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Continuaban abrazadas, de rodillas en el piso, cubriéndose mutuamente, protegiéndose la una a la otra. Tenían sus ojos fuertemente apretados, por lo que no notaron donde estaban hasta que un trueno y el crepitar de la lluvia les indicó que estaban de regreso en la casona. Y eso teniendo en cuenta si la habían abandonado en algún momento.
Al abrir sus ojos, la única luz que veían era la que provenía de los refucilos en el exterior. Se separaron lentamente, temiendo que la diosa volviera a aparecer.
- Dime, qué fue eso? - Preguntó Nati. Que por primera vez no dijo ningun improperio.
- Viste lo mismo que yo. Verdad? Dime que sí por favor! - Rogó Adri.
Seguían de rodilla, enfrentadas. El timbre del teléfono de linea fija sonó. - Angélica! - Gritaron al unísono y saltaron de su lugar y tratando de llegar al aparato sin golpearse con las sillas del estudio.
Natalia, que fue la primera en llegar, cogio el tubo y presionó el botón del altavoz. - Angélica!? -
- Naty por Dios, díganme que están bien? - Gritó del otro lado de la línea.
- Tu lo viviste? - Preguntó Adriana, que buscaba una silla para sentarse.
- Qué está pasando, Jinny está sufriendo un ataque de pánico! -
- Calma amiga, creo que esta vez la cagamos. - Aclaró Nati sentándose en la misma silla que Adriana había acercado y ahora compartían.
- CAGARLA!? - La voz histérica de SeokJin hizo eco dentro del estudio.
- Cálmate amorcito, deja que nos expliquen que está pasando! - Angélica, con su voz más suave y amorosa intentaba tranquilizar a su esposo.
- Calma? Como mierda pretendes que me calme cuando te vi morir frente a mí en medio de Dios sabe que tiempos históricos! - SeokJin seguía sacado.
- Amor! Si no dejas que nos lo expliquen, jamás sabremos qué pasó! Por qué no llenas la bañera? Toma un baño y espérame allí, luego te explico. - La voz se alejaba.
- Ya. Ahora me explican todo esto que es una locura! -
Nati comenzó. Le explicó con pelos y señales tal cual se habían desarrollado los hechos hasta el momento del corte de luz. Luego Adriana le relató el resto de la historia donde se les aparecía Atenea y las enviaba directo a su historia oculta.
El silencio se instaló momentáneamente, pero fue interrumpido por Adriana que detestaba los silencios. - Qué haremos? Volverá a ocurrir? -
- No lo sabemos. - Contestó Angélica. - Pero algo es seguro, hasta que no resuelvan sus conflictos, lo más probable es que vuelva a suceder. Al menos es lo que entendí. Ahora, dialoguen, en especial sobre el tema que las llevó a la discusión. Yo estaré allí en tres días... y por favor, las quiero con vida. Resuelvan esto y vayan a casa a dormir. Aquí son las
19 horas, es muy tarde en Barcelona. -
Las dos amigas asintieron, como acatando la orden de una madre, aunque ella no las pudiera ver. Luego se despidieron.
Continuaban sentadas, con sus traseros pegados, compartiendo la silla. Nati se giró. Aunque no podía ver con claridad, sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. - Quieres compartir tu café? -
Adriana entendió el gesto como una oferta de paz, su amiga recién casada tenía razón, debían hablar y Nati, evidentemente, había dado el primer paso. - Claro, mi taza del demonio de Tasmania es grande... lamento no haber traído la tuya. -
También se giró, ahora ambas apoyaban una pierna sobre la silla. Se miraron y luego se abrazaron un momento. Pero sabiendo que ese gesto no era suficiente.
La argentina se levantó y fue hasta la mesa redonda donde, normalmente, trabajaban las tres. Tomó entre sus manos la humeante taza de café, se disponía a regresar junto a Nati cuando la luz volvió. Las dos observaron a su alrededor, todo parecía en orden. Y por el vapor que la taza aún despedía, el tiempo que habían pasado en la aventura no había significado nada en esa habitación.
- Aquí tienes. Voy a preparar más, creo que la noche sera larga. - Adri le entregó su preciada taza a Natalia y salió rumbo a la cocina. Encendió nuevamente la cafetera, rellenó el filtro y se apoyó en el mesón analizando la discusión que había tenido con su amiga.
Recordaba esa tarde, mucho tiempo antes, cuando estaban trabajando, la dinámica que se generaba cuando ellas ponían en funcionamiento su imaginación y entre risas y opiniones le daban vida a sus historias. Natalia ingresó, se acercó y le entregó la taza. Ella dió un sorbo al café. El silencio instalado no era incómodo. Su amiga se apoyó junto a ella, hombro con hombro. No había nada más íntimo para ellas que compartir la taza.
Natalia intentaba encontrar las palabras para iniciar la bendita conversación, haciendo el mayor esfuerzo para que no se oyera como un reclamo. El bip bip de la cafetera les indicó que, así como el café estaba listo, ellas tendrían que iniciar la conversación.
Cada una con su taza, Adriana con su demonio de Tasmania y Natalia con la de Garfield se dirigieron hacia el living de la casona, un espacio que habían preparado especialmente para esos momentos donde las ideas fluían, donde podían reírse de sus ocurrencias. Básicamente donde todo nacía. Esta vez era por otro motivo, uno evidentemente más importante, y tal vez, la diosa tenía razón. Desde que ellas tenían sus resquemores, las conversaciones habían dejado de ser tan divertidas y relajadas, pasando más tiempo en el estudio, donde se desarrollaba el trabajo.
Sobre el mueble donde descansaba la cafetera, quedó solitaria la taza de Snoopy de Angélica.
El living estaba estratégicamente preparado con tres sillones, cada uno del color favorito de su dueñas. Rojo el de Adriana, azul el de Natalia y verde el de Angélica. Sobre cada uno había un cobertor púrpura que combinaba con las cortinas, y en el centro, una mesa ratona de vidrio.
Nati estiró el cobertor a lo largo del sillón, la noche era cálida y no quería sentir que sus piernas se pegaban al cuero del tapizado, sus pantalones cortos cubrían lo justo y necesario.
Adriana imitó a su amiga porque el soltero llegaba diez centímetros por debajo de sus nalgas.
- Por dónde comenzamos? Preguntó la chilena.
- Por el principio? - Evadió su amiga.
- Adri! -
- Lo siento, Si no es escribiendo me cuesta expresarme, lo siento. - Se disculpó.
- Me dolió tu actitud Adri! - Finalmente Natalia dejó de evadir el tema. -
- Lo sé, y lo siento. De corazón te lo digo! - Adri suspiró. - Pero nunca reconociste que luego pase la noche contigo! -
- Si, es verdad. Es creí que había pasado la noche sola. Y para cuando Angie me lo contó, no tuve el valor de disculparme. -
- Lo que debo reconocer es que nunca te pregunté por qué habías tenido ese ataque de pánico, aunque Angie me lo contara, estaba tan molesta que decidí no hacerlo. Lo lamento. - Adriana se removió en su lugar, le picaba el cuerpo por ir a abrazar a su amiga.
- Cuando llamé esa tarde a Jin para preguntar por el sitio donde nos encontraríamos con sus amigos todo parecería ir en su curso. Ellos se habían ido a un hotel. Angie me me dijo más tarde, que él no lo sabía, fue una decisión de último minuto que tomó el idiota de S. Porque así se identificó en su momento. -
- Así que SeokJin armaba citas a ciegas para sus amigos! - Meditó en voz alta.
- Si pero a mí me generó tanta inseguridad... comencé a sentir cosas que suponía que estaban resueltas y, sin saberlo te llamé, y lejos de verte, la que llegó fue Angélica. Y todo se volvió oscuro. Lo que menos necesitaba era que él supiera lo que había provocado. Porque estaba segura que Angie se lo contaría. -
- Amiga lo lamento tanto! Si tan solo me hubieses explicado. Cuando ella me llamó, dejé todo para ir a la clínica, no lo dudé jamás, ni siquiera me interesó. Bueno, me interesó luego. Después pasé la noche contigo y seguías enojada. Al principio lo entendí, pero cuando llamé a Jin para disculparme, él estaba molesto porque había peleado con su amigo y éste le prohibió dejar que yo supiera quién era. Y por eso es que no fui a la boda! - Se explicó disculpándose Adriana.
- Lo sé, sabía que algo de eso había pero Angie no quiso decir nada porque, según ella, era algo entre su novio y tú. -
- Creo que el señor SeokJin tiene unos amigos un tanto gilipollas, como dicen aquí. - Natalia se levantó y sin preguntar, se sentó junto a su amiga. - Hemos estado distanciadas sin hablarnos por culpa de terceros. Eso nos deja mal paradas como amigas. -
- Tienes razón! Ven aquí! - Adri la abrazó y tiró de ella para quedar acostadas en el sillón. - Hacia mucho que no estábamos así. - Besó su coronilla. - Te quiero. -
- Y yo a ti. - Nati acarició el brazo que le rodeaba los hombros pasando por su pecho.
Estuvieron un tiempo más, así abrazadas y luego decidieron que sería bueno irse a dormir. Si bien Angélica no estaba, ellas tendrían que presentar aunque sea una idea. Abril, su editora, les había exigido aunque sea un título para su nueva historia.
- Nos vemos mañana a las ocho. Por la tarde vendrá la temible y no queremos hacerla enojar. - Nati se despidió y subió a su taxi.
Adriana caminó las calles que separaban la casona de su modesto departamento, necesitaba analizar la situación. Así como había hablado con Natalia, sentía que debía resolver algunos temas con Angélica. Todo había resultado ser más profundo e importante de lo que parecía.
Nati entró en su mono ambiente, inhaló profundamente, le gustaba la esencia que dejaba el sumerio que encendía cada día antes de salir a trabajar. Había decidido que ese sería su lugar de paz, por ende ni siquiera tenía una tablet allí, todo lo relacionado a lo laboral lo hacía en la casa, tanto lo relacionado a su columna como las novelas. Encendido el equipo de música y seleccionó la carpeta de U2. Con el sonido suave de fondo escribió un texto.
Angie 👼
Hola linda! Ya pudiste calmar al ricoton? 🤤
1.24✅✅
Sonriendo por la pulla, entró al baño, se lavaba los dientes, cuando oyó el móvil sonrió ladina, allí estaba su respuesta.
Esperó el tiempo suficiente para leer el mensaje de Angélica, mientras se colocó el pijamas y desparramó una mascarilla en su rostro. Luego se acostó y revisó el teléfono.
Nati 🧜♀️
Podrías dejar de hacerlo Natalia 🤬
01.47 ✔✔
Nati soltó una carcajada. Acomodándose para dormir, dejó el teléfono en la mesa de noche y apagó la lámpara.
La diosa observó, esto era sólo el comienzo. Si ellas creían que con solo palabras estaba todo solucionado, estaban más que equivocadas. Aunque sabía cual sería el resultado, le gustaba ver en vivo y en directo su experimento.
Sería una pena dejar de que tanto talento se desperdiciara por malos sentimientos que, poco a poco iban arrebatando la imaginación que en ellas había.
By aksj1992
Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜
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