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Angélica terminó la llamada con sus amigas. Se pasó las manos enérgicamente por el rostro tratando de quitarse la frustración. No era fácil salir del shock, la noticia de la intervención de una diosa era una idea difícil de instalar, incluso en ella que tenía imaginación a desbordar.

El sonido del agua cayendo le recordó que su amado estaba igual o peor que ella. Se levantó y corrió hacia el baño. La imagen casi rompe su corazón. SeokJin estaba sentado en la bañera y dejaba que el agua golpeara sus hombros y espalda. Tenía su rostro cubierto por sus manos y por el movimiento en su cuerpo claramente estaba llorando.

Angie se acercó. Acarició sus mojadas hebras que se escurrían entre sus dedos al igual que el agua. Él rápidamente elevó sus enrojecidos ojos y la miró con todo el amor que una mirada puede expresar.

- Amor! - Dijo suavemente Angélica. - Lo siento tanto... todo esto es una locura.

- Lo sé, estoy tratando de asimilarlo. Es cierto? Fue una especie de sueño? Te vi morir amor... y eso me está matando! Si algo llegase a ocurrirte... yo...-

Angélica cubrió sus labios con un beso y no dejó que él terminara la frase. Tampoco le importó que el agua le mojara su cabello y parte de su ropa.

SeokJin acompañó ese beso con pasión. Parecía querer comérsela, la desesperación que había sentido al entender que lo vivido no era real pero al mismo tiempo ella había muerto en sus brazos. Luego, cuando volvieron a la realidad y se dio cuenta que ella estaba a su lado sintió que no podía perder un segundo de su vida junto a ella.

El llamado a sus amigas había sido la única solución para entender lo que había ocurrido. La intervención de una diosa era descabellado, pero fue la única respuesta acorde a algo que se había sentido tan real. Incluso esos sentimientos negativos que lo embargaron en un primer momento y ese deseo de ver a su mujer sin vida.

No quiso seguir perdiendo el tiempo. SeokJin la tomó por la cintura y la atrajo junto a él, debajo del agua, dentro de la bañera y la sentó a horcajadas sobre él. Observó un momento a Angélica.

Su cabello mojado, pequeñas gotas de agua que rodaban sobre su rostro, esos ojos que lo miraban con adoración, su pequeña nariz... sus labios, finos pero que le regalaran diariamente las mejores sonrisas y los besos más dulces. Siguió bajando, su cuello, sus hombros, toda ella era pequeña, la tela de su camisón estaba mojada, pegándose a su cuerpo, destacando sus pechos, tan firmes y del tamaño perfecto, justos para sus manos. Sus pezones estaban erectos, lo que provocó una reacción directa en su miembro.

No pudo aguantar la tentación. Bajó lentamente uno de los breteles para exponer esa delicia. El pezón se resistió en aparecer, SeokJin recorrió el borde de la tela, acariciando cada sentimiento de piel desde su hombro, pasando por sus clavículas y bajando por su pecho hasta lograr descubrirlo.

Un jadeo involuntario salió de Angélica cuando él la acarició. Repitiendo la acción con el otro bretel, ella terminó con su camisón enrollado en su cintura. SeokJin acariciaba sus pechos y con los pulgares atendía sus rígidos pezones. Él acercó aquellos abultados y sexis labios para atrapar uno de éstos y provocar en ella una descarga de placer que viajó directamente hacia su centro de placer. Sin proponérselo comenzó a mover sus caderas logrando sentir la erección de SeokJin que crecía conforme ella se movía.

La sensación era cada vez más intensa. Sus labios volvieron a encontrarse, sus lenguas se hicieron partícipes de aquel juego erótico. Las manos de SeokJin bajaron por sus costados hasta llegar a sus caderas, luego las llevó hacia sus nalgas y la apretó más a él. La necesidad era imperiosa.

Con algo de fuerza, SeokJin cortó uno de los laterales de la tanga que esa noche ella había elegido, y en ese momento no le interesó que quedara totalmente arruinada. Eso le permitía sentir entre sus piernas la piel caliente de su miembro, intentando llegar a su entrada.

Angélica podría sentir como sus pliegues se abrían ante las caricias que le propinaba sin utilizar sus manos. La punta roma de su pene se hacía espacio para colarse dentro de ella.

Grueso, duro y suave al mismo tiempo. El falo de SeokJin entró lentamente, Angélica dejó caer su cabeza hacia atrás cuando sintió que su clítoris daba con la pelvis de él. Estaba completamente dentro de ella.

La imagen a la vista de su amado fue devastadora, su mujer, totalmente empalada de él, entregada, acabó con el autocontrol. Abarcando con sus manos esas caderas sensuales, reteniendola en su lugar comenzó a moverse. Lentamente al principio. Embestidas suaves... le enloquecía ver cómo sus pechos se movían al compás de sus embistes. Aceleró sus movimientos, clavándose cada vez mas hondo y fuerte.

Angélica gemía de placer, el orgasmo se formaba detrás de su ombligo, sus piernas comenzaban a temblar. SeokJin ya la conocía, acariciando desde su cuello, pasando por el centro de su pecho, giró su mano y con sus largos dedos recorrió su vientre para llegar a ese lugar, su clítoris. Estaba tan duro como sus pezones. Con el dedo medio comenzó a trazar círculos egerciendo presión.

Una explosión de placer.

Movimientos enardecidos y contracciones involuntarias fue el resultado del orgasmo que sintió Angélica. Desencadenando en su esposo la misma reacción. Embistiendo brutalmente eyaculó dentro de ella.

Angélica dejó caer su cuerpo sobre el pecho de SeokJin. Agotados, felices de saber que estaban bien, que el sueño vivido había sido eso. Un sueño.

Permanecieron un tiempo más así. Él dentro de ella y ella totalmente relajada sobre él. Ambos con los ojos cerrados, sintiendo sus cuerpos y el agua cayendo sobre ellos.

Los días que pasaron en Jeju fueron apasionantes, divertidos y, si no hubiese sido por Atenea, se podría decir que, relajantes también.

Luego de ese viaje o sueño o lo que fuera, los tres días restantes, SeokJin estuvo algo nervioso. Temiendo que la diosa volviese a aparecer.

Porque sí, había aparecido delante de ellos esa misma noche, luego de hacer el amor en la bañera.

-Todos tienen conflictos que resolver, Natalia y Adriana están hablando ahora mismo, pero a raíz de esa conversación surgirán más problemas. Por ejemplo el drama que desató tu lindo amigo con cara de gato, ¡bombón! - Comenzó Atenea.

Angélica bufó, otra más adulando a su hombre. Es que todas tenían que ser tan descaradas? Podia tolerarlo de Natalia porque la quería y sabía que era su manera de llamar la atención. ¿Pero esa diosa frígida? ¡Si las mismísimas leyendas hablaban de haber matado por proteger su virginidad!

- Aunque en realidad lo comenzaste tú. ¿Verdad SeokJin? - Atenea elevó una ceja. - Ahora. Lo más importante, y esto es para ti Angélica. - La mirada de la diosa se posó sobre la joven. - Es sumamente importante que ninguna de ellas, y estoy hablando de tus queridas amigas, sepan quienes son Min YoonGi y Jung HoSeok. Lo importante aquí no es emparejar a nadie. - La mirada remitió nuevamente hacia SeokJin y claramente era de seriedad. - Lo que quiero lograr con todo esto es que todas sus diferencias se resuelvan y vuelvan a ser las fantásticas escritoras que eran antes de todo este mal entendido... al menos entre ellas, porque lo de tus amigos es solo el condimento. -

Angie y SeokJin permanecían abrazados, con temor a que Atenea tuviera algún as en la manga y decidiera hacerles vivir algún viaje extraño. La diosa, que podía leer sus pensamientos continuó su monólogo.

- Por lo que les queda de esta hermosa luna de miel, no los molestaré nuevamente. Pero una vez que regresen a Barcelona, estén atentos. Cada viaje debe dejar una enseñanza, ellas y tú Angélica, volverán a regalarnos esa lectura fascinante que su don les permite transmitir. No lo dejen morir... -

Luego de eso se evaporó tal cual había llegado.

Abordaron el avión. Les esperaban dos horas y media de viaje. Tomados de las manos, sintieron como la maquinaria se desplazaba por la pista y despegaba sus ruedas. Agotados, cerraron los ojos y se dispusieron a entregarse a los brazos de Morfeo.

Angélica sentía una suave brisa acariciar su rostro.

Se despertó confundida. No estaba viajando en el avión con Jin?

El lugar era una especie de acantilado, cubierto de pasto verde y con una vista del mar asombrosa.

Se quedó sorprendida cuando de la nada, dos hermosas niñas aparecieron frente a ella y sonriendo le hicieron señas para que se acercara.

Al verlas de cerca una cálida sensación llenó su corazón. A quién le hacían recordar? Las niñas hicieron un gesto para que se agachara.

Ella se arrodilló y las pequeñas le entregaron una botella con un mensaje y una cadena con un dije con forma de pluma que tenían oculto a sus espaldas.

Las recibió y le dieron un abrazo y un beso en cada mejilla. Así como llegaron se fueron, sin dejar rastros.

Angie se puso la cadena en el cuello.

Al abrir la botella, pudo leer el mensaje:

"La fidelidad a tus principios tendrá su recompensa. El camino para que tú y tus amigas logren la plenitud tendrá retos que deben afrontar juntas.

Los dioses no prometemos ni juramos nada. Pero tienes mi palabra que estaré allí cuando más lo necesites".

Sintió una pesadez que la invitaba al sueño. Lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos.

-Nena, estas bien? -

Abrió los ojos al escuchar la voz de Jin.

-Amor que pasó? -

-No lo sé. Desperté y te sentí inquieta.-

-Seguro fue por el sueño que tuve. Nada importante. -

-Ok. Me das un abrazo? -

-Miles mi príncipe. -

Cuando se separaron él observó algo que ella traía puesto.

-Que hermoso dije. -

Angélica se percató en lo que observaba Seokjin. Sonriendo, le dio un beso a su esposo y respondió

-Me lo regaló una nueva amiga. -

Una vez que recogieron sus maletas, se dirigieron hacia el pasillo central donde esperaban Natalia y Adriana. Que corrieron a su encuentro.

- Angie, Jin! - Gritaron al unísono cuando los vieron.

Lucían más bronceados, en especial Angélica, y le asentaba espectacular. Hacía resaltar sus ojos pardos. Y Jin parecía estar de acuerdo porque no le quitaba los ojos de encima.

El abrazo fuerte y familiar entre las tres amigas fue de lo más emotivo, desde que vivian en Barcelona, nunca habían pasado más de tres o cuatro días separadas. Y es que, entre el viaje para la boda y la luna de miel, Angélica había pasado un mes fuera del país.

- No tienes idea lo mucho que te hemos extrañado! - Nati fue la primera en poder hablar entre lágrimas y llanto.

- Es cierto! No vuelvas a hacerlo! - Agregó Adriana a modo de queja.

Jin, totalmente apartado de todo, las observaba risueño. Confirmando una vez más, el cariño que ellas se tenían. Y eso hacía que las apreciara cada vez más. Su mujer era afortunada y por ende él también.

Cuando se separaron, Adriana se acercó a él y le entregó las llaves de su auto. - Aquí tienes. Ni un solo rasguño! - Luego lo abrazó. - Gracias por cuidarla. Bienvenidos. -

Luego siguió el abrazo de Natalia, que fue bastante rápido, como si no quisiera tocarlo demasiado.

Una vez que las salutaciones terminaron, entre charlas y risas se dirigieron hacia el estacionamiento. Ya habría tiempo de hablar sobre Atenea.

By zrl1825 y aksj1992

Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜

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