20
Club
Adriana se disponía a salir del baño, envuelta en un toallon. Se había dado uno de esos baños relajantes en la bañera y rogaba por llegar a la cama cuanto antes.
Apenas cruzo la puerta, el típico mareó se presentó, ella ya sabía de lo que se trataba. Frente a ella, un vestidor iluminado de rojo gracias a una lámpara. A un lado, un perchero con varios trajes femeninos, muy sugestivos y llenos de lentejuelas.
Su primer reacción, por instinto, fue la de dar unos pasos hacia atrás y regresar al baño. Ingresó y cerró la puerta. Su sorpresa al girarse fue que tampoco era el suyo.
Este lucía bastante pequeño, sólo una bacha para las manos, una ducha y la taza, que tenía un aspecto desagradable, lleno de manchas que ella internamente rogó que fueran eso, solo manchas y no falta de higiene.
¡Atenea, perra loca, al menos podríamos tener un baño decente!
Se apoyó contra la puerta y cerró los ojos, debía recordar cuál de todas sus historias planteaba un escenario como ese. Y eso si la idea era suya. Ya sabía que podía ser el ambiente de alguna de las historias de sus amigas.
- ¡Ay no! ¡No no no no! - ¡Ateneaaa! - Grito y salió apresurada. No quería encontrarse con su profesor.
Comenzó a revolver entre los distintos espacios y muestras con ropa. No encontraba algo decente. Finalmente halló unas mallas y un pantalón corto bastante estrecho. Se calzó unas mocaleas y salió de ese vestidor. O al menos lo intentó.
Su cara chocó contra un duro torso masculino. Aparte del dolor en la nariz, lo que la embriagó fue el exquisito perfume que utilizaba. Él la sostuvo de los brazos cuando trastabilló al querer alejarse. Entonces lo vio.
¿J Hope? Pensó confusa. El personaje que ella imaginaba era un guapo rubio de ojos celestes, al estilo Leonardo DiCaprio. No a ese coreano insufrible. ¿Por qué Atenea lo sigue metiendo? ¡Que loca obsesión por los asiáticos que tiene!
- ¡Ágata! Ten más cuidado. - Su voz denotaba enojo y regañó. - Es la última vez que tolero que llegues tarde al entrenamiento. ¿Entendido? - J Hope estaba a punto de voltearse cuando prestó atención a su atuendo. - Y te prometo que sufrirás con esa ropa. - Luego salió caminando lentamente por el pasillo donde la había levantado la puerta que abrió en un principio. - ¡No oigo tus pies detrás de mí Ágata! -
Adriana miró hacia ambos lados del pasillo. La única allí era ella y sí. Ella era Ágata. Caminando como esos gatos cuando le ponen escarpines lo siguió. Detestaba la elección de calzado, ella tan acostumbrada a sus tacones, eventualmente alguna que otra zapatilla. Pero esto se sentía raro.
J Hope entró a un salón, una pared lateral estaba revestida por un espejo gigante y una barra metálica la cruzaba de punta a punta. Frente a esta, un grupo de chicas, todas vestidas con trajes exóticos. Para su alivio entre ellas estaban Nati y Angie.
Cuando corrió hacia sus amigas, notó que en medio del salón había un cañón vertical que iba desde el piso hasta el techo.
Se detuvo abruptamente cuando la voz autoritaria de J Hope le llamó la atención.
- ¡Ágata! ¡Detente ahí! -
Ella se volteó. - Hoy toca caño. Y tú serás la primera. -
Se dirigió tranquilamente hacia el centro. Segura de poder realizar todo lo que él quisiera pues su personaje así lo hacía.
- Comienza. - Ordenó. Luego presionó el control remoto del equipo de música y un sugestivo Joe Cocker con su tema You Can Leave Your Hat On, sonó.
Lo que ella creyó, sería pan comido, resultó ser su peor vergüenza. Su cintura se sentía dura y los movimientos tenían menos erotismo que la reina de Inglaterra. Se resbalo varias veces, lográndose unos buenos moretones en las piernas. A lo lejos podría ver las expresiones de sorpresa y lástima de sus mejores amigas.
Y lo peor era oír la voz insufrible de su "profesor" regañadola por todo.
Cuando finalmente le dió la paz necesaria, renqueante se dirigió hacia Natalia y Angélica. Otra de sus compañeras fue su reemplazo.
- ¡Oh por Dios Adri! - Dijo Angélica apenas llegó junto a ellas.
- ¿La perra no te dió los dones verdad? - Natalia tenía esa expresión de fastidio en su cara. - Encima te hace llegar tarde. ¡No tienes idea de lo cabreado que estaba el profe! -
- Chicas, les juro que si la vuelvo a ver la degüello con las uñas. Me duele todo. - Se quejó. - Lo peor es que este pantalón de mierda que elegí, no me dejaba abrir bien las piernas. Y el idiota ese...- Señaló a J Hope con la barbilla. - ni siquiera me advirtió. ¡Es más, me dijo que sufriría. Pueden creer! -
- ¡Silencio! - Advirtió el mencio desde la otra punta del salón. - Dejen el cotilleo para otro momento. -
Las tres hicieron silencio. La cara de enojado que tenía realmente daba miedo.
Lo que aparentemente era un ensayo, finalizó cuando la última de las mujeres que estaban allí, hizo su pasada por el dichoso caño. Recogiendo sus pertenencias, se dispusieron a salir.
- ¡Ágata! Tu te quedas. - Sentenció J Hope.
Angie y Nati la miraron con preocupación. - Vayan, las alcanzo luego. - Las tranquilizó
Él se acercó, Adriana no se había movido de su lugar.
- No se que ha pasado aquí, siempre lo haces bien. Por la tarde será el último ensayo. Espero que lo hagas mejor, sino el jefe se pondrá furioso. -
Adriana sólo asistió. Había un cambio de tono en J Hope que la descolocó. Él había sido bastante hiriente durante su pasada anterior. Incluso su mirada era distinta, ya no estaba aquel depredador con el que se había encontrado en el pasillo.
- Ahora vete. Descansen y prepárense para la noche. - Dicho esto, salió, no sin antes rozarle el brazo con el suyo.
J Hope vestía una musculosa negra y unos holgados pantalones marrón. El sentir su piel, despertó en ella una sensación extraña, que recorrió su cuerpo hasta finalizar entre sus piernas.
Cuando finalmente salió al pasillo, Adriana sudaba en frío. ¿Qué fue eso? Se preguntaba, de las veces que lo había visto, era la primera vez que despertaba en ella esas sensaciones. Pero se había comprado como un cabrón.
En el vestidor sólo quedaban sus amigas. - ¿Qué te dijo el bombón? - Preguntó Nati.
- Nada... sólo que espera que lo haga mejor por la tarde, es el último ensayo. ¿Me pueden decir que mierda me pasaba por la cabeza cuando escribí esto? -
- ¡Supongo que nada peor de lo que yo escribí cuando me enojé con mi Jinnie! - Contestó Angélica y su tono sonó extremadamente empalagoso cuando mencionó a su esposo.
- En fin. Al menos has imaginado que vivimos en la casona. No es nuestro refugio de escritura pero al menos no hay sorpresas extrañas. Vamos, me muero de hambre. - Natalia dió por finalizada la conversación y arrojándole su ropa se dirigió hacia la salida. - Las espero afuera. Me muero por un cigarrillo. -
Angélica y Adriana se miraron. Natalia nunca se moría por fumar. Es más, rara vez acompañaba a Adriana algún que otro fin de semana.
La casona no estaba lejos, hicieron el recorrido caminando. Al llegar, se turnaron para bañarse y se prepararon unas ensaladas para almorzar. Luego se acostaron para dormir una siesta.
Cuando entraron nuevamente al salón de ensayo, hicieron el precalentamiento y, para sorpresa de todos, Adriana revoloteó como una serpiente al rededor del cañó.
J Hope tenía una mirada que, si hubiese podido, la devoraría con los ojos. Y debía agradecer el llevar pantalones holgados porque sino, la erección que tenía se haría evidente.
Luego, en el vestidor, las tres amigas junto a las otras muchachas, esperaran que se les asignara su vestuario. Entró una mujer mayor, tal vez unos 50 años, pero tan bien conservada que lucía muchos menos, y que decir del cuerpo. Para la edad, muchas la envidiarian.
- Zafiro, tú le harás honor a tu nombre, usarás el vestido negro y debajo quiero el conjunto azul francia con brillos. Ópalo, está noche te quiero de secretaria, tu elemento será la silla. Y Ágata, creo que hoy has deslumbrado a J Hope. Tu saldrás al caño. -
Las chicas a su alrededor exclamaron oes de asombro. La regenente continuó asignando vestuarios y luego se retiró.
Una voz en of, anuncio uno de las tantas exhibiciones: - ¡Y AHORA ES TIEMPO DE RECREARNOS LA VISTA CON UNA DE NUESTRAS PRIEDRAS PRECIOSAS! ¡TENGAN EL PLACER DE DISFRUTAR DE... ZAFIRO! ¡UNA DE LAS MAS SEXYS Y ELEGANTES GEMAS! -
Natalia hizo aparición a través de un cortinado de tiras brillantes, caminó a través de la pasarela, al tiempo que los hombres apostados a las orillas, comenzaron a silbar y vitorear.
Sus movimientos de cadera eran bien marcados, al ritmo de la música. Poco a poco, fue quitándose el vestido, haciendo movimientos sugestivos y por momentos amenazando con dejar de hacerlo.
Entre los presentes, alcanzó a distinguir unos rasgos originales, bastante conocidos para ella. Era su gatito que parecía que en cualquier momento sus ojos se volverían redondos. Eso le animó a descubrir su torso. El cubre pezones azul destelló entre las luces de colores.
Se acercó a él y arrodillándose, le instó a que le bajara el vestido. Él, no lo dudó, acariciando con ganas sus caderas, deslizó la prenda hacia abajo. Aprovechando para acariciar sus muslos.
En cuanto él dejó un billete entre los tiros de su cola less, ella se levantó y comenzó a recorrer y calentar al resto de los presentes, que en fracasados intentos por quitarle alguna prenda más, le dejaban sus billetes.
Zafiro era muy profesional, jamás hacía contacto visual a menos que se pagara por ello. De rodillas y apoyando sus manos en ese escenario circular, un hombre mayor, bastante gordo estaba a punto de ser el afortunado en quitar por fin su sostén. En cuanto comenzó a acercar sus manos, alguien lo detuvo.
Su gatito.
Él le entregó un fajo al sujeto gordo y éste se apartó, tirando un beso volador.
Zafiro lo miró a los ojos y dijo. - Hola gatito! Nos volvemos a ver! -
Suga hizo una mueca porque no entendió el mensaje, para él, era la primera vez que entraba a ese lugar.
Le acarició los hombros y llevó sus manos hacia su espalda, donde, muy lentamente desprendió esa molesta prenda. Y casi tiene una eyaculación cuando por fin pudo ver esos pechos turgentes, cubiertos por purpurina al igual que el resto de ese cuerpo de diosa.
Ella se alejo rápidamente, como parte de su show. Lo ignoró y haciendo su sugestivo baile se fue alejando hasta perderse nuevamente entre las cortinas.
El locutor anunció algunas chicas más, hasta que fuera el turno de Angélica.
- ¡A CONTINUACIÓN... UNA SECRETARIA MUY SEXY! ¡CON USTEDES... ÓPALO! -
Las luces del local se apagaron, tiempo que utilizó Angélica para posicionarse en medio de la pasarela.
Cuando las luces se encendieron y ahí estaba ella, con su camisa blanca y corbata, y en sus piernas, una ajustada pollera negra que ocultaba unos ligueros que sostenían sus medias de red.
Estaba sentada con sus piernas cruzadas, se levantó lentamente y comenzó a bailar al rededor de la silla. Comenzó a saltarse la corbata, con momentos sugestivos, la colgó en el respaldo y continuó con los botones de la camisa. La arrojó hacia los hombres que se abalanzaron hasta la prenda como si esta fuera un premio.
Ópalo se acarició el cuerpo y comenzó a caminar por las orillas, buscando al afortunado que tendía el honor de bajar la cremallera de su pollera.
Lo encontró.
Un muchacho, aparentemente estaría de despedida de soltero porque rodeado por otros que lo estaban vitoreando se acercó gustoso.
En cuanto la pollera tocó el piso, muchos billetes fueron colocados entre sus braguitas. El conjunto blanco con incrustaciones de piedras era una sensación. Contrastando con su medias negras.
Ópalo regresó a la silla y continuó bailando. En cierto momento, ella dejó caer su cabeza hacia atrás, y lo vió.
Se levantó rápidamente y se giró para comprobar que su esposo estaba entre la muchedumbre.
Su amorcito, su bebé, su... la vergüenza la invadió por completo. ¿Qué hacía ella dando ese espectáculo público?
Sin pensarlo, recogió su camisa y corrió despavorida para ocultarse de él. Atenea o no, eso era demasiado. Y que decir de la mirada seria que tenía.
Los presentes en el público, comenzaron a quejarse, algunos de ellos incluso habían pagado por ver ese espectacular cuerpo desnudo. Adriana que se preparaba, rápidamente salió sin ser presentada.
Sólo vestía un conjunto de dos piezas muy pequeñas de color rojo. Los aplausos y gritos reemplazaron a las quejas. Con seguridad caminó hacia el centro, donde comenzaba a aparecer por debajo del escenario, el caño plateado.
Aún no terminaba de subir cuando ella se agarró con firmeza y fue elevada, dejando caer el resto de su cuerpo en una sugestiva posición.
Se fue deslizando hacia abajo y la música comenzó. Dió giros sosteniéndose con sus manos, enseñando al público su perfecto trasero. Luego, enganchando una de sus piernas, giró hasta doblarse y apoyando la cintura en el metal se deshizo de la parte superior.
Los clientes, ni siquiera esperaron a que ella se acercara, comenzaron a arrojar los billetes a la plataforma.
Al ver que no había necesidad de acercarse a esos hombres, Ágata, sabiendo que su tiempo sobre el escenario finalizaba, se fue bajando lentamente las diminutas braguitas al tiempo que la plataforma con el caño comenzaba a descender.
Una vez cubierta por el escenario, recogió una bata que previamente había dejado. Se la colocó rápidamente y corrió para ver a su amiga.
Unas manos potentes la atraparon a mitad del recorrido. Cuando quiso liberarse, el cuerpo de J Hope la estampó contra una pared.
- ¿Por qué tan rápido Ágata? Acaso no vas a darme mi premio? -
Adriana quedó estupefacta, así que él era el protagonista de su historia. Aunque ella recordaba que al puesto se lo había otorgado al barman.
- ¿Quieres soltarme? Mi amiga necesita ayuda y... -
Los feroces labios de J Hope no dejaron que continuara. Ella forcejeó, no es que no le gustara pero Angie la necesitaba.
- ¡Suel... ta... me! - Logró gesticular entre sus labios y lengua. Colocó sus manos sobre su pecho y comenzó a empujarlo.
- ¡Mmmm estamos difícil! Veamos que piensas luego. -
Él tomó sus muñecas y llevándolas sobre su cabeza las inmovilizó allí. Con una de sus piernas le abrió las suyas y la bata descubrió medio cuerpo. J Hope volvió a atacar sus labios al tiempo que presionaba su muslo contra su sexo. Adriana comenzó a jadear. Su preocupación se esfumó al sentir la firmeza de esa pierna y las sensaciones que despertaba.
Con una de sus manos, siguió sujetando las muñecas de Adriana, con la otra comenzó a bajar, acariciando su piel, haciendo que se erizara completamente. Recorrió su clavícula con los dedos y bajó hasta su pezón, totalmente duro. Él pellizcó y ella soltó un sonoro gemido.
Continuó descendiendo hasta llegar a su entrepierna que era castigada por el rigor de su pierna, deslizó dos dedos a través de sus pliegues hasta llegar a ese botón erecto por él.
Comenzó ha presionar haciendo círculos, Adriana sentía que iba a enloquecer de placer, su orgasmo se construía y sus piernas comenzaban a temblar. J Hope se dió cuenta y en el preciso momento en que ella comenzaba a estallar deslizando esos mismos dedos dentro de su cavidad. Y con fuerza los introdujo y sacó simulando embestidas. Ahogando sus gemidos entre sus labios.
El cuerpo de Adriana quedó laxo. Sus extremidades no servían para nada. Él le soltó los brazos y ella cayó sobre su pecho. La levantó como a una princesa y caminó hacia una puerta.
Ingresando en una habitación. La dejó sobre una cama y dijo. - ¡Ahora me toca a mí preciosa! - J Hope comenzó a desabrochar el cinturón de su pantalón, debajo de la tela podía adivinarse una generosa erección.
Y una bruma oscureció el ambiente. Adriana abrió los ojos y se encontró recostada sobre su propia cama.
- ¡Te odio Atenea! -
☆
Adriana había finalizado la llamada con Angélica, su amiga seguía afectada por el viaje ya que su amado se había puesto bastante celoso. Claro que luego de hablar con él también, había logrado calmar los ánimos. Para ello había inventado una historia que luego incluso podría utilizar para terminar su propio proyecto. Le había explicado que ellos eran pareja también en la ficción que estaba desarrollando y que nadie osaría tocar a su preciosa. Por momentos incluso lo comparaba con Gollum del señor de los anillos.
Con los ánimos calmados y sabiendo a la pareja feliz, se relajó, o al menos lo intentó. Las llamadas entre ellas se habían vuelto frecuentes al término de cada viaje y Nati no había sido la excepción, sólo que ella estaba feliz y contenta de haber provocado una vez más al general Min.
Se levantó para preparar un té de tilo. Si seguía con esos insomnios ni con un mes de sueño lograría quitarse las ojeras. Recordó que, entre una cosa y otra, no había comenzado su búsqueda. Mientras el agua se calentaba, encendió su laptop.
El silbido de la pava le recordo el te. Definitivamente debía relajarse porque estaba olvidado las cosas mas sencillas. Tomó un saquito de te y lo colocó en la taza, lo pensó y decidió agregar otro. Vertió el agua caliente y agrego edulcorante.
Ya con su taza en mano se acomodó en la cama con su laptop sobre las piernas. Dejó la taza luego de dar un sorbo y se dispuso a teclear.
Hobbi, así dijo Angie... Bien, Jin... su perfil sólo permite amigos, Facebook descartado... Adriana hacia sus propias conjeturas y buscaba a través de las distintas redes la forma de dar con el tal JH. Hasta que su mente se iluminó. ¡Sus hermanos!
Rápidamente tecleó el nombre de TaeHyung, al igual que SeokJin sus redes sólo permitan el acceso a amistades. Con NamJoon pasó lo mismo. Hasta que recordó a los primos.
¡Bingo!
Park JiMin. A través de él hizo la búsqueda, suerte que las benditas redes enviaran solicitudes y sugeren en base a los contactos. Al ser SeokJin uno de ellos, y agradecido de el Mileniam aceptara cada invitación, pudo revisar el extenso listado. Y cuando se hablaba de extenso, significó una sola cosa. Adriana se quedó dormida cuando menos se lo imaginó.
Por la mañana y con su ya clásicas ojeras, asistió a la casona. Angélica y Natalia no estaban en mejor condiciones ya que el sueño se les era interrumpido a las tres por igual. Aunque por un momento, Adriana recordó el viaje donde había tenido oportunidad de probar los belfos del arquitecto y sintió algo de miedo. ¿Angie recordaría el viaje? Al menos no había mencionado nada al respecto, tal vez Atenea les tenía algunas aventuras reservadas para cada una, donde debieran entender algunas cosas por propia experiencia.
Natalia tampoco había mencionado nada y lo agradecía porque escuchar de ella alabando al compañero que en general aparecía para ella no le hubiese gustado nada. Eso la llevó a pensar en la paciencia de Angélica y no partirle los dientes cuando hablaba de Jin, aunque después de saberse la verdad sobre su pasado, Natalia estaba más calmada.
Luego del saludo y charla banal, se dirigieron al estudio. Ella llevaba un largo listado de los contactos revisados.
- Bien, si tenemos suerte, y nadie interrumpe la mañana, podremos encontrar a quien busco. - Mencionó Adri abriendo el laptop y encendidolo.
- ¿Y se puede saber a quién buscas? - Preguntó Nati.
- Al Hobbi de Jin. -
A Angélica se le subieron los colores al rostro. ¡En qué momento se le había escapado el nombre! Conociendo a su amiga sabía que tarde o temprano daría con él.
- Angie, no te preocupes, no fue intencional. - La tranquilizó la argentina al notar su preocupación. Atenea no debería hacer nada, y tampoco hay que ser un genio para darse cuenta que sus nombres están bastante relacionados. -
- Sabes, tienes razón. - Apoyó Natalia. - Estuve pensando que tal vez ya conocemos a estos hombres. Sus personalidades han sido bastante parecidas en cada viaje. Al menos en lo que al general respecta. Siempre fogoso y algo duro de aspecto, al igual de J Hope, siempre tan cordial. Bueno, casi siempre. En el club fue bastante duro. -
- Duro al principio, si supieras cómo terminó el viaje por mi parte... mejor déjalo así, que ya bastante tuvimos con Angie para calmar los celos de Gollum. -
- ¡Adri! - Se quejó Angélica.
- ¿Qué? Si te trata igual que el hobbit loco al anillo. Aunque estaría quejándome de llena. El viajecito de los mutantes me dejó por demás satisfecha. - Dijo entre risas. - Listo, ahora a buscar. - Finalizó cuando su sistema comenzó a funcionar. - Hasta aquí llegué anoche. -
- ¿Anoche? ¿Es que no duermes? - Preguntó Nati. - ¡Con razón esas ojeras! - Se contestó sola.
Adriana ignoró el comentario, al menos después de noches de insomnio le encontraba una utilidad, lástima que se había quedado dormida. - Te enviaré el link así tu buscas de abajo hacia arriba. - Segundos después el teléfono de Natalia recibía la notificación.
Angie sabía que no podría participar de la búsqueda por lo que se limitó a comenzar con algunas correcciones para tener listo el boceto para Abril.
Casi llegado el medio día, Natalia exclamó. - ¡Lo tengo! -
Adriana vibró de emoción y miedo al mismo tiempo. - ¡Es guapo! - Mencionó la chilena para su disgusto, y disimulando su nerviosismo se acercó.
- Definitivamente es él. Jung HoSeok. - Dijo entre aliviada y victoriosa. A esas alturas y con tantos viajes lo reconocía perfectamente.
Angélica suspiró aliviada. - Bien, o sea que ya pescaron al primer tiburón. ¿Qué sigue? -
- Jin mencionó que eran socios en un negocio, podríamos seguir la línea. - Sugirió Natalia. -
- Perfecto. Veamos que tiene su perfil. - Adriana tecleó el nombre en el buscador de Google y tal y como decía Natalia, lo primero que surgió fue Hope World y MJ ARQUITECTURA Y DISEÑO.
- ¡Oh por Dios! - Natalia se llevó las manos al pecho, sintiendo que su corazón quería salir dispa. - Es Suga. El hijo de puta se llama Min YoonGi, por eso era el general Min. -
Volteó estupefacta, ni siquiera quería ver la pantalla, menos aún al darse cuenta que era el mismo hombre que a través de los viajes la estaba seduciendo y ella caía de forma incontrolable.
- Nati por favor, tranquila. - Angélica corrió hacia ella al notar la palidez en su rostro. - Dejaremos esto hasta aquí. - Dijo mirando a Adriana y rogando así que también se acercara. - Vamos a salir de aquí y nos iremos a almorzar. Llamaré a Jin para que entre las tres le expliquemos todo y él solucione las cosas con ellos. -
Entre las dos sacaron a Natalia del estudio, que seguía en silencio. Debía organizar sus pensamientos ya que el resultado de la búsqueda era demasiado para ella. Primero porque todos los sentimientos que la embargaron aquella noche volvieron a surgir con fuerza, la diferencia era que sus amigas estaban allí para sostenerla. Pero lo peor era que el hermoso general Min, Suga, su gatito era el causante de todos sus pesares y ella no podía sacarlo de su cabeza.
Se dejó llevar, se dejó abrazar y sostener por sus hermanas, nada más justo en ese momento que esa palabra. HERMANAS.
By @aksj1992
Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜
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