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27 | drones hammer

—¿Tony? —preguntó Athena mientras se dirigía a la puerta principal—. Me voy.

Athena había sido invitada a última hora a la Exposición Stark por Pepper, y estaba volando hacia allí para encontrarse con ella. Tony se quedaba en casa, eligiendo quedarse y vigilar su reactor. Eso, y que lo obligaban a cuidar a su hija durante la noche mientras Athena salía y se divertía por una vez.

Subió corriendo las escaleras, sonriendo cuando vio a Athena con un vestido negro y tacones—. Te ves increíble.

—Gracias —respondió ella—. ¿Estás seguro de que estarás bien sin mí?

Tony asintió—. Sí, me las arreglaré.

—Hay pasta en el refrigerador —dijo Athena—. Y Milo se queda aquí para cuidar de ti y de Lyanna. Si necesitas algo, solo llámame, ¿de acuerdo?

—Deja de preocuparte, cariño —rió Tony—. Estaré bien. Te amo, diviértete y dile a Natasha y Pepper que digo hola.

—Lo haré —dijo Athena—. Ahora, bésame. Ni tú o Lyanna se pueden quedar despiertos muy tarde.

—Sí, mamá —dijo Tony, rodando los ojos. Él la besó brevemente—. Te veré en unos días.

Athena sonrió—. Sí, te veré pronto. Cuídate, y por el amor de Dios, no te mueras.

—No planeo hacerlo —sonrió Tony, lanzándole un beso mientras bajaba las escaleras.

Lyanna la vio al pie de las escaleras y sonrió—. ¡Te ves hermosa!

—Gracias, cariño —dijo Athena, besando la frente de Lyanna—. Cuida de tu padre, ¿de acuerdo?

—Cuidaré de él —prometió Lyanna.

Athena se rió—. Te veré mañana.

Después de 5 horas de vuelo y mucho café, Athena aterrizó en Nueva York y Happy la recibió en el aeropuerto. Se bajó del jet privado de Tony y pasó directamente por seguridad en minutos. Happy la saludó en la salida y la ayudó con sus maletas, antes de que se dirigieran al hotel para encontrarse con Pepper y Natasha.

Cuando llegaron, Pepper abrazó a Athena a modo de saludo—. Ha pasado un tiempo desde la última vez que te vi.

—Lo sé —dijo Athena—. ¿Cómo está la empresa?

—Está muy bien —respondió Pepper, cuando Natasha se unió a ellos—. Natalie, bien, estás aquí.

—Hola, Natalie —saludó Athena.

Natasha le dirigió a Athena una mirada de advertencia—. Hola, señorita Clarke.

—Bueno, ¿nos vamos? —preguntó Athena—. Pasé la última semana encerrada en la casa con Tony, así que estoy lista para pasar una buena noche.

Pepper se rió—. ¿Cómo estuvo?

—No tan mal —dijo Athena, mientras se dirigían al coche—. Acabamos de empezar un pequeño proyecto.

—¿Sí? —preguntó Natasha—. ¿Y funcionó?

—Sí, lo hizo —respondió Athena—. Lo que nos sorprendió a los dos.

Cuando llegaron a la Exposición, Pepper, Natasha y Athena se bajaron del auto. Happy las miró—. Voy a quedarme aquí.

—Gracias, Happy —respondió Pepper, antes de que las tres subieran las escaleras y entraran al pabellón.

Justin Hammer fue el primero en presentar su tecnología, y cuando Athena, Natasha y Pepper tomaron sus asientos, se miraron confundidas mientras Hammer bailaba por el escenario.

—Sí —dijo Justin—. Gracias por venir. Damas y caballeros, durante mucho tiempo este país ha tenido que arriesgar la vida de sus hombres y mujeres. Pero luego llegó Iron Man y pensamos que ya no se perderían vidas. Lamentablemente, esa tecnología estaba fuera del alcance general. No es justo.

—Dios mio —susurró Athena.

—Fue una gran innovación que sacó titulares mundialmente. Hoy, amigos míos, la prensa se enfrenta a un problema diferente. Están a punto de quedarse sin tinta —dijo Hammer, esperando una ronda de aplausos pero solo recibiendo aplausos dispersos—. Damas y caballeros, hoy les presento la nueva cara del ejército de los Estados Unidos. Los drones Hammer —la música comenzó a sonar, y para cada sector de las fuerzas armadas, los drones se elevaron del piso—. ¡El ejército! ¡La armada! ¡La fuerza aérea! ¡Los marines!

—¿De verdad cree que la gente va a comprar esto? —preguntó Athena.

Pepper se encogió de hombros—. Espero que no.

—Eso es muchísimo mejor que algunas porristas —dijo Hammer, burlándose de la entrada de Tony unas semanas antes—. Pero a pesar de lo revolucionaria que es esta tecnología, siempre necesitaremos hombres en el campo de batalla. Damas y caballeros, hoy me enorgullece presentarles el primer prototipo del Traje de Respuesta a Amenazas Variables y su piloto, ¡el teniente coronel James Rhodes!

—¿Qué? —jadeó Pepper.

—Para Estados Unidos y sus aliados, Industrias Hammer está...

Hammer se calló cuando un estruendo en el cielo hizo que todas las cabezas de la audiencia se volvieran.

Athena suspiró cuando vio a Tony volar hacia el pabellón, y cuando aterrizó en el escenario, la audiencia lo recibió con fuertes vítores. El teléfono de Athena sonó y ella contestó cuando vio el nombre de Tony en la pantalla.

—¡¿Dejaste a nuestra hija sola en casa?!

—No, está con Milo, todas las puertas están cerradas y está dormida. Pero ese no es el punto. Necesito que salgas de aquí ahora mismo —dijo Tony—. Creo que está trabajando con Vanko y tiene algo planeado.

—¿Pero qué hay de ti? —preguntó Athena, empujando a Pepper y haciendo un gesto hacia la salida—. No puedo creer que hayas dejado a nuestra hija sola.

—¿Nuestra hija? —repitió Tony, y Athena pudo oír la sonrisa en su voz—. Entonces, ¿ahora es nuestra hija?

—Bueno, es tan mía como tuya —dijo Athena—. Así que pensé...

—Te amo —dijo Tony—. Me encanta que pienses en ella de esa manera. Pero ahora mismo, por favor, mantente a salvo. Me tengo que ir.

La línea se cortó y Athena se volvió hacia Pepper y Natasha—. Tenemos que irnos ahora mismo.

—¿Por qué? —preguntó Pepper, poniéndose de pie mientras Athena intentaba abrirse paso entre la multitud.

Se volvió y señaló el escenario, donde todos los drones de Hammer tenían sus armas preparadas y apuntadas—. Por eso.

Tony despegó hacia el cielo, y los drones le dispararon, rompiendo la habitación de vidrio sobre ellos y lloviendo cristales sobre la audiencia, que gritaba e intentaba correr hacia la salida.

Athena se separó de Pepper y Natasha, siendo empujada por un hombre alto y tirada al suelo. Logró agarrarse al respaldo de una de las sillas y no cayó completamente al suelo, pero la gente seguía clamando sobre ella cuando escuchó a Pepper gritar su nombre.

Se puso de pie y vio a Pepper luchando contra la multitud—. ¿Athena?

—Pepper, vete —gritó Athena—. ¡Encuentra a Hammer!

Athena se abrió paso entre la multitud y se dirigió hacia el escenario, pero rápidamente se dio la vuelta y corrió a lo largo de las filas de asientos cuando vio que el resto de los drones saltaban y comenzaban a correr detrás de la multitud. Perdió un tacón mientras corría, dejándola descalza mientras pateaba el otro.

Al llegar a los bastidores, vio que Pepper y Natasha discutían con Hammer. Arremetiendo contra él, empujó a Pepper y Natasha antes de golpear a Hammer tan fuerte como pudo en la nariz.

—¡Hijo de perra! —exclamó Athena mientras Pepper tiraba de ella hacia atrás.

Natasha agarró a Hammer por el brazo y lo golpeó contra el escritorio de control—. Dime quién está detrás de esto. ¿Quién está detrás de esto?

—Ivan —dijo Hammer—. Ivan Vanko.

—¿Dónde está? —preguntó Natasha.

—En mis instalaciones —respondió Hammer.

Natasha lo soltó y se alejó mientras Pepper sacaba su teléfono—. Necesito a la policía de Nueva York. Central de mando.

—No llames a las autoridades —dijo Hammer.

Athena se interpuso entre él y Pepper—. No me hagas golpearte de nuevo.

—Está bien, ahora mismo —dijo Pepper—. De inmediato —miró a Hammer—. Hazte a un lado —se movió de mala gana y Pepper se inclinó sobre el hombre de la computadora—. Dime todo lo que sabes.

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