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VI. Celos.

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Inevitablemente, los años siguieron pasando, por lo cual su don, en la actualidad tenía un mejor efecto. Según Aro y Caius, era excelente y por lo tanto ya era apta para ayudarlos a castigar a quienes rompieran sus leyes.

Esto a Marcus no le gustó en lo absoluto, pues eso implicaba que oficialmente sería parte de los más poderosos y temidos, y eso era lo que él no quería, que ella fuera temida.

Y como era previsto, se corrió con más intensidad que antes el rumor de una nueva integrante en el clan Vulturi y cuales eran sus dones. Para satisfacción de Caius, ahora eran mucho más temidos que cuando se enteraron de la unión de Jane y Alec.

Esa tarde, Fayna se encontraba en su habitación, acomodando su túnica negra, la cual indicaba que era parte de los líderes del clan. Cerró los ojos por un momento y al abrirlos, se acercó al espejo que estaba frente a ella y observó cada detalle de su rostro.

Antes de ser inmortal era pálida, pero no tanto como lo era ahora, sus facciones ahora eran mucho más marcadas y eso la hacía ver con una belleza irreal, mientras que sus ojos estaban bastante rojos, tal como la sangre de sus víctimas humanas.

La puerta se abrió de golpe, mostrando a Jane con un semblante molesto.

—Aro te llama —avisó para después salir azotando la puerta.

Fayna sabía la razón de su mal humor. La vampiresa rubia no estaba de acuerdo con que ella formara parte de los líderes, así como también le molestaba que Aro y Caius solicitaran más su don para acabar con los vampiros, que el de Jane.

Cepilló su cabello una vez más antes de salir y dirigirse a la sala principal, donde ya la esperaban. Al llegar, Aro la recibió con una sonrisa de oreja a oreja y con un ademán le pidió que se acercara. Ella obedeció.

—¿Estás lista? —le preguntó, entusiasmado.

—Lo estoy —afirmó ella, segura de sus palabras.

Las gigantescas puertas se abrieron, revelando a Felix y Demetri, quienes sostenían a la fuerza a uno de ellos, a un inmortal que había desafiado sus leyes y ahora intentaba escapar de su destino. El vampiro se removía tanto, que era casi imposible mantenerlo quieto.

Jane dió un paso hacia enfrente para detenerlo, pero Aro se lo impidió con un movimiento negativo de su cabeza.  No obstante, le pidió a Fayna que se acercara.

—¿Qué fue lo que hizo? —le preguntó a Caius.

—Lo sabrás en un momento —dijo él, con una sonrisa ladina.

Entonces, Aro se aclaró la garganta y se acercó mucho más al vampiro, que aún era sostenido por Felix y Demetri.

—Billius Grazer —siseó Aro, disfrutando el intento fallido por liberarse de la próxima víctima —. Nos has desafiado una de nuestras reglas. Le has confesado a una humana sobre nuestra existencia y ella le ha revelado a los humanos sobre nosotros, afortunadamente nadie le ha creído, por lo que ella ahora se encuentra internada en un hospital psiquiátrico. Sin embargo, el daño está hecho y ahora te toca pagarnos.

Aro ladeó un poco su cabeza sobre su hombro y miró a la vampiresa.

—Mi querida Fayna —musitó —. ¿Me haces el honor?

La aludida no dudó ni un segundo en acatar el pedido. Se puso del lado de Aro y observó fijamente al vampiro que con desesperación le rogaba que tuviera piedad, no obstante, ella no cedería a sus súplicas. En cambio, se mostró sin emoción alguna y bastaron unos cuantos segundos para que los huesos de vampiro fueran destrozados.

Cuando yacía tirado en el suelo, sin ningún signo de movimiento, Aro comenzó a aplaudir y su pálido rostro adquirió una expresión de admiración pura.

—¡Fantástico! —elogió, sin dejar de aplaudir —. Sin duda alguna, mi querida, eres la mejor. Tus dones nos han servido de mucho.

—Gracias, Aro.

En realidad, no le gustaba para nada hacer eso, no disfrutaba de asesinar utilizando su don, eso solamente le recordaba aquélla madrugada donde fue condenada a vivir de tal manera.

No quería seguir ahí, así que se despidió de los líderes para volver a su habitación. No tuvo el valor suficiente para mirar a Marcus cuando pasó por su lado.

Fayna sabía que Marcus no quería ese estilo de vida para ella y en numerosas ocasiones le sugirió que escapara, que él la ayudaría e incluso le comentó que lo mejor sería que buscara a Carlisle para que iniciara una vida lejos de todo ese mal, pero ella siempre se negó porque no dejarlo solo.

Escuchó los pasos de Jane acercándose a su habitación, por instinto, puso los ojos en blanco. Sabía que no saldría nada bueno de esa conversación que tendrían.

—¿Qué se te ofrece, Jane?

Se volvió para encararla y fingió una sonrisa.

—Yo quería hacerlo.

Entendió que se refería a acabar con el vampiro.

—Pero Aro me lo pidió a mí —masculló Fayna, fingiendo compasión por la rubia —. Lo siento mucho.

—Deja de ser tan falsa —espetó Jane, dedicándole una filosa mirada, llena de rencor —. Desde que llegaste, Aro siempre ha tenido preferencia por tí, incluso Marcus y ahora me entero de que Demetri se siente atraído por tí.

—Ese no es mi problema —objetó la vampiresa pelinegra —. Mira, Jane, si te sientes inferior por mí causa, no es mi culpa porque jamás me he metido contigo. Esas son las preferencias de ellos y simplemente, Aro solo me prefiere por mi don, no porque sienta afectado hacia a mí. Así que ya deja me molestarme y vete por dónde regresaste.

—No me hables de esa-

—Ahora vete a desahogar tus penas con alguien más —interrumpió a Jane —, que yo no tengo tiempo para escuchar lo mismo de siempre. Si quieres que yo te escuche, inventa algo nuevo, que ya estoy cansada de escucharte repetirlo.

Jane abrió los ojos por completo, estuvo a punto de acercarse a Fayna, pero la mano de Alec se lo impidió.

—Vámonos, Jane —le ordenó —. Ya te lo he dicho muchas veces, no vengas hacía acá para molestar a Fayna.

La aludida le dedicó una última mirada a Fayna y salió, golpeando el hombro de su hermano.

—Lo siento mucho —añadió Alec, apenado —. Sé que Jane te molesta cada que puede, pero es que está tan molesta, aún no digiere que la hayas superado.

Fayna asintió y le dedicó una leve sonrisa a si contrario.

—Entiendo —artículo, de manera comprensiva —. Debo imaginar que no es fácil ser la favorita y que de un día para otro llegue alguien más y tengan preferencia hacía esa persona.

—En tu caso, una muerta en vida —bromeó Alec.

Fayna rió.

—Gracias por no tratarme como tu hermana.

—No me lo agradezcas. A mí sí me caes bien.

Fayna sonrió con sinceridad ante las palabras de Alec.

Pasó un largo período y aún seguía acabando con más y más vampiros que se atrevían a quebrantar las reglas y, eso no le agradaba tanto, por ende, lo comentó con Aro, a lo que él se mostró comprensivo y comenzó a tomar en cuenta a Jane.

Después de llegar de cazar lejos de Volterra, se enteró por parte de Marcus que esa tarde había pasado algo increíble. Un vampiro cuyo nombre no quiso decirle, intentó provocar que ellos lo hicieran pagar por intentar que los humanos de Volterra descubrieran lo que era en realidad.

Fayna se mostró bastante desconcertada, pues eso era un acto de estupidez, pero Marcus le explicó que ese vampiro lo había hecho porque pensó que su pareja –una humana –estaba muerta por su causa. Después de eso, esa misma humana y la hermana del vampiro llegaron para salvarlo.

También le comentó que el don de Jane no tuvo efecto sobre ella, por lo que la vampiresa ahora tenía una nueva enemiga que no era una inmortal.

Fayna pensó que todo lo sucedido era digno de una telenovela dramática para adolescentes.


Holiii, yo sé que me he desaparecido por mucho tiempo, pero es que he estado tan ocupada, pero aquí lo tienen. También sé que es un capítulo algo aburrido, así que pido que por favor me tengan paciencia porque lo bueno ya viene.

En otro caso, he publicado un nuevo fic sobre Tom Riddle, por gustan pasar a leerlo.

Gracias ✨

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