Casilla 9 - 2Ho
Era una día normal, uno de esos que Yunho no soportaba. Demasiado aburrido para su gusto. Si bien nada malo sucedía, tampoco nada bueno. Por tercera vez en el día se estiraba sobre el sofá y bostezaba. Sin saber que hacer, comenzó a contarse los dedos de la mano en alto.
- Yunho, en serio, intento estudiar - dijo entonces San. El apelado miró a su mejor amigo teniendo que echar la cabeza hacia atrás. Vivía con él desde hace mucho, pues su padre eran un completo desconocido que había dejado embarazada a su madre en un día de fiesta y esta pasaba tanto tiempo trabajando que le había tocado criarse con los Choi para no estar siempre solo.
- Pero me abuuuuurro - contestó con un puchero. San no se volvió a mirarlo, miraba sus apuntes en la mesa del salón.
- Pues estudia o vete aburrirte a la habitación.
- El examen no es hasta dentro de dos semanas.
- ¿Por qué no te vas con tu novio si tan aburrido estás?
- Es una muy buena idea. ¿Por qué no se me había ocurrido antes? Seguro que Jongho es más respetuoso que tú - se levantó de un saltó y le sacó la lengua. San no lo había visto, pero lo conocía tan bien que supo lo que había hecho y, sin dejar de mirar sus apuntes, le sacó el dedo - Idiota.
- Subnormal.
- Cara culo.
- Cara anchoa.
- Estúpido.
- Gilipollas, ¿quieres irte y dejarme estudiar?
- Vale, vale. No hacía falta que te pusieras así, aguafiestas - finalizó cogiendo su abrigo y saliendo de la casa con las llaves y su móvil en los bolsillos. Tarareaba mientras cantaba y caminaba hacia la casa de su novio, pero sabía de antemano que él también estaría estudiando. Sin embargo, sería mejor pasar el tiempo aburrido a su lado que al de San. Se podría entretener observándolo o podría convencerlo de hacer algo con él y que dejara de estudiar, con su mejor amigo eso era misión imposible.
En cuanto llegó a su destino, llamó a la puerta con una sonrisa. Siempre le había hecho gracia que su mejor amigo y su novio se apellidaran igual, así tenía una escusa para llamar a la madre de Jongho suegra y no señora Choi.
- Hola suegra - dijo cuando le abrió la puerta.
- Jongho está estudiando, Yunho.
- Lo sé.
- ¿Y qué haces aquí?
- ¿No puede descansar ni 15 minutos? ¿Ni 5? Puedo estudiar con él también.
- Ambos sabemos que no vas a hacer eso.
- Bueno, pero casi cuela, ¿a qué sí?
- Tienes 20 minutos, pero solo porque eres tú.
- Gracias, te adoro suegra - dijo dándola un abrazo. Podría parecer muy irrespetuoso, pero en verdad poco a poco Yunho se había hecho también parte de la familia y a ella no le importaba que se comportara así. El joven podría ser un desastre, pero era la persona más amigable y cariñosa del mundo, era imposible no cogerle cariño.
El alto pasó a la habitación de su novio sabiéndose el camino de memoria. Cuando entró Jongho ni le dirigió una mirada pensando que era su madre, siguió centrado en sus estudios. Yunho se acercó hasta él y se apoyó en la mesa. Leyó lo que estaba estudiando el contrario: "Fue durante la Guerra Fría cuando sucedió también la Guerra de Corea..."
- Bla, bla, bla, muertes, bla, bla, bla, guerra, bla, bla, bla, números - dijo haciendo que Jongho lo mirara sorprendido.
- ¿Yunho? ¿Qué haces aquí?
- San me ha echado de casa. Tu madre solo me deja estar aquí 20 minutos.
- Seguro que te ha echado por molestarle mientras estudia. Lo siento, Yunho, pero tengo que estudiar yo también. Ya te lo dije - volvió su mirada a los libros.
- Pero me aburro taaaaanto - suspiró y se tiró sobre la cama de su novio.
- ¿Has probado a llamar a Hongjoong? ¿A Mingi? ¿A Seonghwa?
- Están estudiando todos menos Yeosang que ha ido a ver su padre a Busan y Wooyoung que ha quedado con su novia. Hongjoong y Mingi estudian juntos. En la televisión no hay nada bueno y me he cansado de los juegos, tanto del móvil como del ordenador. No es divertido sin Yeosang ni Wooyoung ni San. Y YouTube se queda sin contenidos interesantes. Seguimos sin tener Netflix. No hay nada que hacer. Seonghwa dice que estudia para clases pero yo creo que está estudiando maneras de conquistar a Yeosang. ¿Tú que crees? - movió su cabeza para mirar a su novio pero este seguía centrado en sus apuntes y no le contestó - ¿Jonho? ¿Me estás escuchando?
- Perdona. Esto es muy complicado. ¿Por qué no te vas a dar un paseo con música? Es relajante y así te entretienes un rato.
- No me gusta pasear solo. No me gusta estar solo. Ya lo sabes.
- Pues no puedo ayudarte Yunho. Lo siento.
El apelado se levantó de la cama y se acercó a él. Lo abrazó por detrás y dejó un beso en su nuca - ¿No puedes descansar 10 minutitos? Por favor, antes de que tu madre me eche de aquí...
- Yunho, no hagas eso. No puedo y sabes que mi piel es muy sensible ahí perfectamente.
- ¿Dónde? ¿Aquí? - dejó otro beso en su nuca de nuevo, esta vez acompañado de una ligera mordida.
- Yunho - Jongho se estremeció - Por favor.
- Solo serán 10 minutos de nada. Da igual lo que hagamos, pero descansa un poco conmigo y luego sigues estudiando... Por favor - esta vez apoyó su frente en ese mismo lugar, en vez de dejar un beso.
- Este examen es muy difícil e importante, como el resto de nuestros amigos, intento estudiar con mucho tiempo por delante para que luego no nos pille el toro.
- Pero solo son 10 minutos. No puedes estar estudiando todo el día, eso no es sano para nada. Tienes que descansar de vez en cuando.
- ¡Yunho! ¡Ya vale! ¡Deja de comportarte como un niño! - Jongho lo apartó con brusquedad pero sin hacerle daño.
- ¡No me comporto como un niño! ¡Vosotros os estáis comportando como unos putos obsesos con los estudios! ¡Parecéis unos empollones de mierda cuando todos sabemos que solo Seonghwa va a sacar una nota brillante! ¡Os esforzáis demasiado para nada!
- ¡No es para nada! - Se dio la vuelta para mirarlo a los ojos furioso. Gritaba y lo señalada sin parar - ¡Nosotros queremos un buen futuro, no terminar como tu madre en un trabajo de mierda con un hijo que no quería tener! ¡No como tú que pareces querer seguir su mismo camino!
Yunho se quedó petrificado ante sus palabras. Cogió aire, cerró los ojos y se fue de allí dando un portazo sin decir nada. Jongho se dio cuenta de lo que había dicho demasiado tarde. No, no, no. Él no había querido decir eso. Nunca habría dicho eso. ¿Por qué había dicho eso? ¿De qué se enfadaba tanto? Yunho solo estaba aburrido y se sentía solo. Él sabía mejor que nadie lo mucho que odiaba Yunho estar solo porque eso hacía que su mente pudiera sacar los malos recuerdos, pero esta vez había sido él quien los había sacado. Aquel examen no era tan importante como los sentimientos de su novio y los había dañado por ello. No, no, no. ¿Qué había hecho? Solo le estaba pidiendo 10 minutos, no le iba a impedir estudiar luego, solo iba a ser ese poco tiempo para sentirse mejor y no sentirse solo.
Se levantó de golpe y salió corriendo en pos de Yunho, cogiendo su abrigo en el camino y avisando a su madre, que había visto preocupada como el alto se había ido despidiéndose de ella con una sonrisa pero con los ojos cargados de profundo dolor, de que volvería.
Miró a todos lados sin encontrar rastro del mayor, así que decidió ir a buscarle en los sitios que podría estar. En su casa no porque San le había echado de allí y en la casa de algún otro de los chicos tampoco porque le harían lo mismo, y lo sabía. Estaba herido y solo. ¿A dónde iba Yunho cuando se sentía así? Su antigua casa, que había quedado abandonada.
Se dirigió corriendo hacia allí. No se encontraba lejos de la casa en la que ahora vivía, pues Yunho y San se habían conocido de vecinos antes de vivir juntos. Era pequeña y los años y el abandono la habían hecho pasar factura, pero a Yunho le gustaba ir allí porque se sentía identificado con aquel lugar solitario y abandonado. Y si su cabeza ya había sido invadida por los recuerdos, allí podían fluir aún más.
Sin embargo, cuando llegó a la casa, no lo encontró por ninguna parte. Lo llamó y no recibió respuesta. Yunho sabía que lo buscaría allí, por eso no se había dirigido a ese lugar. O eso o se había cansado de recordar y había buscado esta vez olvidar. ¿Pero cómo haría eso? ¿En qué sitio podría olvidar? ¿Cómo...? Se respondió a sí mismo antes de terminar la pregunta.
Yunho no era un alcohólico. Es más, nunca había probado la bebida, pero siempre había sentido curiosidad porque decían que te hacía "olvidar". Por suerte, aquellas veces Jongho o San habían estado ahí para disuadirlo de esa idea. La bebida no es mala siempre y cuando no busques emborracharte.
Fue a los bares y discotecas que conocía pero no lo encontró en ninguno. Ya estaba empezando a oscurecer y le daba miedo lo que podía estar haciendo su novio por su culpa. Era su culpa completamente. Había sido tan estúpido. Claro, Yunho no iría a los bares y discotecas que él conocía, intentaba evitarlo no que lo encontrara.
Suspiró, rendido, y caminó agotado hasta el parque más cercano dónde podría sentarse en algún banco a descansar y analizar la situación con calma. Pero sus sentimientos no dejaban que pensara con claridad. Sin darse cuenta, estaba llorando por la culpa y la impotencia. Entonces le vio. Sentado con las piernas estiradas y una lata en la mano, Yunho miraba hacia el frente en el parque, solo.
Jongho cayó sobre sus propias rodillas al verlo. Por fin, lo había encontrado. Por fin. Entonces se dio cuenta de que el alto tenía varias latas vacías a su alrededor y daba un sorbo a la bebida de la que tenía en la mano. Aquello era lo que temía que estuviera haciendo. Se levantó rápidamente y corrió hacia él.
- Yunho - lo llamó al llegar a su lado. Se quedó de pie mientras el contrario giraba lentamente su cabeza hacia él. Tenía los ojos rojos y las mejillas mojadas. Su pelo estaba todo revuelto y su camiseta manchada de lo que bien podría ser vómito por el fuerte olor que desprendía, también perteneciente al alcohol. El mayor volvió a mirar al frente haciendo como que no se encontraba allí.
- ¿Sabes? - dijo - Es mentira lo que dicen. Lo sigo recodando todo, pero es como si no lo hiciera porque ya no me siento mal con respecto a ello. Solo tengo ganas de reír, bailar y follar, da igual con quien. Todo se ve borroso, como si las cosas se movieran por si solas. Pero si permanezco así, quieto mirando a un punto, puedo encontrar la paz y el control.
- Yunho, por favor. Deja esa lata. Te llevaré a casa.
- No quiero ir a casa, ni a tu casa, ni a la de San. Quiero quedarme aquí, observando la nada y bebiendo. Así no os molesto a nadie ¿no? Podéis estudiar sin que el error de Yunho ronde cerca vuestro.
- Yunho, no quería decir eso, por favor - volvió a comenzar a llorar.
- Pero lo dijistes y es la verdad. Soy un estorbo para todos, para San, para ti, para mi madre. Lo siento.
- No. Eso no es verdad - apartó unas latas y se sentó a su lado - Mírame - el contrario no se volvió - Yunho, por favor, mírame.
- No quiero dejar de ver el árbol. Es muy bonito - abrió la boca y movió la mandíbula varias veces - Creo que dentro de poco me costará hablar - dio otro trago a su bebida.
- Deja eso Yunho. Deja de beber, por favor. No te hace ningún bien.
- Pero a vosotros sí. No os molesto y yo me siento bien, todos felices.
- No, yo no estoy feliz, no estoy nada feliz. Déjame que te lleve a casa y hablemos cuando estés sobrio. Por favor.
- ¿Tú eres consciente de lo que me estás pidiendo? - ahora si le miró, con sus ojos rojos cargados de dolor y... vacío. Los ojos de Yunho no brillaban como siempre, estaban vacíos.
- Yunho - comenzó a llorar más - No eres un estorbo, ni para mí ni para nadie. Te amo, ¿sí? Te amo tanto. Por favor, déjame arreglar mi error. No quería decir eso, jamás te haría daño adrede. No era mi intención. Puedes robarme todo el tiempo que quieras, estudiar no es tan importante. No como tú. Eres lo más importante para mí.
Yunho no dijo nada. Pareció buscar algo en sus ojos pero finalmente volvió a mirar al frente en silencio. Jongho, agotado y sin saber que hacer, se llevó las manos a los ojos intentando contener con ellas la cantidad prácticamente infinita de lágrimas que corría a caudales por sus mejillas. Entonces sintió que alguien lo abrazaba. Apartó las manos para ver que era Yunho que apoyaba su cabeza en su hombro y comenzaba a llorar también. No había ninguna lata en su mano y Jongho se dejó llevar por el abrazo llorando en el hombro contrario también.
- Lo siento, lo siento tanto - no dejaba de decir el menor.
- Llévame a casa, por favor.
- Por supuesto, volvamos a casa, ¿sí? No te voy a abandonar, nunca.
Jongho se secó las lágrimas y se apartó un poco para dejar un beso en su frente. Luego, se levantó y cogió a caballito a Yunho, que no se resistió en ningún momento. Ya iría allí al día siguiente a recoger la basura, ahora la prioridad era cuidar del alto. Lo llevó así hasta su casa donde su madre no se quejó de dejar que se quedara allí a dormir. Avisó a la familia de San de que Yunho no volvería hasta el día siguiente después de haberlo metido en el baño para que se diera una ducha y se cambiara de ropa.
Mientras lo hacía, Jongho puso una lavadora con la ropa sucia de su novio. Luego lo ayudó a vestirse, lo llevó hasta su habitación y lo arropó en su cama. El alto no dijo nada, solo se dejó llevar y pronto terminó dormido. El menor se había quedado sentado en el suelo observando como dormía el contrario. No pudo dormir en toda la noche.
Cuando Yunho despertó lo encontró ahí, mirándolo. Parpadeó varias veces y bostezó intentando recordar lo que había pasado la noche anterior. Tenía un dolor de cabeza horrible.
- Iré a prepararte el desayuno, tu descansa. Te prepararé algo para la resaca - dijo su novio antes de salir de la habitación. Yunho lo observó marcharse.
Recordaba haber ido a una pequeña tienda y comprar todas las latas de cerveza que pudo diciendo que eran para su padre. Haber ido a un parque y haberse puesto a llorar allí mientras bebía. Luego todo se volvía confuso. Recordaba la sensación de estar en otro mundo que le dejaba el alcohol. Recordaba que Jongho lo encontró. Recordaba que le había pedido perdón y que lo había llevado en caballito. Lo que más recordaba era haberse dado una ducha y haber caído dormido en la cama del menor mientras este lo observaba preocupado, pero no conseguía recordar palabras exactas ni todo, había lagunas.
Jongho volvió con una bandeja con leche, galletas y una pastilla. Yunho se incorporó para tomar lo que le ofrecía y le agradeció con un amago de sonrisa, pero no era capaz de sonreír sinceramente no tenía las ganas ni las fuerzas. El agujero que había dejado Jongho al decirle aquello seguía allí porque era capaz de soportar cualquier cosa menos que la persona que más amaba en el mundo y que lo había ayudado a vivir con su pasado le recordase en la cara de dónde venía como si fuera su culpa. Que Jongho le recordaba que su madre nunca lo había querido, no había querido tenerlo ni lo había amado, solo era un estorbo en su vida y así se lo había dejado claro ella un par de años atrás.
- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó Jongho claramente preocupado. Yunho se encogió de hombros. - ¿Necesitas algo? Lo que sea, pídemelo.
- ¿Has dormido? Tienes unas ojeras horribles y recuerdo... No recuerdo mucho pero estabas despierto cuando me dormí y también cuando me desperté.
- Eso no importa Yunho. No importa - dijo bajando la mirada.
- Tu salud importa. A mí me importa. Duerme.
- No quiero dormir - Jongho sentía que los ojos se le llenaban de lágrimas de nuevo y bajó la mirada - No lo merezco.
- ¿Qué estás diciendo?
- No merezco descansar. No después de... - cerró los ojos, cogió aire y lo miró con una sonrisa - Estaré en la cocina, si me necesitas, pega un grito. Vendré en seguida - tras decir aquello se marchó. Yunho se quedó perplejo.
Si es verdad que lo había hecho mucho daño, muchísimo. Pero seguía siendo Jongho, seguía amándolo, seguía preocupándose por él y parecía agotado en todos los sentidos y sumamente triste y culpable. Jongho no quería hacerle daño. Jongho nunca había querido hacerle daño. Solo estaba enfadado y había dicho lo primero que se le había pasado por la cabeza, no era culpa suya pero se estaba culpando mucho. Aquello era estúpido. ¿Cómo una discusión tan estúpida como la que habían tenido había terminado haciéndoles aquello? Su relación no era tan débil.
Sí, era verdad que lo había herido mucho y que lo que había dicho era demasiado, pero todos cometemos errores. Él se había dejado afectar demasiado por ello cuando no era para tanto y Jongho se estaba culpando también demasiado. Tenía que hacer algo al respecto. Tenía que arreglar las cosas.
Se levantó lentamente de la cama y se llevó la mano a la frente al sentir un dolor punzante en la cabeza debido a la resaca. Se sentía horrible, ¿por qué había hecho aquello? No volvería a tomar alcohol en su vida. Su cuerpo se sentía demasiado pesado. Entonces escuchó un golpe seco.
Preocupado, avanzó todo lo rápido que pudo hasta la puerta de la habitación y la abrió de golpe. En frente de esta se hallaba, a un lado, la cocina y al otro el salón con la puerta de salida de la casa justo en frente. Lo vio en el suelo de la cocina, inconsciente. Se lanzó hacia donde estaba su novio. Comprobó que no tenía heridas, que tenía pulso y que respiraba. Suspiró aliviado de que no fuera nada de mucha gravedad. Solo se había desmayado, nada más.
Avisó a la señora Choi, llamó a la ambulancia y lo llevaron rápidamente al hospital. Una vez allí se enteró de que se había desmayado debido al agotamiento y que necesitaba descansar. Le darían el alta una hora o dos después de que despertara y debería descansar en casa en cama hasta el día siguiente. Yunho y su suegra asintieron conformes.
Jongho se despertó en la hora de la comida. La mujer había ido a comer a la cafetería después de que Yunho volviera de ir a comprar su comida y se quedara vigilando a su novio mientras la degustaba. Dejó de comer al verle abrir los ojos y le tomó la mano dejando su bocata sobre la mesilla del hospital.
- ¡Hey! Jongho. ¿Me oyes? - lo preguntó preocupado. El menor miró a su alrededor y asintió, luego clavó sus ojos en él.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?
- Estás en el hospital. Te desmayaste por sobreesfuerzo. ¿En qué pensabas? Te dije que durmieras. Sabía yo que estabas agotado.
- Estuve corriendo toda la tarde... buscándote - respondió mientras bajaba la mirada y se mordía el labio - No pude dormir. Estaba preocupado por ti y me sentía demasiado culpable... Lo siento.
- ¡No! No te disculpes. Ni se te ocurra estúpido - Yunho cogió la almohada de la cama vacía de al lado y comenzó a darle con ella.
- ¡Ey! ¡Yunho! ¡Para! ¡Para! ¿Así tratas a un enfermo?
- No tenías que haber hecho eso... Por mí - dejó la almohada en su sitio y apoyó su cabeza en la cama del menor con un puchero - Lo siento por todo. Es mi culpa.
- No, yo no debí de decirte aquello.
- Sé a la perfección que no querías decirlo. Fue lo primero que se te ocurrió decir porque estabas enfadado. Por mi culpa. Lo siento.
- No, Yunho. No debí enfadarme y decirte eso no tiene excusa. Solo estabas aburrido y me estabas pidiendo 10 minutos de mi tiempo, que no es nada. Lo siento.
- Yo tampoco debí de ser tan pesado. Es culpa de los dos y los dos lo hemos llevado a los extremos cuando no debería de ser así.
- Tienes razón.
- Olvidémoslo.
- ¿El qué? No sé de qué me hablas - Jongho sonrió y Yunho rió ligeramente. - Cuando me den el alta vamos a pasar un buen rato en mi casa ¿sí? - le guiñó el ojo.
- ¡Oh no señorito! El médico ha dicho que tiene que estar descansando en la cama hasta mañana - se puso de pie.
- Y en la cama voy a estar. Pero contigo.
El alto hizo como que pensaba y asintió conforme para luego volver a sentarse - Tiene usted razón, el médico no ha dicho nada de que no podamos hacer eso. Estoy completamente de acuerdo.
Jongho rió ligeramente y luego se levantó de golpe de la cama para cogerlo del rostro y besarlo. Al principio, Yunho se sorprendió pero no tardo en corresponderlo feliz. Se amaban tanto que no sabían cómo podían soportarlo.
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