Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Casilla 8 - JongSan

Su paso era lento pero seguro, con la mirada alta y serena. Intentaba parecer lo más tranquilo posible, porque lo estaba por dentro, pero no sabía como parecerlo por fuera. Aunque daba igual, las miradas seguían siendo las mismas que siempre, no había por qué esforzarse tanto. De todas formas, ¿qué importaba lo que pensaran los demás? Realmente nunca había sido algo que le interesase, era muchísimo mejor ser él mismo. Una de las ventajas de ser un lobo solitario era que no tenía que preocuparse por no dañar a nadie.

Hace unos días, se había reencontrado con un antiguo compañero de clase. Yeosang le había mirado con una sonrisa y le había dicho que sonreír haría que se sintiera mejor, pero realmente no era verdad en su caso porque ya lo había probado y no había funcionado. También le dijo que aunque era verdad que estar solo hacía que no tuvieras que pasar por las partes malas de tener amigos, tampoco podías disfrutar de las buenas. Después de eso, se había despedido y se había ido.

Jongho pensó seriamente en sus palabras durante mucho tiempo. ¿Qué quería significar aquello? Tanto tiempo solo le había hecho olvidar lo que era la amistad y nunca había conocido el amor. Así que cuando le dijeron que iba a llegar un estudiante nuevo al instituto, comenzó a preocuparse más por su apariencia. No quería asustarlo como al resto. Quería probar a hacer un amigo como le había sugerido Yeosang. 

Pero ahora ya le daba igual, odiaba aquella sensación de incomodidad en su cuerpo. Suspiró y se pasó la lengua por los labios. Luego revolvió su pelo mientras continuaba su camino. Al girar la cabeza, vio por las ventanas del pasillo que había mucha gente congregada en círculo en el patio. Lo miró con curiosidad sobre lo que podría estar pasando. No tardó en descubrirlo.

Unas chicas pasaron por su otro lado sin darse cuenta de su presencia corriendo y gritando emocionadas sobre lo que pasaba afuera y sobre que querían verlo. El nuevo estaba bailando en el patio. ¿Qué? ¿Qué clase de persona llega nueva a un instituto y lo primero que se pone a hacer es bailar en el patio?

Daba igual, iría a hablar con él aunque no pensaba correr como esas chicas. Salió tranquilamente al patio y se metió entre la gente, que al verlo se apartaban. Esto permitió que pudiera llegar rápidamente hasta la primera línea de espectadores. La música que sonaba era de algún grupo de chicas. Nonstop de Oh My Girl susurró alguien de su alrededor a otra persona. A pesar del volumen de la música y de la distancia que mantenían con él, lo escuchó.

De todas formas, sus ojos se habían quedado analizando al chico que bailaba con una sonrisa en el centro del círculo. Estatura media, varón, pelo negro con mechas rojas, eyesmile, hoyuelos, buen cuerpo y mirada brillante. Pero sobre todo, bailaba muy bien. La canción terminó y comenzó otra. Esta si la reconoció. Sangri-la de VIXX. Pareció convertirse en una persona completamente diferente de la nada, como si algo lo hubiera poseído. De pronto se veía el hombre más sexy y con más ego del mundo. Sin lugar a dudas, tenía un carisma impresionante.

En cuanto la canción terminó, miró desafiante a una persona delante de él de entre el público con la respiración agitada y lleno de sudor. Se dio cuenta de que había manchado todo su uniforme de sudor. Con el ceño fruncido, Jongho siguió su mirada. Lo reconoció al instante. Jeong Yunho, mejor conocido como el chico más gracioso del colegio al que le gustaba hacer retos a los nuevos. Así entendió que aquel chico se hubiera puesto a bailar en medio del patio en su primer día. Sonrió al ver la cara de Yunho llena de sorpresa. Sin lugar a dudas había encontrado a alguien que podía igualarsele en el mundo del baile. No se esperaba que el nuevo hubiera podido cumplir su reto.

Jongho volvió a clavar su mirada en el de mechas rojas. Este sonrió y se dio la vuelta para ir a apagar el altavoz. Al hacerlo, su mirada reparó en él, el chico al que no se acercaba nadie. Observó a la gente a su alrededor con curiosidad y luego a él de nuevo. Se miraron el uno al otro. Jongho habría jurado ver estrellas en sus ojos cargados de dulzura. Nunca antes nadie lo había mirado así y sé quedó sorprendido.

Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, y siguiendo sus impulsos como siempre hacía pues nunca había tenido necesidad de controlarlos realmente, se acercó con paso seguro a él y lo cogió del brazo. El chico le hablaba, pareciera que le gritaba o algo, pero él no hacía caso. Se lo llevó a rastras de allí bajo la mirada asustada de todos y sin que nadie lo detuviera. Todos le tenían demasiado miedo para intervenir, incluso Yunho. El nuevo tampoco podía escaparse porque la fuerza de Jongho lo superaba. Al final se rindió y lo siguió.

Jongho lo llevó hasta un lugar apartado del patio donde había unas fuentes, detrás del gimnasio. Las señaló y le dijo que bebiera agua y se limpiara, que apestaba a sudor y habría manchado su uniforme con ello. Por alguna razón, el chico rió y asintió para luego hacerle caso.

- ¿Por qué ríes? - dijo mientras se daba la vuelta para respetar su intimidad. Volvió a escuchar su risa pero ninguna respuesta. - Deberías de haberte puesto el chándal de clase al menos. Pon a lavar el uniforme cuando llegues a casa.

- Es sudor, tranquilo, no mancha realmente. Solo huele mal. Y mañana seguro que ya no huele así pero, gracias.

- ¿Gracias?

- Sí, gracias por preocuparte por mí. No conozco aún el instituto así que no sabía dónde beber agua o asearme. Gracias por traerme aquí y por darte la vuelta por si me quitaba la camisa a  pesar de que ambos somos hombres. Poca gente tiene en cuenta los hombres podemos no sentirnos cómodos mostrando parte de nosotros a otros hombres también.

- Es la primera vez que alguien me da las gracias. Eres raro.

- ¿Yo? El raro eres tú. 

Jongho se dio la vuelta ante el comentario. La verdad es que aquella sensación, aquellas ganas que incluso podría llamar necesidad había aparecido en él antes de ver al chico con su pecho desnudo mojándose para refrescarse. Había dejado la camisa y la chaqueta ahora aún mas mojadas por el agua que había echado, encima del lavabo a un lado suyo. 

El nuevo no se había dado cuenta de que se había dado la vuelta, ni de que lo miraba, ni de que se estaba acercando a él hasta que lo dio la vuelta y se encontró con su rostro a escasos centímetros de el de él. 

- ¿Cómo te llamas? - preguntó Jongho. Aquella sensación entre su tripa y sus costillas los estaba matando. Necesitaba...

- S-s-san - tartamudeó el contrario completamente sonrojado. En cuanto lo hubo contestado, Jongho estampó sus labios contra los del contrario. No hubo más, solo fue un contacto entre sus labios de cinco segundos. Desde luego, no estaba satisfecho y no sabía qué hacer para estarlo - ¿Nunca has besado a nadie antes?

- No - dijo seriamente, manteniendo el tono de su voz. San lo tomó por el cuello y comenzó a mover sus labios sobre los de él con lentitud. Dejándose llevar, Jongho movió también los suyos al ritmo de los de él, complementándolo y encontrando su ansia satisfecha. No pensaron cuanto tiempo estuvieron así, simplemente continuaron besándose hasta que se sintieron completos y se separaron lentamente del otro.

Jongho sonrió ligeramente. No entendía lo que estaba pasando con él o con su cuerpo, pero le gustaba y no era alguien de cuestionarse mucho las cosas. Simplemente, había querido besarlo y lo había hecho. Nunca se detendría de ser él mismo. Sin embargo no sabía que a pesar de la tímida sonrisa que San le ofrecía, él era otro mundo y lo acababa de confundir mucho.

Se separó del de cabello con mechas rojas y se fue de allí con una sonrisa triunfante, dejándolo sumido en la incertidumbre. Fue a la sala de profesores y preguntó por la clase en la que se encontraba San, así, cuando terminaron las clases, se quedó esperando en la puerta de su clase a que saliera.

Observó que era un chico bastante extrovertido y ya había conseguido integrarse en la clase, cosa que él nunca había logrado hacer. El nuevo estaba hablando con otros chicos alegremente y reía de vez en cuando. Algo le oprimió el pecho a Jongho: él también quería hacerlo reír de nuevo, como cuando lo había llevado a los lavabos de detrás del gimnasio. Quería ser el único que lo hiciera reír. Miró fijamente a los otros chicos.

Estos se dieron cuenta de su mirada. Toda la clase se quedó sobrecogida al verlo ahí; menos San que solo estaba avergonzado, tomando en cuenta el color de sus mejillas. Nadie se movía ni decía nada, así que sin dejar de mirar fijamente a los chicos que habían hecho reír a San, dijo:

- He venido a buscarte.

- ¿A mí? - preguntó el nuevo señalándose.

- ¿A quién si no?

- Les estás mirando a ellos - señaló a sus compañeros de la derecha.

- He venido a por ti.

Jongho observó como uno de los chicos le susurraba algo en el oído a San y este le miraba con incredulidad. Siguió escuchando lo que le decía mientras miraba al chico de la puerta. De pronto comenzó a reírse como loco. Jongho se sintió furioso, así que apretó los puños con fuerza. Cantar era lo único que calmaba al completo su furia, pero no iba a hacerlo allí. Era lo único en lo que se contenía de ser 100% él. Cantar era su secreto. Otra forma menos efectiva era escuchar música, pero no iba a poder hacerlo hasta que no se asegurase de que San caminara con él de vuelta a casa. 

- ¿Él? ¿De la mafia? Son solo rumores ¿no? - preguntó el de mechas rojas a su compañero con una sonrisa. Este asintió. - Nunca te puedes fiar de los rumores - luego miró a Jongho y su mirada volvió a estar cargada de dulzura. La furia quedó en segundo plano al quedarse en contacto visual con San, que lo tranquilizaba sin saberlo. Entonces, este comenzó a caminar hacia él con resolución tras coger sus cosas de clase que ya había recogido en su bolsa previamente. Lo cogió de la mano con una sonrisa y ahora fue este quien tiró de él para sacarlo de allí.

En cuanto estuvieron en la puerta del instituto, San se dio cuenta de que sus manos estaban unidas y lo soltó avergonzado. Jongho se había puesto un casco con música, pero realmente ya no lo necesitaba tanto porque los actos del contrario lo habían hecho sentir mucho mejor. Lo miró con una ligera sonrisa mientras este miraba a otro lado frotándose la mano al tiempo que caminaban fuera de las instalaciones escolares.

- ¿También tienes que ir por aquí? - lo preguntó San al ver que, tras haber dejado atrás el instituto, Jongho lo seguía.

- No pero quería acompañarte a tu casa. Además, eres tú quien me he sacado de allí a rastras. ¿No tienes nada que decirme?

- Tú me esperabas, ¿no tienes nada que decirme a mí?

Jongho negó con la cabeza - Solo quería acompañarte a casa.

- ¡Ah! Vale.

- Soy un mafioso.

- ¿Qué? - San lo miró aguantando la risa, extrañado.

- Que soy un mafioso - respondió con orgullo, inchando el pecho. San comenzó a reír.

- No es verdad. ¿Por qué lo dices?

- Quería hacerte reír. No... me gustó cuando... esos chicos te hicieron reír.

- ¿Tenías... celos?

- Puede ser. Nunca me había sentido así antes - se encogió de hombros - Solo hago lo que quiero, cuando quiero, como quiero. Nada va a impedir que sea yo mismo. Voy descubriéndome poco a poco y no le pongo nombre a mis sentimientos.

- Eso está bien pero, a veces hay que tener en cuenta a los demás para no causar molestias o daño al resto.

- No tengo a nadie a quien dañar y no interactuaría con un desconocido. Solo lo he hice contigo y no sé por qué. Eres... diferente.

- ¿No tienes amigos?

- No. 

- Pero familia, sí ¿no?

- No tengo a nadie.

- Bueno, pues... ahora me tienes a mí - San sonrió y volvió a tomarlo de la mano. Jongho lo miró y lo besó brevemente sin previo avisó. El contrario se sonrojó y lo miró perplejo - Tienes que... dejar de hacer eso.

- ¿El qué? 

- Besarme... sin avisar.

Jongho sonrío, se detuvo haciendo que él también lo hiciera. Se quedaron mirándose frente a frente - ¿Puedo besarte?

- Yo... - San lo miró intentando aclarar sus sentimientos y sus pensamientos - Quiero que lo hagas pero no sé por qué y antes quiero saberlo.

- Está bien, no te haré nada si no quieres que te lo haga - aquello se sintió extraño. El sentimiento de no querer hacerle daño o que lo pasara mal era superior a cualquier otro sentimiento y se reprimió por primera vez en su vida. "No haré nada si no quieres que te lo haga". Nunca antes había sometido su voluntad a la de otro. Volvió a caminar con el ceño fruncido, pero San no tardó en detenerlo tomándolo de la mano.

- Espera - dijo. Jongho se volvió a mirarlo con el rostro impasible. 

- ¿Sí?

Antes de hablar, San se quedó mirando a los ojos del contrario fascinado - No te conozco, ni tú me conoces... El sentimiento de querer besarnos ha nacido antes que todo lo demás. No estoy enamorado de ti pero... Quiero más y... no sé por qué. Estoy tan confundido. Nunca me había pasado esto con nadie antes.

- A mí tampoco. Pero te haces demasiadas preguntas. Si quieres algo, solo tienes que ir a por ello. Es sencillo.

- No lo es. Haces que suene muy sencillo pero...

- Te voy a besar - lo interrumpió.

- ¿Qué?

- Que te voy a besar. Te estoy avisando, querías que lo hicera - dijo y lo besó sin dejar que lo respondiera. Por alguna razón, San no pudo resistirse y se dejó llevar por el beso. 

Como Jongho vivía solo, al final fueron a su casa. Para cuando San se despertó por la tarde, ya estaba todo hecho. Miró al chico durmiendo a su lado y luego a sí mismo. ¿Qué había hecho? ¿Acababa de tener sexo con un desconocido?  ¿Por qué? 

- ¿Te estás preguntando demasiado las cosas de nuevo? - susurró entonces Jongho.

- Pensé que dormías.

- Dormía, pero me he despertado y no quiero abrir los ojos. Siento tu presencia.

- Bueno, estoy aquí ¿no?

- ¿Qué te preguntabas ahora?

- ¿Por qué sabes que me estaba haciendo preguntas?

- Contenías el aliento.

- Me preguntaba cómo y por qué acabamos así.

- Caminando y metiéndonos en la cama. Porque queríamos. 

- Pero... no te conozco.

- ¿Acaso importa? Ya me conocerás e incluso si no fueras a hacerlo, da igual mientras puedas ser tú mismo al completo. Reprimir los deseos puede hacerte infeliz. Mejor arrepentirse de lo que se ha hecho.

- Tienes... Creo que tienes razón.

- La tengo. No sé en otras cosas, pero sé que en esta sí.

- Pero hay deseos... que no hay que cumplir si hieren a otros.

- No me has herido, yo quería hacerlo. ¿Y tú? - ahora abrió los ojos y lo miró preocupado. San asintió.

- Quería hacerlo, solo lo decía porque... Hay cosas que por mucho que las desees no puedes hacerlas. Como pegar a alguien.

- Nunca he pegado a nadie. He golpeado paredes, tirado cosas, pero nunca he tocado un pelo a nadie. ¿Estabas pensando en los rumores sobre mí?

- Lo siento, sé que no les debería de hacer caso pero...

- No pasa nada.

- Lo siento - bajó la mirada. Jongho lo tomó del rostro.

- He dicho que no pasa nada. No me importa, en serio. Mientras estés dispuesto a comprobar que no son ciertos y a conocerme de verdad, no me importa.

- ¿Quieres que te conozca?

- Quiero conocerte y supongo que eso supone que me tendrás que conocer. ¿Puedo conocerte?

- Sí. Me gustaría que lo hicieras.

- ¿Puedo besarte?

- No sé si deberíamos... ¿No deberíamos de conocernos antes de ser pareja? Digo, no me importa conocernos mientras seguimos con... esto, pero, no sé... Si antes estabas celoso por unas risas...

- ¿No podemos conocernos mientras somos pareja? No quiero que nadie más te bese.

- ¿Y qué pasa si al final no nos gustamos? No me gusta eso de amigos con derecho.

- Lo dejamos. Nos quedamos en amigos.

- Vale. Está bien. Esto es... muy raro... No es así como me imaginaba que iban a suceder las cosas cuando llegara aquí.

- Yo tampoco quería antes tener a alguien junto a mí. Pero tú lo has cambiado y los cambios son naturales. Ser diferentes a los demás es de lo que se trata ser personas y no robots. Si te preocupabas por eso.

- ¿Cómo eres capaz de leerme tan bien?

- No lo sé. Me lo dice tu mirada.

- Tú, en cambio, eres tan misterioso.

- ¿De verás?

- Sí.

- ¿Puedo besarte ya?

San rió ligeramente y luego asintió. Jongho acercó a él y dejó un lento pero apasionado beso sobre sus labios que fue subiendo de tono hasta tenerlos de nuevo en el séptimo infierno del placer.

Así fue como comenzó su relación, la cual no tendría fin en mucho tiempo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro