15
Angélica y Adriana estaban en la cocina, preparando el café. Sabían que Natalia llegaba siempre al mismo horario, 8.15 de la mañana. El bip bip de la cafetera anunció que la infusión estaba lista. Adriana tomó la jarra de vidrio y llenó las tres tazas, la de Garfield, Snoopy y el demonio de Tasmania.
Estas tazas simbolizaban el pasado y el presente. Las habían comprado el mismo día que recorrieron tiendas de muebles usados para amueblar la casona. En estas se veía reflejada su infancia, sus carácteres y sus personalidades. Adriana decía que su demonio reflejaba su lado desordenado y que, las pocas veces que en su vida se había enojado, lo había hecho al mejor estilo demonio de Tasmania. Natalia, amaba a ese gato porque en el veía todo lo que le gustaría ser, ya que su timidez la limitaba en varios aspectos, y al igual que el gato, le gustaba sentirse protegida por Angélica y las lasagnas de Adriana. Y el tierno perrito de Angélica no podía reflejar mejor la personalidad de Angélica, atenta, amable, siempre dispuesta a ayudar a sus nonnes como solía decirles.
En fin, un símbolo que para ellas era importante.
Cuando la tercera taza fue rellenada, se oyó la puerta principal. Era Natalia.
Angie y Adri se miraron, desde que habían retomado sus actividades, Nati ya no ingresaba con esa alegría que la caracterizaba, en realidad ninguna de las tres lo hacía, pero en ella se notaba más. Y de esto hacía ya más de una semana.
Nati dejó su bolso en el estudio y se dirigió hacia la cocina, el aroma la llamaba. Allí se encontró con sus dos compañeras de trabajo. Porque su humor no estaba para lo de amigas.
En su cabeza todavía rondaba la sensación de traición por parte de Adriana, que la había cambiado por una cita. Y Angélica que no confiaba en ella para decirle los motivos de sus cambiantes estados de ánimo. Y ella no se conformaba con el tengo algunos problemas con Jinnie.
- Buenos días. - Saludó como siempre.
- Buenos días. - Respondieron al unísono sus amigas.
En otro momento, algo así hubiese sido motivo de risas, pero ese día no.
Natalia tomó su taza y sin decir más regresó al estudio, las dos que quedaron en la cocina se miraron sorprendidas.
- Vamos a hablar con ella. - Propuso Angélica, fiel a su carácter conciliador. Adriana asintió.
Imitando a Nati, amabas tomaron sus tazas y se dirigieron al estudio.
El sistema de calefacción estaba encendido y por la ventana los primeros rayos de sol comenzaban a colarse, pero el ambiente a pesar de esto se sentía frío. Frío de emociones.
Adriana fue quien rompió el silencio. - Nati! ¿Cuando nos dirás qué está pasando? ¿Por qué te alejas así? -
Natalia la fulminó con la mirada. - ¿Será tal vez porque me siento traicionada? ¿Porque cuando necesité el apoyo de una amiga esta prefirió evadirme? - Contestó irónica.
A Adriana, esas palabras le hirieron, pero fue Angélica la que intervino, ofuscada por la respuesta.
- ¿Traicionada? ¿Oyes tus palabras Natalia? Si alguien debería hablar de traición aquí soy yo. ¿O no? - La chilena la observó, con una mirada confusa. - Jinnie me lo contó. -
- ¿Angie? - Adriana no entendía nada.
Angélica la ignoró y siguió centrada en Natalia, esperando su respuesta. - ¿Pensabas ocultarlo para siempre? Que tuviste un revolcón... -
Muy a su pesar Angie tenía que reconocer que saber lo que ocurrió entre Seokjin y Nati le producía un resquemor y una sensación de furia que nunca había sentido.
Si.. Angélica estaba celosa.
Le jodia pensar que su amiga había tenido a Jin para ella. Le enfermaba sorprenderse imaginando a Natalia tocando o besando a su novio. Sin contar ese pensamiento oscuro que daba vueltas en su cabeza: y si Jin y Natalia hubieran tenido algo más que una aventura? Ahora sería ella la que viera la felicidad de otros?
Natalia la interrumpió. - ¡Angie no es lo que piensas! -
Adriana abrió tanto sus ojos que pensó que rodarían fuera de sus cuencas. - ¿Te acostaste con SeokJin? -
- ¡NO! - Gritó Natalia levantándose de la silla. - Bueno, no luego de que Angélica nos lo presentó. -
- ¡O sea que te acostabas con él! - Confirmó Angélica. Ahora totalmente furiosa.
- ¡NOOOOO! - Volvió a gritar. - Sólo fue una sola vez y antes de conocernos! Jamás haría algo así. ¡Por Dios Angélica! ¿Tan mala persona crees que puedo ser? -
- Tal vez haya sido una vez. Pero quién me asegura que todavía no lo deseas? ¿Qué otras cosas no me has contado Natalia? ¿Es por eso tanta broma de doble sentido? ¿Tantos jueguitos sexys? ¿Los sobrenombres? ¿Dime, lo quieres para ti? -
Adriana y Natalia estaban en shock. ¿Esa era Angie? Ya decía Jin que daba miedo cuando se molestaba, era sádica como un samurai.
La argentina estaba sudando frio. Si bien Angélica estaba enfilando su artillería contra Nati, sentía que en ese estado furibundo la próxima víctima sería ella. ¿O era su conciencia que la estaba delatando?
Natalia rompió en llanto y salió corriendo, no podía seguir en esa habitación, sintiéndose atacada por quienes consideraba sus hermanas.
- ¿Y tu Adriana, no tienes nada que decirme? No sabias nada al respecto? - Preguntó alzando la voz.
- Creeme que estoy tan o más sorprendida que tu. -
-Ok. Espero que tu no me decepciones Adri. Puedo ser muy buena, hasta algo estupida comparada con ustedes. Pero no me subestimen, se cuidar lo mio y si para eso tengo que sacar del camino lo que me lastima no lo duden, verán un lado de mi que ni yo misma conozco. -
Adriana sintio un escalofrio. Definitivamente, el monstruo de los celos podía transformar hasta la persona más buena en un ser implacable y egoísta.
Y eso le dolió. No quería que su tierna Angie se corrompa.
- Angie, no se qué pasó entre Jin y Natalia, ellos... -
- ¡No! - La interrumpió. - Acabo de confirmarlo. Ellos se conocieron antes de que fuéramos amigas incluso. Pero ambos me lo ocultaron cuando les presenté a Jinnie la primera vez. - Su voz ahora era calmada y parecía meditabunda.
Adriana se acercó cautelosa, la culpa y el temor de ser descubierta aún circulaban por su cuerpo. - Angie... creo que deberías hablar con ella, estaba muy alterada cuando se fue. -
Angélica desvió la vista del suelo y miró con determinación a su amiga. - Tienes razón. Ya regreso. -
Y dicho esto salió detrás de Natalia. Lo que no imaginó y que en un primer momento la llenó nuevamente de ira, fue ver que Jinnie, su Jinnie la perseguía para alcanzarla.
Cuando vio que giraban en la esquina, Angélica apuró sus pasos. Si debía desenmascararlos, ese era el momento. Iba dispuesta a terminar con ambas relaciones.
Natalia, que no pudo soportar el reproche de sus amigas que unieron fuerzas hasta dejarla prácticamente en el fondo de un precipicio. Salió corriendo de la casa rumbo desconocido. No alcanzó ni a avanzar un par de metros, cuando se topó con el detonante de toda la discusión con sus amadas amigas. La persona que menos quería ver en ese momento.
Justo antes de llegar a la esquina, había un kiosco, donde Jin compraba unos snacks para su novia, cuando vio pasar a Nati hecha un manojo de nervios. Decidió seguirla.
-¿Nati? -
-Vete, déjame sola. – Le contestó con lágrimas en los ojos. Y giró para doblar en la esquina y alejarse aún más de la casona.
-¿Qué te pasa? ¿Estás llorando?- Natalia lo esquiva, pero él hizo uso de su fuerza para retenerla.
-Déjame Jin. ¿No te das cuenta de que no quiero hablar contigo? -
-¿Qué pasó con Angie?- Preguntó cauteloso.
-Pasó que te fuiste de tarro. - Jin la miró sin entender lo que la peli azul le decía - Que hablaste más de la cuenta, le contaste a Angélica lo que pasó entre nosotros y ahora ella quiere matarme, ahora me odia Jin y todo por un polvo de una noche. Un buen polvo y nada más. -
-Fue un error si, pero le expliqué que solo fue una noche y nunca más nos vimos. - Se excusó él.
-Fue un error ¿qué? Jin lo que tienes de guapo lo tienes de burro. -
Natalia se suelta del agarre y continúa su camino, pero Jin decide seguirla, intentaba saber más de la discusión entre su novia y Natalia. No quería llegar a casa y ser víctima de otra discusión más. Él deseaba llegar a casa y abrazar a su mujer y decirle que todo iba a estar bien.
Nati podía sentir sus pasos detrás de ella - No te creas el centro de atención Jin, esto no es por ti,- continúa Natalia – ¿O creíste que no le había contado nada por no separarme de ti? No. No lo hablé por miedo a perderla a ella, Angélica es como la hermana que nunca tuve, al igual que Adriana. - Ella se detuvo. Pero sin mirarlo.
-Y ella piensa lo mismo de ti. - Dijo él.
-¡Vete a la mierda Jin! Ahora sé porque tu amigo no se presentó a la ridícula cita, de seguro también le contaste lo de nuestro revolcón. Y también entiendo que no fue él el que me pidió que fuera de rojo, fuiste tú, ¿no? Igual que en nuestra cita. -
- No fue así, tu lo plantaste. -
- ¿Qué yo qué?... déjalo así... Ahora me importa un reverendo pepino, tu amigo y tú pueden irse a la misma mierda. - Natalia se sentía tan frustrada que ni siquiera quiso discutir sobre la llamada de S. -
-¿ Qué harás? -
- ¡¿Qué mierda te importa a ti?! -
- Te acompaño, puedo dejarte en casa.- se ofreció Jin, pero ella se negó.
- ¿Se te cayó un tornillo bombón? Si Angélica no ve juntos nos mata a los dos. Adiós... y dile que lo siento mucho y que ya no volveré a molestar a nadie más. Y no quiero ver tu hermosa cara otra vez. - Exclamó sorprendida, a punto de iniciar su caminata.
- ¿Admites que aún te gusto? - Natalia quería golpearse contra algún muro.
- ¿Jin, no entiendes el sarcasmo? - Negó con la cabeza y continuó. - Sí, eres guapo, genial, simpático, un Adonis, pero no puede gustarme el novio de mi amiga. -
-¿Y el amigo del novio de tu amiga? -
- Ni siquiera lo conozco y no quiero conocerlo, de seguro es un fuckboy y no soy de las que se echa un polvo en la primera cita.- Se miraron y no pueden evitar reír a carcajadas por el comentario de Natalia.
- ¡Bien, se te acabó la tristeza! - Bromeó Jin entusiasmado - Cuando lo llegues a conocer no dirás lo mismo de él. – ella rodó los ojos en señal de aceptación.
- ¿Recuerdas cuando te dije que la cuidaras? -
-Si… -
-Bueno, ahora está sufriendo por tu culpa y la mía. ¡Ve por ella bombón! – Natalia le da una nalgada amistosa a Jin para que se dirija a consolar a su mujer.
-¿Y tu estarás bien? -
- Lo superaré, no te preocupes, ya tomé mi medicina. - ella sonríe levemente y se encamina a su hogar, en el cual nadie la espera, por ahora.
- ¡Admítelo Nati! - grita Jin mientras se aleja. – ¡Gracias a mi conociste a Mario Benedetti! -
-¡Ridículo! – tenía razón, gracias a él se empeñó en conocer más sobre el trabajo del hombre con apellido de pizzería. Ella en agradecimiento por el recordatorio, sutilmente le levantara el dedo del medio y volvió a su camino.
Natalia deseaba no haber conocido nunca a Jin, pero si fuera así Angélica tampoco lo hubiera conocido y no sería la mujer feliz y radiante que es ahora comparada a como lo fue cuando las amigas recién se conocieron.
Una fuerte brisa se levanta y eso a Natalia la hizo sentir mejor.
El viento me encanta, sobre todo cuando ando en su contra, ya que es como si borrase cosas, y yo quiero borrar mucho de mí.
Mario Benedetti.
Angélica cubría su boca con ambas manos, oculta en la entrada de un edificio, había oído toda la conversación. Lo que ella pensaba de ambos era totalmente erróneo. Ellos le habían ocultado todo por su propio bien, y visto con otra perspectiva, ninguno de los dos tenía intenciones de lastimarla. Todo lo contrario. Aunque seguía sintiendo el dolor de la mentira. Se disponía a salir de su escondite cuando dio de lleno contra el robusto pecho de su pareja.
- ¡Jinnie!... - No pudo continuar. SeokJin atrapó sus labios en un apasionante beso.
Cuando se separaron él expresó. - Siempre fuiste y serás el amor de mi vida. Nunca lo olvides. -
Angie se quedó sin palabras. Lo que no sabía era que, en algún momento durante la conversación con Natalia, él la había visto ocultarse.
By SeokJinmyLover3
By zrl1825
By aksj1992
Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜
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