TRES
la tumba

Querida Kai:

Hoy he visitado tu tumba. Nunca antes había ido. Aún me resulta imposible de creer. ¿Cómo vas a tener una tumba, si en mi cabeza estás tan viva como siempre?

Te he llevado flores. Pude comprar tus favoritas, esas azules tan caras que antes solo podíamos mirar en el puesto. He bajado por primera vez al pueblo para comprarlas y muchos me han mirado de modo extraño.

Supongo que es normal. He escuchado miles de veces que soy el vencedor más joven. A la gente debe de chocarle ver a alguien de catorce años como un asesino. Sé que a mi madre le cuesta hacerse a la idea, lo noto en cómo me mira cuando cree que no le hago caso.

Igual tú también me mirarías así si no hubieras estado conmigo en la arena. Ojalá hubiera sido así. Preferiría que me miraras raro el resto de mi vida a saber que ya no estás aquí.

El otro día, hablé con Mags. Es la primera vez que lo hago desde antes de los Juegos. Ninguno de los dos tardamos demasiado en echarnos a llorar; creo que es la primera vez que hablo con alguien que verdaderamente entiendo cuánto te echo de menos.

Hoy debería haber estado contigo. Habríamos ido juntos al pueblo, hubieras podido elegir tú las flores. Habríamos ido a la playa y visto la puesta de sol allí. Seguramente hubiéramos podido hacer mucho más, cualquier cosa que tú eligieras. En cambio, hoy han llegado malas noticias.

Quedan unas pocas semanas para que empiece la Gira de la Victoria. Mags me ha confirmado qué día vendrá todo el equipo. No sé qué voy a hacer cuando me vea otra vez en medio de todo eso. Quisiera olvidar todo, olvidar los Juegos, y esto solo va a recordarme durante días y días que fueron muy reales. No sé cómo voy a soportarlo.

Feliz cumpleaños, Kai. Te quiero y te echo de menos.

Finnick