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45.- Paraíso

«Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr.»

William Faulkner.

Una semana después la férula del tobillo había desaparecido, y mi libertad de movimiento había vuelto.

Quería retomar mi vida, quería sentirme bien otra vez y eso significaba abandonar la habitación que, por muy acogedora que resultara, me haría perder la cabeza.

Así que volví al club, Luke no estaba completamente de acuerdo con eso, pero la terapeuta dijo que podría usarlo como un método de descarga, dejar ir todo lo acumulado y que no le haría daño a nadie.

Sugirió que podría ayudar también para los repentinos arrebatos de ira en donde terminaba gritándole a Luke por cosas que no lo merecían. Todos habían sido pacientes, tan buenos que eso me hacía sentir culpable.

Todo empeoró con el juicio de Patrick, parece ser que lo único bueno de haber sido diagnosticado con trastorno de estrés postraumático es que me libró de tener que ver a la cara a Patrick en su juicio. Dacher el abogado que Luke había contratado, dijo que de no haber contado con un diagnosticado como el que tenía, era seguro que el juez me obligara a presentarme.

No había sentencia para Patrick, al parecer, tenía mejores abogados de lo que creía. Abogados que decían que no fue un "intento de homicidio" sino defensa.

Parece ser que el caer por una escalera de dos metros y ser golpeado con una figura decorativa de losa, similar a un ladrillo, no contaba como que mi padre quiso asesinarme.

—Más leve —la voz de Adam me saca del trance en el que había entrado—. Estás golpeando sin cuidado y puedes lastimarte el hombro.

Tomo una inhalación, recuperando el aliento y me aparto.

—Si Luke ve eso, no dejará que estés aquí.

—Pues entonces no le digas —respondo comenzando a golpear otra vez.

—¿Estás seguro que no quieres ser boxeador? —pregunta Adam mientras me observa golpear el saco—. Tienes buena técnica, que puedes mejorar, y fuerza en los golpes.

—No gracias, no quiero subir a un cuadrilátero para ser el saco de alguien —respondo con una sonrisa tirando de mis labios.

Vuelvo la atención al saco que cuelga frente a mí, el sonido de los golpes contra la lona me llena y se siente liberador. Lo estaba tomando más en serio que nunca, y tanto Adam como Luke se habían dado cuenta de eso.

—Si eres bueno, no tienes por qué ser el saco de nadie —dice—. Y con Luke como mentor, chico serías el siguiente campeón.

Me aparto, colocando las manos mis caderas y tomo una inhalación.

—El boxeo no es lo mío.

—¿Y qué haces ahora?

—El boxeo profesional —corrijo—. Pero me halaga que me veas como futuro campeón, Adam.

Él se marcha diciendo algo por lo bajo sobre desaprovechar oportunidades y niego un par de veces con una leve sonrisa, antes de apartarme.

Me quito los guantes para entrenar, abro y cierro las manos sintiendo aliviada la zona al verse liberada de la presión de los guantes.

Intento encontrar a Luke, quien no parece estar por ningún sitio. Atravieso el club hasta la oficina y cuando empujo la puerta, ahí está él con otro hombre.

—Oh, lo siento —me disculpo—. No quería interrumpir.

—No, para nada, muchacho —dice el hombre incorporándose—. Tú debes de ser Dereck.

—El mismo —sonrío levemente.

—Dereck, él es Trevor McGuirre, fue mi entrenador —expresa Luke con una sonrisa.

—Hasta que decidió ir por las grandes ligas y luego montar un club de entrenamiento para robarse a mis mejores boxeadores —ambos ríen—. Luke me ha hablado bastante sobre ti, me alegra al fin conocerte. Dice que tienes buena técnica.

—Eso dicen —respondo—. Aunque no estoy seguro de eso.

—Si Luke dice que la tienes, es que es verdad —afirma.

—Es un buen entrenador —admito.

—Aprendió del mejor —responde Trevor.

—Bueno, tengo que seguir entrenando solo quería decir que he acabado con el saco.

—Descansa un poco, iré contigo en un segundo —asiento, salgo de la habitación, pero no me marcho enseguida, así que escucho la conversación del otro lado.

No debería hacerlo, pero me quedo ahí.

—Estás haciendo lo mismo que yo hice contigo, ¿no?

—No sé de qué hablas —Luke ríe levemente.

—Es tu muchacho, ¿verdad?

Un corto silencio se instala antes de que Luke responda.

—Es más que mi muchacho, es como un hijo para mí —admite—. Ha tenido una vida difícil, Trevor. Yo solo quiero darle lo mejor, pero creo que he perdido su confianza.

—¿Sabes qué es lo más complicado de querer como hijos a personas que no lo son? —inquiere—. Que cuando ellos te devuelven el sentimiento, cuando te entregan su confianza y respeto, es porque desean hacerlo, no porque te lo deban. Cometiste un error, pero mi muchacho no se queda de brazos cruzados, la cuestión aquí es, ¿Cómo piensas repararlo?

—Lo estoy resolviendo. Quiero darle lo mejor.

Una ligera sonrisa se posa en mis labios,

—Ya lo haces, le estás dando lo mejor que alguien puede tener. Solo es cuestión de tiempo para que confíe en ti otra vez y cuando lo haga, no vuelvas a fallarte o vendré a patearte el trasero.

Me marcho en ese momento. Mientras avanzo hacia la zona en donde he dejado mis cosas, las palabras de Luke se repiten en mi mente.

El sale algunos momentos después y cuando se acerca, colocándose los guantes, me atrevo a decirle.

—Trevor tiene razón —respondo acomodándome los guantes.

—¿Sobre qué?

—Ya me has dado lo mejor que puedes —me atrevo a mirarlo—. Creo que...cometiste un error, pero yo lo hice también, ambos nos fallamos, pero...pero eso es pasado ¿no?

—¿Es pasado para ti? —asiento.

—Lo es. Es decir, quiero que lo sea —sentencio.

—No quiero que te sientas obligado o como un deber, todo lo que hago por ti es porque quiero hacerlo, Dereck.

—Lo sé, y por eso mismo quiero que sea pasado. Porque ya los considero mi familia.

Su mirada se ilumina, una sonrisa genuina se apodera de su rostro mientras asiente.

—Me alegra escuchar eso.

—¿Ahora podemos entrenar? —inquiero.

—Por supuesto —y con eso toma un par de protectores para lanzarlos en mi dirección y hacerme un gesto para subir al cuadrilátero del centro.

Luke parece molesto ante la información que Dacher, el abogado que había contratado le ha dado.

—¿Salir bajo fianza? —inquiere—. ¿Eso es posible?

—Los abogados de Patrick dicen que hubo procesos irregulares, aun cuando salga, Dereck, tiene una orden de restricción a tu favor, no puede acercarse a menos de cien metros de distancia. Él sobre ti ya perdió todo poder.

—No le va a importar la maldita orden de restricción —mascullo—. Va a acercarse. Me dejó con un maldito trastorno de estrés, eso de algo tiene que servir.

—Sirve para tu caso, Dereck. Sirvió para que Patrick perdiera los derechos paternales y no hubiese forma de recuperarlos, y para conseguir la orden de restricción.

—Pero no para dejarlo en prisión —espeto—. Intentó matarme y eso no fue suficiente.

—Te pago una cantidad considerable para que hagas bien tu trabajo, Dacher. Te pedí a ese hombre tras las rejas, Patrick Jones no puede salir bajo fianza. O al menos consigue que sea una millonaria, algo que no pueda pagar.

—Haré lo posible —expresa—. Te mantendré informado.

Cuando se marcha, me permito cerrar los ojos y apoyo la cabeza contra el respaldo del sillón.

—Hey, tranquilo —Luke vuelve de acompañar al abogado a la puerta—. Lo resolveremos.

—No quiero pensar que va a pasar si él sale —susurro—. No podré estar tranquilo jamás si eso pasa, Luke. Tal vez debí de haberme ido a Texas, tal vez solo...

—Hey, respira —pide —. Respira. No entres en pánico.

—Una parte de mí siempre va a estar atada a él, por más lejos que se encuentre, aun cuando no vuelva a acercarse, todo lo que hizo no voy a olvidarlo jamás. Llevo su maldito apellido, comparto lazos sanguíneos con él, siempre estará presente.

—Dereck, a veces no tenemos que olvidar. A veces solo debemos tomar eso y continuar, si intentas olvidarlo, si intentas negarte a lo que estas sintiendo, solo lo harás más grande. Alguien una vez me dijo, reprimirlas no hará que se marchen, solo lo vuelve más fuerte.

Una de sus manos se coloca sobre la mía.

—Estamos para ti, no estás solo —me recuerda—. Dejaste de estarlo hace mucho, y prometí cuidar de ti, se lo prometí a tu tío y ahora, te lo digo de frente. Voy a cuidar de ti y aun cuando ese hombre salga, me aseguraré que no vuelva a hacerte daño.

—Aunque le pagaré a los mejores abogados para que consigan dejarlo en la cárcel por un buen tiempo —continúa.

Sonrío levemente.

—Puedes volver a tu cama, dormir en un colchón inflable debe de ser incómodo. Además, soy un adolescente de dieciocho, necesito mi privacidad.

Él arruga la frente.

—¿Me echas de tu habitación?

—Te esto echando de mi habitación —ríe, echa la cabeza hacia atrás y se incorpora del sillón.

—Bien, te devolveré tu privacidad —responde—. ¿Estarás bien?

—Lo has visto, llevo días sin las pesadillas y la terapia está ayudando, así que...podrás dormir tranquilo de nuevo.

—Me alegra saber que todo mejora —expresa—. Si me necesitas, estaré arriba.

Asiento. Está por subir las escaleras, pero se detiene de manera abrupta.

—Dereck.

—¿Si?

—No has dicho cuando es tu cumpleaños —expresa—. Sé absolutamente todo, excepto cuando es tu cumpleaños.

—No es algo importante.

—Para mí lo es, ¿ha pasado ya? Me sentiría realmente mal si ya ha pasado y lo tomé como un día cualquiera —sonrío levemente.

—El veinte de abril —informo—. Faltan varios meses. Pero no es algo relevante para mí...

—Bueno, en esta familia los cumpleaños son lo mejor del mundo —informa subiendo las escaleras—. Así que... ¡prepárate!

Sonrío, acomodándome en el sillón mientras lo observo perderse en el piso de arriba. No solía celebrar los cumpleaños, Colton siempre insistía en organizar algo, y el par de veces que lo había hecho, no me presenté. Mi abuela se limitaba a enviar una cantidad de dinero y eso era todo.

Para Patrick probablemente el veinte de abril era un día que no tenía importancia, he pasado cada cumpleaños desde los quince fuera de casa. En cualquier sitio, pero lejos de Patrick.

Tal vez este año, eso era lo único que se mantendría igual. Que estaría lejos de él. Y eso, era más que suficiente para mí.

El curso escolar avanzaba y con eso también aumentaba la presión para terminar los ensayos para las universidades. Debíamos comenzar a seleccionar las universidades de nuestro interés, y asegurarnos de tener todos los requerimientos necesarios.

—Así que ¿Yale y Chicago? —inquiere Lucie—. Vaya, realmente ha habido un cambio. Y me alegro.

—Parece ser que puedo conseguirlo.

—Pero claro que puedes —sentencia Jennie—. La exposición lo demostró, tus piezas fueron increíbles, Dereck.

—Así que cabe la posibilidad de que vayan juntos a la universidad, ¿no es cierto? —inquiere Lucie.

—Si todo sale bien, puede que si —responde Halley tomando una de mis manos—. Si no, nos adaptaremos, ¿verdad, D?

—Verdad —respondo.

Nos mantenemos en una conversación amena hasta que la campana suena. Solo entonces nos incorporamos y nos encaminamos hacia las respectivas salas que nos correspondían.

—Te veo luego —Halley deja un corto beso sobre mis labios antes de ingresar al salón de pintura. Me marcho cuando la puerta se cierra y me preparo para los resultados del borrador que le habíamos entregado a la profesora Miller la semana anterior.

Estaba confiado, había hecho las correcciones necesarias y avanzado lo suficiente en los días en los que quedarme en cama era mi única opción, así que esperaba que fuese un resultado favorable.

—Muy bien, Dereck —dice la profesora—. Solo un último detalle, ¿Cómo esperas que la universidad te ayude con eso? Si consigues la respuesta, será un ensayo más que digno para cualquier universidad.

El tema del ensayo fue el que Halley había sugerido, el temor de mostrarse al mundo como realmente se es.

La tinta roja se deja ver en la parte superior, en donde está escrita la misma pregunta que la profesora ha hecho con anterioridad.

¿Cómo esperas que la universidad te ayude con ese miedo?

No tengo la más mínima idea.

Al acabar las clases, luego de esperar que los señores Williams pasaran por Halley, me subo a la motocicleta. Se sentía bien conducirla otra vez, luego de semanas.

Perdí la cuenta de todas las veces que tuve que insistirle a Luke que me dejara venir e irme solo de la escuela, quería comenzar a ser yo de nuevo, el Dereck que podía hacer las cosas sin que alguien estuviese cuidándole las espaldas.

Y solo lo permitió cuando el abogado llegó varias semanas después a decir que la condición de libertad bajo fianza se había declinado, ahora solamente esperaban la sentencia.

Sentencia que yo esperaba sea tan larga como fuese posible. Eso era lo que Patrick merecía.

Mientras avanzo por la avenida, con el aire golpeándome con fuerza el cuerpo creo con más fuerza que nunca, que todo comienza a mejorar.

La terapia iba bien, las pesadillas habían desaparecido, podía subir y bajar las escaleras sin tener que aferrarme al barandal como si la vida me dependiera de ello, y la tranquilidad parecía haber vuelto.

Y extrañaba sentirme así.

Los autos están estacionados frente a la casa cuando llego, supongo que Less habrá salido temprano del trabajo porque no suele estar estas horas por aquí. Ingreso, haciendo uso de las llaves que Luke me ha entregado porque parece ser que han desarrollado el hábito de dejar la puerta con seguro, independientemente de si alguien se encuentra dentro o no, e ingreso a la casa.

El silencio me recibe, subo las escaleras y paso frente a la habitación de Alessia, sonrío cuando la miro dormir sobre la cuna y avanzo, las voces en el estudio de Luke me hacen ir hacía ahí, cuando estoy por empujar la puerta, me detengo.

—No lo hemos hablado con él. ¿Crees que acepte?

—No tengo idea, Less. Pero solo así podremos protegerlo.

Me apego a la puerta, prestando mayor atención.

—Me hace mucha ilusión, pero me preocupa como pueda tomarlo.

—Lo hablaré con Sebastián.

Empujo la puerta, captando la atención de ambos.

—¿Qué hablarás con Sebastián? —inquiero.

Parecen un tanto desconcertados de verme frente a ellos.

—Queremos ir a Londres para acción de gracias —responde Luke—. Queríamos que vinieras con nosotros. Pero Sebastián dijo que quería pasar las navidades contigo.

Algo en mí se alivia cuando escucho la respuesta, es como si de pronto me hubiese preparado para lo peor.

—Falta menos de un mes para acción de gracias —añade Less—. Y nos hace mucha ilusión que viajes con nosotros.

—Y que conozcas al resto de la familia —Luke sonríe—. ¿Te gustaría venir? Te vendría bien estar lejos de Portland por algunas semanas, y te encantará Londres.

—Sí, me gustaría.

—Genial, llamaré a Sebastián y le explicaré...

—No, yo puedo hacerlo —lo interrumpo—. Puedo llamar y decirle.

Ambos sonríen.

—Ah, sí —el recuerdo de porque vine hasta el estudio llega a mi mente—. Iré a casa de los Williams esta noche.

Luke eleva una de sus cejas y resoplo.

—Luke, ¿puedo ir a casa de los Williams esta noche? —Less retiene la risa, y golpea el hombro de su esposo.

—Mucho mejor —responde—. Antes de las diez quiero que vuelvas, conducir de noche por la ciudad es peligroso y no quiero...

—Sí, papá —pronuncio a modo de broma, algo en su mirada cambia, y me arrepiento de haberlo dicho—. Ah, lo siento, no lo dije en serio, no...

—No, no te preocupes —interrumpe. Sonríe levemente—. Solo vuelve antes de las diez.

Asiento, sintiéndome incómodo así que solo salgo, cuando cierro la puerta lo escucho decir:

—Definitivamente tenemos que hacerlo.

No hay una respuesta, volteo levemente y me repito que solo hablan de Londres.

Pero cuando llego a la habitación, algo en mí grita que no es así.

—No hagas esto otra vez —mascullo cerrando los ojos con fuerza—. No lo hagas de nuevo.

El pensar que todo comenzará a ir mal, el desconfiar del entorno, recuerdo las palabras de la terapeuta:

—Un recuerdo basta, uno solo para espantar toda la niebla. Encuéntralo y conviértelo en tu sitio seguro.

Tomo una larga inhalación, expulsando el aire de a poco y en ese instante, el recuerdo llega.

La primera cita, el primer contacto de sus labios contra los míos. El reflejo del sol en su rostro, el momento exacto en donde me di cuenta lo loco que estaba por Halley Williams.

Ella era todo, se convirtió, sin siquiera saberlo en el sitio seguro que siempre busqué, Halley es y será, mi propio paraíso. 

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Creo que han sido un par de capítulos tranquilitos, lo peor ya pasó... o tal vez no. 

Serán 55 capítulos de esta historia más 1 o 2 extras. Aún lo estoy decidiendo. Así que... ¡prepárense! 

¡Nos leemos mañana! 

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