37.- ¿Ahora qué?
Patrick no volvió a llamar, tampoco a aparecerse por casa de Luke. Cuando se marchó, le pregunté si en verdad conocía al jefe de mi padre.
—Es un viejo amigo de mi padre. Realmente puedo hacer que lo despidan —admitió.
—¿Y lo de hijo de un millonario?
—Eso también es verdad —recuerdo haberlo visto sonreír con orgullo.
Ahora, ese tema había sido dejado atrás y nos encontrábamos rumbo a Eugene, para pasar el fin de semana en una cabaña que el hermano de Luke poseía a las afueras del condado.
—Te agradará —dice Luke—. Caleb está ansioso de conocerte.
Llegamos a una especie de finca, ingresamos a lo que creo es alguna especie de estacionamiento privado, y luego nos detenemos junto a otros autos que hay en el lugar.
Mientras ayudo a Luke a bajar las maletas el auto de Less estaciona a nuestro costado. Luke y yo viajamos en un auto, y Less en otro junto con Lili y Alessia. Cinco personas no daríamos en un solo auto.
—Déjame ayudarte —sostengo a Alessia cuando Lili parece tener problemas con ella. La pequeña que está más dormida que despierta, recuesta la cabeza sobre mi hombro.
—Cada día confirmo más que tienes un don con los niños —admite Less bajando el auto. Me pide a su hija para colocarla en el interior del carrito que Lili ha bajado, y tras algunos minutos, todo el equipaje para el fin de semana está abajo.
—¡Llegaron! —un grito entusiasta se hace escuchar—. ¡Hermano!
—Hola, Caleb —saluda Luke acercándose al hombre que camina hacia nosotros—. Me preguntaba si seguías vivo.
—Ya sabes cómo es el trabajo con Nicolás. Pero, ¿dónde está el chico? —Luke me señala.
—Caleb, te presento a Dereck, Dereck, él es mi hermano mayor. —a pesar de que es probable que tenga casi cuarenta, si es mayor que Luke, viste de forma tan casual que no lo aparenta.
—Dereck, Luke me ha hablado mucho sobre ti. Me alegra conocerte.
—El gusto es mío...
—Llámame Caleb —pide—. Esta es tu casa así que siéntete con la libertad de usarla como tal.
Sonrío con agradecimiento. Luego de eso Caleb saluda a Less y a Lili y luego dice algo sobre que las cabañas están listas.
—¿Es más de una cabaña? —inquiero hacia Lili en un susurro. Ella sonríe.
—Son seis cabañas, una donde Caleb y su familia se quedan, otra en donde Luke y mi hermana suelen estar siempre, una tercera que es usada como comedor por ser la más grande, y dos son para un par de amigos de Caleb que vienen cada año.
Conforme avanzamos, me percato de que si, efectivamente esto no era una simple cabaña.
—Y en esa nos quedaremos tú y yo —dice señalando una que está cerca del lago—. Porque ya sabes, los adultos requieren su privacidad. Normalmente estoy sola pero ya que has venido, será más divertido.
Cuando llegamos a lo que parece ser el punto medio, Caleb repite lo que Lili ha dicho minutos atrás.
—Instálense y nos veremos aquí a la hora de la cena —dice Caleb.
Luke y Less se van con él, y Lili y yo nos quedamos en la cabaña que ha señalado con anterioridad.
—Grandioso, no hay señal —me quejo observando el celular. Mantenía la esperanza de poder enviarle un mensaje a Halley, de haber sabido que no habría señal ni forma de comunicarnos, hubiese hecho algo más que solo decirle:
"Nos vemos el lunes, te quiero. Te llamaré al llegar"
—Solo hay cobertura en la autopista —informa—. La familia Lewis suele venir aquí cuando quieren su fin de semana de relajación.
—¿Los conoces desde hace mucho?
—A Luke si —expresa mientras saca la ropa de su mochila, yo hago lo mismo—. Desde los cinco, fue amigo de mi hermana por varios años, luego, fueron novios por menos de un año y ¡sorpresa! —dice elevando las manos—. Se casaron.
—Oh vaya, demasiado rápido.
—Pero se adoran —no me pasa desapercibida la pequeña sonrisa que coloca en los labios—. Él ama a mi hermana, no me cabe duda de eso. No lo he visto nunca faltarle el respeto, es tan atento, Luke es el hombre que, como hermana, siempre he creído que Less merece.
—Y ella se ve que lo ama de igual manera —asiente.
—Ellos son el ejemplo de lo que espero encontrar algún día —admite.
La observo sacar varias cajas de pastillas y colocarlas sobre la pequeña mesa de noche que está al costado de su cama.
La cabaña que se nos había dado constaba de dos camas, una a cada extremo, un pequeño baño y una especie de comedor que se encontraba en el medio. Cada cama tiene al costado un pequeño armario, con el espacio para guardar la ropa suficiente de un par de días.
Pasamos la siguiente media hora dejando todo listo en la cabaña y luego Lili dice que quiere mostrarme el resto del lugar. Cargo la chaqueta conmigo porque el frío en el sitio es mucho mayor que en la ciudad, cuando salimos, Caleb está a un costado del lago con algunas personas más.
—Vaya, Lili, parece que solo con compañía sales de esa cabaña —dice Caleb en broma.
—¿Quieres dejar a mi hermana en paz? —interviene Less riendo.
—Tú debes de ser Dereck —una mujer me sonríe al tiempo que se incorpora del pequeño banco el que se encuentra. Los risos de su cabello se ondean con la brisa y se acerca—. Soy Luisa, y él es Andrew —dice señalando al niño que se mantiene entretenido con Alessia.
—La razón de que estemos aquí —dice Luke—. Es el festejado.
—Es un gusto conocerlos a todos —expreso—. Y supongo que tengo que decir gracias.
—Nada de eso, somos familia. —dice Caleb. Observo a Luke de soslayo, sonríe con ligereza y luego me observa.
Somos familia.
Es la segunda vez que alguien dice aquello, parecía que, sin conocerme, la familia de Luke ya me consideraba parte de ella.
Y para un chico que nunca sintió como era pertenecer a un sitio, esto es una jodida maravilla.
El fin de semana que pasamos en Eugene fue más que fantástico, Caleb y su familia fueron verdaderamente agradables, hicimos fogata, nos divertimos a la orilla del lago, Caleb me habló sobre Luke y todo, absolutamente todo, fue grandioso.
El domingo en la tarde nos vemos en la necesidad de volver, apenas mi celular capta la señal varias notificaciones aparecen, en su mayoría son mensajes y llamadas de Halley así que le respondo casi de inmediato.
—¿La pasaste bien? —aparto la atención del celular cuando Luke habla.
—Sí. Tu hermano y su familia son agradables —expreso—. Realmente disfruté estos días.
Él asiente. Parece querer decir algo más, pero no lo hace.
—¿Todo bien? —Me mira de reojo.
—Sí, es que solo quería hablar contigo de algo —admite—. Sabes que independientemente de lo que resulte, estaremos para ti, ¿cierto?
—Lo sé.
—Si quieres la emancipación, si Patrick pierde todo derecho legal, aún puedes estar con nosotros —dice—. Al menos hasta que te vayas a la universidad, y, aun así, las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas para ti.
—Lo sé, Luke —le sonrío con ligereza—. Hablando de universidades, ¿crees que sea una locura aplicar para Yale? ¿O la universidad de arte de chicago?
—Vaya, piensas en grande, ¿no es cierto? —inquiere, no me pasa desapercibida la sonrisa que coloca en el rostro—. No lo consideraría una locura. Creo que, si lo deseas, puedes hacerlo.
—Planeaba ir a Roseburg, a la UCC, solicitar ayuda financiera para pagar la carrera, conseguir un trabajo y ver que resultaba. Pero ahora, he mejorado las notas y creo...creo que tal vez pueda aplicar para una beca de artes.
—Bueno, pues si ya sabes que hacer, solo hazlo —sentencia—. Y para lo que necesites, aquí estamos.
Lo sabía, sabía perfectamente que ellos estarían ahí, y una parte de mí, se sentía aliviada de saber eso. De estar consciente de que, no importaba el futuro porque siempre los tendría a ellos, y eso era suficiente.
—¡Te eché de menos! —Halley me envuelve en un abrazo cuando nos encontramos en la entrada de Cleveland.
—Yo también —admito envolviendo su cintura con mis brazos, consiguiendo apegarla a mí—. Fue un fin de semana increíble, pero sin duda te extrañé.
—Te pediría detalles, pero justo ahora debo ir a la clase de pintura, y se me hace tarde. Nos vemos en historia.
—Nos vemos en historia —repito, Halley se acerca para plantar sus labios sobre los míos y luego va con Aideen, como recuerdo que su amiga se llama, quien la espera al final del pasillo.
Termino de guardar las cosas en el casillero y lo cierro, cuando giro, mi cuerpo casi impacta contra alguien.
—Hola —Kiara Avery me sonríe.
Por breves instantes, no encuentro que decir. Llevábamos casi dos cursos escolares sin hablar, así que resultaba sorprendente.
—Hola, Kiara —le dedico una leve sonrisa por educación.
—¿Cómo has estado? Ha pasado tiempo desde la última vez que hablamos.
—He estado bien, ¿qué hay de ti?
—Todo bien —baja la vista por un par de instantes antes de volver a hablar—. Escucha, yo quería disculparme, fui injusta.
—Kiara...
—No, de verdad, sé que ha pasado demasiado tiempo, pero...—se detiene—. Pero te apreciaba, es decir, te aprecio. Y me siento culpable al entender por qué no quisiste hablar conmigo.
—No me debes disculpas —insisto—. Solo estabas preocupada, tal vez debí hablar, pero...era complicado. No hay rencores, si eso es lo que te preocupa.
—Escuché que sales con Halley. O al menos eso es lo que Lucie me dijo.
—Sí, así es. Estoy con ella ahora y es genial.
—Me alegro. Lo mereces, eres un buen chico, Dearbear —suelto una risa al escucharla llamarme por el sobrenombre cariñoso que solía emplear conmigo cuando salíamos.
—Sin rencores, kaykay —Kiara niega mientras retrocede algunos pasos, me sonríe una última vez antes de elevar la mano en forma de adiós.
Luego del curioso encuentro con Kiara, no hubo nada más que resultara extraño durante el trascurso de las clases.
Luke aún no me devolvía las llaves de la moto y sabía que, aunque lo hiciera, con el asunto de la visita de Patrick no dejaría que viniera solo a la escuela. Resultaba demasiado sobreprotector, pero no me molestaba.
Cuando la hora de la salida llega, Luke me llama para decir que estaba retrasado porque estaba en una reunión con su promotor, y que llegaría más tarde de lo previsto, sugiere que le llame a Less, pero la idea de molestarla en el trabajo me hace descastarlo de inmediato.
Colton se ha ido hace un rato, así que no puedo pedirle que me lleve a casa.
Le digo que pediré un Uber y el parece de acuerdo, con la condición de que vaya a casa directamente.
¿A dónde más iría? Comenzaba a compadecerme de Alessia cuando llegara a la adolescencia, su padre no la dejaría ni respirar.
Abro la aplicación, el viaje se confirma poco tiempo después y el tiempo de espera es de cinco minutos, antes de que pueda decirle a Luke, el sonido de un par de motocicletas estacionando me hacen elevar la mirada.
—Vaya, hasta que doy contigo —Flyn sonríe bajando de su motocicleta.
—¿Qué haces aquí? —inquiero.
—Bueno, mi mejor repartidor ha apagado el celular y...
—Cierra la boca —exijo—. Estamos afuera de mi escuela.
—Bueno, pues podemos ir a un lugar en donde tu reputación de estudiante no se arruine.
—¿Qué quieres, Flyn?
Sostiene el cigarrillo en sus labios por un par de instantes antes de soltar el humo que se dispersa entre nosotros.
—Tengo una entrega para ti —dice—. Te necesito.
—Estoy fuera —mascullo—. Se acabó para mí.
—No, no lo creo —asegura—. Si quieres que te deje en paz, haz esta y entonces se acaba.
—Te dije que sería por un tiempo, y ese tiempo ha pasado así que no lo haré más —sentencio—. Es mi última palabra.
—El caso aquí, Jones, es que no me interesa tu palabra. Me interesa mi dinero, y eres el adecuado para hacer esto. Recibirás un buen dinero, más de lo que tuviste la última vez.
—Flyn tienes a más de uno que es capaz de hacer la entrega. No me necesitas.
—Es alguien importante, y necesito la confianza que tú me das para hacer que llegue bien —sentencia dando un paso en mi dirección—. Te espero en donde siempre, mañana a las ocho.
—No iré —el celular emite una notificación, el auto se encuentra a menos de un minuto de distancia—. Se acabó, si quieres el teléfono te lo devolveré, pero no haré esa entrega, no esta vez.
—Nadie deja mi negocio por voluntad propia —me recuerda. Sonrío.
—Pues tal vez seré el primero —un auto aparca a un par de metros, cuando confirmo que es el mío, retrocedo—. Ojalá encuentres a alguien, porque yo estoy fuera.
Le doy la espalda, soltando un suspiro antes de subir al auto.
Tenía que hablar con Luke.
Quise decirle a Luke el encuentro con Flyn, pero al parecer, algo surgió con su promotor que no lo tenía de humor. Y decirle sobre los asuntos de Sellwood, no ayudaría en lo absoluto.
—Es un hijo de puta —dice Luke con molestia—. Diez años después, ¿planea volver por el título? ¿Qué se cree?
—Bueno, ha intentado retarte un par de veces, quiere el título de vuelta —dice Less.
No entiendo de lo que hablan, y sé que no debo preguntar.
—No, esta vez no voy a darle gusto. Si no se lo he dado antes, no lo haré ahora —afirma tomando su abrigo—. Necesito reunirme con Tom.
—Iré contigo —Less se incorpora—. Este tema te arrebata el control y necesitas a alguien que te lo regrese.
Soy consciente de como Luke sonríe.
—Pero Lessy...
—Yo puedo quedarme con Alessia —sugiero—. Si necesitan salir.
—¿Harías eso? —inquiere Luke observando a su hija que se mantiene absorta con los dibujos animados de la televisión.
—Sin problema —admito.
—Bien, entonces tomamos tu palabra —dice Alessandra—. Iré por mi abrigo.
Cuando sube las escaleras, es cuando me atrevo a preguntar.
—¿Hay algún problema?
—No, bueno, alguien que quiere una pelea por el título —informa.
—¿Y eso es malo? —Él duda en responder.
—Es complicado, hay cosas personales de por medio—. Less baja de nuevo antes de que Luke pueda decir algo más.
—Volveremos en algunas horas, haz que duerma temprano, ¿sí? —pide ella—. Lili debe volver a las diez.
—Bien
Ambos se despiden de Alessia, y luego se marchan. Camino hasta colocarme al costado de Lessy en el sillón.
—¡Mira! —dice señalando la televisión, luego se levanta y se lanza contra mi cuerpo.
Bueno, cuidar a una niña de tres, no podía ser tan complicado, ¿o sí?
Un par de horas más tarde, comienzo a creer en las palabras de Less. Cuidar de Alessia resultó mucho mejor de lo que esperé. Son cerca de las nueve de la noche y parece que sus energías nunca van a acabarse.
El timbre suena, así que aparto el cuerpo de Lessy y le entrego el biberón con jugo.
—Vuelvo enseguida, quédate aquí.
Casi corro a la puerta cuando el timbre vuelve a sonar. Pensando que tal vez es Lili que ha vuelto temprano, abro con descuido.
Apenas reconozco a Flyn, empuja mi cuerpo e ingresa a la casa de manera brusca. Hay tres chicos que vienen con él, y ninguno parece interesado en mantener una conversación amable.
—Así que ya no quieres trabajar para mí porque vives en esta bonita casa —dice con una sonrisa que está lejos de ser amable.
—¿Qué estás haciendo aquí? —inquiero.
—Pues al parecer tu padre no mentía al decir que podía encontrarte en uno de los vecindarios más ricos de Portland.
—Debes irte, Flyn. ¿Qué quieres?
—Sabes lo que quiero —me recuerda con seriedad.
—Y sabes cuál es mi respuesta.
Flyn se acerca, mete las manos en uno de sus bolsillos y un par de segundos más tarde, tengo una maldita arma apuntándome.
—¿Crees que puedes venir, pedir mi ayuda, vender mi mercancía y luego decidir irte? —inquiere—. Las cosas no funcionan así, Jones. Viniste a mi bodega rogando por mercancía porque necesitabas dinero, y te la di.
—Y te pagué por ella. No me la diste gratis —le recuerdo—. Siempre te he pagado.
—¿Di? —volteo con alarma, joder, había olvidado por completo que Alessia estaba a menos de dos metros.
Camino con rapidez antes de que otro de los idiotas pueda hacerlo, y la tomo en brazos.
—No te debo nada, Flyn.
Se acerca de nuevo, eleva el brazo y Alessia esconde el rostro en el hueco de mi cuello.
—Aleja esa maldita cosa de ella —espeto colocando una de mis manos en el rostro de Lessy.
—¿Sabes, Jones? Podría volver con mi gente y llevarme algunas cosas —amenaza—. Un par de cinturones, tal vez. Hay gente dispuesta a pagar millones por eso. O darle tu nombre al par de informantes infiltrados en Sellwood, idiotas que creen pasar desapercibidos. Un escándalo, el "gran Lewis" tiene a un chico que vende droga en su casa. ¿Cómo crees que lo dejará algo como eso?
—Que alejes esa cosa de ella —exijo cuando vuelve a acercar el arma.
—O incluso extorsión. Hay tantas formas de sacarle dinero a personas como Luke Lewis —sonríe.
—Me estás dando demasiada importancia. Flyn...
—Ya lo dije. Es una entrega grande, Jones. Y necesito a alguien que pueda con eso. Haces la entrega, te dejo en paz, y tu "familia" no sufre ningún perjuicio. Incluida esta dulce niña.
Me sonríe, guarda el arma en su bolsillo y retrocede.
—Mañana a las ocho, Dereck. No me hagas volver.
Se marchan, el sentimiento de impotencia vuelve y me obligo a mí mismo a guardar la calma.
Hablar con Luke, esa es la única solución.
—¿Di?
—Todo está bien, Lessy —susurro—. No pasó nada.
Intento olvidarlo, convencerme de que puedo esperar a Luke. Lili vuelve a la hora que ellos mencionaron y me obligo a aparentar que nada ocurre.
Cerca de las once, Luke y Alessandra vuelven. Me incorporo tan pronto ingresan a la casa, sin embargo, cuando intento acercarme, Less me detiene.
—No es buen momento, Dereck —dice observando a su esposo subir las escaleras—. No lo molestes, ¿sí?
—Es algo importante.
—¿Relacionado con la trabajadora social? —se nota afectada por algo.
—No, pero...
—Entonces no lo molestes, por favor. Mañana te devolveré las llaves de la motocicleta para que puedas ir a la escuela, y volver.
—Less...
—Ahora no, Dereck —gira, encarándome—. Solo ve a tu habitación y no lo molestes.
Sube con rapidez, y cuando me quedo solo, suelto un suspiro frustrado.
¿Ahora qué?
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Ahora si, oficialmente lo bueno comienza. ¿Están preparadas?
¡No se olviden de votar y comentar! Significa mucho para mi.
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