26
Mejor que lo real
Como si el tiempo hubiese regresado atrás, a través de un bucle colorido, lleno de risas y extraños sonidos. Cada quien lo vivió a su manera, como siempre las tres amigas sabían que la diosa les deparaba una nueva aventura, aunque después de los he hechos recientes, los tres amigos también sabían que lo que estaban por vivir ya no era un simple sueño.
Fue una noche loca, de esas que no se olvidan. La despedida de soltera de Angélica finalizó en la casona que comparten. Entre risas, llantos, copas de vino y brownies de la felicidad, que nunca supieron como llegaron a sus manos, terminaron creando una épica historia que empezó con un inocente cuento infantil y resultó siendo un cuento para adultos.
Esta vez el viaje no fue tan duro y la caída fue mucho mejor de lo que esperaban.
– ¿Adri por qué tienes esa tremenda panza? – Angélica y Natalia se miraban y no lo podían creer.
– ¿Amiga estás embarazada?– le dice Angélica.
– ¡¿Qué?! – exclamó Adriana - ¿pero cómo y de quién?
– Del Trauco querida amiga.– le responde Natalia con un ataque de risa que hasta lágrimas caen de sus ojos.
– Angie, tu vestido es rojo, ¿quién eres?
– ¡Oh! – exclamó Natalia llevándose las manos a la cabeza – ¡Eres Caperucita roja! ¿Quién será tu lobo? – Natalia estaba divirtiéndose mucho al ver a sus amigas así.
– Una sexy Caperucita – le responde Angélica. –¿y qué hay de ti? – Adriana y Angélica no paran de reír al ver a Natalia vestida como Blanca nieves.
– ¿Qué mierda? Blanca nieves... ¿soy virgen? ¿será que tendré a mis siete enanitos en algún bosque y me quitarán mi preciado tesoro? – dijo llevándose sus manos a modo de escudo sobre su pelvis. - ¡Ya saben la fama que tienen los enanos!
– ¿Y a dónde se supone que tenemos que ir?
– Con esta panza no llegaré ni al arbusto que está a tu lado Nati.– se queja Adriana.
– Hay que ser positivas chicas y seguir... – Natalia se rasca la cabeza y se da cuenta de algo – ¡¡Si!! Hay que seguir el camino de piedras color arcoíris, ¿cómo no lo pensé antes?
Las dos amigas caminan por el sendero color arcoíris que se interna en un bosque mientras Natalia se queda atrás impresionada con algo que le acaba de suceder. Y sus amigas se dan cuenta y vuelven donde ella.
– ¿Estás bien Nati? – le pregunta Angélica.
– Si Nati te ves como si hubieras visto a Paul Hewson en persona – Angélica y Adriana se retuercen en risas.
– No, no es eso. Es algo mucho mejor que Bono, miren... – Natalia extiende sus brazos hacia los lados y comienza a cantar. — Maybe I, I can never fly... — alargando la última nota de la canción comienzan a llegar pequeños pajaritos de todas clases y nombres que se posan sobre los brazos de la peli azul Blanca nieves.
– ¡¡Oooh!! – exclaman sus amigas.
– Si tan solo fuera otra clase de pajaritos que se posen en mi. – dice Natalia con un puchero en sus labios.
– ¿Qué clase de pajaritos? – pregunta Adriana.
– Adri... no le sigas el juego, ya me imagino de que esta hablando...
– ¿De qué? ¡Que no entiendo! – grita Adriana desesperada.
– ¡De la polla! ¡el falo! ¡la verga! ¡pija! ¡pene Adri, pe-ne! – sentencia Angélica fastidiada. – ¿Tanto tiempo conviviendo con ella y aún no la conoces?
– Claro que la conozco, solo quería escucharte decir pene. – Natalia y Adriana no paraban de reír mientras caminaban por aquel sendero amarillo y haciéndole bromas a su pequeña amiga; pequeña... pero poderosa.
–Angie, Es duro y redondo y se mete hasta el fondo ¿Qué es? – le pregunta la chilena.
– Entra seca y arrogante y sale fofa y chorreante. ¿Qué es Angie? – la argentina no se queda atrás.
– La última la última...Lo lleva el hombre por delante, lo saca con mucho recelo, tiene cabeza y en ella no hay pelo. ¿Eh, eh? – le vuelve a preguntar Natalia.
– ¡¡El pene!! – grita Angélica casi echando humo por sus orejas.
– ¡No!
– ¡Ni cerca, mal pensada! El primero era el anillo.– le responde Natalia.
– El segundo la galleta.
– ¿La galleta?
– Sí, cuando la remojas en leche. ¿O nunca lo has hecho? – le contesta la argentina a punto de echarse a reír.
– ¿Y el otro?– pregunta una Angélica ya muy fastidiada.
– El reloj de bolsillo.– le responde Natalia.– Si que tienes la mente sucia Angie. Y después dicen que soy yo. Una más y te libero de tus pecados...ok
– Está bien... pregunta.
– No es pájaro y alza vuelo, Se chupa y no es caramelo.
Las amigas Natalia y Adriana se miran a punto de explotar de risa, pero se controlan.
– Mmmm, se chupa y no es... – Angélica piensa y piensa – No lo se chicas ¿qué es?
– ¡El pene! – gritan las amigas al unísono.
Ríen tanto que Adriana ni cuenta se da que algo le había pasado.
– Chicas, creo que ya tuve al bebé.
– ¡¿Qué?! – gritan Angélica y Natalia al mismo tiempo.
– No era un bebé. Tanto reír se cayó y era un balón de fútbol – dice Adriana decepcionada mostrando su sorpresa a sus amigas.
– ¿Y por qué llevabas eso escondido ahí?
– No lo sé. Tal vez Atenea la Diosa me quiso gastar una broma. – dice Adriana frustrada mirando al cielo.
– Ahora que te veo bien, pareces una princesa, pero de qué cuento. – las amigas no logran descubrir a que cuento pertenece Adriana. Y sin dar mayor importancia a lo acontecido siguen su camino, Adriana con el balón en los brazos.
Han llegado a una pequeña casa en medio de los árboles. Esa vivienda tiene algo llamativo, es una casa de bosque, pero algo les llama la atención a las tres amigas. ¿Serán los verdes arbustos que la rodean? ¿El humo que sale por la chimenea? No lo sabían muy bien o era efecto de tanta mofa entre ellas. Se decidieron a llamar a la gran puerta que las recibía en la entrada. Era una puerta algo extraña, pensó Natalia y se decidió a pasar la lengua por aquella aldaba que extrañamente tenía la forma de un gato.
– Woow chicas, tienen que probar esto. – Adriana y Angélica ponen cara de asombro y asco a la vez.
– Ni loca, te imaginas la cantidad de gérmenes que debe tener eso.
– Sí, muchos deben haber tocado esa cosa, no que asco.
– Ustedes se lo pierden queridas.
La Blanca nieves peli azul vuelve a lamer la aldaba, pero esta vez le da un gran mordisco, justo en ese preciso momento la puerta se abre arrastrando a Natalia con ella.
– Buenas tardes señoritas, ¿qué desean?
Un hombre grande, piel de canela, parecía algo tipo guardia de seguridad, pero vestido de príncipe las recibe en la puerta.
¿NamJoon? Mi cuñado está aquí, pero no me reconoce gracias a Dios, ya que en este vestido debo verme muy graciosa. Piensa Angélica.
– Eh, bueno hemos seguido el arcoíris hasta aquí y no sabemos muy bien por qué. – dice Adriana intimidada por el gran hombre.
– Si, y nos topamos con esta hermosa casa.– agrega Angélica – y a mi amiga le ha dado por hacer cosas extrañas, mis disculpas señor.
– Que extrañas ni nada, esto esta exquisito. Hola grandote ¿de dónde saliste? – se insinúa Natalia.
– Pueden ustedes pasar.– les señala el hombre en la entrada. – Las estábamos esperando.
– ¿Nos esperaban? – pregunta Angélica
– Gracias guapetón – le dice Natalia mientras deja de devorar la aldaba y entra acompañada de sus amigas. Las tres tomadas del brazo. Con Natalia en el medio, obviamente para que no cometa ninguna locura. Adriana le entrega el balón al grandote y este se queda mirando extrañado.
– Cuídalo mucho. – le dice Adriana guiñandole un ojo.
Una vez dentro de la casa, las amigas se llevan una impresión muy particular de la casa. Por fuera es pequeña, pero por dentro es casi un palacio. Escaleras de mármol situadas una a la derecha de la casa y la otra a la izquierda.
– Les juro que esa aldaba tenía algo, sabía a caramelo y a algo más. – les cuenta la peli azul a sus amigas. – si no es así ¿por qué ustedes lucen tan hermosas?
– ¿Hierba gatera? Si no, como explicas tu comportamiento Nati. Tienes una fascinación con los gatos que hasta a veces te crees uno.
Natalia suelta una carcajada tan contagiosa que a Angélica le hace recordar a su amado SeokJin. Y se contagia con su risa. Adriana las mira sin entender.
– ¿De qué se ríen?
– No lo sé. – responde Angélica.
Mientras recorren la gran casa, pueden observar, además de las escaleras de mármol, las lujosas lámparas de lágrimas de cristal que cuelgan desde el techo. Las paredes decoradas con extraños cuadros de figuras humanas en distintas posiciones.
– ¿El kamasutra? – pregunta Adriana mirando los cuadros y tratando de descifrar a que lado estaban posicionados.
En el medio de un gran salón, una larga mesa abarrotada de comida de todas clases y colores. Parece comida falsa piensan ellas. Al rededor de la mesa cuatro hombres sentados uno de ellos el grandote que les abrió la puerta.
– ¿TaeHyung? – se pregunta incrédula Angélica.
– ¿Quién? ¿El cuñadito bebé? Mmmm
– ¡Nati! Por favor contrólate. – Susurra Angélica.
– Si mami – Natalia le hace un puchero a su amiga Angélica.– pero tu cuñadito esta muy bueno. Está papuchu.
–¿Papuchu? Esa es nueva.
– Si pa' puro chuparsel...
–¡Basta! – la interrumpe Angélica.
– Y quienes son... – comenta Adriana.
–JungKook y Jimin.
– ¿Los primos? – Natalia lleva sus manos al corazón suspirando fingiendo un ataque. – Son tan lindos.
– No seas burra Nati. Esos no se tocan.
– Aguafiestas.
– Pueden dejar de discutir ridiculeces por favor. – pide Adriana. – Necesito ir al baño.
– Te acompañaré – se ofrece Angélica.
– Yo esperaré aquí, no se preocupen por mi. – les dice la chilena Blanca nieves.
– No hagas nada extraño. – le pide Angélica.
– Entendido mami Angie.
Natalia ha quedado sola y no sabe si ir a saludar a los hombres de la mesa o quedarse a esperar. No lo piensa mucho y da dos pasos y alguien la detiene. ¿Jin?
– ¡Jin! Estás aquí.
– Si, ¿a dónde ibas azulita? ¿O debo llamarte Blanquita? – Jin la mira con deseo.
– Tú puedes llamarme como quieras Bombón. – dice sin pensar en sus palabras, esa boca la vuelve loca. Más de lo que ya está.
– Bésame – le pide Jin.
Natalia no lo piensa dos veces y se lanza a los brazos de SeokJin, este la rodea por la cintura, su respiración entrecortada le provoca algo. Lo mira a los ojos y luego a los labios y lo besa. Se moría de ganas por tener esa boca en la suya. La lengua de Jin recorre toda su boca al igual que ella lo hace con la de él, y mientras se besan frotan sus cuerpos. Es la gloria pensaba Natalia. Pero no duró mucho tiempo. Una voz la sacó de su erótica imaginación.
– Nati, ¿Estás bien?
– Jin... Si... no te preocupes por mi bombón.
– Llegué y te quedaste modo Off – Jin ríe a carcajadas.
– Mmmm si, que gracioso Jin. – gracias Atenea por ese ridículo minuto feliz y porque solo fue mi imaginación yo no quiero caer en sus brazos nunca más aunque la tentación sea demasiado fuerte, no puedo, Angélica es mi amiga, bofetada mental para mi. Pensaba Natalia mientras Jin la acompañaba a saludar a los demás.
Pero los saludos no alcanzaron a ser ya que la vista de Natalia fue desviada hacia una de las escaleras de mármol. Un bello espécimen de hombre bajando con elegancia la hizo olvidar a Jin y los demás. Gatito. Ella corre hacia él, pero Jin la detiene.
– ¿Qué mierda haces Jin?
– Solo te diré una cosa, no lo abraces. – le advierte Jin.
– ¿Qué tiene de malo abrazarlo? No me lo voy a comer... – Jin estaba a punto de abrir la boca, pero fue tarde. Natalia se lanzó a los brazos de aquel hombre y este al instante se transformó en gato. – qué mierda...
– Te lo advertí Nati, has caso alguna vez, estoy seguro de que Angie te dijo que no hicieras nada extraño – uy si que la parejita de miel están conectados vaya mierda, pensaba Natalia mientras acariciaba a su chico-gato que se remueve entre sus brazos para zafarse. Y lo logra, una vez en el piso él vuelve a su estado normal.
– No vuelvas a abrazarme, ¿entendido? – la amenaza con el dedo índice.
– Ok gatito – dice Natalia haciendo un puchero triste.–¿Eres YoonGi?
–Si.
Lo sabía era su gatito sexy, por eso siempre se aparecía en los viajes de Atenea.
– ¡Jin!– el grito de Angélica deja a todos en silencio.
– ¡Jagi!– Angélica corre a los brazos de su amor y este la recibe con euforia. La besa, la aprieta, la toca. Se reconocen esta vez.
–Mírate, eres Caperucita roja.
–¿Eres mi cazador o mi lobo?
–¡Tu lobo feroz!– responde Jin dando mordiscos en su cuello mientras Angélica lo rodea por la cintura con sus piernas. – de hecho soy un hombre lobo.
–¡Consigan un hotel! – les grita J-Hope quién hace su aparición entrando como todo un caballero.
Adriana mira a Natalia y se pregunta ¿Qué hace ahí? El mismo hombre que la seguía por cada viaje de Atenea.
– Estamos igual Adri, no entiendo nada.
HoSeok viste como un príncipe, un encantado príncipe, si encantado no encantador, aunque también lo era, pero el asunto es otro. El príncipe del sol J-Hope está encantado, como Pinocho, si miente algo que no es la nariz le crece. Solo el amor verdadero le quitaría aquel hechizo.
Jin fue el encargado de contarle a las chicas sobre aquella situación. Adriana no lo soporto corrió escaleras arriba y se encerró en la primera habitación que encontró. El príncipe del sol J-Hope se sorprendió y la siguió. ¿Será aquella doncella la que quitará el hechizo?
Dio con la habitación donde se había escondido Adriana. Llamó a la puerta dos veces y está se abrió.
–¿Vergocho se fue tras ella?– todos miran a Natalia y ríen.
–Mi hermosa y única princesa Adriana– se atrevió a decir el príncipe J-Hope al tiempo que le crecía un buen bulto en la entrepierna, – te traigo estas hermosas flores de mi tierra, como símbolo de nuestra futura unión y la de nuestros reinos. – el bulto seguía creciendo.
–¡Bien! – dijo la princesa Adriana impresionada, no sabía si por las mentiras o por lo que crece entre sus piernas. – ¡No te quedes ahí y entra!
La princesa entró con el príncipe del sol en la alcoba. Lo situó sobre una gran cama, se desnudó por completo, cuando vio a su príncipe del sol J-Hope desnudo - una hermosa estampa primaveral. - se decía para sí.
Ni corta ni perezosa acudió a él para completar la hermosa estampa. Nuestra princesita quería ser penetrada por la gorda y creciente polla. Una vez en acción el placer le pareció infinito - ¿éste será mi rey? - se preguntaba para sí.
Los gritos de la princesa Adriana se escuchaban por toda la casa.
– Miente, mi príncipe J-Hooope, miente.
Jimin le subió el volumen a la música y los presentes dejaron de oír los gritos y gemidos de la princesa Adriana. Se reunieron en el centro del gran salón y Jimin junto con JungKook comenzaron a bailar, luego se les sumó TaeHyung. Los tres vestían como príncipes sacados de un cuento de hadas. Y bailaban de maravilla.
Aprovechando la distracción de los presentes, Jin y Angélica desaparecieron de la vista de todos, se encontraban en uno de los baños de la casa. Jin alzo por la cintura a Angélica y la sento en el meson del lavamanos y quitandole las bragas dijo:
–Abre las piernas Caperucita, quiero comerte mejor.
Y empezó a besarle su sexo, primero lo hacia suave, tocando a penas su clítoris con su lengua, pero luego empezó a darle lamidas recogiendo el flujo que emanaba de esa fuente de la que el bebia sediento y desesperado, sus labios la llevaban al cielo o al infierno, el placer la confundia, jugaba con su lengua, chupaba muy fuerte y delicioso.
–Ah, Jin, Jin, si amor, sigue. Me encanta como lo haces sigue así aah- Decia muerta del placer que le daba la lengua experta de Jin. De repente da un respingo, estaba soplando suavemente directamente en su sexo, ¡ooh! que placer le producia eso.
Pero Angélica quería mas, quería sentir el pene de Jin en su boca, darle placer a el también. Lo empuja con sus brazos separandolo de su sexo, eso le sorprendio, bajó del lavamanos y se arrodilló frente a él desabrochando su pantalón y bajandolo con todo y boxer, su pene salto frente a ella, duro, brillante y grande.
– ¡Ah mi Caperucita depravada quiere lechita de su lobo! – Exclamó Jin cuando le sacó el pene y empezó a masturbarlo.
Lo miraba pícaramente, quería que la viera y borrara de su mente esa imagen de niña buena que tenia, quería que la viera como una putita viciosa descarada.
–Mi Caperucita viciosa, no quiero acabar en tu boca.
Angélica se sentía en las nubes, en el paraíso, en el infierno, aquí y ya, ya no sabia donde se sentía, lo que si sabia era que esto se sentía muy bien, Jin le hacia el amor de una manera que le producía más placer del que le había dado jamas, sus jugos escurrian lentamente por su pene y sus sexos hacian ruido cuando él la penetraba, sus labios aprisionaron su cuello y pasaba su lengua por el haciendola temblar y gemir de placer.
Al volver las dos parejas, que irradiaban felicidad absoluta. Natalia increpa a sus amigas. Mientras los príncipes se van a la cocina a preparar comida de verdad.
–Me dejaron sola con un grupo de hombres que ni siquiera conozco.– dice una asustada Natalia.
–¿Y qué hay de tu gatito?
–Es extraño, no quiere compañía y no deja que me acerque a él, ¿saben qué cuando lo abrazan se convierte en gato? ¡un gato!
–¡Noo, el sueño de toda tú vida Nati!– dice Adriana – ¡tener un chico-gato!
–¿No puedo tener sexo con un gato? Eso va en contra de mis principios.
–Si, suena complicado. Creo que esta vez tendrás que conformarte solo con mirarlo – habla Angélica.
– Además hay más banquete sobre la mesa – Adriana señala a los cuatro chicos sentados a un rincón de la mesa que conversan amistosamente.
–El morenazo está bien dotado, se nota a kilómetros.–dice Natalia relamiendo sus labios. Un golpe en su cabeza la hace reaccionar, Angélica. – ¿por qué hiciste eso?
– Es el hermano de Jin, y TaeHyung también y los demás sus primos. No te metas con ellos.
– ¡¿Pero por qué?!
– Algún día me lo agradecerás Nati.
– Bueno, si tú lo dices mami Angie.
Luego de un rato de miradas seductoras entre Suga y Natalia, jin avisa que la comida está lista.
–¡Ya está la comida! Siento haberlos hecho esperar.– grita Jin desde la cocina.
–Espero que no haya caído ningún pelo de tu cuerpazo de hombre lobo.–bromea Natalia.
–Nati ya para–le pide una agotada Angélica.
–¡Queeeee! ¡Ajetes! ¡Yo odio los ajetes!– grita Suga.
–¡Oh lo siento! No lo recordaba.–le responde Jin.
–No son solo los ajetes, los puerros y el miso también.–dice Adriana.
–Bueno si es sopa de miso no pasa nada.
–¡Vamos traga!–se entromete Natalia.
–¡¿Quee!?
Natalia hace tragar a la fuerza los ajetes a YoonGi.
–Nati, Suga ya esta inconsciente–le avisa Adriana.
–¿Eh? Oups.–se oye a lo lejos la voz de J-Hope.
–¡Suga! Estas bien, por favor contesta se...se va a... ¡NO rápido! ¡Hay que llamar a una ambulancia! Ha sido por mi culpa si no hubiera obligado a comer los ajetes...– llora Natalia.
Ella con su típico ataque va corriendo a llamar a una ambulancia pero Angélica la calma.
–Vamos, vamos Nati solo se ha desmayado por el sabor de los ajetes dentro de un rato despertara.–le habla con calmada voz Angélica.
–¿Si tú crees? ¡¿Pero estará bien?! ¡¿y si y si le pasa algo?!–Natalia otra vez empezando a darle uno de sus ataques.
–No te preocupes solo hay que llevarlo a su habitación hasta que despierte.– interviene Jin.
–¿Eeh?–dice YoonGi aún medio inconsciente–¿Que ha pasado...? ¡así ya recuerdo! ¡Esa mujer de... ahora verá! ¿Eh? ¿pero qué?–Suga ve a Natalia arrodillada cerca de la cama de este.
–¡Gatito estas bien!–exclama Natalia. Con lágrimas en los ojos se acerca hasta la cama de Suga.
–Hey tran-tranquila no ha sido nada...– Suga suelta una pequeña carcajada algo sonrojado mientras se echa una mano a la cabeza.
–¡Así! Qué alivio estaba muy...¡AUCH!–
Natalia se resbala y cae encima de YoonGi transformándose este en gato.
Suga totalmente sonrojado queda aplastado debajo del pecho de Natalia, normalmente se habría enfadado y habría gritado a Natalia pero... se estaba tan bien ahí, sus pechos aunque no excesivamente grandes eran suaves y cálidos. Natalia vestida de Blanca nieves era un sueño hecho realidad para YoonGi.
Natalia no sabía qué hacer si levantarse y pedir perdón o simplemente salir huyendo. Entonces Suga no aguanto más la tentación de probar aquellos pechos de los que no se podía despegar y tras rasgar el vestido con sus garras empezó a lamer suavemente los pechos de Natalia con su pequeña lengua de gato.
–¿Su...Suga...pero que haces...?
Dijo una sonrojada Natalia que trataba de ahogar en vano sus gemidos.
–¿Es que no te gusta?
–No...no es eso pero...–Natalia recordó que era virgen en esta historia. Y dolerá un poco.
–Pues entonces relájate y disfruta...
Cambiaron de posición quedándose de lado mientras Suga seguía disfrutando del sabor de aquellos pechos, los lamia, succionaba todo lo que le permitía su boca de gato y acariciaba el vientre de Natalia con la punta de su cola, moviéndola de arriba abajo haciendo que la piel de la chica se erizara.
Entonces Suga volvió a su estado normal.
–Bueno...continuemos.–sugiere él.
Suga ya desnudo arrancó la ropa de Natalia y se le echo encima empezando de nuevo a lamer esos maravillosos pechos. Los lamia, los chupaba esta vez con gran rapidez y fuerza arrancándole gemidos a Natalia, al ver la reacción de esta se atrevió a morderlos un poco y se relamió al verla gimiendo sin parar mientras se contenía en abrazar al autor de todo ese placer, sabiendo que si lo hacia este se convertiría en gato.
Suga mientras lamia un pecho con una mano masajeaba el pecho que quedaba libre, y con la otra mano empezó a bajar por el cuerpo de Natalia lentamente.
Cuando esta se dio cuenta a donde se dirigía trato de detenerle pero antes de poder decir nada Suga le dio un beso introduciendo su lengua todo lo que pudo, recorriendo centímetro a centímetro toda la boca de la chica, saboreando lentamente su deliciosa saliva...
Esta le respondió y sus lenguas se entrelazaron, aumentando el ritmo, volviendose su beso tan apasionado que la saliva goteaba por las bocas de ambos.
Suga aprovechando la distracción de Natalia bajo su mano hasta ese punto que se moría por probar, y empezó a rozar su entrada lentamente, Natalia trato de detenerle pero Suga le sujetó ambas manos mientras seguía acariciando la húmeda cavidad de la chica.
Abrió un poco ese lugar tan intimo y empezó a meter un dedo, luego dos, a cada lenta embestida que le propinaba con sus dedos la humedad del sitio crecía, excitando aún más a Suga.
Así que; separo su boca a la de Natalia y lamio poco a poco todo su cuerpo, empezó a bajar por el cuello, mordiéndolo dejándole varias marcas.
A continuación; se detuvo en sus deliciosos pechos, succionándolos y mordiéndolos después. Suga, ya no se contuvo más y fue directamente al lugar que le interesaba.
Hizo, que Natalia abriera todo lo que pudiera las piernas mientras las flexionaba.
Antes de probar el sexo de la peli azul se relamió mirándolo, una pequeña mota de pelos marrones se alzaba (no, no eran azules, ¿qué pensaban) y no pudo evitar acercarse un poco mas y oler aquel lugar. mmmmhhh aroma de mujer...- pensó.
Después instintivamente busco el clítoris de Natalia y sin dudar lo empezó a lamer.
–Aaahh...Su...Suga...–Gimió Natalia mientras contraía su espalda.
Sl ver la reacción de ella, Suga empezó a lamer con más fuerza, jugaba con el clítoris de esta mordiéndolo suavemente y tirando de él, succionadlo, lamiéndolo.
Suga metió dos dedos dentro de esa mujer y empezó a moverlos al mismo tiempo que jugaba con su clítoris. Natalia no podía evitar gemir mientras los espasmos y los escalofríos que recorrían su cuerpo aumentaban, agarro por la cabeza al gatito e hizo que se adentrara aun más entre las piernas de esta haciendo que lamiera más fuerte.
–Si-sigue Suga...por por favor...–Le consiguió decir Natalia entre gemido y gemido.
Sumentando la velocidad Suga introducía rápidamente sus dedos mientras chupaba más y más...
Natalia no pudo más ... y con un gran gemido se corrió en la cara del chico-gato.
Su cuerpo estaba bañado por una capa de sudor y sus pequeños pezones se encontraban duros y erguidos, como reclamando atención.
Suga se aparto de entre las piernas de Natalia, esta temió que le hubiera disgustado que se hubiera corrido en su cara, pero; ocurrió justo lo contrario, un excitado Suga se abalanzo sobre Natalia besándola mientras guiaba su gran y dura erección hasta la húmeda entrada de ella, poniéndola de tal forma que no se tocaran demasiado para no convertirse en gato. Entonces introdujo la cabeza de su duro miembro en ella; arrancando un grito de dolor a Natalia.
–Tranquila dentro de nada empezaras a sentir placer...–Dijo muy convencido– tú solo relájate, y yo haré el resto...–Pronunció sensualmente Suga.
Las embestidas eran lentas pero fuertes aumentando la profundidad en cada una de ellas, hasta que Suga consiguió meter su miembro completamente. Los gemidos de dolor de Natalia se fueron convirtiendo en gemidos de placer...
–¿Estás lista Nati?
–S-si...
Con el permiso de Natalia, Suga, aumento el ritmo; ahora las embestidas eran rápidas y fuertes, agarrando las caderas de Natalia para tomar impulso.
Los dos gemían sin cesar. Aparte de sus gemidos lo único que se oía en la habitación era el sonido de entrada y salida del miembro de Suga siendo succionado por la vagina de Natalia.
Suga puso a Natalia a cuatro patas e hizo que subiera el trasero; metió fuertemente su endurecido miembro en la cueva de Natalia, introduciéndola hasta el fondo y sacándola casi por completo aumentando cada vez el ritmo, al final casi ni sacaba su miembro de aquella estrecha y cálida cavidad que apretaba fuertemente su polla. Suga se acerco más a Natalia y empezó a lamer su cuello mientras aumentaba el ritmo diciéndole cosas al oído.
–Na-Nati...me-me voy a correr...
–Yo...también gatito.
Suga se alejo del cuello de Natalia y con una fuerte estocada se corrió dentro de ella dejando salir tres grandes chorros de semen dentro de esta. Natalia lo acompaño y se corrió nada mas sentir el cálido semen del chico-gato dentro de ella.
Sin salir de ella Suga beso por última vez a Natalia y la abrazo, convirtiéndose en gato. Ambos quedaron profundamente dormidos, abrazados tranquilamente, sin sospechar que alguien había observado toda la escena...
Un estruendoso sonido los despierta sobresaltados.
–¿Qué mierda fue eso gatito?–Natalia pensó que se trataba de Atenea.
–La reina arcoíris – dice Suga mientras vuelve a tomar su forma humana al separarse de Natalia.
–¿Reina arcoíris?
–Larga historia, vístete rápido, bajaremos con los demás.
–¿No me dirás quién es?
Suga mira a su amante peli azul y suspira.
–Los siete que estamos en está casa somos sus prisioneros.
–¡Qué! ¿Cómo y por qué?
Al ver la cara de horror de Suga, Natalia intuye que la reina arcoíris debe ser muy temible. Terminan de vestirse y se reúnen con los demás.
Una vez todos en la sala se presenta ante ellos la reina arcoíris, bella mujer con rostro de niña inocente.
Adriana, Angélica y Natalia se miraban extrañadas, ¿Qué hacía ella aquí? ¿Era todo parte del castigo de Atenea? La Reina arcoíris era nada más ni nada menos que Abril, la nueva editora de las tres amigas.
Sus cabellos eran un arcoíris ondulante. Su vestido blanco radiante con un arcoíris de capa. Era preciosa sin duda, pero algo ocultaba. Entonces la Reina arcoíris, observando el espectaculo, grita iracunda...
–¡Que les corten la cabeza a las tres intrusas!
–Es hermosa.–dijo suspirando TaeHyung.
–Si, demasiado.–replicó un embobado JungKook.
–Reaccionen estúpidos–les pide Jimin–la Reina nos ha mandado a cortarles la cabeza a esas tres mujeres.
–Me niego– dice Jin interponiendose entre NamJoon y Angélica.–Si la tocas te mato.–Angélica mira sorprendida a su amor que intenta salvarla de la muerte, no quiere pasar por aquello otra vez.
–Yo también me niego–la voz de J-Hope se hace escuchar y es evidente que no miente. Adriana se asombra al ver a su príncipe del Sol protegerla de TaeHyung.
–Veo que se han divirtido mucho en mí reino–dijo a los presentes la Reina arcoíris.– Serán castigados por esa imprudencia. ¿Y a ti nadie te salvará de morir decapitada?–la Reina arcoíris se dirige a Natalia.
Natalia mira a su alrededor y no ve a nadie, Suga ha desaparecido, "cobarde de mierda". JungKook la toma con toda su fuerza y la arroja al piso y con un pie en su espalda la inmoviliza. ¡Que fuerza tiene este hombre! Pensaba Natalia al sentir que casi no le entraba aire a sus pulmones.
JungKook desenfunda su plateada espada medieval y se dispone a obedecer a su hermosa Reina arcoíris.
Adriana y Angélica no lo pueden creer, ¿la vida de su amiga, hermana, la loca, la deslenguada, la atrevida, llegaría hasta ahí?
Jin y J-Hope nada podían hacer, solo debían interceder para sus propias mujeres. Se preguntaban dónde estaría Suga, ¿tal vez escondido? ¿Inseguro de poder salvar a su amante?
Cuando JungKook levanta su espada y con fuerza la deja caer sobre el cuello de Natalia. Pero algo lo arroja lejos dejando caer la espada a metros de Natalia.
–¿Suga? ¡Gatito!–gracias Atenea, prometo nunca más decir maldiciones en tu contra. Suga le tiende la mano y ella la toma. Se levanta para abrazarlo y recuerda que si lo hace se volverá un gato.– Gracias gatito, pensé que yo no... te
–¡Yo me niego rotundamente a que le hagas daño a mi mujer! – le grita Suga a la Reina arcoíris.–Estas mujeres llegaron hasta aquí para rescatarnos de tus garras. Y nos vamos con ellas.
–Waau, o digo Miau, mi lindo gatito sacó sus garras.
–Ya era hora–bromea Jin.
–Necesitaba algo de presión–dice J-Hope–¡y vaya que la tuvo!
Natalia se acerca a sus amigas con los ojos húmedos por las lágrimas que comienzan a caer. Las tres se abrazan con cariño. Esto de estar perdiendo a alguien querido se siente muy feo. Piensa Natalia y se gira hacia la Reina arcoíris.
–Ella ve la debilidad en nuestros corazones.–le advierte Suga.
–¿Veo que te quedaste con el gatito cobarde?–dice divertida la Reina arcoíris, pero Natalia la hace callar.
–Te crees mucho porque tu cabello es como el arcoíris. Pues el mío es azul perra, el color más espiritual de todo el espectro del arcoiris. Es inspiración, verdad, fidelidad y justicia. Los Dioses viven en el cielo y el azul es el color que los rodea. Nosotras estamos aquí gracias a la Diosa Atenea y si nos haces daño ella te pateara tu lindo trasero rainbow dash.
–¿Atenea?–la Reina arcoíris suelta una falsa carcajada.–¿Quién es ella? ¿Una bruja?
–Ya verás Rainbow Brite.
Y la diosa se hace presente. Pero ella solo le dice a Natalia:
–Tenerme a mí es tenerlo todo, no hay escudo más poderoso, no hay recompensa más grande. Usa toda mi armadura para protegerte del enemigo en cuaiquier momento que ataque; al final de la contienda tu habrás triunfado, no por la fuerza, ni por el poder, sino por mi Espíritu.
– ¿Esa es tu Diosa Atenea?– rie la Reina arcoíris.
La diosa la oye y le lanza un potente rayo que la hace volar por los cielos. Adriana, Angélica y Natalia se miran asombradas por su gran poder.
Pero algo era distinto, no era Atenea la Diosa en frente de ellas. Era Afrodita. - Ya mencioné que deben darle una oportunidad al amor. Derriben los muros que pretenden erigir sobre sus corazones y sean felices.
Luego desaparece y ellas regresan cada una a su hogar.
Tarde pero seguro
Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜
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