51.- Enfrentamiento
«Tomé una decisión, y todavía me arrepiento de ella. Los huesos se sueldan. El arrepentimiento perdura para siempre.»
–Patrick Rothfuss
Observo mi reflejo en el gran espejo que hay delante.
—Ese te queda bien —asegura Luke—. ¿Cómo te sientes?
—Como si fuese a visitar a la reina Isabel —expreso—. Demasiado formal.
Luke resopla.
—Es un baile de graduación, Luke —le recuerdo—. No una reunión con la reina.
Me bajo de la pequeña plataforma y giro hacia el hombre que nos atiende.
—Quiero algo menos formal —murmuro—. Tal vez un simple traje negro.
—Dereck, es tu graduación —expresa Luke—. Debes sorprender.
—Quiero dejarle todo el brillo a Halley —aseguro—. En serio, si quieres que esté cómodo déjame elegir.
Luke eleva las manos, dándose por vencido.
Faltaba menos de un mes para la graduación, y Luke parece ser de la idea que mientras más pronto tenga todo, mejor. Así que me arrastró hacia una de las tiendas en donde él suele comprar sus trajes para que escoja uno para el día el baile.
El hombre vuelve con un nuevo traje, y me lo entrega. Ingreso al probador que está a un costado y espero que este sea el adecuado.
—He visto una joyería a un par de cuadras —dice Luke detrás de la cortina—. Necesito un nuevo anillo para Less.
—¿Un nuevo anillo? —inquiero.
—Sí, ya sabes, para reponer el de compromiso —dice en un suspiro—. Aunque es probable que no sea uno igual.
Luke había intentado averiguar si el anillo que los idiotas de Sellwood robaron estaba en alguna casa de empeño, según lo que dijo fue diseñado de forma personal, era una combinación entre el anillo de su madre, y los gustos propios de Less.
La joya tenía un valor sentimental para los dos, más que lo monetario, era lo que significaba.
—Planeo dárselo en nuestro aniversario —continúa.
—Bueno, entonces será nuestra misión encontrarlo —afirmo.
Termino de colocarme el traje y salgo.
—Oh, vaya. Sí, definitivamente lo simple te va más —dice Luke.
El traje era sencillo, un negro casi brillante con un par de dijes en forma de león sujetando el cuello. La camisa era demasiado cómoda, de una tela sencilla y si te deshacías del saco, igual conservaba la apariencia formal.
—Sí, este me gusta —expreso.
—¿Combinaras con su vestido? —inquiere.
—Aún no sabe de qué color será. Pero seguro encuentro algo tan pronto me lo deje saber —murmuro.
Tras observarme un par de instantes más confirmo que definitivamente este era el traje.
Ingreso al probador y me cambio, Luke intercambia algunas palabras con el hombre y luego de pagar, salimos.
—Podemos ir caminando —dice Luke mientras salimos de la tienda—. Debe ser nueva la joyería, no la he visto antes.
—Tal vez entonces tengamos suerte —expreso—. Y puedas encontrar el anillo.
—¿Te paso a dejar con Sander luego? —inquiere.
—Sí, apenas llegaré a tiempo. No quiero que me despidan por llegar tarde.
Él ríe.
—No lo creo, Sander es demasiado bueno.
—¿Ahí conociste a Less? —Luke esconde las manos en los bolsillos de la chaqueta.
—No, nos conocimos de una forma extraña y peligrosa de hecho —admite—. Fue en Northwest. Pero nos encontramos por casualidad en la cafetería, Caleb y yo desayunábamos ahí cuando ella apareció, ya sabes, porque era mesera.
—¿Salieron mucho tiempo antes de casarse? —inquiero a pesar de que Lili ya me había dicho algo de eso.
—Fuimos amigos por casi cinco años, cuando me mudé a Los Ángeles pensé que tal vez íbamos a distanciarnos, pero no fue así. Less me visitó un par de veces al año, y cuando volví, supe que no quería alejarme de ella otra vez.
—¿Así que...solo le pediste matrimonio?
Luke vuelve a reír y niega.
—No, le pedí que sea mi novia algunas semanas después de volver, y me bastaron meses para darme cuenta que es la mujer que quiero para toda mi vida. Siempre ha estado ahí, en cada pelea la tengo a mi lado, siempre entendió lo que hice, no le importó mi pasado, o el futuro que deseaba, no cuestionó jamás mis decisiones, solo me apoyó. Y eso me hace amarla, tanto como no creí que pudiera hacerlo.
—Ugh, me da diabetes —mascullo con diversión.
—Eh, ya quiero verte cuando llegues a ese momento con Halley —dice—. Me burlaré de ti, aunque Less me reprenda por eso.
Nos detenemos frente a la joyería que Luke ha mencionado, su celular suena así que me hace un gesto.
—Entra, te alcanzo en unos minutos.
Empujo la puerta de entrada, una alarma suena cuando ingreso, hay un par de personas dentro, así que me acerco a las vitrinas en donde se encuentran los anillos.
La alarma vuelve a sonar y volteo, Luke aún se mantiene en el celular, pero parece concentrado en otro punto de la joyería porque me da la espalda.
—¿Buscas algo en específico? —elevo la mirada cuando la voz de una mujer se escucha. No lleva la blusa blanca como las otras dos personas, así que probablemente sea la dueña.
Coloca una sonrisa amable, y fácilmente podría decirse que es una especie de modelo, porque vaya que es bonita.
—No —respondo—. Vengo con mi...papá —termino la frase algo dudoso. Ella sigue el gesto de mi mano y parece observar demasiado a Luke.
—¿Y buscan algo?
—Un anillo —expreso—. Pero no sé en realidad cual.
Vuelvo la atención a la vitrina. Uno de los anillos llama mi atención, es del mismo tamaño del que Less poseía, y el reluciente diamante en la parte superior lo hace mucho más impresionante.
—Luke —llamo y él voltea—. Ve, este es muy similar.
Él se acerca, pero no responde.
—El diamante es distinto, pero creo que es genial ¿no crees? —no hay respuesta así que volteo.
Luke no me mira, de hecho, tampoco mira al anillo. Mantiene la atención en la mujer quien parece igual de sorprendida que Luke.
—¿Luke? —mi voz parece hacerlo reaccionar.
—Brooks —dice sonriendo hacia la mujer.
—Thunderbreaker —dice ella con suavidad—. Ha pasado tiempo.
De acuerdo, ¿Qué está pasando aquí?
—¿Se conocen? —inquiero. Ambos me miran.
—Oh, sí. Dereck, ella es Olivia Brooks —dice y el entendimiento me golpea.
—Oh, esa Olivia —maldigo mentalmente por la forma en la que lo he dicho, y Luke golpea mi costado con sutileza—. Quiero decir, mucho gusto.
—Olivia, él es Dereck. Mi hijo —ella sonríe.
—¿Hijo? ¿Qué edad...?
—Diecinueve —expreso. La miro arrugar el rostro y seguro está sacando cuentas así que me apresuro a responder—. Hijo adoptivo.
—Claro, entiendo —dice—. Así que... ¿buscas un anillo?
—Para mi esposa —expresa Luke—. Extravió el suyo, ¿la joyería es tuya?
Antes de que la mujer pueda responder, el grito de un pequeño niño se deja oír. Ambos volteamos, un pequeño cerca de dos años atraviesa el establecimiento corriendo. Olivia sale de detrás del mostrador y lo recibe.
—Hola, cielo —dice.
—Nos hemos retrasado por...—el hombre que viene detrás del niño se detiene en cuanto nos mira.
—Cariño, él es Luke Lewis —Olivia hace un corto silencio—. Luke, él es Josh, mi esposo y este guapo de aquí es Hunter, mi hijo.
—El gran Lewis, he escuchado muchas cosas sobre ti —dice el hombre con una sonrisa—. ¿Lo del retiro es cierto?
—Algo de verdad hay —dice Luke y luego fija la atención en el pequeño quien sonríe hacia Luke.
El esposo de Olivia se despide diciendo que tiene que atender unos asuntos y se lleva a su hijo con él. Permanecemos en silencio por un corto tiempo.
El encuentro es tan cómodo y extraño al mismo tiempo.
—¿Te casaste con ella? —inquiere ella con curiosidad.
—Lo hice.
—Me alegra saberlo, siempre supe que era alguien especial para ti —afirma con una leve sonrisa—. ¿Es tu único hijo?
—No, tengo una niña, tiene tres años —responde con una leve sonrisa.
—Supe que no aceptaste.
—Dije que no lo haría de nuevo —solo en ese punto un dejo de incomodidad se presenta entre ellos—. Y con lo del retiro, tengo otras cosas en mente justo ahora.
—Sí, es comprensible —responde. —¿Luke no es tan estricto? —inquiere ahora hacia mí.
Sonrío.
—Es un buen padre —expreso—. Aunque bueno, tengo la mitad de su edad así que le complico el trabajo.
—Sí, puedo imaginarlo. Realmente me alegra volver a verte, y ver que todo ha resultado bien.
—Lo mismo digo, creo que al final, los dos encontramos lo que merecíamos —la mujer asiente con sutileza.
—. Entonces... ¿buscarán el anillo?
—Ese es perfecto —expreso señalando el mismo anillo que al inicio.
¿Qué probabilidades hay que te encuentres con tu ex en una joyería mientras buscas un anillo para tu esposa?
Parece que Luke y yo no nos cargábamos con tan buena suerte.
Al final no encontramos nada. O no sé si en realidad esa sea la razón. Nos despedimos de Olivia, ellos se dan un corto abrazo y nos marchamos.
—¿Realmente no te gustó nada?
—Son sus diseños —manifiesta—. No quiero obsequiarle a Less una joya diseñada por ella, no es que sea malo solo...solo quiero que en verdad sea algo especial.
—Sí, creo que no resultaba ser tan buena idea —concuerdo.
No parece afectado por el encuentro, habla con naturalidad y parece como si la sorpresa hubiese sido solo por el momento.
—¿Se lo dirás? Quiero decir, que la viste.
—Tal vez —expresa cuando nos encontramos en el auto—. Ella entiende eso, sabe quién es y lo que significó Olivia para mí. Pero también sabe lo mucho que la amo y que ahora, ella es la única dueña en mi vida.
—Ay Dios —resoplo para molestarlo—. ¿Cómo es que Less tolera tanto romanticismo?
—Eh, ¿Cómo es que Halley tolera tanta amargura? —objeta y eso nos hace reír.
—¿Te llevo a la cafetería? —Asiento.
—Al final resultó bien para ambos ¿no es cierto?
—Una vez le dije que merecíamos ser felices, pero esa felicidad no significaba que tuviera que venir del hecho que estuviésemos juntos. Dolió y mucho en su momento, pero al final, los dos encontramos a las personas correctas para nosotros. Y somos felices, me alegró saber que ella lo es, lo merece.
—Y tú también —le recuerdo.
—Todos lo merecemos, Dereck. Y la felicidad, a veces tarda, pero llega.
Sí, ahora mismo no podía estar más de acuerdo con esa premisa. Porque era verdad, no todo era felicidad, pero cuando el momento llegaba, cuando en verdad se alcanzaba, había que disfrutarla tanto como fuese posible.
Y sí, como dije antes, Luke y yo no siempre teníamos la mejor suerte. Y ahora, me tocaba confirmarlo de nuevo.
—No puede estar llamándolo —Luke le reclama a Dacher—. ¿Cómo es que lo permiten?
—No tengo idea. He hablado con el juez, parece ser que llamarlo no significa romper la orden de restricción.
Patrick me había llamado un par de veces más, apenas escuché que la llamada provenía del centro penitenciario las llamadas fueron colgadas. Pero eso solo me hacía darme cuenta del poder que aún tenía sobre mí.
—Tal vez deba hablar con él —ambos me miran—. Tal vez solo eso quiere.
—¿Sabes que hablar con él significa que visites la prisión? —inquiere Dacher—. No puedes hacerlo.
—No, y no voy a permitirlo —sentencia Luke—. No lo verás.
—La terapeuta dijo que tengo que enfrentar el origen del miedo.
—Claro que sí pero no lo tomes literal —reprende—. No significa que tengas que ir y plantarte frente a Patrick.
—Escucha, Luke, entiendo que te opongas, pero creo que realmente es algo que tengo que hacer. No va a dejar de llamar y no voy a estar modificando toda mi vida por él, no estaré cambiando de números telefónicos siempre que él consiga llamarme. Necesito hacerlo.
—Puede haber un guardia —dice Dacher—. Y estará esposado, no tiene...
—Puede decirte cualquier cosa, ¿estás consciente de eso, Dereck? —inquiere—. No quiero arriesgarte de esa manera, no quiero que sufras otra vez.
—No puedo tenerle miedo siempre, Luke. No quiero vivir así. No quiere decir que vaya a olvidar lo que hizo y lo perdone porque...porque no es así. Lo único que quiero es dejar de sentirme aterrado con la idea de poder escuchar su voz al otro lado del teléfono.
—No estoy seguro de que sea una buena idea.
—Sí, probablemente es la peor que he tenido —concuerdo—. Pero es algo que tengo que hacer.
—Hablaré con Tiana, y con la terapeuta y el médico, no aceptaré nada a menos que ellos digan que no interferirá con el proceso de tu recuperación.
Aceptar es lo único que me queda.
En la cena le comunica la noticia a Less quien parece estar tan en desacuerdo como él, pero no se opone. Y al día siguiente Luke ya tiene reunión con cada médico y con la trabajadora social para hablar al respecto.
Dacher habla algo con respecto a la orden de restricción que no entiendo porque solo menciona términos legales, pero al final, parece ser que mi idea de hablar con Patrick va a llevarse a cabo.
Y así, una semana después me encuentro en la sala de reuniones del centro penitenciario, con el corazón latiéndome tan rápido como nunca.
—Dereck —mi cuerpo se tensa cuando escucho su voz, aprieto las manos en puños sobre la tela del pantalón y lo miro.
—Vaya, parece que no te tratan bien aquí —mascullo cuando observo los moretones en su rostro.
—Es la prisión, no se puede esperar algo mejor —responde—. ¿Qué haces aquí? Creí que ese hombre no iba a permitir que vinieras.
—No está de acuerdo, claramente. Pero debía hacerlo —me aclaro la garganta—. Solo vengo a decirte que quiero que dejes de llamarme, no quiero saber de ti.
Patrick echa el cuerpo hacia atrás. El par de esposas que trae hacen un ruido al chocar con el metal de la mesa y las miro.
—Luces diferente —expresa.
—Porque soy diferente. Esto es lo que pasa cuando te alejas de una vida de mierda.
—Feliz cumpleaños atrasado. Mi abogado me dijo todo lo que ha ocurrido contigo. —No respondo, solamente me mantengo en silencio mirándolo.
—Intentaste matarme. —susurro con los dientes apretados—. Tú realmente quisiste hacerlo.
Algo arde en mi pecho. Patrick baja la vista, la ira vuelve, el sentimiento que luchaba por hacer que desapareciera amenaza con dominarme de nuevo. Pero me repito porque estoy aquí, me repito la razón de todo.
Meto las manos en el bolsillo, tomando la copia de la carta de mamá y la deslizo por la mesa.
—Brisa me dio eso, es una carta de mamá —él parece desconcertado. La toma a prisa, sus ojos viajan por las líneas escritas y cuando el dolor explota en su mirada, sé que ha llegado al párrafo.
—Ella realmente confiaba en ti —pronuncio con firmeza—. Confiaba tanto en ti como para dejarse morir estando segura de que cuidarían de mí.
—Yo no quería cuidar de ti —su voz brota de pronto—. No quise hacerlo, deseé dejar de ser tu padre en el segundo en el que ella falleció— arruga la hoja entra sus manos, haciéndola pedazos y me alivio de no haber traído la original.
—¿Por qué lo hiciste entonces?
—Porque no tuve opción. El día del funeral, le dije a tu abuela que no podía hacerlo. Casi le suplique que te llevara con ella. Le dije que me haría cargo, que te visitaría seguido, le dije que estaría presente, pero no podía tenerte a mi lado, era demasiado. Es demasiado. Le dije que estarías mejor en West Haven, que sería mejor para todos que crecieras ahí.
—Pero no quiso.
—No, dijo que para ella también era complicado. Y que era mi deber como padre hacerme cargo de ti. Así que lo hice. Aun cuando eso acabó conmigo, Dereck. Me sentí miserable por no quererte de la forma en la que solía hacerlo, me sentí una escoria de padre cada segundo desde que tu madre murió. Hacerme cargo de ti me convirtió en esto, y lo seguí haciendo aun cuando me convertí en alguien que no quería ser por tu culpa.
—¿Por mi culpa? Yo no te obligué a nada, yo solo necesitaba a mi padre. —algo me atraviesa el pecho, la tan conocida punzada de dolor—. No tuve la culpa de nada, de absolutamente nada. Yo no hice que muriera, Julieth tomó su decisión, y tú también.
Tomo una corta inhalación.
—Tú solo decidiste de pronto que debías odiarme. Que debías descargar todo tu dolor a golpes con un niño. No solo tú perdiste a alguien, Patrick. Yo perdí a mi madre, perdí una parte importante de mi vida. Solo decidiste que debías joderme la vida. ¿Tienes una puta idea de lo duro que fue? ¡Solo te necesitaba a ti! —cierro los ojos, reprendiéndome cuando el guardia se acerca.
Agradecía que estuviésemos en una sala privada.
—Solo necesitaba que mi padre me explicara lo que ocurría. Solo necesitaba que dijera que todo iba a ir bien. Que mamá no volvería, pero estaríamos bien.
—No tienes idea de lo complicado que fue —responde—. De lo doloroso que era verte cada día. Repitiéndome que era un maldito por lo que hacía. ¿Te sentías mal después de los golpes? Yo me sentía una completa basura, Dereck. Me sentía como una completa escoria. Pero no pude parar.
—Tenías a Sebastián, tenías a los amigos de mamá —reprocho—. Pudiste dejarme con cualquiera de ellos. Si tanto dolor te causaba conmigo, pudiste buscar otra solución. Lo hubiese entendido, un abandono hubiese sido mucho mejor que toda la mierda que me hiciste pasar.
—Nunca te pedí nada —continúo—. Nunca te hice ni un solo reproche por la forma en la que me trataste. Lo único que siempre necesité, fue a un padre. ¿Pero qué fue lo que recibí? Insulto tras insulto, golpe tras golpe porque lo único que había hecho mal, fue parecerme a ella.
—Dereck...
—Me culpaste de algo de lo cual no tengo la responsabilidad. Esa razón por la que me detestas tanto fue solo tu excusa. Porque crees que yo la maté, porque en todos años no viste a tu hijo, viste al asesino de tu esposa ¿no es cierto? Porque tu método de castigo fue maltratarme toda la vida.
Mi voz se rompe y me limpio con brusquedad las lágrimas.
—¿Y sabes algo? Lo conseguiste. Tu objetivo, ese de destrozarme por completo. Lo conseguiste —le sostengo la mirada—. Porque trece años de mi vida, fueron un infierno gracias a ti. Convenciste a Gema, a todos, no dejaste que nadie me ayudara.
—No ayudaron porque no quisieron —asegura—. Y a diferencia de lo que crees, no he conseguido nada.
—Ya no me importa. No quiero que vuelvas a llamarme, no quiero que vuelvas a aparecer en mi vida. Ya no te considero más mi familia Patrick. Ya no te considero más mi padre, te has librado al fin de tener que ver el rostro del chico que tú crees que mató a tu esposa. Y me siento tan mal por ti, porque al final, te quedas sin nada.
—Yo no...—su atención viaja al colgante, al anillo de mamá y algo parece explotar en él—. ¡Quítate eso! ¡No tienes derecho a llevarlo!
Me levanto en un reflejo instintivo de la silla cuando el extiende el torso a través de la mesa intentando arrebatarme la joya. La cadena sujeta al borde de la mesa lo impide, pero pronto se trasforma en el mismo hombre que siempre he conocido.
—¡No tienes derecho a llevarlo, maldita sea! —El oficial entra, tienen que sostenerlo para evitar que se acerque.
—Adiós Patrick —mascullo—. Realmente espero que te pudras en este lugar.
Ignoro los gritos y las palabras que brotan de él y solo me marcho.
Porque he terminado con esto, ya no había nada más que me uniera a Patrick Jones.
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Bueno, parece ser que al final serán 56 capítulos más el epílogo y 2 extras, porque mi propósito de no extender demasiado la historia está fracasando, pero todo con tal de que disfruten de la mejor manera el casi cercano final de esta historia.
¡Prepárense!
Nos leemos mañana <3
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