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14. -Muffins y algo más


«La esperanza es un buen desayuno, pero una mala cena»

Francis Bacon

El Washington Park luce demasiado diferente a como habitualmente es, hay varias carpas esparcida a lo largo y ancho del lugar, globos sujetos de los árboles, niños corriendo e innumerables familias que asisten a la Kermes anual.

Dejo la motocicleta en un lugar visible, no demasiado lejos de las carpas y aseguro el casco antes de adentrarme en el bonito espacio familiar del Washington Park.

—¡Viniste! —Una sonrisa inconsciente se plasma en mis labios, me reprendo a mí mismo el lucir tan entusiasmado por esto.

—Bueno, no podía rechazar una invitación tuya —aseguro.

Halley sonríe. Su cabello se encuentra recogido en una media coleta, algunos mechones caen a los costados de su rostro dándole un aire relajado. Lleva unos bonitos pantalones cafés y un suéter de punto.

Luce adorable.

—Ven —antes de que pueda decir algo, ella se acerca y entrelaza nuestras manos. El contacto me hace sonreír otra vez, joder, debo lucir como un adolescente con hormonas alborotadas.

¿No es eso lo que eres?

Reprende una voz en mi mente.

—Parece que tu madre lo organiza en grande —admito.

—Le gusta sorprender a la gente, y una Kermes de este tipo es sin duda la mejor opción. Mamá no se preocupa por el dinero que debe gastar, aunque le he repetido en más de una ocasión que debe de ser cuidadosa.

—Pero supongo que vale la pena ¿o no?

—Su única hija se gradúa este año, así que parece que se ha excedido tan solo un poco —admite—. Todo el dinero recaudado va para el baile de graduación, excepto un pequeño porcentaje que se reparte entre las demás escuelas.

Atravesamos las carpas, ella saluda a varias personas que se nos cruzan y cuando noto la mesa en la que nos hemos detenido, vuelvo a sonreír.

—Bienvenido a mi puesto de Muffins de chocolate, nuez y café —va señalando cada una de las bandejas cuando habla—. ¿Quieres probar alguno?

—Eso no es algo que se pregunte —respondo—. ¿Cuál me sugieres? Aunque, de hecho, creo que será el de café. Soy alérgico a la nuez —informo.

—Oh, entonces mantente lejos de estos —dice y toma uno de café para entregármelo. Cuando hago el ademán de pagarle, me detiene—. Corre por la casa.

Ella llama a otra chica y tras darle un par de indicaciones, me hace un gesto con la cabeza para que caminemos.

—Oh, vaya. Parece que tienes más de un talento —señalo tras darle la primera mordida al muffin—. Es delicioso.

—Y cuando pruebes los pasteles, vas a enamorarte —guiña un ojo y no puedo evitar reír.

—¿Regalar muffins es tu forma de coquetear? —inquiero con diversión—. Porque creo que funciona.

Ríe y niega un par de veces, nos detenemos en una de las bancas que están libres y que se encuentra bajo una pequeña sombra.

—Esos de ahí son mis padres —señala a una pareja que se encuentra lo bastante entretenida ordenando una fila de globos—. No puede ser.

Retengo la risa cuando el pie del hombre se enreda con una de las cuerdas y cae sobre los globos, haciendo que un par de ellos estallen.

—Juro que no siempre es así —dice entre risas—. No te he visto en las otras recaudaciones ¿no sueles venir?

Niego.

—No me sentía atraído por una Kermes, hasta ahora —admito—. Pero tal vez venga a la siguiente.

—Ya no seremos estudiantes de Cleveland —me recuerda.

—¿Y eso qué? Siempre podemos venir por comida.

Le doy otra mordida al muffin, el sabor a crema me llena la boca y me permito deleitarme con el sabor.

—¿Tus padres no suelen venir? —cuestiona. Me aclaro la garganta, ¿por qué el tema de los padres siempre salía a relucir?

—Digamos que mi padre no es tan afecto a los eventos de este tipo —admito.

—Oh, ¿y tú madre?

Joder ¿de verdad estábamos teniendo esta conversación? ¿No podíamos hablar, no sé, de cosas que no involucraran padres?

—Mi madre murió cuando yo era pequeño. Vivo con mi padre y su novia, pero...en realidad no sé si ella es afecta o no a estos eventos. Por lo visto no, sino estaría aquí.

Halley asiente con lentitud.

—Bueno, me agrada que hayas decidido venir.

Antes de que pueda darle una respuesta, extiende la mano a mi rostro. Su pulgar acaricia la esquina de mis labios y por alguna razón un extraño nerviosismo me invade.

—Tenías un poco de crema ahí —dice limpiándose las manos. Fijo la mirada en sus ojos, el par de ojos grises me escudriñan, no sé en qué punto he comenzado a acercarme a ella, pero la necesidad creciente de besarla no me abandona ni un solo segundo.

—¿Dereck? —ambos damos un respingo cuando alguien pronuncia mi nombre, Halley se aparta con rapidez y maldigo para mis adentros. Cuando elevo la mirada, Luke se encuentra frente a mí.

—Oh, hola —saludo. Una mujer se encuentra a su costado, sujetando la mano de una pequeña niña.

—No esperé encontrarte en este lugar —admite, luego su atención pasa a Halley—. Hola, Halley.

—Hola, señores Lewis —saluda ella. Una voz se escucha llamándola y se disculpa antes de ir hacia el sitio en donde sus padres se encuentran.

—Dereck, ella es mi esposa —habla Luke con una sonrisa—. Y ella, es mi hija, Alessia. Cariño, él es Dereck, el chico del que te hablé.

—Es un placer conocerte al fin, Luke me ha hablado demasiado sobre ti —admite.

—El gusto es mío, señora Lewis.

—Oh, no —dice sacudiendo la mano—. Sin tanta formalidad, llámame Less. No somos tan viejos.

Una risa me invade. Fijo la atención en la pequeña niña que hay entre ellos. El parecido con su madre es inmenso, la única característica que parece compartir con Luke, es el cabello rubio.

Me coloco en cuclillas.

—Hola—. Saludo. Ella sonríe.

—Es algo tímida —dice su madre. Me incorporo, dedicándoles a ambos una sonrisa—. ¿Viniste solo?

—Evidentemente no vino solo, Halley estaba con él —le recuerda y por alguna razón, me siento avergonzado. Less golpea el brazo de su esposo y luego me mira.

—No queremos incomodarte ¿cierto, Luke? —dice—. La hija de los Williams es agradable ¿estudias con ella?

—Compartimos un par de clases, es todo —admito.

Antes de que ellos puedan dar una respuesta, Halley vuelve.

—Mis padres quieren conocerte ¿vienes?

—¿Tus padres? —por una fracción de segundo me olvido que Luke y su familia están frente a nosotros—. No creo estar presentable.

—Oh, estás perfecto —dice Less con una sonrisa—. De hecho, ven. Te ayudaremos.

Ella comparte una mirada con su esposo y pronto nos encontramos caminando hacia donde los señores Williams se encuentran. Tan pronto nos ven, el rostro de la mujer se ilumina.

—¡Alessandra, vinieron! —exclama con entusiasmo.

—Claro que sí —responde ella en el mismo tono—. ¿Ya conoces a Dereck?

La mención de mi nombre me toma tan de sorpresa, que solo consigo sonreír.

—Claro, el amigo de Halley ¿no es cierto? —lanza una sonrisa encantadora en mi dirección—. Que gusto conocerte, Halley habla demasiado sobre ti.

—¡Mamá! —reclama ella—. No...no le hagas mucho caso. —dice.

—El gusto es mío, señora Williams —respondo sintiéndome un poco más relajado.

Intercambiamos un par de palabras más antes de que la conversación se centre entre los padres de Halley y Luke.

Siento la mano se Halley enrollarse en uno de mis brazos y nos aleja de ahí.

—Lo siento, demasiadas presentaciones por hoy ¿no lo crees? —cuestiona—. Lamento si mi madre te hizo sentir incómodo, es solo que...

—No te preocupes, no pasa nada —admito—. Fue agradable.

Ella suspira aliviada.

—¿De dónde conoces a los señores Lewis?

—Bueno, Luke es alguien que conocí hace poco, por su club. —expreso—. No pensé encontrármelo por aquí. ¿Son amigos de tus padres?

—Oh, sí. Grandes amigos —dice con una leve sonrisa—. La señora Lewis trabaja con mamá, y mi padre y el señor Lewis son fanáticos del boxeo, así que, tiene mucho tema de conversación.

Se apoya contra el tronco del árbol que está cerca y centra su completa atención en mí.

—Me alegra en serio que hayas venido —sonríe con ligereza, doy un paso al frente consiguiendo quedar un poco más cerca de ella.

—A mí me alegra que me hayas invitado. Me gusta pasar tiempo contigo.

No pienso demasiado en lo último que digo, sin embargo, no me arrepiento.

—¿Dereck?

—¿Si, Williams? —me acerco tan solo un poco, mi vista abandona sus ojos para centrarse en sus labios.

Tengo que repetirme a mí mismo que una Kermes realizada en un parque con innumerables familias a nuestro alrededor no es un muy buen lugar para besarla, pero con un demonio que quería hacerlo.

¿Qué es lo que ocurre conmigo?

Estamos tan cerca que me permito admirarla tan solo un poco, sus ojos siguen iluminados, un par de rayos de sol nos pegan de frente lo que hace que su piel adquiera un tono bronceado, y algunos mechones de su cabello sean más rubios de lo habitual.

Joder, es bellísima. No sé si es porque estoy demasiado cerca, o porque hay algo en Halley que me hace ser diferente, pero quiero besarla, necesito hacerlo.

—A mí también me gusta pasar tiempo contigo, muchísimo.

Sonríe y el gesto es todo lo que necesito para decidirme, la cercanía se esfuma, todo parece desaparecer a nuestro alrededor, y simplemente la beso.

Nuestros labios se encuentran tan de prisa que una ola de calidez me envuelve, ella no se aparta, no parece sorprendida ante mi acción, sino que, por el contrario, sus manos acunan mi rostro mientras el contacto dura.

Me aparto, tan solo unos escasos milímetros para saber si esto es lo correcto o no, y cuando ella devuelve el beso, sé que definitivamente lo es.

Se siente diferente, como una carga de corriente eléctrica, como una jodida explosión de miles de sensaciones. Es algo nuevo, desconocido, pero que me gusta, tanto que necesito más.

Cuando se aparta, una sonrisa se apodera de su gesto.

—Puede que no solo tu presencia me guste —dice en un susurro—. Puede que incluso me gustes más tú. Dereck Jones.

"Puede que incluso me gustes más tú"

—Bueno —doy un paso acercándome de nuevo a ella—. Puede que tal vez sienta lo mismo, Williams.

Baja la vista, pero no deja de sonreír.

—Deberíamos volver, o nos estarán buscando —expresa cruzando por mi lado. Suena como una excusa para alejarse, pero tan pronto como su mano se entrelaza con la mía, sé que no lo es.

Nos conduce de regreso a las carpas y a partir de ese momento, todo se siente increíblemente bien.

Sabía que el volver a casa podría significar que el sentimiento de bienestar que me venía acompañando durante gran parte del día pudiera esfumarse, pero no había opción.

Gema es la única que se encuentra en casa cuando vuelvo.

—Hola —saluda desde la cocina—. ¿Dónde estuviste?

—Un evento de la escuela —respondo.

No hemos hablado demasiado desde la discusión que tuvimos aquella noche en la cocina, sabía que ella tenía razón, pero yo también la tenía sobre el asunto de mi padre.

Ha intentado disculparse de muchas formas, pero lo que dijo...no se olvidaría con solo unas galletas de mantequilla y muchas disculpas. No podía confiar en ella, me lo repetía una y otra vez, pero, Gema había sido la primera persona que papá trajo a casa, la primera que pensé que tal vez podría hacer algo.

—Dereck, no sé qué más tengo que hacer para demostrarte que lo siento —dice cuando ve que tengo la intención de marcharme.

—No tienes que hacer nada más —afirmo—. No tienes que disculparte.

—Claro que tengo que hacerlo, porque no tenía derecho a decir algo como eso. Yo...lo siento. Lo hago realmente. Escucha, no eres mi hijo, pero cuidaré de ti, así como cuidaré de Austin, lo prometo.

—No hagas promesas que no podrás cumplir —advierto—. Mi padre te lo dijo, no tienes que adoptar una postura de madre conmigo.

—¡No quiero ser una madre! ¡No vine aquí para ocupar el lugar de tu madre! —exclama—. No quiero ocupar un lugar que no me corresponde yo solo...

—¡No vas a hacerlo! ¡No vas a ocupar ningún maldito lugar porque ella ni siquiera tiene uno en esta casa! —bramo—. ¡Porque ella no existe aquí!

Tomo una inhalación apartándome de ella.

—Solo quiero que puedas confiar en mí, Dereck.

—¿Cómo voy a confiar en alguien que, aún después lo que mi padre hizo, no se atrevió a hacer absolutamente nada? —inquiero—. Dime Gema, ¿Cómo hago algo como eso?

La puerta principal se abre, Austin entra corriendo con una sonrisa en el rostro, y papá lo sigue.

Sin embargo, su gesto relajado se esfuma tan pronto nos mira.

—¿Qué ocurre? —cuestiona.

—Nada —mascullo—. No ocurre nada.

No aguardo una respuesta, subo con prisa las escaleras y tan pronto ingreso a la habitación, la frustración me invade. Todo sentimiento agradable ha sido erradicado de mi sistema, una ola de exasperación me envuelve, coloco la almohada contra mi rostro y lanzo un grito, el sonido se ahoga con el algodón, pero aún con eso siento mis cuerdas vocales rasparse.

No es suficiente, nada parece suficiente para eliminar el sentimiento en el pecho y antes de que pueda darme cuenta, mi puño se estampa contra la pared. Repito la acción hasta que siento la mano entumida por el dolor, solo entonces me detengo.

Pero la sensación no se va. Entonces lo recuerdo, tomo el celular y abro el chat de Luke.

¿Aún sigue en pie las clases de boxeo?

Envío el mensaje, aguardando la respuesta con impaciencia.

Por supuesto, ¿quieres comenzar?

Sonrío con ligereza, eso era justo lo que necesitaba.

Si quieres, ven mañana luego de la escuela. Estaré esperándote. No llegues tarde en tu primer día.

Una sonrisa más sincera se apodera de mis labios.

De acuerdo, creo que, a partir de ahora, podré llamarte entrenador.

La confirmación de lectura aparece y pasan algunos segundos antes de que la respuesta aparezca.

Supongo que lo amerita. No llegues tarde, querrás entrenamiento extra el primer día.

Una risa me invade.

Ahí estaré, gracias por todo.

Permanezco mirando la pantalla hasta que la respuesta aparece.

Estoy aquí para lo que necesites, Dereck. No lo olvides.

Bloqueo el celular sin responder, observo la zona enrojecida de los nudillos y suspiro.

La puerta de la habitación se abre, no tengo tiempo de esconder la mano cuando mi padre ingresa, así que el termina notando la rojez en el puño.

—No deberías golpear paredes —reprende.

—¿Qué debería golpear entonces? ¿A una persona tal vez? —él cierra los ojos, pellizca el puente de su nariz antes de volver a mirarme.

—¿Qué ocurre contigo, Dereck? —cuestiona.

—¿Realmente lo preguntas?

—Ella no tiene la culpa de nada de lo que ocurre —sentencia—. Deja de culparla. Gema no merece que la trates de esta manera.

Me incorporo de la cama, plantándome frente a él.

—Entonces dile que se mantenga al margen de mis asuntos, y que no mencione a mi madre—. Su gesto cambia cuando digo lo último—. Si yo no tengo permitido mencionarla, mucho menos ella.

—¿Ese es el problema? —inquiere—. ¿Qué crees que ha llegado aquí para ocupar el lugar de Julieth?

Retengo la respiración cuando pronuncia su nombre. No recuerdo la última vez que lo hizo, fue hace mucho tiempo, porque parecía que esa, era una palabra prohibida en esta casa.

—Como le dije a Gema, no puede ocupar un lugar que no existe en esta casa —mi voz tiembla y me maldigo por eso—. ¿O me equivoco?

—Deberías entender que tu madre decidió abandonarnos, Dereck —dice sin mirarme—. Que decidió darse por vencida. No le voy a dar un lugar en mi casa a alguien que no quiso poner a mi familia como prioridad.

—¿Cómo murió?

La pregunta se suspende en el aire, deteniendo su intención de salir.

—Nunca lo has dicho, la abuela tampoco. ¿Cómo murió?

No hay una respuesta, lo observo tomar el pomo de la puerta, pero tampoco se marcha. Permanece ahí, como si se estuviese debatiendo entre hablar, o seguir guardando silencio.

Gira. Tiene una mirada que no había visto nunca en él. Es como si se sintiera derrotado.

—No quieres saber eso —afirma—. Y no quiero que vuelvas a mencionarla, no quiero que vuelvas a tocar ese tema con Gema otra vez.

Su dureza vuelve. El rastro de fragilidad que había aparecido se esfuma por completo.

—Mencionarla está prohibido en esta casa. Lo sabes bien. Nada ha cambiado.

Y tras decir eso, se marcha de la habitación.

Me siento al borde del colchón sintiéndome débil, mi visión se nubla y me tallo los ojos con la intención de alejar las lágrimas.

El celular suena, volteo observando la pantalla iluminada y un destello de alegría me invade al notar el nombre que aparece en ella. Tomo el celular, desbloqueándolo y abriendo el chat para responder.

"Buenas noches, D. Estoy ansiosa de verte mañana"

"P.D: ¿Alguna vez te han dicho que besas tan bien?"

Sonrío, tecleando la respuesta con rapidez.

"Me parece que no. Eres la primera en decirlo, y me halagas. Me agradó pasar tiempo contigo, creo que me gusta más incluso que los muffins"

Espero por una respuesta. Y mi sonrisa se hace tan solo un poco más grande al leer lo siguiente:

"Los muffins se sienten decepcionados. Pero yo estoy halagada. Nos vemos mañana, D."

"Nos vemos mañana"

Bloqueo el celular y lo dejo a un costado.

Bueno, puede que tal vez no todo sea una mierda al final del día. 

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He comenzado la semana de exámenes y mis tiempos se vieron seriamente recortados :( Así que mi intención de estar actualizando diario se verá modificada. 

Volveré a las actualizaciones normales que son los días: Lunes, Miércoles, viernes y sábado, a las 4:30 pm 

Será así hasta que la época de exámenes acabe, o consiga avanzar un poco con los borradores. 

¡Gracias por todo el apoyo!

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