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Consecuencias

Los días de trabajo siguieron su curso, Natalia estaba bastante silenciosa, pensativa. Cuándo sus amigas le preguntaban cómo estaba, ella respondia un escueto, estoy bien, gracias. Aunque ninguna de las dos le creía.

Nati definitivamente no estaba bien, Adriana decidió que tendría que hablar con Angélica, si alguien podía sacarle algo más a su amiga chilena era ella.

Era un miércoles por la tarde, según los cálculos de Adriana, Angie ya estaría en su departamento, el que compartía con SeokJin. Suspiró molesta porque el novio de su amiga había sido el culpable, pero no diría nada. Por ahora.

Ella lo había llamado para disculparse con su amigo y la respuesta que le había devuelto había sido un escueto, esta bien, es una pena. Y, aunque Adri había insistido, no obtuvo nada más.

El departamento estaba bastante alejado del suyo, así que decidió salir en su bicicleta, no tenía un automóvil porque simplemente quería evitar los trastornos que conlleva tener uno, nada de mecánicos, combustible o cambios de aceite y demás menesteres que a los hombres en general les apasiona. Lo suyo era disfrutar al aire libre, caminatas o bicicleta. En el caso de ser necesario optaba por el transporte público.

Estacionó su vehículo junto a un poste de luz y le rodeó con una cadena. Otra de las ventajas, no había que buscar estacionamiento ni pagar cocheras o parking. Se dirigió hacia el edificio y presionó el botón que indicaba el departamento de la pareja.

A través del intercomunicador Jin preguntó quién era y al hacerse reconocer, el sonido del portero electrónico le permitió pasar.

El departamento era alucinante para ella, siempre pensaba que era una lástima no haber podido comprar una unidad en ese edificio. Estaban todos ocupados y nadie estaba dispuesto a venderle.

- Hola Adri! - Saludo el novio de su amiga.

- ¡Hola, vengo a ver a Angie! - Respondió ella.

- ¡Oh! Pasa, Angie está al llegar. -

En cuanto Adriana supo que su amiga no estaba, su corazón se disparó, ella tenía un secreto y loco enamoramiento con SeokJin pero jamás se lo diría a nadie, podía incluso llegar a fantasear con él pero era un hombre prohibido para ella. Lo que no quería decir que no se pusiera muy nerviosa al saberse sola con él. Así que, sin dar el famoso beso en la mejilla, característica de la argentina, ingresó asintiendo. SeokJin por su parte estaba acostumbrado a este raro comportamiento, cuando estaba solo jamás lo saludaba con un beso, en cambio, si estaba con Angie el beso era infaltable en cada uno de los presentes, así hubiese muchas personas, ella se tomaba su tiempo.

Adriana podía pasarse horas observando ese hombre hermoso, de ojos profundos, labios carnosos y muy muy besables y espalda descomunalmente ancha, pero en compañía, claro. A solas con él ni siquiera se atrevía a mirarle a los ojos. Temía ser descubierta.

Jin la invitó a sentarse y fue por un café que ella gustosa había aceptado.

De repente el silencio se volvió tan, pero tan incómodo, y eso que estaba sola en el living. Un millar de ideas se cruzaron por su cabeza, incluso una de sus fantasías donde él la abordaba sin más. Comenzó a debatir mentalmente que haría en ese caso. Si aceptar el avance, si rechazarlo... en el caso de rechazarlo, ¿que haría luego? ¿Se lo diría a Angélica? ¿Sería ella responsable del dolor de ella?

Cuando Jin apareció con las tazas en una bandeja, Adriana estaba tan ida que gritó del susto.

- Lo siento Adri! Pensé que me habías oído llegar. - Se disculpó el anfitrión al ver el rostro total rojo de Adriana y su respiración desbocada.

- Está bien... estaba pensando y bueno, me abstraje...- Agitó las manos para darse aire. - Gajes del oficio. - Luego soltó una de esas risitas bobas que la auto enfurecían con ella misma.

Él depositó la taza frente a ella, en la mesita de centro, luego se acomodó en otro sillón. Adriana suspiró, su fantasía hubiese dado comienzo si él se sentaba a su lado en el amplío sofá donde se encontraba.

Y nuevamente el silencio. Adriana no lo toleraba, lo que menos quería era que su imaginación tomara las riendas nuevamente. Debía hablar, decir algo, ¿pero que?

- ¿Tu amigo está bien? - Preguntó de sopetón.

¡Noo Adriana nooo! ¿por qué esa pregunta? ¡Si vienes a hablar de Nati!  Se regañó mentalmente.

SeokJin elevó sus cejas, ¿sorprendido? ¿Enojado? - Tuviste la oportunidad de conocerlo Adriana, no creo que me corresponda hablar de él. - Sí, estaba molesto.

- Lo siento, pero Nati sufrió un episodio y no pude evitarlo. ¿Es tan difícil de entender? - Contestó, su humor de repente cambió por completo, se sentía ofendida.

- ¡Un llamado no hubiese estado de más, él te esperó por una hora completa y tu ni te dignaste! -

¡Queee! ¿Estoy oyendo esto? Este hombre debe ser tan estúpido como hermoso.

El temperamento que rara vez sacaba a relucir Adriana, salió a flote en ese momento.

- ¡¿Qué?! ¿Es que no tienes sensibilidad alguna? No fue algo que pudiese manejar. ¿O es que acaso tus amiguitos estaban tan interesados en conocernos? ¿Para qué? ¿Cuál era el apuro? ¿Follar? ¿Eso es? ¡Claro! - Se auto respondió. - ¡Cómo no me di cuenta antes. Lo que pasa es que se quedaron sin follar, porque eso es lo que esperaban! - Adriana se puso de pié.

- No te permito que hables así de mis amigos. Ellos son muy respetuosos y honorables, venimos de una cultura donde ese valor es muy importante. Pero parece que... -

- ¿No querrás decir lo que pienso que estás por decir? - Dijo ella acercándose e indicando hacia arriba con su dedo índice. - Porque si te atreves a mencionar siquiera algo relacionado al respeto en relación a nosotras, te juro por nuestra amistad que... - Angélica abrió la puerta.

Adriana se giró y caminó hacia ella. Angie, cuando la vio expresó su mejor y más sincera sonrisa, pero poco a poco se desvaneció al ver el rostro rojo y enojado de su amiga.

- ¿Adri? -

Adriana la abrazó y con lágrimas de frustración agolpadas en sus ojos le dijo. - Angie, corazón, necesito hablar contigo, pero no ahora. Debo irme. -

Sin despedirse de Jin, ella salió caminando a pasos apurados, dejando a la pareja sola.

- ¿Jinnie que pasó amor? - Preguntó totalmente confundida.

- Creo que no le gustó oír algunas verdades. - Respondió él que también estaba enojado, pero al ver al amor de su vida la paz lo inundaba.

- ¿No te enoja que la alcance? -

- No dulzura, ve. -

Angélica se acercó y lo besó, luego salió a toda prisa detrás de su amiga.

La encontró peleando con la cadena que rodeaba el poste y la bicicleta, se la veía consternada. Y largas marcas negras surcaban sus mejillas.

- ¡Adri! ¿Qué pasó? -

Adriana se giró y quitándose las lágrimas con un manotazo le respondió hipando. - Pasó que vine a hablar de Natalia contigo y me encuentro con tu novio que no tuvo mejor idea que tratarnos de irrespetuosas. Eso pasó. - La respuesta estaba cargada de ira y estaba mal dirigida, pero, como en mas de una oportunidad, Adriana era demasiado visceral y no regulaba sus palabras cuando estaba enojada.

Angélica, que estaba a punto de acercarse para consolarla, se detuvo en seco al oír las punzante palabras de su amiga. - ¡Adri, no se que pudo haber dicho Jinnie para que te pongas así y no creo que sea sólo porque haya sugerido algo así! -

- No, además el señor defendió a sus amigos diciendo que eran respetuosos y honorables, al contrario de nosotras porque no los habíamos llamado. ¿puedes creer? Que pretenda que para salvar nuestro honor tenga que dejar de lado a mi amiga, que para peor estaba atravesando una situación difícil... - Adriana, que hasta ese momento hacía aspavientos con sus manos, las dejó caer. Vencida por la situación. - Y por si fuera poco, Natalia no quiere hablar. Pasé toda la noche con ella ese día y simplemente siento que  me ha apartado  de su vida. -

Angélica se sentía entre la espada y la pared. No le gustaba el modo de hablar de Adriana cuando se refería a su novio y sus amigos. Aunque la entendía, y por otro lado quería abrazarla por verla dolida.

- Adri, creo que estas exagerando un poco las cosas. - Angie sólo quería tranquilizarla.

¡A no! ¿Ella también? - Así que estas del lado de Jin. - Se dió vuelta y sosteniéndo el candado, introdujo la pequeña llave y soltó la cadena.

- No estoy del lado de nadie Adriana. - Angélica comenzaba a perder la paciencia. - Sólo me parece que estas algo sensible y... -

- ¿Sensible? ¿Yo? ¿Sabés qué? - Adriana subió a la bicicleta. - Son tal para cual. Está claro, prefieres estar bien con tu amorcito a poner las manos en el fuego por nosotras Angélica. Evidentemente te tiene muy bien atendida. - Dicho esto se impulsó hacía adelante y se alejó dejando a Angélica dolida.

Adriana por primera vez sacaba a relucir la peor parte de su carácter, esa que se dejaba dominar por las emociones y no media las consecuencias de sus palabras.

Claro que, en la medida en que sus piernas pedaleaban, su enojo se fue disipando. Desde pequeña su terapia para liberarse de frustraciones había sido el descargo físico.

En ese momento, cuando la adrenalina ya no recorría su cuerpo, pensaba en las palabras dichas a una de las personas que más quería y la culpa comenzó a ocupar el lugar que dejaba libre el enojo. Y detrás de la culpa le siguió la vergüenza.

Cuando menos se lo pensó, divisó el edificio donde vivía, el recorrido le había llevado menos tiempo debido a la velocidad con la que se había desplazado.

Bajó la velocidad y parando frente al portal, descendió. Pensando y analizando como serian los siguientes días, ellas cada mañana se reunían en la casona para escribir.

Angélica abrió la puerta de su departamento. Un cúmulo de sentimientos la acompañaba, sorpresa principalmente, enojo, angustia. También pena por la situación de sus amigas.

Cuando Jin la vio, corrió para abrazarla, su rostro no ocultaba el dolor y la decepción vivida, jamás había visto esa faceta en su amiga, si bien ella había mencionado tener algunos puntos negativos en su personalidad, jamás esperó verlos o lo peor, ser el objetivo de estos.

Sus brazos eran como sedantes, todo parecía desaparecer al sentirse rodeada por estos.

- Jagi! - Y fue suficiente para que Angélica soltara el llanto que intentaba retener.

SeokJin acarició su espalda, dejando que ella se desahogara. Cuando ella se calmó, finalmente decidió sacar lo que tenía dentro.

- Adri me dijo que la has tratado de irrespetuosas, tu no sabes lo que han estado pasando estos días. ¡Sé que no fue su intención dejar plantado a HoSeok pero Nati se puso mal! Y tú lo sabes. Respeto la decisión de ocultar absolutamente todo acerca de él, pero eso no significa que no esté de lado de mis amigas, y lo que más me duele es que ella no lo vea. - Sus ojos volvieron a aguarse.

- ¡Ya cariño! Habla con ella mañana, utiliza esta noche para pensar en lo que sientes y luego solucionas las cosas. - Ahora vamos a cenar, ayúdame así te distraes. -

Tomados de la mano se dirigieron hacia la cocina. Jin era muy sabio en esas cosas y pronto la mente de Angélica se dispersó.

La mañana llegó y con ella el abordar los problemas. Angélica se detuvo frente a los escalones que daban al porche principal. Observó la casona, el color celeste de su fachada no podía quedarle mejor, haciendo destacar sus aberturas blancas.

Inspiró, rogando que Adriana estuviera más accesible que el día anterior. Subió cada escalón lentamente, como si quisiera retrasar lo inevitable.

Cuando finalmente entró, lo primero que vio fue a Adriana corriendo hacia ella, la abrazo con fuerza y llorando le dijo. - ¡Perdón amiga! Perdón. Tu no tienes la culpa de nada y fui una completa imbécil al descargar contigo. ¡Lo siento tanto! -

Angélica devolvió el abrazo, algo que fue como una declaración de paz. - Está bien Adri. Está bien. Ahora... vamos por un café. Nati estará al llegar.

Continuará...

Gracias por leer. Descansen y coman sano 💜💜💜

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