•ATMOSPHERE 350°EN TU CORAZÓN•

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"Las primeras flores de la primavera llevan escrito el presagio del cambio. Me gustaría construir muchos recuerdos contigo.

Por favor, toma mis manos heladas. Por favor, promete que me arrullarás y velarás mi sueño hasta que me haya ido ha formar parte del cometa.

No tengas miedo, todos, eventualmente nos despedimos. Todos eventualmente volvemos que ser polvo estelar repartido entre las estrellas."

•ATMOSPHERE 350°EN TU CORAZÓN•

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El equipo a cargo de valorar el estado de salud de Min Yoon Gi no terminaba de quedar en tablas cuando el dolor de cabeza parecía conquistar la mente de Park Eun Ji.

—Se está aferrando a una ilusión, doctora Park. Aún cuando se lograra el traslado exitoso a los Estados Unidos, es muy probable que el paciente no sobreviva.

Choi Siwon declaró aquello con una mueca en el rostro. Había compartido facultad con Eun Ji como para conocer del fuerte componente afectivo de la castaña en lo referente con las personas a su cuidado. 

—Entendemos que sigues creyendo en el  uno por ciento pero siendo objetivos, es preferible orientar a la familia para que tome la decisión.

Cha Eun Byul, la directora del hospital, expresó aquellas palabras mientras el silencio se deslizaba por la estancia. Lee Jin Ki, Kim Kibum y Kang Ji Hoon, el resto de los presentes, dejaron sus expectativas en Eun Ji.

La doctora Park suspiró. Tendría que hacer de tripas corazón para comunicar tal derrota en términos de quiropraxis, mientras el recuerdo del rostro angelical de su propio hijo llegaba para reforzar el nudo en su garganta.

—Supongo que no tenemos otra opción. Concertaremos la cita con los Min y esta vez se incluirá a Yoongi. Si algo lo ha afectado hasta ahora, es estar al margen de su propia salud.

—Pero eso...—interrumpió Ji Hoon. La doctora Park negó.

—Estoy consciente de que puede ser un efecto dominó, pero en este mes que llevo al frente del caso, me he podido percatar de que este chico necesita la verdad. Así que tomaremos el riesgo.

—Por Dios, Eun, solo reza porque sus padres no nos demanden después de la bendita reunión.

Se quejó Eun Byul, pero la castaña se mantuvo firme. Los lentes de montura negra que solían hacer malabares en el puente de su pequeña nariz temblaron cuando recorrió las expresiones contrapuestas de los presentes en el salón.

—Está decidido y como bien expresaron, hemos hecho cuanto estaba en nuestra mano. Ahora solo queda entregarle a la fe lo que la ciencia aún no puede enmendar.

Como si el cielo fuera consciente de aquella determinación, gruesas gotas de lluvia precipitaron desde el manto gris que envolvía la ciudad.

Gotas que no tardaron en convertirse en pequeños ríos iridiscentes sobre el cristal que resguardaba el escaparate del restaurante donde Jimin había pasado la tarde en compañía de su hyung y otros dos Kim.

—Hey... estás en otro planeta.

Notó Namjoon cuando la conversación era monopolizada por Seok Jin y sus ambiciones de hacer senderismo en la isla Jeju. Jimin volvió a suspirar mientras trazaba un círculo con el pulgar sobre la transpiración que se filtraba de su lado del escaparate.

—Eomoni no ha contestado mis mensajes. Me preocupa el resultado de la junta de hoy. Siento... una pesadez en el pecho que... no... quizás sólo...

No había argumentos que pudieran describir a profundidad el sentimiento que palpitaba en el menor. Namjoon era bueno con los números y los programas informáticos, pero también se le daba de perlas clasificar a las personas.

No podía decirlo en voz alta pero para él ya era evidente. Su pequeño Mochi había madurado más rápido desde que los Park se habían mudado a la capital.

El hermano menor que le había otorgado la vida estaba enamorado de alguien que él aún no ubicaba, y que por lo visto el propio chico se negaba a reconocer.

—Debe seguir reunida. No te preocupes tanto. Estoy seguro que tu amigo estará bien, más cuando le lleves la camiseta autografiada por Le Brown que logré escaquearle a Colde. Ese tío es casi incapturable.

Una sonrisa donde destacaban par de hoyuelos hizo acto de presencia en el rostro moreno del mayor. Jimin se aferró a esa despreocupada aseveración cuando todo le gritaba de que se acercaban días difíciles.

—Tienes razón, es solo la lluvia tejiendo tormentas en mí. Por otro lado hyung, qué opinas de Seok Jin. Yo creo que hay un flechazo ahí.

Codeó Jimin con una sonrisa cómplice. Ahora fue el turno de Namjoon para quedarse perdido en el trazo de las gotas sobre el cristal del escaparte.

—¿Tú crees?

Se atrevió a cuestionar solo para encontrarse con los espejos castaños de cierto moreno al otro extremo del reservado que ocupaban.

Tanto Jimin como Taehyung intercambiaron miradas antes que el tema de conversación regresara sobre los proyectos para aquella primavera.

Proyectos, planes y metas que se golpeaban contra el muro de la realidad mientras Min Yoon Gi escuchaba las palabras que tanto había intentando negar.

—¿Cuánto tiempo? ¿De cuánto dispondría antes de que mi corazón... antes que mi corazón se detuviera finalmente?

El trago amargo de enfrentarse a lo pragmático de aquella pesadilla derramaba lágrimas silenciosas en los rostros ojerosos de sus progenitores.

Los pálidos dedos cubiertos de viejas cicatrices producto a años de entrenamiento hacían puños con los bajos del pijama que portaba el pelinegro.

Si algo tenía que concederle Yoongi a la doctora Park, esa cualidad era su entereza. Eun Ji no había dejado de mirarlo directo a los ojos mientras le exponía los resultados de su última ecografía y lo que a partir de ahora debía considerar una carrera contra el reloj mientras aparecía un donante compatible. 

—Un año y medio si sigues nuestras indicaciones, pero...

—Es suficiente.

—Yoongi, por favor—interrumpió la señora Min mientras intentaba no desvanecerse en brazos de su esposo—Reconsidera el hecho de que aún hay esperanza.

—De solo uno a tres por ciento.

—Pero es más que nada, creo que lo mejor es unirse a la lista de espera. Con un trasplante...

—¡Mírame madre! ¿Dime en qué me he convertido en el último año?¿Te gusta este extraño que depende de los demás hasta para tomar un baño?¿Te gusta esta carga que cada día amenaza con estrangularme por dentro? Bien sabes que para mí es preferible terminar con lo que me queda de vida a continuar existiendo así. El reloj se detuvo hace una primavera en ese juego frente al equipo de Busan. Me odio por ser tan cobarde y no liberarlos de lo que representa tener un hijo enfermo. Pero me odio aún más por no tener el valor suficiente para sacrificarme y decir que "no" cuando los demás insisten en dejarme ver otro día. No estoy del todo muerto por dentro. Yo... yo aún quiero vivir hasta el último segundo, pero créeme que no será detrás del maldito cristal del ala de Cardiología de este hospital. Si me queda poco más de un año, puedes apostar que voy a mojarme en todos los aguaceros que quedan. Voy a probar los postres que la condenada dieta restringe. Me cambiaré el color de cabello o quién sabe qué locura haga, pero lo que si puedes apostar es que no dejaré que me olviden. El hijo que una vez tuviste no se perdonaría si se fuera de este mundo sin al menos intentarlo. Así que déjame decidir a mí, es lo único que les pido.

A ese punto, las lágrimas que nunca había derramado surcaban el rostro alabastrino de Yoongi. Eun Ji se excusó para darle privacidad a la familia, pero tanto ella como Lisa tuvieron que enjugarse los ojos al traspasar el umbral de la sala de espera. 

—Doctora Park... ¿Se lo va a contar a su hijo? Jimin es listo, no se va a creer que de la noche a la mañana el alta de ese chico se base en que ha mejorado.

La aludida presionó sus sienes para mitigar el dolor que el agotamiento mental le imponía.

Sabía que su hijo había construido una conexión con Yoongi, una de la que ella sería la principal culpable, pero en parte, la razón por la cual el chico de los Min se estaba aferrando a lo milagroso de las estadísticas.

Como una señal del destino en el que no creía una mujer de ciencia, un pétalo de cerezo se deslizó sobre la nariz de la doctora, como prueba de que en los pequeños milagros de la vida habitaba la esperanza. Eun Ji esbozó algo parecido a una sonrisa.

—Entonces tendremos que convertirnos en los mejores ilusionistas. Yoongi nos ha dado una lección invaluable—Lisa estuvo tentada a cuestionar, pero la resolución ya estaba plasmada en los iris castaños de la doctora—Es preferible desaparecer a vivir una vida confinada en una jaula, por confortable que sea.

Las palabras cayeron como los pétalos de sakura mientras del otro lado de la habitación 350 del ala de Cardiología, los Min apostaban por la valiente decisión de su hijo de escribir cada capítulo de una nueva etapa con la certeza de que ningún instante de nuestra vida vuelve atrás.

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•ATMOSPHERE 350°EN TU CORAZÓN•

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"La cicatriz que solía drenar mi interior hoy intenta afrontarse con las flores que has plantado. ¿Qué te propones, pequeño sol irreverente? ¿Qué nuevo As traes bajo las mangas de tu suéter favorito? ¿Qué aromas y colores vienes a ofrecerme?

Eres como un sueño inalcanzable que desfila por la puerta. Eres poesía y música para mis horas insomnes. Si hay alguien a quien deseo legar mis torpes huellas es a ti.

No soportaría despedirme de este mundo que a veces aborrezco con la idea del olvido...

Siempre quise convertirme en una estrella, y aún cuando soy indigno de tu preocupación o de las noches en que las brechas de los mundos se difuminan, sigo juntando mis manos con tal de alcanzarte. 

¿Qué dices ahora, mensaje de primavera, te quedarías conmigo hasta perder la noción de lo terrenal...?

¿Te atreverías a quererme hasta que todo se apague en el silencio del cosmos o solo pretenderías ser mi mejor amigo cuando ya te he entregado los restos de mi corazón?

No puedo medir una respuesta como esa. No quiero consumirme calculando cuando llevo todas las de perder. El tiempo corre y no se detiene.

El tiempo es cruel y sabio al mismo tiempo. Por ahora, solo agradezco haber encontrado a un ángel hecho de brisa y de sol.

Un ángel para alguien demasiado acostumbrado a vagar bajo la lluvia de los pensamientos salobres."