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33.- Tener un lugar

Sacudo la muñeca de colores frente a Alessia, ella ríe cuando hago una voz chillona para repetir un dialogo que se ha escuchado por la televisión, y sonrío levemente. Cuando toma la muñeca de mis manos y se aleja, el recuerdo de Austin se me cuela en la mente.

No pensé extrañarlo tanto, y tampoco el tener este grado de inquietud por él. Sabía que la única manera de verlo, era llamando a Gema, o volviendo a casa. Y ninguna de las dos opciones eran válidas para mí.

Alessia vuelve con un par de muñecas más y me las entrega, su coleta se sacude mientras corre por el espacio en el que nos encontramos, acarreando el resto de los juguetes.

—¿Siempre has sido bueno con los niños? —inquiere Less con una sonrisa acercándose.

—No tengo idea —admito.

—Pues al parecer, te adoran —dice mirando a su hija—. ¿Has comenzado con el ensayo para la universidad?

—Sí, tengo algunas páginas.

—Bueno, si necesitas algo, no dudes en pedirlo —ofrece—. Estaré encantada de ayudarte.

—Gracias —abro los brazos cuando Alessia se lanza contra mí y ríe cuando la recibo.

El sonido del auto de Luke estacionando afuera se escucha.

—Oh, llegaron —dice con una leve sonrisa Less mientras se incorpora. La imito, dejando a Alessia sobre la alfombra y camino detrás de Alessandra. Un par de minutos más tarde, una mujer baja del auto.

—¡Hola! —un grito emocionado brota de sus labios mientras prácticamente corre hacia el encuentro de Less. Ella baja con prisa los escalones y ambas se abrazan—. ¿Cómo está la consentida de esta casa?

Alessia cruza con rapidez por mi lado, corriendo en dirección a la mujer. Se entretiene con ella un par de minutos y luego, su atención se fija en mí.

—Y tú debes de ser Dereck —sonríe con amabilidad—. Luke me ha hablado de ti todo el camino.

—Hola...

—Llámame Montserrat —dice acercándose—. Encantada de conocerte.

Me envuelve en un abrazo entusiasta y sonrío.

—El gusto es mío —admito.

—Eres muy apuesto, la chica de la que Luke habla es muy afortunada.

—Ya, no me lo intimides —pide Luke llegando a nuestro lado cargando algunas maletas—. Dereck, te presento a mi querida hermana.

—Soy su favorita —dice elevando uno de sus hombros—. Según sé, hay una cita que planear ¿no es cierto?

—Montserrat, que no me lo intimides —dice Luke empujando con ligereza el cuerpo de su hermana—. Primero debes instalarte.

Me dedica una mirada de disculpa que me resulta divertida y luego ambos ingresan, Alessandra y yo nos quedamos afuera, observando a la pequeña Alessia jugar.

—¿Todo en orden? —inquiere Less—. ¿A caso Montserrat te ha intimidado?

—No, para nada. Ella es muy agradable —confieso—. Solo estoy con un asunto en la cabeza.

Asiente levemente.

—¿Tiene que ver con lo de la trabajadora social o el centro?

—No, yo...yo solo estaba pensando en Austin —expreso apoyándome en el barandal de la entrada—. Estar con Alessia me lo recordó. Salí de casa sin despedirme, y sin decirle nada. No puedo evitar sentirme preocupado por él.

—¿No tienes forma de llamarlo? —niego.

—Tendría que llamar a su madre, y esa no es una idea que me entusiasme mucho. No después de que le dijera a mi abuela que me inventé todo el asunto del maltrato luego de saber sobre su embarazo.

Suspiro.

—No tenía idea de que estuviese embarazada. Pero tal vez debí de sospecharlo, por algo no abandona esa casa.

—Desearía poder ayudarte —expresa—. Si hay algo que pueda hacer por ti...

—Gracias, pero creo que lo único que puedo hacer es confiar con que Patrick es con él, la clase de padre que jamás fue conmigo.

Less se acerca, coloca uno de sus brazos a mi costado mientras lo acaricia.

—Si te consuela pensar que él está bien, entonces hazlo —dice—. ¿Le mencionaste eso a la trabajadora social?

—Lo olvidé —admito—. Tal vez debí de haberlo hecho.

—Ya, no es necesario que te mortifiques. Pensaste en ti al salir de esa casa, Dereck, no debes sentirte culpable por eso.

—Lo sé —respondo. Sin embargo, el hecho de que lo supiera, no significaba en realidad que estuviese bien con eso.

No lo estaba, y sabía perfectamente que no podría estar tranquilo, hasta asegurarme que Austin estaba bien.

Montserrat es bastante agradable. Verla molestar a Luke es una de las cosas más graciosas, es como si de pronto Luke dejara de ser el hombre intimidante delante de su hermana.

—De acuerdo, es primera cita así que debemos de evitar a toda costa los lugares con demasiado ruido, cines, teatros, conciertos, esa clase de cosas —expresa Montserrat—. Lugares tranquilos, donde puedan hablar.

Se cruza de piernas mientras escribe algo en la pequeña libreta, al parecer, se tomaron demasiado el hecho de planificar una cita.

—Un picnic, una cafetería tranquila o...

—Un museo —señala Luke mientras toma un puñado de palomitas—. A ambos les gusta el arte.

—No, es demasiado...

—De acuerdo, creo que están olvidando al personaje principal —interviene Less—. Ninguno de ustedes irá a esa cita, es Dereck quien asistirá.

—Gracias, Less —agradezco—. Por hacerme notar.

—Oh, lo lamento —dice Montserrat—. Bien, ¿Qué opinas del museo?

—De hecho, creo que es una buena idea —admito—. A ambos nos gusta el arte, y es pintora, así que creo que estará más que encantada con eso.

Montse eleva las manos en un gesto triunfante.

—Bueno, entonces debemos de encontrar el mejor museo de la ciudad —exclama —tú no te preocupes por nada más que lucir tan apuesto como nunca. Nosotros nos encargaremos de lo demás.

No hay mucho que pueda aportar después de eso, más que aprobar los museos que Montserrat me enseña. Luego de aproximadamente una hora, ella ya tiene la reserva de las entradas y un pase VIP.

—¿Zona VIP? —inquiero.

—Paseos en donde no hay riesgo de que sean molestados —expresa cerrando la computadora—. Podrán disfrutar de su visita en completa privacidad.

Aparta el artefacto de sus piernas y lo deja a un costado del sillón. Luke y Less se han marchado a la cocina, la noche ha caído y el clima se ha tornado un tanto más frío.

—Así que... ¿mi hermano te trata bien? —cuestiona con curiosidad.

—Sí, mejor que muchas personas —ella sonríe.

—¿No es demasiado protector?

—No lo creo, o bueno, es que no me ha tocado verlo en ese modo —admito—. ¿Solo son dos hermanos?

—No, somos tres —dice con una leve sonrisa—. Caleb es el mayor. Es tan extraño que no lo hayas conocido, si vive aquí.

—¿En Portland? —inquiero.

—Sí, pero teniendo en cuenta lo ocupado que es, no se me hace nada extraño —confiesa.

Su celular suena, ella lo mira por un par de segundos y me hace una seña para disculparse antes de abandonar la sala. Cuando se ha marchado, me apoyo contra el respaldo del sillón, fijando la atención en la libreta que había dejado a un costado.

Una leve sonrisa se filtra en mis labios al leer las anotaciones, elevo la mirada cuando Luke vuelve.

—Se toman demasiado en serio esto de las citas —comento—. Gracias, por cierto.

—No tienes que agradecer. Estamos encantados de ayudarte —expresa.

—Las entradas...

—Corren por mi cuenta.

—Luke...

—Escucha, ¿puedes dejar de poner "peros" para mi ayuda? —inquiere—. Déjanos hacer esto por ti.

—Es que es demasiado —expreso—. Suficientes haces con darme un techo, comida, un sitio con tu familia. No quiero aprovecharme, de verdad.

—No te estás aprovechando, porque te estoy ofreciendo todo —aclara—. ¿Por qué no lo aceptas? Escuchaste a Tiana, estás bajo nuestro cuidado y eso significa cuidar de ti.

—Sí, pero no costear mis citas —Luke rueda los ojos.

—Bien, te cobraré el dinero con todo e intereses, ¿quieres pagarlo a plazos?

Una risa me asalta y termino riendo sin poder contenerlo.

—Gracias.

—Deja de agradecer —pide—. Por favor.

—Bien, de acuerdo —toma la computadora para abrirla—. Las entradas son para este fin de semana, así que procura que lo sepa. No queremos que tenga compromisos ese día.

Asiento.

—Han hecho suficiente, yo me encargo de lo demás.

Cuando parece que hemos terminado, me marcho a mi habitación. La casa de Luke era lo suficientemente grande como para tener varias habitaciones libres, la que me habían ofrecido estaba en la planta superior, no parecía ser una de invitados, más bien parecía un simple cuarto extra.

Pero era acogedor, y por una extraña razón, se sentía mío.

Cierro la puerta, quitándome los zapatos y lanzándome hacia la cama, apenas mi cuerpo hace contacto contra el colchón, el sonido de un celular llena el cuarto. Al inicio no lo reconozco, pasan algunos segundos hasta que localizo de donde proviene.

Es del celular desechable que Flyn me había entregado, Cierro los ojos por un par de instantes, reteniendo la maldición. Camino hacia el escritorio, tomándo la llamada antes de que se pudiera cortar.

—¿Se puede saber en dónde has estado, Jones?

—Lo siento, Flyn. He estado ocupado.

—Bueno, creo haberte dicho que tienes que responder todas las llamadas. No tengo tiempo para estar localizándote.

—¿Necesitas algo? —inquiero con impaciencia.

—Sí, tengo algo para ti. Es una entrega grande, para el viernes en la noche.

—No puedo, lo siento —me excuso.

—Oh, vamos, Jones. Será una paga buena. Quinientos dólares, y solo de esa. Tengo un par más que pueden interesarte.

—¿Quinientos? ¿Qué carajos, Flyn? ¿A caso es todo un saco?

—Lo suficiente para que puedas transportarlo sin levantar sospechas. Así que, ¿lo haces?

Lo dudo por un instante.

—Lo siento, Flyn, Pero por esta vez, paso.

Lo escucho maldecir.

—No me hagas esto. Eres al que más confianza le tengo —admite—. Cuento contigo. No te tomará ni un par de horas, será una entrega rápida.

No había pensado demasiado sobre qué haría respecto a los asuntos en Sellwood, sabía que de una u otra manera tenía que apartarme. Pero no podía hacerlo de manera abrupta.

Las entradas del museo son para el sábado, si tenía el dinero el viernes, podría hacer algo más por Halley sin tener que recurrir a Luke.

—¿Dereck?

—De acuerdo —respondo—. Lo haré.

—Sabía que podía contar contigo. Ven el viernes a las siete, ya sabes dónde.

—De acuerdo, nos vemos.

La llamada se cuelga. Dejo caer el celular sobre la cama, y luego me siento en el borde.

Dereck, ¿qué mierda estás haciendo?

(...)

El resto de la semana pasó con normalidad, retomé los entrenamientos con Luke luego de la escuela, el taller de cerámica estaba resultando mejor de lo que esperé y la cita con Halley estaba más que establecida.

La trabajadora social llamó, tal y como lo dijo. Luke y Less tuvieron que reunirse con ella un par de veces en la semana. Ninguno parecía nervioso o molesto por eso, al contrario, y no dejaba de sentir como si tenerme con ellos, fuese solamente una carga más.

¿Qué necesidad tenían de estar siendo entrevistados por servicios sociales? Tenían una hija que atender, no merecían estar bajo el foco de atención de Protección de menores, pese a eso, mis intentos por hablar con ellos sobre eso siempre fueron frenados.

La brisa fría me golpea mientras avanzo por las calles de Sellwood, tiene apenas algunas semanas que no he venido, pero se siente como demasiado tiempo.

—Hasta que apareces —Flyn sonríe apenas me ve ingresar—. Creí que te habías echado para atrás.

—Te dije que lo haría —le recuerdo—. No me echo para atrás.

Él asiente, apaga el cigarrillo que está entre sus dedos y expulsa el humo.

—¿Quieres uno? —ofrece y niego. Tenía que volver con Luke, y no podía hacerlo con olor a cigarro. Aunque bueno, tal vez tendría un poco con el solo hecho de estar aquí.

Flyn guarda de nuevo la cajetilla en su abrigo, me hace una seña para que lo siga al interior de la habitación en donde tenía la mercancía. Se aparta por algunos momentos, cuando vuelve, sostiene tres empaques de tamaño mediano envuelto con cinta.

—Asegúrate de que lleguen bien —dice—. Hay un par de idiotas que quieren robarse mi mercancía.

—¿Solo un par?

—No sé en realidad, perdí un par de entregas con unos idiotas incompetentes, por eso te llamé. Sé que no levantas sospechas, que puedes pasar desapercibido, así que confío en que lo harás. —toma un pequeño trozo de papel y me lo extiende—. La dirección, no deberías tener problema en encontrarla, cuando tengas el dinero, sabes que hacer.

Asiento.

—Ah, y no te quites el caso —señala—. Es mejor si no saben quién eres.

—¿Algo más?

—Solo haz tu trabajo, y tráeme el dinero —dice con una sonrisa—. Eso es todo.

Tomo la bolsa en la que ha colocado los paquetes y me la cuelgo en la espalda.

—Lo haré.

Y tras decir eso, salgo de la vieja bodega para terminar con esto lo antes posible.

(...)

Luke no hace preguntas cuando vuelvo. Parece demasiado entretenido con su hermana discutiendo sobre algo y agradezco que no se tomara la molestia de acercarse.

Me deshago de la ropa tan pronto ingreso a la habitación, la lanzo al bote de ropa sucia y me aseguro de que no huela demasiado.

El dinero que había obtenido por la entrega estaba en mi billetera, quinientos dólares eran más que suficientes para un par de semanas sin depender demasiado de Luke.

Una parte de mí repetía constantemente que debía dejar de preocuparme por eso, que él estaba dispuesto a ayudarme, pero la otra, la parte que siempre surgía cuando todo iba bien, me recordaba que no era mi familia, que yo no formaba parte de esto, que su ayuda no sería para siempre.

Me doy una rápida ducha, cuando salgo del baño el celular muestra varios mensajes de Halley.

"¿Debo ir vestida de alguna manera en específico?"

Nuestra cita en el museo era una sorpresa, no quise revelarle a Halley que asistiríamos al museo de arte de Portland. El sitio que albergaba las mejores obras de arte de Oregón y los alrededores.

"Zapatos cómodos, caminaremos un poco"

"¿Vestido o pantalones cómodos?

Sonrío.

"Estoy ansioso por verte en un bonito vestido. Pero cualquiera de las dos opciones es genial. Lucirás preciosa con cualquiera"

Un par de toques me hacen elevar la vista, Montserrat se encuentra en el umbral.

—Me iré mañana temprano —informa—. Solo pasaba a decir que espero que todo vaya genial.

—Gracias, por toda la ayuda —expreso—. En serio.

—No hay de qué. Entre familia nos ayudamos.

Mi mente parece bloquearse al escuchar la última frase. Hago un intento inútil de responder, pero no lo consigo.

—Dile a Luke que me mande un mensaje si fue un éxito ¿quieres?

—Seguro.

—Bien, diviértete mañana.

Me dedica una sonrisa antes de darse la vuelta y marcharse, pero yo me quedo en el mismo sitio. Repitiendo una y otra vez la frase que pronunció.

"Entre familia nos ayudamos"

Sonrío sin poder evitarlo. Porque el sentimiento de sentirse parte de algo, era indescriptible, tan genial que, por una brevedad de tiempo, olvido todos los pensamientos anteriores, olvido las dudas sobre Luke, y sobre todo aquello que me repite constantemente que este no es mi hogar.

Porque tal vez lo era.

El celular suena, la pantalla se ilumina y mi sonrisa se hace un poco más grande.

"Ansiando como nunca que sea mañana. No tengo duda de que lo que sea que tengas preparado, será estupendo. Descansa, D. Te quiero"

Tomo el celular, leyendo las última dos palabras un par de veces más, y luego escribo la respuesta.

"Hasta mañana, Hallie, yo también te quiero"

Bloqueo el celular, dejándolo a un costado mientras dejo caer la espalda contra la cama. Una pequeña sonrisa aparece en mis labios.

—¿Estás viendo esto, mamá? —mi voz brota en un susurro—. ¿No es increíble?

Fijo la mirada en el techo, recorriendo las pequeñas marcas que hay en la pintura blanca.

—Lo es —respondo para mí mismo en un susurro—. Claro que lo es.

No importaba si era por un tiempo, o para siempre. Me prometo que, a partir de ahora, aceptaría todo sin dudar, sin cuestionamientos y sin dudas.

No iba a arruinarlo. Porque no me perdonaría a mí mismo perder aquello que siempre añoré, no me perdonaría arruinar la felicidad que me provocaba saber que en la familia de Luke, yo ya tenía un lugar. 

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