
17
De regreso al presente...
Era el primer día de trabajo después de la luna de miel. Había pasado una semana desde que Angie y SeokJin regresaron de Jeju. Lo que debería ser un día de trabajo, se convirtió en una cacería de brujas... o más bien de diosas.
- Ella fue clara. - Dijo Natalia entre sorbo y sorbo de café. - Debemos limar asperezas. Ahora, no me queda claro que es lo que quiere. ¡Esa misma noche hablamos con Adri! Y no conforme con habernos mandado a la prehistoria, luego nos envía directamente al libro. ¿Está loca? -
- Eso no fue lo peor. ¿Tienes una idea lo que fue prácticamente convivir con Jinnie en esa oficina? Sabiendo lo que era el play boy de personaje no quiero imaginar por dónde anduvo su boca. - Se lamentó Angélica. Ambas recordaban aquellos primeros viajes.
Adriana soplaba el café, en silencio, apoyada junto a la ventana analizando las palabras de sus amigas y disfrutando los rayos del sol de la mañana. - Hay algo más. - Despegó su brazo de la pared y se sentó frente a la mesa redonda que compartían. - Esa noche, nos dimos cuenta que había cosas que nunca nos dijimos. Eso relacionado al día que nuestras citas fallaron con los amigos de Jin. Luego surgió... bueno, perdón por mencionarlo, pero está el pasado entre Nati y... -
- ¡Ni lo menciones! - La cortó Natalia. - Que bastante problemas nos trajo. -
- ¿Entiendo, pero alguna vez lo hablaron? Si mal no recuerdo, ese día tú... - Se dirigió a Natalia que ya la miraba con cara de ruegos. - ...no regresaste y Angie llegó de ma mano de Jin. Y... -
- Sé a dónde quieres llegar. - Esta vez fue Angélica quien interrumpió. - ¡No es necesario meter el dedo en la llaga Adriana! -
- ¿Qué? Se supone que debemos arreglar nuestros asuntos, y con esa actitud de negación que ambas tienen, seguiremos viajando por el resto de la eternidad. - Sentenció la argentina intentando por todos los medios no enfrascarse en una nueva pelea. - Y, no se si lo notaron, pero los personajes de nuestra novela no eran ni de cerca los que la diosa puso en la bendita historia, que por suerte no llegó hasta el final. -
Angélica y Natalia parecían pensativas ante tales palabras. Natalia porque no quería abordar el tema, ya que sentía vergüenza y algo de envidia. Tal vez si su timidez no se interpusiera, la historia sería otra. Angélica por su parte recordando las palabras de Atenea, ella no podía decirles que los personajes eran los amigos de Jin.
- Y creo que es tiempo de poner algunas cosas en claro. - Continuó Adriana. - Y para eso debemos remontarnos al día en que Jin conoció a Natalia. -
- ¿¡Qué!? - Expresaron al unísono sus amigas.
- Sí. Nati, tienes que contarnos cómo fue. - Exigió Adri.
Nati se levantó nerviosa de su lugar, debía actuar como si ya no doliera nada de eso. - Está bien. Pero no pienso dar detalles, eso es algo que a ninguna de ustedes les interesa. -
Ambas asintieron en silencio y Natalia procedió a relatar la noche del encuentro con Jin. Angélica no tenía mas que soportar porque era necesario, pero los celos de saber que el cuerpo de su hombre había sido tocado por su amiga le revolvía el estómago. Por algo jamás quiso saber nada sobre el pasado de él.
- ... y eso fue todo. No volví a verlo, ni siquiera conservé su número. Bueno, lo obtuve luego, cuando comenzó a salir contigo. Pero le aclaré perfectamente que no te hiciera llorar. ¿Qué debo hacer? ¿Cumplir mí promesa? Porque los días previos a que descubrieras todo, ustedes... -
- Él me lo había confesado. Y yo me sentía mal porque no sabía si aún continuaban viéndose. No podía confiar totalmente en su palabra, pero luego de la visita de Adri... - Natalia miró a la mencionada. -
- ¿Visita? - Preguntó Natalia temiendo que durante la conversación luego del primer viajecito ella hubiese ocultado algo.
- Te mencioné que había hablado con Angie. - Adriana elevó sus hombros en gesto de quitarle importancia.
- ¿Hablar? - Cuestionó Angélica recordando ese día. - ¡Dijiste cosas horribles, me hiciste sentir mal amiga! -
- Lo sé y me disculpé por ello. - Se defendió Adriana. Angélica asintió.
- En realidad no hablamos demasiado, y luego dejamos pasar el entredicho, lamentablemente tengo la defectuosa capacidad de dirigir mi enojo con quien no debo, y eso pasó ese día, cuando sentí que defendias a Jin y sus amigos. -
A Natalia su mejor expresión de duda se le dibujó en el rostro. - ¿Defendiste al cobarde? - Preguntó comenzando a sentir un hormigueo en la punta de los dedos. ¡No te enojes...no te enojes! Se decía a si misma.
- ¡No lo defendí! Sólo le dije a Adri que estaba exagerando al enojarse de esa manera!-
- ¡Pero él me llamó para decirme que no podía salir, que estaba indispuesto! Yo estaba lista, sólo debía cruzar la puerta. - Finalizó Natalia.
- ¿¿Qué?? - Adriana y Angélica estaban consternadas por la revelación.
- ¿Tú nunca fuiste quien se acobardó?- Preguntó rápidamente Angélica.
- ¡Nooo! Fue él quien canceló. Repitió Nati.
- ¡Mierda! Jin siempre creyó que fuiste tú quien por tener el ataque de ansiedad, no asistió, y teniendo en cuenta que Adri plantó a Hobbie...- Angélica se dió cuenta que había metido la pata.
- ¿Hobbie? - Preguntó Adriana. - ¿Así se llama el hombre que se ofende rápido? -
Angélica suspiró. - No, así le llaman sus amigos. - Aclaró.
- Entonces todo a sido un terrible malentendido. - Concluyó Adriana. - Pero eso no quita que, el honorable S. haya iniciado todo esto. - Ella seguía indignada por las palabras de Jin. - Debo tomar nota. - Se acomodó en su silla y estiró la mano para tomar un block de papel. - ¿Me pasas el lápiz? -
En el preciso momento en el que Adriana se disponía a escribir, Abril la temible hizo su ingreso por la puerta principal. - ¡Buenos día chicas súper poderosas! - Gritó.
- Mierda, ¡olvidamos que vendría! - Renegó Natalia en voz baja al tiempo que se oían los pasos de su nueva editora acercándose al estudio.
- ¡Díganme que tienen algo chicas! - Rogó Angélica.
- Bueno, algo... algo así como... ¿tu historia de amor? - Aclaró Adriana entre dientes.
TIEMPO ATRÁS…
Las chicas estaban emocionadas, ese día conocerían a su nueva editora.
Habían trabajado por años con Barbara Mendoza, toda una eminencia en el mundo editorial que se había retirado después de muchos éxitos en el mercado, incluidas varias obras que ellas habían escrito.
Sabían que la nueva persona a cargo era joven, toda una "niña prodigio" de su generación. Además de tener el plus de ser la hija del dueño de la corporación editorial. Tenían curiosidad y cierta preocupación al pensar que tal vez era una niña engreída que se tomaba las cosas a juego.
No querían pecar de prejuiciosas, así que la expectativa era grande.
La situación les hacía un poco de gracia, considerando que ellas fluctuaban entre los 26 (Natalia y Adriana) y 28 años (Angélica).
Bárbara entró imponente a su, desde ahora ex oficina acompañada de alguien más.
- ¿Como están mis Mosqueteras? Les presento con mucho gusto a Abril Abal Medina, desde hoy se suma al equipo. Espero que trabajen en armonía y tan profesionalmente como siempre lo han hecho. Ella las complementará con sus ideas frescas. Bueno niñas, las dejo para que puedan conversar.
Frente a ellas tenían a una jovencita de ¿diecinueve? ¿veinte años? que aparentaba muchos menos, parecía una adolescente. Pero su mirada reflejaba una comprensión del mundo propia de alguien muy maduro. Era como dicen "un alma antigua".
Esa fue la entrada triunfal de Abril, la Temible (como ellas le decían en secreto, por supuesto).
Como amiga era súper agradable, pero en su trabajo era dura y exigente. Nuestras protagonistas entendían que su actitud era en pro de buscar lo mejor de su potencial aunque a veces, habían tenido sus buenos encontrones, ocasionados por una lucha de egos, temperamentos y hasta generacionales.
Al final fumaban la pipa de la paz y las chicas tenían que claudicar y reconocer que la nena era brillante sobretodo cuando veían los resultados entre el público y la crítica.
Angélica abrió la boca para protestar pero en ese preciso instante Abril ingresó a su refugio.
- ¡Guauuu! ¡Así me gusta encontrar a mis escritora! - Exclamó. Las tres amigas no sabían si lo decía de veras o si era puro sarcasmo.
Adriana sintió un fogonero interior, ella quería seguir con su investigación, no tener que hablar de una novela que ni siquiera tenía en mente continuar.
La noche que todo comenzó, se habían sentado con Natalia y preseas de un hiatus creativo decidieron escribir esa historia.
- Algo tenemos, ¡la vez anterior nos pediste un título y te lo dijimos! - Se excusó.
- Si, si, pero no me convence. Mmmmhhh... Amor de primavera es... empalagoso, demasiado cursi y aburrido. - Cuestionó. - ¿Me dejarán leer lo que tienen hasta ahora? - Preguntó sentándose en una silla libre sin ser invitada a hacerlo.
Natalia se remordió para no ubicar a la niñita. ¿Pero qué se cree? Ni siquiera le dijimos que se siente y ahí la tienes, dispuesta a hacernos rabiar.
- Abril, ¡querida! Hemos tenido unos problemitas y no es mucho lo que pudimos escribir, si quisieras pasar la sema... -
- Ay Nati, ¡corazón! ¡Pero si saben que no me importa la cantidad de palabras! Lo impresionante es que han comenzado. Muestrame lo que tienen. - Y eso no era una pregunta.
Adriana suspiró sonoramente, se levantó y fue hacia un mueble, abrió las puertas y extrajo una carpeta llena de papeles. La puso sobre la mesa y tirando de un marcador abrió la página seleccionada, abrió los anillos y le extendió la única hoja escrita. - Mencionamos que no era demasiado. - Insistió.
Abril, con una sonrisa triunfal, tomó la hoja entre sus manos, como un niño recibe un dulce, y comenzó a leer. Su radiante sonrisa desapareció, señal de que algo tenía para decir.
Y así fue. No se salvaron de oír, aquí se repite esta palabra... esta frase debería ir antes, los nombres de los personajes son demasiado simples... etcétera, etcétera, etcétera...
Para cuando se fue las amigas estaban exhaustas. ¿Cómo podía quemarte la cabeza en tan poco tiempo?
Se dieron cuenta que, entre su charla, inconclusa y la llegada de Abril, estaban ya en horario de almuerzo, y Angélica debía asistir a su otro trabajo.
Decidieron continuar con su investigación al día siguiente. Adriana había sugerido que hicieran borradores para poder comparar sus versiones de los hechos, tenía una sospecha, pero no adelantaría nada hasta asegurarse con pruebas. Se despidieron y, tras cerrar la puerta de la casona, cada una salió a sus respectivas viviendas.
La llamada grupal dio inicio, era pasada la medianoche, si bien no era el mejor horario, la situación lo ameritaba.
- ¡Cantantes! - Gritó Adriana sin siquiera saludar. - ¿Y quién carajos es J Hope? ¿Suga? ¿Gatito? ¡Natalia, ese proyecto ni siquiera sabía que existía! -
- ¿Te puedes calmar? Esto evidentemente es obra de Atenea. ¿Qué culpa tengo yo que elija ideas que no hemos ventilado? Tu tendrás las tuyas. - Refutó Natalia.
- Al menos estaba con Jinnie, no me quejo, ¡y que bello que estaba! - Angie suspiró enamorada.
- ¡Claro, lo dices porque no te besó un desconocido! - Renegó Adriana.
- ¡Como si no fueran hermosos! ¡El general Min es una furia! ¡Puro fuego! - Concluyó Natalia.
- Como sea, mañana hablaremos de esto si o sí, si la temible se aparece la echo a patadas. ¡Esto tiene que terminar! - Sentenció Angélica.
La llamada finalizó, ninguna pudo conciliar el sueño correctamente, por lo que el encuentro la mañana siguiente estuvo más cargada de café que cualquier otra.
La mañana se presentó con rostros ojerosos y un humor de perros, pero perros rabiosos y no esas bellezas de almanaque.
- Al menos podría hacernos el favor de quitar las jaquecas esta maravilla de diosa. - Se quejó Natalia mientras Angélica abría la puerta de la casona y Adriana ajustaba la cadena de su bicicleta.
- Yo agradezco a la ciencia y sus maravillosos descubrimientos, tomé un analgésico antes de salir y me siento mejor, lástima el gasto, porque es cierto, debería al menos evitarnos los dolores de cabeza. - Concordó la argentina subiendo los escalones hacia el porche.
Se dieron el correspondiente beso en la mejilla y siguieron a Angie que rápidamente se había dirigido hacia la cocina y ya había encendido la cafetera. Se saludó con Adriana y preguntó. - ¿Hicieron sus borradores? Porque Jinnie tiene algunas discrepancias con lo que recuerdo, aun así no quise discutir hasta no tener las pruebas suficientes. -
Adriana asintió y Natalia revolvió dentro de su morral. - Aquí está! - Exclamó entusiasmada al tiempo que agitaba una hoja llena de garabatos en el aire.
- Bien, en cuanto esté el café nos sentamos... el viaje de anoche... - Comenzó Angélica.
- ¡Lo siento, lo siento! - Interrumpió Nati. - Es un borrador que tengo en mi celular, jamás pensé que nos llevaría hasta el. Aunque pensándolo bien... nos ha llevado por nuestras ideas, incluso las que son propias de cada una. -
Bip... bip... bip. Angie vertió café en cada taza y cada una tomó la propia para luego dirigirse al estudio. Adri movió las cortinas para que la luz natural entrara en todo su esplendor.
Una vez sentadas y mas despejadas gracias al café, cada una tomó una hoja escrita y comenzaron a comparar sus notas.
- ¡No puede ser! - Exclamó Angélica al borde de un ataque. - Fue Yoon... perdón. ¡Fue S. Quien canceló la cita minutos antes! Y mi pequeño creyendo cualquier cosa. - Se lamentó bajo la atenta mirada de sus amigas. Había estado a punto de revelar su identidad.
- Como sea. - Intervino Adriana. - La cuestión es que J.H. o Hobbie, el señor sensible se ofendió porque salí para ayudar a mi amiga. ¡Porque pasé toda la noche contigo Nati! Aunque no lo supieras y luego me sentí ofendida y tu no eras la culpable. - Finalizó.
- Como te dije aquella noche, no lo sabía. - Se excusó nuevamente. - Y tu.- Se dirigió hacia Angélica. - No tienes la culpa de que Jin no sepa la verdad. Ahora, lo que me llama la atención es la aparición recurrente de los parientes de él, sus primeros, hermanos... Los otros dos, ¿los conoces? -
Angélica se ruborizó, pero debió decir la verdad. - Sí. Los conozco, pero Atenea no me permite decir quienes son. La misma noche que se apareció aquí, lo hizo en Jeju, ¡y no tienen idea del susto que se llevó mi bebé! -
- No te preocupes Angie. - Dijo Adriana apretando su mano. - Tarde o temprano lo sabremos. -
Se produjo un silencio, las tres meditaban, Angélica ataba los cabos sueltos, Natalia de repente tenía una idea y Adriana urdia un plan para desenmascarar a los amigos de Jin. El teléfono sonó, dándoles un sus de muerte.
Angélica, que era la que mas cerca del aparato se encontraba atendió. - ¿Diga? -
- ¡Angie corazón! - Gritó Abril del otro lado. - Se que quedamos en vernos hoy... pero ha surgido un problema y me será imposible pasar por allí. -
- No te preocupes linda, se puede decir que estamos igual que ayer, aunque prometo que para la semana entrante tendremos algo para ti. -
- ¡Ok! ¡Bye preciosa! -
Angélica colgó el auricular y suspiró aliviada. - Era Abril, no podría venir. -
- ¡La temible! - Dijeron al unísono Natalia y Adriana. Luego rompieron en risas las tres.
Angélica volvió a su lugar. - Bien. ¿En dónde estábamos? -
- Tratando de resolver el enigma de los otros viajeros. - Apuntó Nati.
- Ah sí! - Angie asintió casual.
Adriana se levantó de golpe, con los ojos bien abiertos. - ¡Tengo una idea! - Rápidamente se dirigió hacia el estante del librero y tomó su laptop. Al tiempo que lo encendía dijo. - Angie, tu no puedes decir nada, pero nuestro amigo Facebook tal vez pueda darnos una mano. - Apenas había comenzado a teclear cuando el ícono de la batería comenzó a iluminarse. - Mierda. ¿Cuándo será el día que termine un trabajo y ponga a cargar esta cosa? - El aparato murió frente a sus ojos.
- Tranquila Adri. - Angélica acarició su mano. Llevamos media mañana con esto y la temible espera su obra. Mejor nos ponemos a trabajar porque la diosa no nos llenará los bolsillos. -
Dicho esto, Adriana dejó su laptop cargando y las tres se sentaron para comenzar a darle forma a su nuevo proyecto. Bueno, era una idea descartada hacia tiempo, pero era mejor retomar esa que continuar con amor de primavera.
By aksj1992
Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜
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