0:07°: BACK FOR US🪐
Hay instantes en la vida que tienen el poder de detener las manecillas del reloj de varias personas. Como un flujo invisible, como una aurora boreal en medio del ajetreado tráfico de la ciudad, los sonidos de la tormenta se disipan en las notas de una radio mientras los pesados párpados de Park Jimin se atreven a revelar el azul grisáceo que habita en su iris.
Un gato calicó con manchas naranjas ronronea contra su rostro antes que el muchacho logre ubicar dónde se encuentra.
El desorden de folios y cuadernos de estudio comienza en el escritorio y rodea la cama. Una fortaleza de libros y envoltorios de comida chatarra precede el otro hallazgo inusual en la habitación adornada con motivos de planetas y estrellas fugaces.
—Once de la mañana... sábado, abril de 2020 y... ¡Joder Tae, hoy teníamos que recoger a Namjoon hyung!
El grito de Jimin, consigue que Taehyung se levante de la cama como un ser sacado de las películas de terror. Los lentes mal puestos y la marca de un cojín en su mejilla, se unían al hecho de su expresión de momia recién resucitada.
—Mochi... te juro que un día de estos vas a provocarme un ataque cardiaco y será lo más irónico de este mundo, puesto que es en lo que deseas especializarte.
Un almohadón voló hasta estamparse contra el rostro del castaño. Jimin logró destensar su maltratado cuello. Sunshine, el pequeño gato calicó que había traído desde Busan, ronroneó hasta regresar a la ventana de la habitación.
—Por si no lo recuerdas, gran genio... mi madre tiene doble turno hoy y la casa es un asco. Además, Namjoon hyung llega primero desde Estados Unidos para visitarme. Así que nos tocará comprar en Starbucks y MacDonald's ¡Muévete si quieres venir, hay dos horas y media hasta Incheon!
—Joder, qué pesado eres. Ya, ya entendí, pero adivina qué...—Taehyung abandonó la cálida red de mantas y libros que lo rodeaban producto a su noche de estudios y películas con el rubio, hasta colgarse de sus hombros con un pestañeo dramático—Podemos finalmente hacer nuestra salida al centro comercial y lo más importante, sin pagar nada. Apuesto a que Nam se encarga de todo.
—¡Eres un abusivo de marca mayor!
—No, pollito, especifica que soy "tu abusivo de marca mayor" y para variar me lo debes. A menos que hayan libros o algo intelectual no consigo sacar tu trasero de las responsabilidades. Solo tienes dieciocho, por favor, no los mates con tu alma de ciento cincuenta.
—Lo dice quien rechazó a medio instituto para asistir al baile de primavera. Sinceramente...
Jimin empujó a su mejor amigo antes de ingresar al cuarto de baño para recomponer la rutina que debía haber replicado desde los primeros minutos de aquella mañana sabatina.
Cepillarse los dientes, tomar una ducha o elegir un cómodo atuendo que combinaba pantalones holgados, zapatillas deportivas y un suéter afelpado con patrones horizontales en blanco y negro se unieron a los comentarios de Tae, sobre la calamidad que era su vida social.
La casa y los maullidos satisfechos de Sunshine después de degustar una pequeña lata de sardinas, quedaron atrás cuando el auto de la señora Park pagó el desliz de no colocar una alarma para aquella jornada.
—Podríamos organizar una barbacoa el día del baile de primavera, ya que Nam estará en la ciudad por el traslado de su puesto como profesor en la universidad. Eso me quitaría de encima la insistencia de mamá para que tengamos algo más que fiestas estiradas con sus clientes... ¿Qué opinas?
Taehyung sorbió del popote de su malteada de fresa, las líneas rojas que anunciaban el desvío hacia el aeropuerto internacional de Incheon se reflejaron contra el parabrisas del coche. Jimin resopló.
—Estoy cómodo con mi rutina. Bien sabes cómo es ser el hijo de padres divorciados. Aún cuando mi hyung ignore ese hecho y nos llevemos bien, siempre estoy entre dos aguas, y sinceramente no se me da tan bien socializar. No más allá del ambiente de la escuela.
Fue la respuesta del rubio antes de cambiar de carril y verificar el tiempo de llegada en el GPS. Taehyung estuvo tentado a poner los ojos en blanco. Últimamente era como si hubieran dos personas contenidas dentro de su mejor amigo.
El Jimin preocupado hasta la obsesividad por mantener su expediente académico en la cúspide de la élite, ese que le había arrastrado a estudiar hasta altas horas de la noche cuando los exámenes de aplicación a la universidad estaban a la vuelta de la esquina y la incertidumbre devoraba cada fibra del cuerpo de Tae; y por otro lado el Jimin distante, aquel con una nube melancólica envolviendo el azul grisáceo que solía replandecer en sus gentiles ojos.
Uno que se perdía en suspiros y dibujos que no le había querido mostrar a pesar de haber intentado con las tácticas más infantiles.
Ese que colocaba pegatinas de planetas en un calendario marcado con números rojos y el nombre del ex capitán de los Tigres de Seúl. Taehyung carecía de filtro cuando se trataba de sus personas favoritas y esta vez no fue la excepción.
—Claro, pero si se tratara de un turno de guardia interminable en el ala de Cardiología con Min, ahí sí que no pones pegas...
El frenazo que dio el Porshe hizo que los vehículos que le seguían en el carril maldijeran. Los nudillos de Jimin habían blanqueado mientras Taehyung intentaba recomponer el desastre que los restos del batido de fresa y el sándwich que había tomado como desayuno habían dibujado sobre el tablero del vehículo.
—¡Palabra prohibida! Lo siento...
Se excusó el castaño y Jimin se mordió los labios mientras recuperaba el control sobre el volante. El tema de Yoongi era algo que deseaba confinar en su interior.
Las dos semanas que siguieron al postoperatorio del azabache habían servido para aclarar dos puntos, que de cierta manera le revolvían el estómago de una forma extraña.
Primero, el hecho de que comenzaba a desarrollar una rutina en la cual las necesidades emocionales de su paciente iban al centro. Durante cada pasantía, el rubio percibía cómo los muros que rodeaban a Yoongi caían con delicadeza para dejarle ver al muchacho de humor agudo y con tendencia a acumular conocimientos más allá de lo predecible.
Los libros que le había llevado, por idea de su madre y por probar el punto de que los deportistas eran más que músculos y fuerza, fueron otra puerta dorada para encontrar galaxias en común.
Pronto el hecho de desear que fuera fin de semana se fue reforzando en el de ojos grises, y en el fondo ya conocía la respuesta. Yoongi dejó de ser un caso a discutir para integrarse a la lista de sus contactos telefónicos o al chat que compartían en KakaoTalk.
Jimin deseaba no idealizar ese primer descubrimiento, pero su mundo se rehusaba a dejar de girar en torno aquel planeta de ojos tristes y promesas rotas. La segunda cosa que más le aterraba de esa resolución, y que Taehyung ahora le echaba en cara, era la soledad.
Había descubierto a través de la experiencia con Yoongi que incluso rodeado por la multitud, aquel vacío perenne solía aparecer para demostrarle su obsesión con ser el estandarte de lo esperado.
Por eso la idea de aceptar la invitación de Tae, de ser, como decía su mejor amigo, solo un chico de dieciocho y "vivir al máximo" le incomodaba como si se tratara de una enfermedad.
Jimin había cambiado a la velocidad con que un cometa se estrella contra la órbita de otro cuerpo celeste. Jimin ya no veía el cielo sobre su cabeza con el mismo tono de azul cuando su alma comenzaba a percibir los síntomas de algo peor.
—No era para ponerse tan berrinchudo y no me estoy burlando de Min. Nunca haría eso con alguien que...
—Que tiene los días marcados...
—Jimin yo no iba...
—¡Sí que ibas a soltar algo como eso! Por favor, Tae, existe una razón por la cual ya no te comparto nada sobre mis pasantías y tiene mucho que ver con esta conversación. Todos tenemos fecha de caducidad, que algunos lo sepan solo hace el viaje más interesante o doloroso, pero la humanidad en esencia sigue siendo eso... efímeros recuerdos que se desvanecen. Así que deja de ser arrogante y usar la historia de Yoongi como una excusa, quizás por eso prefiero escuchar su plática inteligente sobre los libros que nos gustan a tus quejidos porque no terminas de encausar la historia que tienes con Jeon.
—Yo...—el castaño tragó saliva, pero Jimin negaba mientras la fachada del aeropuerto se hacía visible.
—Tú solo finje que esta conversación no ocurrió. Vamos, se nos hace tarde y hyung podrá tener un máster en Ingeniería con solo veinticinco años, pero es torpe para lo más básico.
Taehyung no encontró argumentos para rebatir aquella reprimenda de parte del mayor de los dos. Por eso, se conformó con un mínimo "lo siento" antes de hacer el camino fuera del coche e incorporarse a la vorágine de personas que esperaban con carteles en la mano por sus familiares o contactos de trabajo.
—Debería salir en cualquier momento. Acabo de enviarle nuestra ubicación. Ese lenguaje sí que lo entiende.
Farfulló Jimin y mientras consultaba el chat en su móvil no pudo calcular el momento en que una sombra morena chocó con él, al punto de arrancarle el dispositivo de las manos.
Taehyung se apresuró a salir en defensa de su amigo hasta que su rostro mudó por la impresión. El elegante pelinegro que se disculpaba efusivamente con Jimin no era otro que el ex mejor presidente de la clase de Seoul Parang High, Kim Seokjin.
—Lo siento, estaba más ocupado por encontrar a la persona que mi jefe me pidió recoger que perdí el hilo de mis pensamientos ¿En serio estás bien? Tienes una apariencia tan etérea que es difícil decirlo.
Jimin no pudo evitar esbozar una sonrisa que convirtió sus ojos en dos tiernas ranuras.
—Estoy bien, no se preocupe, hyung.
Correspondió el rubio con una elegante reverencia que hizo al mayor sonrojarse.
—No es necesario ser tan formal, por cierto soy Kim, Kim Seokjin.
Una mano de dedos largos y elegantes fue extendida y Taehyung alcanzó a escuchar cómo su mejor amigo intercambiaba presentaciones con el más alto.
—Por poco, te perdí de vista un instante Mochi...
Interrumpió el castaño de los lentes, robándose el foco de atención de aquellos dos.
—Oh... este es mi mejor amigo Kim...
—Taehyung—completó el mayor de los tres para sorpresa de Park—El hijo de nuestro abogado más talentoso es parte de la familia. Disculpa, no estoy siendo objetivo. Trabajo para Engering Utopia, aún cuando estoy en mi segundo año de la universidad, las pasantías son importantes. Por eso me han enviado como comité de recibimiento para la nueva adquisición del plantel, el vuelo que espero ya debe haber llegado desde Estados Unidos.
Explicó el moreno y un segundo click se produjo en la mente de Jimin. Engering Utopia era la compañía que había contratado a su hermanastro para ser supervisor del departamento de Ingeniería y ocupar un puesto como profesor suplente de la colegiatura que en apariencia cursaba Jin.
Taehyung se adelantó a las cavilaciones de su mejor amigo cuando reparó en el arrugado cartel que colgaba de una de las manos de Jin.
—Y por casualidad ese compañero de trabajo que esperas... ¿no se llamará Kim Namjoon?
Una expresión de reconocimiento atravesó el bello rostro del pelinegro.
—Eso es correcto pero cómo...
Justo cuando los cabos se comenzaban a enlazar, la figura de un chico moreno que miraba distraídamente la pantalla de su móvil y vestía una sudadera enorme por debajo del gabán gris pizarra, acaparó la atención de aquellos tres.
Jimin esbozó una sonrisa que solo puedes dedicar a alguien que amas incondicionalmente. Taehyung negó al reconocer los ademanes torpes del hyung que más apreciaba.
Seok Jin solo se quedó atrapado en el halo del que nota algo nuevo entre la multitud, ese que por lo visto llevó a Namjoon alzar su mirada de un azul más profundo que el de su hermano para atrapar en sus pupilas una imagen que en los adelante lo acompañaría por otras razones más complejas que simple profesionalidad.
—Hyungning, sé bienvenido.
El energético rubio cerró la distancia que lo separaba del moreno. Namjoon abrazó a Jimin antes de pellizcarle el puente de la nariz.
—Mini-moni-mo, como en los viejos tiempos. Te extrañé mucho, Mochi.
Enfatizó el recién llegado para luego reparar en los otros dos que observaban la escena. Reconoció con facilidad a Taehyung, aquel mozalbete que vivía pegado a su hermano cuando aún se quedaban en Busan, y que ahora parecía haber crecido en un santiamén.
Luego estaba el otro joven. Aquel de cabellos de ébano y labios de corazón que parecía examinarlo hasta la médula con unos enigmáticos ojos color caramelo.
—Ah... hyung, este Seokjin, Kim Seokjin para ser exactos. Dice que lo envían de la compañía donde debes de trabajar aquí en Seúl.
—¿Engering Utopia?
Jimin asintió pero por lo visto el aturdimiento que envolvía a Seok Jin terminó después de esa presentación, que con diligencia dio un paso al frente para ofrecerle la mano y una sonrisa a Namjoon.
—Es como dice tu hermano. Fue toda una suerte que chocara con él. Soy pésimo para esto de los recibimientos de aeropuerto.
—Yo soy peor, un gusto, Kim Namjoon.
Mientras aquel encuentro ocurría, Taehyung se ancló a los hombros de Jimin, solo para susurrarle lo que parecía obvio.
—Me parece que esa salida al centro comercial tendrá que mutar en una cena, y por cierto, Jin es uno de los mejores amigos de tu paciente favorito. Hoy estás de suerte, Mochi.
La nueva información envolvió a Jimin. Por un lado se alegraba que el futuro compañero de trabajo de su hermano fuera alguien con la energía que proyectaba Jin, pero por el otro se mordería la lengua antes de preguntarle por algo que Yoongi no quisiera compartir por voluntad propia.
Con esa resolución aceptó la invitación de su hermano para salir de la terminal y reservar en uno de los restaurantes del circuito.
Después, en el silencio de la madrugada, tendría tiempo para volver atrás y preguntar a su parte más vulnerable, si lo que comenzaba a sentir era un reflejo de sus anhelos contenidos o existiría algo más que soñar con cielos imposibles cubiertos de capas de melancolía.
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ATMOSPHERE 350°: EN TU CORAZÓN
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~BY AWORLDIH~
2024
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