Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra 1.- Mi paraíso

Es increíble la manera en la que la vida puede dar un giro completo, como un día estas en un callejón sin salida, y al siguiente, tienes miles de puertas frente a ti esperando ser abiertas.

No pude imaginar el cambio que mi vida tendría, y sinceramente, tal vez fue mejor así. Porque cuando todo acabó, cuando el dolor se fue, cuando la felicidad llegó, la disfruté por completo.

Cada segundo, cada momento con mi familia, con las personas que amo, fueron y serán atesorados por siempre.

Y lo que es mucho mejor, no pude tener una idea, de lo maravillosa que sería mi vida con Halley en ella.

Luego de la graduación, pasamos un par de meses en Portland mientras buscábamos un piso adecuado en DC. Lo encontramos con la ayuda Luke, un bonito piso con el espacio suficiente para los dos. Halley aceptó el trabajo en el museo, y yo comencé con los planes de la galería.

Y dos años después, estábamos aquí. Inaugurando nuestra segunda galería, en donde se exponían sus cuadros, y mis esculturas de cerámica y barro. Y todo marchaba más que bien, somos felices, habíamos adoptado un perro que llevaba el nombre de Picasso, según Halley era un buen nombre debido a las manchas extrañas en su pelaje, y estábamos viviendo la vida que siempre deseamos para ambos.

—¿Cuándo se lo pedirás? —inquiere Nate con curiosidad—. ¿Tienes un plan?

Asiento levemente.

—Haremos un viaje a Portland el fin de semana —expreso—. Quiere ver la exposición Francis Antoine, un pintor reconocido de Francia que estará en la ciudad, dando una exposición en el Museo de Arte.

—¿Le pedirás matrimonio en el museo? —retengo la sonrisa. Mi amigo suelta un chiflido mientras palmea mi espalda.

—No se me hubiese ocurrido una mejor idea —expresa—. Creo que va con ustedes. Así que ¿se lo preguntarás en medio de la exposición?

No respondo.

—Oh, ese silencio —masculla divertido—. ¿Tienes un plan?

—Pues claro que tengo un plan —respondo con obviedad—. Voy a proponerle matrimonio a mi chica, debo tener el mejor plan del mundo.

Nate sonríe con satisfacción.

—Recuerda enviar fotos. Porque necesito ver ese momento.

Continuamos hablando hasta que Halley llega, solo en ese punto Nate se despide, hablando sobre un repentino trabajo que debe terminar.

—Listo, he dejado todo arreglado —dice Hallie con una sonrisa—. El museo me dará las vacaciones que no he tomado así que podremos pasar un par de semanas en Portland. He hablado con las encargadas de las galerías, y sobrevivirán sin nosotros.

—Oh, ¿Qué haría sin ti? —inquiero acercándome hacia ella.

—Quedarte sin vacaciones —bromea—. He llamado a mis padres, están ansiosos de vernos otra vez. ¿Has llamado a Luke?

Asiento.

—Lo hice esta mañana, y dijo que hay espacio en la casa para recibirnos. Pero podemos quedarnos con tus padres, o rentar un cuarto, como mejor gustes.

—Creo que perfectamente podemos quedarnos con Luke —expresa—. Mis padres son algo...

Ambos reímos antes de que sea capaz de terminar la frase.

—Bueno, entonces los llamaré y les diré —Hallie asiente, apartándose para atravesar la sala hacia la cocina.

La miro moverse por el espacio buscando un par de tazas para preparar café. El día a día con ella es simplemente maravilloso, no me canso de mirarla por las mañanas, ni de que su cuerpo abrazado al mío sea lo último que siento al dormir.

Llevábamos dos años viviendo juntos, y habían sido probablemente los dos mejores años de mi vida. Me bastaron dos para confirmar que la quería para siempre, aunque siendo sinceros, siempre supe que una vida con Hallie era todo lo que deseaba.

Platicamos por largo rato sobre los detalles del viaje. Lo habíamos planeado con meses de anticipación, para conseguir pasar al menos un par de semanas sin ninguna preocupación por el trabajo o las galerías, y al parecer, lo conseguimos.

Los días siguientes se resumieron entre preparativos, conseguir un buen sitio para que Picasso viajara con nosotros porque evidentemente no lo dejaríamos en DC, e intentando por todos los medios continuar con el plan, sin que Hallie se diera cuenta.

Fue una tortura, nunca fui bueno para guardar sorpresas y esta requirió todo de mí para no abrir la boca ni revelar ningún detalle sobre lo que llevaba meses queriendo hacer.

Los padres de Halley ya estaban al tanto, al igual que los míos. Y Montserrat fue de gran ayuda para conseguir que la sala en donde eso estaría expuesto, fuese absolutamente solo para nosotros.

Fue un caos silencioso, una emoción que luché por contener y aparentar mientras nos encontrábamos conduciendo hasta Portland que no ocurría absolutamente nada.

Nuestra recibida en casa fue tan efusiva como pudimos imaginar, era bueno volver a casa, más que bueno en realidad. Saber que no importaba cuanto tiempo pasara lejos de casa, ellos siempre estarían esperando por mí.

La pedida de matrimonio no fue la única cosa que me hizo volver, tenía asuntos pendientes, asuntos que necesitaban ser cerrados para que pudiera continuar con mi vida.

Pasar de página y comenzar a escribir una nueva historia.

—¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe mañana? —inquiere Hallie contra mi pecho.

—No, puedo hacerlo solo. Es decir, tengo que hacerlo —respondo pasando una de mis manos por su cabello—. Ha pasado tiempo, es hora.

—Si cambias de opinión por la mañana, solo dime —susurra acomodándose contra mí—. Y lo haremos juntos.

—Lo haré.

Esa noche no consigo dormir como me hubiese gustado, la leve ansiedad en el pecho, la idea de que esto en realidad resulte mal no me deja tranquilo. Y cuando el sol sale, confirmo que efectivamente no puedo enfrentarlo solo, al menos, no completamente.

Halley es más que comprensiva cuando expreso que quiero que me acompañe, así que ambos salimos temprano, demasiado en realidad, tanto que nadie ha despertado en casa cuando nos montamos en el auto y conducimos hacia el cementerio de Portland.

—¿Me esperas aquí? —inquiero cuando nos detenemos en la entrada.

—¿No quieres que entre contigo? —cuestiona con suavidad. Niego —. De acuerdo, entonces te esperaré aquí.

Me tomo unos segundos para armarme de valor y bajar. Me acomodo el saco, parece ser que el clima frío y la nieve espesa que cae se han combinado para hacer este momento algo más memorable.

Mis pisadas se marcan sobre el camino de nieve. Recorro los estrechos caminos que hay hasta el sitio en donde la lápida se encuentra, sabía perfectamente en donde estaba porque he querido venir antes, en más de una ocasión, pero no me atreví, hasta ahora.

Me detengo justo delante de la inscripción del nombre. A pesar de que está nevando, parece que alguien se ha encargado de mantener las lápidas visibles, así que perfectamente puedo leer el nombre:

Patrick Jones.

—Ha pasado tiempo —me aclaro la garganta—. He intentado venir antes, pero no tenía la valentía suficiente, hasta ahora.

El vapor brota de mis labios cuando hablo, escondo las manos en los bolsillos de la chaqueta mientras me repito todo lo que he venido a decir.

—Me va bien. Más que bien en realidad, me gradué, tengo dos galerías que están siendo exitosas, vivo con una excelente mujer a la que amo, tengo todo. Y soy feliz. —fijo la atención en el nombre—. Pero hay algo que debo hacer antes de comenzar mi vida, antes de hacer todo eso que deseo. Algo que he querido decir, pero es tan difícil.

—Me costó entender todo lo que sufriste —continúo—. Me tomó meses en terapia poder comprender tu dolor, y la manera en que lo enfrentaste. Y me tomó muchísimo tiempo más, poder dejar de sentir rencor hacia ti. No tienes justificación, nunca la tendrás, pero ahora entiendo que estuviste solo, desde que mamá murió y hasta tu último día de vida, te sentiste así. Me hubiese gustado que todo fuese diferente, hubiese estado feliz de que decidieras no seguir ese camino, y pudieras ser un padre, pero también estoy agradecido porque gracias a eso, conocí a Luke, a Less, gracias a eso ahora tengo cuatro hermanos a los que adoro con mi vida, unos padres que me aman y a los que yo amo con intensidad.

Sonrío levemente, como si el solo hecho de mencionarlos me hiciera sentir mejor. Tomo una inhalación, reuniendo la valentía para pronunciar lo siguiente:

—Te perdono, Patrick. Por absolutamente todo.

La terapeuta dijo que solo hay una forma de saber si el perdón es genuino, verdadero, si en verdad viene del corazón. Y eso es cuando lo sientes, cuando la carga se va, cuando la oscuridad desaparece.

—Te perdono —repito con firmeza—. Ambos apagamos el dolor, con métodos distintos. Hubiese deseado que todo resultara diferente pero no viviré añorando eso, no más.

Tomo una inhalación que me permite obtener el suficiente aire como para impulsarme a hablar.

—Adiós, Patrick.

Y esta vez, la despedida es para siempre.

Todo estaba saliendo acorde al plan. Habíamos pasado una noche estupenda mirando la exposición de Francis Antoine, que fue tan magnifica como esperamos, Halley tomó un par de fotografías y luego la convencí de dar un recorrido por el museo.

—¿Recuerdas la primera vez que estuvimos aquí? —inquiere.

—¿Cómo olvidar el sitio de nuestra primera cita oficial? —cuestiono.

Entrelaza nuestros dedos mientras avanzamos hacia las salas.

—Éramos tan jóvenes —expresa—. Dieciocho años, parece que no hace mucho que los cumplimos.

Sonrío.

—¿A dónde vamos? —cuestiona cuando nos apartamos de la zona pública del museo.

En ese punto saco los gafetes del saco y se los enseño.

—Tenemos acceso a salas privadas —respondo—. ¿Quieres dar un vistazo?

Halley ahoga un chillido emocionado mientras da un par de pequeños brincos.

—Eso no se pregunta —dice y ahora es ella quien me arrastra hacia la sala que está a unos metros. Le enseñamos las identificaciones al guardia y un par de instantes, nos permite el acceso.

—Oh, vaya. No sabía que tenían una sala de esculturas —murmura mientras avanzamos—. ¿Tú sí?

—No tenía idea —miento.

Me permito admirarla mientras ella mira con atención las esculturas, apreciando los detalles de su rostro emocionado y conforme se acerca hasta el sitio, mi corazón acelera con fiereza.

Meto la mano en el bolsillo, tomando la diminuta caja entre mis manos en el momento justo en el que ella se detiene en donde debería.

—Oh, mira qué bonito —dice inclinándose hacia la escultura que está sobre una de las mesetas.

Mide cerca de cincuenta centímetros, una escultura de cerámica, tallada perfectamente.

—Es bonita, ¿no?

—Es adorable —admite—. Tengo una fascinación por las esculturas románticas, mira, parece que incluso le está proponiendo matrimonio.

La escultura es de una pareja, el hombre está arrodillado delante de la silueta de la mujer, una especie de anillo se encuentra en el medio de ambos, así que sí, definitivamente le está pidiendo matrimonio.

—¿Quién es el autor? —se inclina con ligereza hacia adelante para leer la pequeña tarjeta en color dorado y me preparo.

Sé exactamente lo que esa tarjeta dice.

Autor: Dereck Lewis.

Nombre: La propuesta.

—Dereck...

La emoción se apodera de ella en cuanto gira, y me encuentra arrodillado, sosteniendo la caja de terciopelo entre las manos. Sus ojos se cristalizan, pero no pierden el destello emocionado.

—Halley Williams, ¿quieres casarte conmigo?

Un sollozo brota de sus labios mientras asiente con frenesí.

—Sí, sí, ¡Sí! —exclama—. Claro que quiero casarme contigo.

Pronto la tengo abrazada a mí, aferrándose a mi cuerpo mientras me siento envuelto en una ola de felicidad pura.

—Por Dios, es bellísimo —susurra mirando la joya—. Dereck...

Sus palabras se detienen en cuanto nota las pinturas que nos rodean.

—¿Qué...qué es todo eso?

—¿Recuerdas a Kelsey Edwards? —inquiero—. Estuvimos en la preparatoria juntos, en la misma clase de pintura, y le pedí que pusiera todo lo que hemos vivido en cuadros.

Ahí está todo, desde el momento en el que nos encontramos en dirección, haciendo el reporte de historia, los muffins, el parque Washington, todos los momentos que hemos vivido juntos, están ahí, plasmados en lienzos, inmortalizados.

Y el último...él último es justo en esta sala. Es solo nuestra silueta, en medio de la habitación llena de esculturas, pero el anillo es visible en una de las manos de Halley.

—Fue complicado, porque los bosquejos fueron solo por descripciones —expreso.

—¿Por eso tanto tiempo al teléfono y esas supuestas llamadas importantes? —inquiere.

—Debía encontrar una forma de conseguir que fuera posible.

—Oh, D —susurra con emoción—. Es maravilloso.

—Eres, y siempre serás mi paraíso —susurro—. Y quiero hacerlo durar tanto como sea posible, quiero convertirlo en nuestro sitio seguro, quiero prologarlo tanto como la vida me lo permita. Quiero que sea eterno.

—Entonces hagámoslo eterno —susurra con la voz inundada de emoción.

Y me besa, como una forma de sellar nuestra promesa, como una manera de dejar en claro, que esto era apenas nuestro comienzo.

El comienzo de un paraíso eterno, de una vida que ambos deseábamos construir, de un sitio que, sin importar qué, siempre sería nuestro refugio.

El sitio en el que el requisito, era ser únicamente feliz. 

____________________________________________________________________________

¡Nos falta uno! Nos leemos mañana. 

No se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí. 

¡Gracias por tanto apoyo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro