Capitulo Doce.
Capítulo Doce: El inicio del festival de Manzanas Rojas.
(🍎🍎🍎)
Los preparativos para el festival de las manzanas rojas estaban iniciando, lo Stevenson ya habían preparado las zonas y las carpas estaban instaladas, los ensayos comenzarían en 30 minutos, me encontraba sentada en la tarima, con mis pies al aire mirando todo el revuelo que el señor Lewis ocasionaba.
— ¿Donde están todos? —Joalin apareció mirándome.
— Zaph ayudando a Daphne a organizar algunas carpas, Finnick fue por una manzana acaramelada y los Bhall no parecen —me encogí de hombros.
— ¿Manzana acaramelada? ¿Donde? —Jo sale corriendo después de señalarle, me quede sola nuevamente viendo todo el alrededor.
En la entrada pude ver cómo los Bhall y Egeon entraban, baje mi mirada moviendo mis pies nerviosa pensando en lo que Altair había dicho hace unos dias.
— Hola, Silver —me saludo Angelia.
— Hola.
Atlas y Altair se pusieron frente mio, vi como Egeon ayudó a Angelia a subir en la tarima para que se sentara y este se puso muy cerca de ella abrazándola.
— ¿Porque tan sola? —preguntó Atlas levantando una ceja sonriendo.
— Las chicas Stevenson están organizando, mi hermano fue por una manzana acaramelada y Joalin la siguió —me encogí de hombros y seguí moviendo mis pies.
— ¿Que se supone que haremos? —preguntó Egeon.
— Ensayar, donde entrar y que hacer. Es muy fácil, solo entras por la izquierda y sales por la derecha, esperar que alguien pague por ti y después todos van a cenar al restaurante "Venette". —señale la entrada izquierda y derecha.— debes cargar una cesta de manzanas y entregársela a la persona que pago por ti.
— ¿A donde va todo lo recaudado? —Altair preguntó.
— Al hospital, el señor Stevenson tiene una beneficencia.
Este asintió, aún observándome.
— ¿Y como han estado? —intente romper el hielo.
— Genial, he visitado mucho a la cafetería Dmitriev –suelta Atlas.
— Su café me encanta, creo que es el mejor que he probado —mencione mirando a los chicos.— desayuno en esa cafetería siempre que salgo a correr.
— Corres muy temprano —me miró Altair.
— Al igual que tú. —mire a Altair.
Sus hermanos lo miraron confundidos.
— ¿Corres, Alti? —preguntó Angelia.
— He comenzó a practicar, ya sabes, para huir —se encoge de hombros.
Pensé que se trataba de un chiste o una broma, pero notaba algo en su voz que parecía hablar en serio.
— Hola —saludó Finnick llegando de la mano con Jo.— las manzanas son deliciosas.
— Creo que deberíamos ir por una —sonríe Atlas mirándome.
— Pasó.
El levantó una ceja confundido y asintió, me levante de esa tarima y caminé hasta la salida de la carpa, estaba un poco abrumada por todo, necesitaba estar sola un rato.
Suspire.
Necesitaba un poco de agua, sabía que cerca de la carpa principal estaban poniendo una carpa de refrigerios, comencé a caminar hasta ahí.
— ¿Ahora me rechazas pero sales a correr con mi hermano?
Me giré para ver de quien se trataba, era Atlas.
— Nos tópanos.
— Ahora creo que la fría eres tú —camino a mi lado.— ¿Todo bien, Silver?
— Si, solo que estoy un poco distraída por las universidades. —mentí.
Estoy distraída por los detectives en la escuela, porque no puedo dormir bien, porque el amor de mi vida rompió conmigo desde el verano pasado, porque no puedo dejar de pensar en todo lo que he echo mal desde ese verano, porque ahora no puedo pensar en nada, porque ahora están los Bhall rondando siempre y estás tú, Atlas, esta tu hermano Altair, está Mickelson, está mi hermano y unas pastillas, está Frederik.
— Falta mucho para que pienses en eso. La chica perfecta Birdwhistle anticipándose.
— ¡Deja de llamarme perfecta! —la mire molesta.
Él se detuvo. Yo me detuve.
— Pero lo eres —me miró.— Todo mundo lo dice siempre que hasta yo mismo me lo creí. Tienes calificaciones maravillosas, vistes bien siempre, aunque no te maquilles y te arregles te ves hermosa, aunque te cohibas siempre resaltas y eso me di cuenta en poco tiempo.
¿Acaso de dijo hermosa?
— Deja de alabarme, Atlas. —suspire rendida— no soy perfecta, no pretendo serlo y no me gusta que la gente lo crea. Todo mundo cree que por el simple echo de aparentar mi vida lo es.
— ¿Y como es en realidad Silver?
— Ella es-
— ¡Chicos, ya vamos a iniciar! —Zaph gritó.
Me di vuelta y comencé a caminar hacia ese lugar, rápido, dejando a Atlas atrás de mi.
No puedo creer que estuve a punto de decirle las cosas que... no, no iba a decirle solo estaba, ni siquiera sabía que estaba haciendo, o diciendo, pero es que Atlas es demasiado... ¿atrapador? Tanto que me asustaba pasar demasiado tiempo por el.
(🍎🍎🍎)
Al llegar ese lunes por la mañana a la escuela me di cuenta cuan horario estricto tenemos Finnick y yo hasta que me di cuenta ahora que salíamos antes para ir a estudiar en nuestro salón.
Mi hermano se despidió de mí y caminé hasta mi salón, mantuve la mirada baja en todo el trayecto. Me sentía agotada, como si el ensayo de el festival de manzanas rojas fuera haya sido un maratón de 100 kilómetros.
Al llegar a mi salón, me senté en mi lugar habitual, el segundo haciendo pegado a la ventana. Saque mi libro de ciencias y comencé a leer un poco.
"— ¿Si eres consciente de lo que sucedió esa noche, Silver? —Cole me tomo por los hombros.— ¿Si sabes las repercusiones qué hay si la gente descubre lo qué pasó? Te amo demasiado, en serio que lo hago, pero amo también mi libertad y por eso mismo me iré mañana a Inglaterra.
Estábamos mirándonos uno frente al otro.
— Pero habías dicho que te quedarías cerca, conmigo, a mi lado Cole...
— Eso fue antes de lo de... ya sabes."
Después de que Cole terminara así conmigo estaba triste, necesitaba dejar de estar triste y la primera persona que me encontré fue a Jasper, sabía que ese chico llevaba enamorado de mi desde hace mucho tiempo y me pareció buena idea usarlo para olvidar un poco a Cole.
Pero es difícil olvidar a la persona que creías que era el amor de tu vida.
Estaba por pasar la siguiente hoja cuando me di cuenta que ni siquiera había prestado atención a lo que estaba leyendo, volví a iniciar mi lectura.
— ¿Porque si eres tan popular siempre estás tan sola? —note como Altair se asomaba por la puerta.
— No me gusta mucho la compañía de personas que no conozco.
— No me conoces a mi y me toleras. —avanza por el salón acercándose a mi.
— Ustedes son diferentes.
— ¿Eso es bueno o malo? —se sienta en el asiento del frente.
— No lo se aun. —me encogí de hombros cerrando mi libro.— aun agradezco mucho que hayan aceptado participar en la subasta de cena del festival.
— Me está obligando mi hermana, dile gracias a ella. —dice el rodando los ojos.— no es que me guste ser comprado para cenar por cualquier persona, pienso ahorrar para comprarme a mi mismo.
Suelto una risa bajando la mirada, eso parece hacerlo sonreír sin mostrar sus dientes.
— O podría comprarte a ti. —eso me hizo mirarlo.
— Como-
— Que raro verlos juntos —esa voz me hizo callar.
Atlas entró por el lugar.
Mierda.
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