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Cuando volvieron del viaje de Atenea lo hicieron por separado, Angélica y Seokjin en su departamento más juntos que nunca. Los nervios de Angélica eran evidentes, lo que vivió fue tan real, con tanto dolor físico y psicológico que no se atrevería a soltar a Jin. Aunque lo hizo solo por un segundo, para comprobar si su adorado cabello había vuelto a ella.
¡Atenea perra desgraciada! jamás te hubiera perdonado que me dejaras pelona. ¿Sabes todo el tiempo y dinero que invertí en tener esta cabellera que sería la envidia de Rapunzel? Por Dios Angie, ¿en en serio? ¿Estas pensando en eso ahora? El viaje te afecto más de lo que crees ... Pensó para si misma.
– Angie mi amor, tranquilízate, ya todo terminó. – la consolaba su esposo. – Esta vez Atenea se excedió.
– ¡Sabes lo que pasó con Nati, es... es mi culpa! ¡y Adri! Mi pequeña. – lloraba desconsoladamente Angélica entre los brazos de Seokjin.
–Amor estamos bien, en casa, ya todo terminó – la consuela.
– Hay...hay que llamarlas. Necesito saber si están bien. -
– Lo haré amor, no te preocupes lo haré de inmediato.
Jin toma rápidamente su celular y el teléfono de cable al mismo tiempo, marca desde el celular a Adriana y desde el otro a Natalia. El tono de marcado suena en ambos aparatos, hasta que Adriana contesta desde el celular. Mientras tanto el teléfono sigue sonando.
- ¿Adri?
- ¿Jin? Si soy yo
- Que alivio, ¿estás bien? Angie está muy alterada.
- Estoy bien, voy camino a tu casa necesito ver a Angie.
- Está bien, eso la calmará. Estoy llamando a Nati, pero no contesta.
- ¿Tal vez duerma?
‐Puede ser, te esperamos aquí, gracias por preocuparte.
Seokjin cuelga ambos aparatos y vuelve a llamar a Natalia una y otra vez, pero esta no contesta.
Adriana y Angélica están juntas y le suplican a Jin que vaya a ver a Natalia a su casa. Él al ver la evidente preocupación en el rostro de su mujer accede. El departamento de Natalia no queda muy lejos del de ellos, pero aun así el viaje lo hace en su Ford Ranger. Al llegar saluda al conserje y se mete al ascensor.
- ¿Por qué tiene que vivir tan arriba si les teme a las alturas?
- ¿Ya llegaste amor?
- No, faltan unos pisos.
-Jin si no contesta, debajo del tapete de la entrada tiene una copia de la llave.
‐ Gracias Adri, ya llegué. Las llamo después.
Seokjin cuelga la llamada que mantenía con Angélica y Adriana. Toma aire y toca el timbre, una vez, dos, una tercera y nada. Se está poniendo tan nervioso que golpea la puerta demasiadas veces hasta que unos vecinos curiosos se asoman. Él sonríe.
Espera a que ellos vuelvan a entrar y rápidamente levanta el tapete y despega la llave del departamento. Al mirarla, se queda en blanco por un momento. Era idéntica a la que usó para liberar a Angie. Lo recordaba claramente porque era una de esas personalizadas, con un llamativo color azul metálico.
Introduce la llave y la puerta se abre, está todo oscuro al entrar. Enciende la luz de la sala y no hay nadie. Se aclara la garganta.
– ¿Nati? ¿Estás aquí?
Sigue hasta la habitación de Natalia, enciende la luz.
–¡Mierda, Nati! – grita. Se acerca rápidamente a ella, se arrodilla al lado de la cama e intenta hacerla reaccionar. Está inconsciente y las piernas de Seokjin han quedado bañadas en sangre.
Como puede le venda la herida lo más firme posible, ha perdido mucha sangre. Saca su celular y llama a emergencias explicando la situación. Pero decide no esperar más. Toma a Natalia en brazos y la lleva directo al ascensor, una vez dentro su celular comienza a sonar.
-Amor, ¿encontraste a Nati?
-Angie bebé, no quiero preocuparles, pero Nati está muy mal.
-¿Co- cómo?
- Voy bajando con ella por el ascensor amor. ¡Está inconsciente... y su muñeca sangra demasiado!
-¡Pero qué dices Jin!
- La llevo al hospital, te espero allá.
Angélica y Adriana se miran, no pueden creer que esto les esté pasando. Toman sus cosas y corren hacia el hospital.
–¡Esta vez Atenea se pasó! – gritó Adriana.
–Es mi culpa Adri, si no hubiera discutido con ella esto no estaría pasando. - dice Angélica con pesar.
–¡No es tu culpa Angie! Atenea es la culpable.
–¡Si algo malo le sucede a Nati, juro que me encargaré de Atenea personalmente! ¡escuchaste psicópata de mierda! – grita Angélica al cielo antes de tomar un taxi.
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Paralelamente al desarrollo de este drama, una diosa descansaba plácidamente en las idílicas praderas del Olimpo.
- Atenea, Atenea ¡Atenea despierta! la estruendosa voz del gran Dios Zeus hizo saltar a su hija.
— ¿Qué sucede padre? — dijo incorporándose. Se encontraba durmiendo una gran siesta después de ver como esos mortales se las arreglaban para salvar sus vidas. La pena de los humanos le causó mucho sueño.
— ¡Acaso no te has dado cuenta del problema en que has metido a esos pobres seres al quedarte dormida! — le gritó Zeus.
— ¡Por los grandes dioses! ¡¿Qué ha pasado?! — Preguntó asustada Atenea al ver lo que sucedía en el mundo terrenal.
- Tu negligencia ha hecho que Natalia regrese al mundo real con las muñecas lastimadas. Si no fuera por la preocupación de sus amigos hubiera muerto desangrada.
- ¡Que descuidada he sido! pero la chica ya está a salvo padre, no entiendo el motivo de tu furia.
- Hija mía, siempre he admirado tu sensatez y sabiduría; tu intervención en el destino de las escritoras fue con muy buenas intenciones, pero ¿te has puesto a pensar cual es la raíz de su problema creativo? ¿realmente son las desavenencias entre ellas? ¿tan poca fe tienes en el valor que le dan a su amistad? Que tu soberbia no te ciegue Atenea, hace tiempo que los humanos aprendieron a solucionar sus problemas sin nuestra ayuda.
Su éxito literario va más allá de su talento y creatividad. Hoy aprenderás una lección, diosa.
- ¡Padre, me ofendes! ¿Quién sería tan osado de pretender darme una lección a mí, la diosa de la guerra, la civilización, sabiduría, estrategia en combate, de las ciencias, de la justicia y de la habilidad?
- ¡Por Zeus hermanita! no es necesario tanto autobombo. ¿Sabes que esa necesidad de reafirmarse es muestra de baja autoestima?
-Muy graciosa Afrodita. Nadie pidió tu opinión, y menos que te inmiscuyas en conversaciones ajenas.
-En eso te equivocas hija. Le he pedido a tu hermana que arregle este estropicio. Será la última vez que uno de nosotros intervenga en la vida de los mortales. ¿Está claro Atenea?
- ¡Pero padre!
- ¿Está claro diosa?
-Sí señor.
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Cuando las chicas llegaron al hospital se dieron con la sorpresa que la policía había intervenido a Seokjin por la gravedad de las heridas de Natalia. Angélica estaba desesperada, la situación era cada vez más desproporcionada.
-Adri ¿Qué voy a hacer? si intento explicarle a la policía lo que realmente ocurrió pensaran que estoy loca.
-Estamos en manos de Nati. Seguro se le ocurrirá algo cuando despierte. ¿Sabes que prefirió desgarrarse las muñecas antes que permitir que te ocurra algo?
-Sí, Jin me lo contó. ¡Me siento pésimo Adriana! Jamás debí dudar de ustedes, he aprendido la lección de la peor forma.
-Ya no te atormentes Angie, te hace daño. Ten fe, todo se va a solucionar y tendrás a Jin de regreso.
Natalia dormía profundamente gracias a los sedantes que le administraron. Pero su tranquilo sueño se vio interrumpido por una presencia desconocida.
-Nati querida, despierta pequeña. Es momento que abras los ojos y ayudes una vez más a tus amigos.
Al abrir lentamente sus ojos, vio junto a ella a una preciosa joven de largo cabello dorado que caía en cascadas hasta su cintura. Sus hermosos ojos azules la miraban con cariño y simpatía. Vestía una bella túnica blanca de tela vaporosa que marcaba su delineada silueta.
- ¿Quién eres?
-Soy Afrodita, la diosa del Amor. He venido por encargo de mi padre a arreglar el desastre que causó mi chiflada hermanita.
- ¡Esa zorra, me las va a pagar! Por su culpa casi muero sin contar todo lo que padecimos en ese viaje de mierda.
-No te preocupes por eso. El Justo Zeus le dio donde más le duele. Su hermosa armadura no la protegió del golpe al orgullo que le dio papá.
-Me alegro que por fin la hayan puesto en su sitio.
-Ahora estás a salvo; pero tenemos un problema. El olvido de Atenea hizo que volvieras a este mundo con las heridas ocasionadas en el secuestro.
Por la gravedad de las mismas y las extrañas circunstancias que las provocaron han hecho que Seokjin quede detenido como sospechoso de intento de homicidio.
- ¡Quéeeeeeeeee? ¡por todos los cielos! ¿A quién se le puede ocurrir eso? Ese hombre es una de las personas más buenas y nobles que he podido conocer. ¿de dónde sacaron tamaña estupidez?
-Él fue a buscarte a tu departamento y te trajo al hospital al verte malherida. Si no fuera por Kim Seokjin ahora estarías surcando el Estige en la grata compañía de Caronte.
- ¡Que weada! ¿y ahora guapa, que hago? Le debo la vida, no puedo permitir que lo culpen de algo que no hizo. ¡Ya se! ¿Y si digo que me las hice yo misma?
- ¿Serias capaz de sacrificarte de esa forma? ¿sabes lo que implica esa decisión? puedes perderlo todo Nati, tu prestigio como escritora, tu libertad; el sistema de salud puede internarte en una institución psiquiátrica si consideran que tu salud mental está en riesgo.
- ¡Maldición Afrodita! ¿pretendes que me quede de brazos cruzados? Jin y Angie no se merecen eso.
-Conozco el profundo amor fraternal que existe entre Adriana, los Kim y tú. No están desamparados, los voy a ayudar. Pero con una condición.
-Allí vamos... Está bien, suelta la sopa ¿Qué quieres a cambio?
-Que me prometas que le darás una oportunidad a tu corazón, que escucharas y aprenderás a perdonar. Pronto un lindo gatito vendrá en busca de tu amor.
- ¡No me jo... digo, no molestes!
-¡Shhh! ¿tenemos trato o no?
- ¡Esta bien, está bien! Lo prometo.
-No te hagas la difícil chica, bien que te gusta el guapetón. Descansa, dentro de poco nos volveremos a ver. ¡Ah! y una cosa más. Ni una palabra de esto a tus amigos.
Nati empezó a salir del sopor de los sedantes cuando escuchó voces que susurraban alrededor de ella. Abrió los ojos y reconoció inmediatamente a sus amigas y a Jin. ¡Un momento! ¿Seokjin estaba libre? ¿Qué ocurrió?
- ¡Hermanita, por fin despertaste! No sabes cómo rogaba que por fin abrieras esos ojazos.
- ¡Adri preciosa! saliendo de aquí nos vamos a tomar litros de mate o Fernet, tu escoges.
Natalia sintió un abrazo que por poco la deja sin aire; tuvo que hacer un esfuerzo para exhalar.
- ¡Ay Nati, perdón, perdón! no quise estrujarte, pero estoy tan feliz de verte bien.
¡Perdóname por todas las cosas horribles que alguna vez te dije, no te las merecías, fui una estúpida celosa e infantil!
-No tengo nada que perdonarte Angie, ya todo está olvidado.
-Me alegra verte recuperada Nati. Me diste un gran susto cuando te halle en tu departamento.
-Bombón, quería darte las gracias por salvarme. Gracias Jin, te debo la vida.
Su conversación se vio interrumpida cuando alguien tocó la puerta. Al dar la voz para que pudieran ingresar todos se quedaron boquiabiertos al ver a una guapa mujer entrar a la habitación. Angelica no pudo evitar darle un certero codazo en las costillas a Jin al verlo prácticamente babear al ver a la despampanante desconocida.
-Buenas tardes con todos. Soy la detective Diana Olimpus a cargo del caso de la señorita Rosenbauer. Vengo a informarles sobre las investigaciones realizadas que permitieron exculpar al señor Kim.
Natalia no salía de su asombro. La sexy detective era nada más y nada menos que Afrodita.
-Pudimos rastrear las llamadas del acosador que la estaba acechando por teléfono y determinamos que era un admirador obsesionado con Natalia.
Todos estaban en shock. ¿qué mano divina había intervenido reescribiendo la historia? los cerebros de los cuatro se activaron al unísono para dar veracidad al argumento.
-Nati, ¿alguien te estaba acosando? ¿por qué no nos contaste?
-No quise preocuparlos, no pensé que fuera algo serio. Debí ser más cuidadosa. Nunca me imaginé que se colaría en mi departamento para agredirme. Lo siento, debí confiar en ustedes.
-Nati, me sentiría mejor si te quedas unos días con nosotros.
-Angie no quiero incomodarlos, ustedes se merecen tranquilidad.
-No es molestia Nati, eres bienvenida.
-Gracias Jin, por todo.
-Muy bien, dentro de un momento vendrá un oficial a tomar su declaración y dar por concluido el caso. Que tengan un buen día.
Antes de retirarse la detective miró a Natalia y le dio una sonrisita cómplice que Nati devolvió con disimulo.
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Angélica y Seokjin acogieron en su departamento no solo a Nati sino también a Adri. El recuerdo del viaje de terror que vivieron los había unido, fortaleciendo el amor y amistad que se profesaban.
Estaban compartiendo una de sus clásicas pijamadas cuando el celular de Jin empezó a timbrar.
- ¡Hola hermano! ¿cómo están Hoseok y tú? ¿En serio? Ok, claro, no te preocupes, gracias por avisarme.
-Amor, ¿era Yoongi?
-Si nena. Están viajando desde Corea, vienen a hablar con nosotros.
- ¿Nosotros?
-Si, especialmente, con Natalia y Adriana. Por fin se verán cara a cara.
By zrl1825
Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜
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