47.- Lo que siempre merecí.
«Son nuestras elecciones las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.»
—J. K. Rowling
Nunca salí de Portland, lo más lejos que había ido era West Haven, a visitar a Margarita. Así que aterrizar en Londres, fue sensacional.
—¿Ves? Te dije que no seríamos ese avión que se cae —dice Lili cuando subimos al auto.
—No, tú recalcaste durante todo el vuelo, que podíamos ser ese uno que cayera al mar.
—¿Pero pasó? No, así que deja de reclamarme —pide.
Un auto nos había recogido en el aeropuerto, y según lo que Luke dijo, nos llevaría directo a casa de sus padres.
—Están emocionados por conocerte —expresa—. Me disculpo de antemano si mamá es muy...intensa.
—Creo que podré lidiar con eso —admito.
Si creí que Luke vivía con lujos en Portland, la casa de los Lewis en Londres era una completa mansión. Me sentía en esa clase de películas que hablaban sobre millonarios, hay un par de autos de lujo estacionados afuera, una gran fuente justo a la mitad del jardín que parece un jardín botánico, y la construcción frente a nosotros, es asombrosa.
—¿Nos quedaremos aquí? —inquiero.
—Sí, hay las habitaciones suficientes para todos —expresa Luke—. Y...
—¡Llegaron! —La voz de una mujer se deja escuchar—. Cariño, que bueno verte, ha pasado tiempo.
—Hola mamá —Una mujer de mediana edad sale de la casa, el porte elegante no la abandona en ningún momento mientras saluda a su hijo y luego a Less. Alessia parece encantada de ir con ella y tras un par de minutos, por fin me mira.
—Mucho gusto, señora...
—¡Cariño! —el abrazo me toma desprevenido—. ¿Cómo que señora? No, no, cielo. Nada de formalidades, ya eres mi nieto así que solo Rose, o como prefieras decirme. Abu, abuela...
—Mamá, lo agobias —Luke sale en mi rescate ante tanta muestra de cariño que me aturde.
—Oh, lo siento —se disculpa—. Me hacía ilusión conocerte, cuando Luke nos dio la noticia...
—Cariño, ¿por qué no avisaste que llegaron?
La atención pasa al hombre que sale de la casa. Él a comparación de la que creo es su esposa, viste con un traje azul elegante y se muestra imponente, sin embargo, sonríe con calidez.
—Hola papá —Luke es el primero en saludar, tras un corto abrazo, el hombre me mira.
—Y tú debes de ser Dereck —dice con una sonrisa—. Mucho gusto, hijo. Soy Nicolás, bienvenido a la familia Lewis.
—Gracias.
—Bueno, pues pasen, tienen que acomodarse —informa—. Dereck hemos acondicionado una habitación para ti, esperamos que te agrade.
—Seguro que si —respondo.
La casa es mucho más impresionante por dentro.
—Tu hermano llegará mañana —expresa el señor Lewis—. Y Montserrat vendrá a cenar con su familia. Así que tendremos casa llena estos días.
Intercambia algunas palabras con Less y luego su atención vuelve a mí.
—¿Quieres ver tu habitación? —inquiere—. Ven conmigo.
Miro a Luke, él hace un gesto de aprobación y eleva el pulgar así que sigo a su padre.
—Pensamos que querías un espacio para ti, así que será tu habitación cada que vengas a la casa —informa mientras caminamos—. Realmente espero que te sientas cómodo.
Me mantengo en silencio hasta que llegamos, el abre la puerta y cuando la abro, joder que esto parece la habitación de una suite de lujo.
—¿Esta es mi habitación?
—Sí, podemos hacerle cualquier cambio. —dice como si no fuese importante—. Si algo no te gusta...
—Es impresionante —admito con una sonrisa—. Gracias, todo está perfecto. En realidad, es mucho más...
—No, no —dice con una leve sonrisa—. Esto es para ti, así que no aceptamos quejas. Es lo que nuestros nietos merecen.
—Gracias...
—Nicolás —dice—. Solo Nicolás.
—Gracias Nicolás —una sonrisa genuina se apodera de mi rostro—. Aprecio todo.
—Tal vez es demasiado pronto para decirte esto, pero ahora eres un Lewis, ¿no es cierto?
Asiento levemente.
—Bueno, pues déjame decirte que nadie toca a un Lewis, y sale ileso —afirma—. No te preocupes por nada partir de ahora, ¿sí? Tienes a toda una familia que va a cuidar de ti. Y no solo eso, cuando escuchen el apellido, sabrán que no deben meterse contigo.
Suelto una leve risa, él también.
—Gracias, me alegra saberlo. En verdad —afirmo.
—Te dejo para que te instales —señala el cuarto—. Todo tuyo.
Es todo lo que dice y se marcha, cuando me quedo solo, observo a mi alrededor. El color azul y negro predomina, hay un escritorio con un par de audífonos y una computadora de escritorio.
Un estante con libros de toda clase, y un armario lo suficientemente grande que toda mi ropa, apenas llenaría la mitad.
Y todo era mío.
El celular vibra, sacándome de la ensoñación y lo tomo. Sonrío al mirar el mensaje de Halley.
"¿Qué tal los abuelos Lewis?"
Me dejo caer sobre el colchón, que es tan suave que dan ganas de nunca abandonarlo.
"Son estupendos. Realmente geniales. Y tengo una habitación demasiado cool solo para mí"
La confirmación de lectura aparece, pero antes de que pueda responder, un par de toques sobre la puerta se escuchan, y luego Luke ingresa.
—¿Te has instalado?
—En eso estoy —respondo.
—¿Te gusta? —inquiere señalando a nuestro alrededor.
—¿Es broma? Claro que me gusta. Es genial. Y humm, todo esto —seño la computadora y los accesorios electrónicos—. No era necesario, pero...
—Pero Nicolás quería darte una bienvenida —admite con una sonrisa—. Nos consultó antes y pensamos que no te molestaría.
—¿A quién le molesta tener una computadora de escritorio y más pares de audífonos de los que va a usar? —inquiero con diversión—. Todo está bien, Luke, en serio.
—Bien, me alegra saber eso —expresa—. Termina de instalarte y baja cuando gustes, estaremos todos en la sala.
Asiento, él se marcha y cuando lo hace, tomo una inhalación recorriendo cada parte de la habitación.
Esto era mucho mejor de lo que si quiera imaginé, y apenas estaba comenzando.
Faltaba menos de una semana para acción de gracias, y los preparativos en la casa Lewis estaban a la orden del día. Todos eran tan agradables, la convivencia que había entre ellos era tan cálida, que estaba seguro lo echaría de menos cuando volvamos.
Montserrat me presentó a su familia, a su esposo y a sus dos hijos. A Hannah la conocí cuando viajó a Portland, toda una Montserrat, pero de trece años, y el pequeño Teo de diez era el retrato de su padre. Jack, como se llama el esposo de Montse, era demasiado agradable, Caleb, Luke y él parecían congeniar tan bien que me sorprendió cuando Montse admitió que cuando se conocieron, no fue así.
Rose, como insistió la madre de Luke en que la llamara es todo dulzura, me ha llenado de galletas y postres que estaba seguro que al volver tendría que pasar más tiempo en el club entrenando.
Todo esto es completamente maravilloso, y apenas llevo un par de días.
—Dereck —Luke entra a la habitación un par de noches después—. Quiero preguntarte algo.
—Adelante.
—Mi padre quiere llevarte mañana a las empresas —expresa.
—¿A las empresas? ¿Qué empresas?
—A nuestras empresas —aclara—. Yo no puedo acompañarlos, porque debo tener una reunión con mi promotor, pero Caleb estará ahí. Esto es solo si quieres hacerlo, si no deseas...
—No, si él quiere que lo acompañe, creo que sería genial.
Luke parece aliviado.
—Bien, será mañana temprano, debes estar listo a las nueve —señala—. Te vas a divertir.
—Bueno, el mundo empresarial no es lo mío, pero creo que puede ser divertido —admito.
Asiente.
—Veo que la estás pasando bien aquí, pero si en algún momento te agobian, o sientes que están sobrepasando el límite, solo tienes que decirme y prometo hablar con ellos.
—No tienes nada de qué preocuparte —aseguro—. Me siento bien, tu familia es...
—Nuestra familia —corrige.
—Nuestra familia es genial —expreso—. Sé que ya lo dije muchas veces, pero gracias. En serio.
—Debes dejar de agradecer, todo esto lo hicimos porque te queremos, y queremos que estés bien —abre la puerta, mirándome sobre su hombro—. Será un gran día mañana, tendré que salir muy temprano, pero sabes que cualquier cosa puedes llamarme.
—Gracias, Luke. Buenas noches.
—Buenas noches, hijo —dice antes de cerrar la puerta, al marcharse me queso sobre la cama, es increíble que, en menos de una semana, ellos me hubiesen mostrado más cariño y aceptación, que mi verdadera familia en dieciocho años.
Al fin pertenecía a un lugar, y solo esperaba que, en esta ocasión, fuese para siempre.
A la mañana siguiente, temprano como Luke indicó me encuentro en un bonito auto junto con Nicolás rumbo a las empresas que eran propiedad de la familia.
No habíamos tenido mucho tiempo para platicar, así que Nicolás aprovechó el viaje para saber de mí, y no fue como que me molestara, al contrario, parecía en verdad interesado.
—Chicago es por mucho la mejor universidad —expresa—. Podrías considerar poner esa como prioridad, te abrirá más puertas que Yale, aunque esta última es mucho más prestigiosa, eso no siempre está relacionado con la buena educación y preparación.
—Sí, bueno, creo que ambas son muy buenas, pero Yale sigue siendo prioridad —expreso—. Aunque agradezco la sugerencia.
—Estoy seguro que te aceptarán en las dos —dice—. Así que tendrás difícil la decisión.
Antes de que pueda darle una respuesta, el auto se detiene.
—Y llegamos —dice señalando a los enormes edificios frente a nosotros. Un hombre abre la puerta del auto, y tan pronto bajo me cuestiono si la elección de ropa fue la adecuada, viendo que todos lucen tan elegantes.
—Sígueme —indica Nicolás. El cristal reluciente es completamente impresionante. Hombres entran y salen con maletines y carpetas, saludando al padre de Luke.
Camino detrás de él, un par de hombres nos abren las puertas permitiéndonos ingresar y mi asombro se dispara hasta el cielo.
Por dentro el edificio es mucho más impresionante.
—Bienvenido a las empresas Lewis —dice con una sonrisa orgullosa—. Somos la más grande empresa de bienes muebles, creación y venta. Exportamos al extranjero y también tenemos sedes en varios estados más, esta es la sede central, donde se lleva a cabo toda la documentación y el trabajo administrativo, tal vez en otra ocasión puedas conocer las fábricas.
—¿Todo es suyo?
—De los Lewis —responde y me mira—. Ven, quiero enseñarte las oficinas.
Un par de hombres nos siguen, con trajes negros que me hace suponer que son los guardias de seguridad.
Subimos al elevador, las ventanas de cristal nos permiten observar todo el sitio mientras subimos.
Las puertas se abren, un reluciente pasillo nos da la bienvenida, completamente pulido que las losas azul cielo casi brillan.
Retomamos el camino y me siento fuera de lugar, con la chaqueta y los jeans cuando todos los demás van tan bien vestidos.
—Nicolás —un par de hombres saludan con una sonrisa—. No esperábamos verte hoy por aquí.
—Interrumpí mis vacaciones porque quería presentarles a alguien —voltea, mirándome con una sonrisa—. Señores les presento a Dereck, mi nieto. Dereck, ellos son Paolo y Benjamín, los mayores accionistas de mis empresas.
—Hola, es un gusto —respondo con una sonrisa nerviosa.
—No sabíamos que tenías un nieto de esta edad —dice uno de los hombres—. ¿Es hijo de Caleb?
—De Luke —informa—. Ya sabes que mi hijo no suele visitar nunca las empresas. Esperemos que eso cambie.
—Bueno muchacho, bienvenido al imperio familiar —dice el otro hombre—. Esperamos verte seguido por aquí.
—Yo también —admite Nicolás—. Señores, los dejamos porque tenemos que seguir con el recorrido.
—Un gusto Dereck —expresan ambos.
—El gusto fue mío —admito antes de salir.
Atravesamos los pasillos, Nicolás describe cada parte, cada sala y me presenta a tanta gente que me siento intimidado.
—Y esta es mi oficina —empuja una de las puertas, dejando ver el impresionante interior—. ¿Qué te parece?
—Es increíble —admito mirando alrededor. Un gran ventanal está detrás del escritorio, me acerco observando la ciudad lucir tan pequeña desde el sexto piso.
—Jessica tráeme un café, por favor —Nicolás habla por el intercomunicador del teléfono fijo, eleva la mirada fijando la atención en mí—. ¿Quieres algo?
—Lo mismo.
Él habla de nuevo y la voz de la que creo es su secretaria dice que estará aquí en un par de minutos.
—¿Por qué estoy aquí? —me atrevo a preguntar—. Quiero decir, ¿por qué me muestra todo esto?
Se incorpora de la silla en la que se ha acomodado apenas un par de minutos atrás.
—Bueno, eres un Lewis ahora. Y suelo hacer este recorrido con mis hijos. Lo hice con Caleb, con Luke cuando tuvo tu edad e incluso con Montserrat. De ellos solo Caleb decidió seguir dentro de las empresas, los demás decidieron formar su propio camino.
—Sigo sin entender.
Él sonríe.
—Dereck, ahora eres un Lewis y no sé si Luke te dijo todo lo que eso significa —expresa—. Confío en ti, mi hijo lo hizo y eso quiere decir que eres alguien a quien se le pueda entregar la confianza a ciegas. Eres parte de mi familia, ahora eres un heredero más.
Joder, casi puedo jurar que voy a sufrir un infarto ahora mismo.
—Y si tú, algún día lo deseas, las empresas Lewis te estarán esperando.
—¿Quiere decir...?
—Quiero decir que cuando acabes la universidad, si lo deseas, formarás parte del cuerpo directivo de las empresas, como mi nieto, como todos los demás.
Esto debe de ser un jodido sueño, no puede ser real.
—¿Esto...esto es de verdad? Pero ni siquiera soy...
—La familia no solo es de sangre, Dereck. Llevas el apellido y eso es lo único que importa. El camino está abierto para ti, solo debes decidir seguirlo.
Una parte de mí aún está incrédula por esto.
—Ya, no lo agobies —Caleb ingresa con una pequeña sonrisa—. No lo presiones demasiado.
—Mientras antes se prepare mejor —expresa.
Una chica ingresa, le entrega uno de los cafés a Nicolás y le agradezco cuando me entrega el otro, antes de marcharse le informa de una junta de improviso.
—Por eso no me gusta venir a la empresa en mis vacaciones —expresa con una sonrisa tirando de sus labios. —Me llevará algunas horas seguramente, puedo pedirle a un auto que te lleve a casa, pero si deseas esperar, te quedas en tu casa. Pide lo que necesites a Jessica —señala a la chica que aún permanece en la oficina—. Te traerán lo que quieras.
—De acuerdo.
Cuando se marcha, Caleb palmea mi espalda.
—Te ha dado el recorrido, ¿verdad?
—Ha sido demasiado, un día soy un chico que Luke encuentra en un callejón y ahora tengo la posibilidad de formar parte de todo esto.
Señalo alrededor, mirando la impresionante oficina en la que nos encontramos. Caleb sonríe con gesto comprensivo.
—La vida cambia, Dereck. Debes aprender a cambiar con ella.
Deja un par de palmaditas sobre uno de mis hombros, y se marcha. Y me quedo ahí, en medio de una lujosa oficina, con la ciudad siendo miniatura a mis espaldas.
Y de pronto me siento otra persona, como si el Dereck que estuvo escondido por tanto tiempo, al fin tuviera el coraje de salir a la superficie, expulsando los temores y miedos pasados, abriéndose paso de forma feroz, como nunca antes lo ha hecho.
Siempre escuché que el momento en el que nos encontramos a nosotros mismos, se siente como si nacieras de nuevo. Nunca fui creyente de eso, pero ahora, justo ahora, es así como lo siento.
Las fachadas caen, todo aquello que me aterró por tanto tiempo, al fin se va. Tenía a personas que sabía que serían excelentes padres para mí, tenía una familia, personas a mi alrededor que sentían un cariño genuino por mí, el futuro ya no parecía incierto.
Ya no era algo que se mostrara como un nubarrón. Nicolás tenía razón, el camino ha sido abierto, y justo ahora, yo decido seguirlo.
Acción de gracias llegó y el ambiente familiar fue mucho mejor de lo que pude imaginar.
Lili tenía razón al decir que la comida de la madre de Luke era exquisita, fue probablemente la comida más deliciosa que he comido nunca.
Caleb pareció encantado de molestar a Luke al ofrecerme la gran cantidad de bebidas que había en disposición para nosotros, el pobre Caleb casi termina asesinado por su hermano cuando dijo que sería el encargado de mostrarme todas las combinaciones posibles.
Llamé a Halley ese día, hicimos una video llamada que fue lo suficientemente larga como para hacer que Less subiera y dijera que era hora de bajar a cenar.
Y si creí que acción de gracias fue demasiado, navidad lo superó por mucho. El árbol de navidad ocupaba un gran espacio en la sala, debajo de él una cantidad considerable de regalos para todos.
No esperaba en realidad nada, y tal vez por eso fue que recibí más regalos que nunca en mi vida.
Nicolás y Rose me obsequiaron un set completo de cerámica, era costoso solo con mirar el empaque y tenía todo tipo de herramientas y utensilios.
—Bueno, fue complicado porque no sé qué obsequiarle a un adolescente, pero Jack dijo que tal vez esto te agradaría —dice Montserrat entregándome una caja y luce tan emocionada que creo espera que la abra ahora mismo.
Rasgo el papel decorativo, y apenas observo el empaque, una exclamación de sorpresa me invade.
—¿Te gusta? —inquiere Jack—. Es el modelo más reciente, mi hermano lo sugirió, dijo que es la moda entre los jóvenes.
—¿Qué si me gusta? Es increíble —admito con emoción mirando el celular de última generación entre mis manos—. Es...gracias, no sé qué decir.
—Tal vez, gracias tía Montserrat, eres mi favorita —dice ella con una sonrisa.
—Oh, deja de querer acaparar la atención de todos nuestros sobrinos —reclama Caleb—. Este es el de nosotros.
—Eh ¿y para tu hermano no hubo? —reclama Luke con un fingido tono de reproche.
Todos reímos mientras abro la envoltura.
—Cómo puedes darte cuenta somos una familia de tecnología, así que no es un celular de última generación, pero si quieres sorprender al mundo con la cerámica, necesitarás una buena cámara —explica Caleb.
—Esto es demasiado —exclamo con emoción—. Realmente no sé qué decir, gracias supongo. Fue más de lo que esperé.
No aparto la sonrisa de mi rostro. Dejo a un costado los obsequios y luego el ambiente festivo vuelve.
Es tarde cuando al fin subo a la habitación, mi cuerpo se siente cansado así que me descalzo con descuido los zapatos y los dejo a un costado de la cama, coloco las cajas de obsequios sobre el escritorio y reviso las notificaciones del celular.
—¿Se puede? —volteo cuando la voz de Luke se escucha, empuja la puerta completamente y me percato de que Les viene con él.
—Hola, creí que estaba cansados —respondo.
—De hecho, sí, pero queríamos darte algo antes, no lo hicimos abajo porque es algo especial —expresa.
Cuando ambos ingresan Luke extiende hacia mí una pequeña caja rectangular en color negro.
—Nuestro regalo de navidad —dice.
—No era necesario —expreso tomándolo.
—Lo sabemos, pero queríamos que tú también lo tuvieras.
Cuando abro el empaque, una reluciente pulsera de oro blanco aparece frente a mí. Parece ser que los vendedores querían que el material se supiera, porque la información está escrita en la tapa del empaque.
Pero no es el material, sino la inscripción. DL.
Son las iniciales de nombre y apellido, en ese punto reconozco la pulsera, porque Lili y Alessia tienen una igual, y cuando reparo en las muñecas de la pareja frente a mí, también las llevan.
—Esto es...—me detengo, sintiendo la emoción llenarme por completo— es...
No encuentro que decir, el nudo en la garganta por la emoción no me permite hablar.
Cuando la saco el empaque, Less se acerca y se la entrego, el contacto del material con la piel es frío, y cuando la acomoda la miro relucir alrededor de mi muñeca.
—Gracias.
—Buenas noches cielo —Less me envuelve en un abrazo—. Y feliz navidad.
—Feliz navidad —respondo.
Ambos se marchan, me coloco sobre el colchón mirando la inscripción en la pulsera, una sonrisa inconsciente se filtra en ms labios, ahora todo estaba bien.
Ya nada importaba, porque tenía una familia, un hogar y a las dos personas que, sin duda alguna, sabía que serían unos padres estupendos, tal vez incluso más de los que siempre merecí.
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¡Ocho capítulos para el final! Disfruten que las aguas están tranquilitas ;) y nos leemos mañana.
No se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí.
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