capaz de verlas como un pequeño recuerdo que jamás será borrado. Finalmente se fijó en su hombro, no podía ver que tenía ahí, la mano de ella tapaba esa zona.
—Déjame ver, por favor.
Layla no hablaba, no decía nada y él no quería tocarla porque ella necesitaba a alguien que le otorgase seguridad, que cuando fuese tocada supiese que todo iba a ir bien, esa niña necesitaba al hombre que tenía que velar por ella, al que tenía que acompañarla en las noches que tenía pesadillas, esa niña necesitaba a su padre y si tenía algo claro es que él no era ese hombre.
Al menos aún no.
Escuchó un sollozo venir de ella y vio como retiraba sus dedos de su hombro. Gray se mordió el labio, no quería explotar pues él también estaba enfadado, ni decir nada, tenía que permanecer calmado, ahí tenía su marca, ahí aguardaba la marca del gremio de Fairy Tail, no obstante esta había sido profanada con algún tipo de arma blanca le habían dibujado una nueva marca sobre la suya, la marca de otro gremio, tal vez uno oscuro, pero esa marca jamás abandonaría su piel.
—Deja de mirarme.
—Lo siento —Se disculpó, tomó aire y se quitó la camisa que estaba usando poniéndola sobre la espalda de la chica, ocultando así su cuerpo desnudo— todo va a ir bien, nosotros te protegeremos.
Al no recibir ningún tipo de respuesta se levantó y tomó el camino hacia donde estaban sus amigos, entrar allí era una trampa y los tres lo sabían pero...
—Salva a mi madre.
Tenían que salvar a su amiga.
—Déjanoslo a nosotros.
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Llevo semanas peleada con este y los siguientes capítulos xD no me terminan de convencer pero espero que os gusten.
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