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Casilla 5 - Seongsang

Por décima vez en aquella mañana, un grito de queja sonó por toda la casa desde la habitación de Yeosang. Hongjoong estaba en el pequeño estudio que tenían allí, trabajando; mientras que el resto había decidido tomarse el día libre saliendo afuera, visitando sitios y encontrándose con amigos o familiares. Solo estaban ellos tres en la casa.

Seonghwa suspiró cuando vio que el mensaje de texto de Hongjoong no había tardado nada en llegar a su teléfono reclamando que hiciera callar a su novio de una vez. Terminó de fregar los platos y bajo el fuego de la vitrocerámica para que no se le quemara la comida si tardaba mucho en ver qué era lo que alteraba tanto a Yeosang.

Abrió la puerta de su habitación y lo vio tumbado en la cama, aún sin vestirse y con el portátil sobre sus piernas. Toda la habitación estaba hecha un desastre. Antes de comenzar a habar, cogió aire recordando que Hongjoong necesitaba que no hicieran ruido para poder trabajar con normalidad.

- Kang Yeosang - dijo lentamente. Este dio un respingo asustado porque no se había dado cuenta de la presencia del mayor. Lo miro atentamente y no necesito ni medio segundo para darse cuenta de que su novio no estaba precisamente de buen humor. Cerró el pórtatil lentamente y tragó saliva antes de hablar.

- ¿Sí?

- Creo que te dije que Hongjoong está trabajando y que no hicieras ruido hasta que terminará las cosas aquí y se fuera a la empresa. Además, no te has vestido y la habitación es una pocilga. ¿Qué se supone que estás haciendo con el portátil?

- Perdón hyung... Pero lo de la habitación es culpa de Wooyoung, no mía. Mis cosas estan ordenadas es él el que lo deja todo desperdigado por todos lados y estoy harto de estar siempre limpiando sus cosas.

- Está bien. Cuando vuelva Wooyoung le diré que recoja la habitación. Mientras, puedes estar en la mía. A Hongjoong no le importará. Pero vístete y deja de gritar ¿vale?

- A sus órdenes.

Seonghwa suspiró de nuevo y se dio la vuelta para marcharse. No le gustaba hacer de madre, para eso estaba Hongjoong que era además el líder del grupo; pero a veces ser el mayor le hacía sentir que tenía que actuar así en algunas ocasiones aunque no le gustara. Y tratándose de su novio, le gustaba aún menos. No quería reñirlo ni cosas por el estilo, la verdad es que a él no le importaba tanto todo lo que le había dicho; pero sabía que Hongjoong le armaría una buena y sería peor que él, por lo que prefería que no fuera así.

Volvió a al cocina y terminó de cocinar. Mientras, escuchó como Yeosang se movía de una habitación a otra. Puso la mesa para los tres y sonrió al ver su obra maestra culinaria. Entonces Hongjoong salió del estudio y pasó por la cocina.

- Voy a comer ya e irme a la empresa. Terminé lo que tenía que hacer aquí. Tendréis la casa para vosotros solos. Hacedme un favor y limpiad lo que ensuciéis. Ya sabéis a que me refiero. No creo que Dispach os pille aquí.

- Okey. Pero, ¿comes tan pronto? ¿Y te vas? ¿No vas a descansar?

- Tengo mucho trabajo pendiente, Seonghwa. No hace falta que me lo pongas en taper para llevarmelo, puedo comerlo aquí, no voy a desperdiciar tus esfuerzos en preparar la mesa.

- Está bien.

- No hace falta que te quedes conmigo, puedes ir ya con Yeosang.

- Yeosang está bien ahora. No te voy a dejar solo comiendo. Eso es muy triste.

- ¿Crees que no soy capaz de comer solo?

- No, pequeñajo.

- No soy pequeño.

- Eso díselo a tu altura.

- ¡Park Seonghwa!

- Vale, vale. Ya te dejo comer solo. Lo mucho que me odias y lo poco que se sabe - dijo mientras se marchaba.

- No te odio. Solo que a veces eres un poco irritante.

- ¿Y tú no? - le gritó desde el pasillo.

- ¿Yo? ¡Qué va! Si soy un ángel.

- Ya, ya, lo que tú digas.

La conversación se dio ahí por finalizada y el mayor entró en su habitación. Se encontró a Yeosang con el portátil en su cama, ya vestido y peinado.

- ¿Me haces sitio? - preguntó mientras se acercaba a él. El menor volvió a dar un respingo y asintió con una sonrisa mientras se apartaba para dejarlo tumbarse a su lado. - ¿Y bien? ¿Qué es eso que te altera tanto?

- Mira - dijo señalado la pantalla - Es una aplicación que se llama Wattpad. Atiny escribe historias de amor entre nosotros aquí. Acababa de encontrar por fin una bien escrita y que parecía tener buena trama, pero ¿adivina qué?

- ¿Qué? - respondió mientras pasaba su brazo sobre los hombros de su novio y  miraba la pantalla.

- Soy un nerd. Todas las Atiny me ponen como el nerd y a ti como el guapo que todos quieren follarse pero que se enamora de mí. Y siempre terminas siendo un masoquista. ¿Por qué hacen eso? No soy un nerd. Yunho es más nerd que yo - dijo totalmente indignado con el ceño fruncido.

- Ser friki no es ser nerd. Ser nerd es ser el inteligente y antisocial que suele recibir todas las burlas de todos. Yunho es bastante sociable y no es un genio precisamente. Tomalo como un halago. Atiny piensa que eres listo.

- Pero no es verdad. Vale, puede que sea un poco tímido.

- ¿Un poco?

- Vale, bastante tímido. Pero mis notas nunca han sido tan altas y sé defenderme si se meten conmigo. Solo me cuesta interactuar con desconocidos, nada más.

- Tampoco hagas mucho caso, Yeosang, es ficción.

- Pero no me gusta que Atiny tenga esa imagen nuestra.

- ¿Nuestra?

- Lo que más me enfada no es como me vean a mí. Es que te suelen poner como alguien... mmmmh... Peligroso, amenazante, malévolo... Tú no eres así. 

- ¿Y cómo soy?

- Pues eres tierno, cariñoso, detallista. A veces puedes ser callado, pero siempre te ríes de las tonterías de los demás y tienes mucha paciencia para soportarnos a todos. Por muchas bromas que te hagamos, nunca te las tomas a mal. Bromeas con ello, pero sabemos que no te hacemos daño de verdad. Y...

- ¿Sí?

- No es nada.

- No, sí que lo es. ¿Qué ibas a decir?

- Estás aprovechando la situación, ¿verdad? - Yeosang lo miro con los ojos entrecerrados.

- Es raro oírte dando cumplidos. Quiero más - respondió el mayor haciendo pucheros. - Por fa, por fa, por fa. 

- Pareces un niño pequeño - dijo mirando a otro lado. El mayor se acercó su oído y susurró de forma bastante provocativa.

- No pensarás lo mismo cuando se vaya Hongjoong.

- No. No. Ni hablar. No vas a comprarme con sexo, Park Seonghwa - el menor se levantó de la cama esquivando al mayor y le miró de pie con los brazos cruzados mientras este se tumbaba del todo y lo miraba desde abajo.

- ¿Y si te dejo ser activo por una vez? ¿Qué me dices?

- Ambos sabemos que no van a acabar así las cosas. Te encanta demasiado ser activo y a mí ser el pasivo.

- ¿Estás admitiendo que te gusta que entre en ti o que serías incapaz de penetrarme?

- ¿Por qué tenemos que hablar de esto? Mejor voy a comer - Yeosang se dio la vuelta pero el mayor lo cogió del brazo.

- Aún es pronto. Por favor, vuelve a la cama.

- ¿Dejarás de hablar de sexo?

- Somos novios, Yeosang, ¿por qué te molesta hablar de eso conmigo? Es algo importante y a veces está bien hablar de ello para que la experiencia sea mejor para los dos.

- No es que me moleste hablar de ello...

- ¿Te da vergüenza?

Yeosang asintió con la cabeza baja y dejó que Seonghwa lo atrajera hasta donde estaba él y lo volviera a meter en la cama. Apartó el portátil dejándolo en el suelo y se tumbó. Tomo la cara del menor para acariciar sus mejillas con dulzura.

Lo conocía mejor que nadie y por eso sabía que él era el único que podría ayudar a Yeosang a superar sus miedos y vergüenzas. No quería que sintiera que tenía nada que ocultarle. Quería que supiera que podía contarle todo lo que quisiera. Pero tampoco podía presionarlo.

- ¿Me quieres? - preguntó Seonghwa.

- ¿A qué viene esa pregunta?

- Solo responde.

- Por supuesto que te quiero. No tendrías que dudarlo nunca.

- Siempre te ha costado decírmelo y está bien, lo entiedo, no hace falta que me lo digas para saberlo pero ¿sabes cuánto te quiero, Yeosang? Porque, de verdad, me vuelves loco y ni en un millón de años podrías juntar toda la cantidad de amor de todas las personas y seres del mundo para igualar el que siento por ti. Por eso, da igual lo que sea que pase por tu cabeza, no te voy a dejar de querer porque te guste más una cosa que otra o que prefieras algo o lo que sea. No me voy a molestar ni me va a sentar mal. Puedes ser tu mismo al 100% conmigo. Deberías de saberlo ya.

- Lo sé pero... - Yeosang bajó la mirada - Es difícil. Nunca había podido hablar tan abiertamente ni expresar todo lo que siento y pienso con nadie. Me cuesta. Quiero hacerlo pero, me cuesta.

- Vale. Lo entiendo. Tranquilo. Tenemos todo el tiempo del mundo, somos jóvenes aún - respondió mientras lo abrazaba. El menor correspondió con fuerza, cerrando los ojos y centrándose en sentir la calidez del mayor. Adoraba aquella sensación. Su hogar eran los brazos de Seonghwa, siempre lo serían.

- Cuando he entrado en la habitación, lo primero que he hecho ha sido oler las sábanas - dijo después de un rato en silencio en el que el mayor no dejó de darle besos pequeños y dulces en su cabeza. - Quería comprobar que olían a ti. Adoro tu olor.

- ¿De veras? Haré un perfume con mi olor entonces para que puedas olerlo siempre que quieras.

- Me basta con que me prestes tus camisas de vez en cuando y pueda venir a tu cama.

- Eso siempre, todo lo que quieras.

- Hyung.

- ¿Sí?

- Me gusta... que entres en mí. No quiero que eso cambie, me siento bien así y no creo que me vaya a sentir mejor si es al contrario.

- A mí también me gusta que las cosas sean así. ¿Te sientes mejor?

- Sí. Me gusta... poder hablar así contigo.

- Puedes hacerlo siempre que quieras.

- Antes iba a decir que eres el mejor novio del mundo y me cuidas mucho. Cuando hablábamos sobre los fanfics.

- Me gusta cuidarte. Y tú también eres el mejor.

- Me gustaría poder cuidarte como tú me cuidas a mí.

- Ya lo haces Yeosang, sin darte cuenta, lo haces. Siempre me haces sentir mejor cuando lo necesito. Siempre estás ahí para mí. Y vas a ser el único al que deje ver mis peores partes, cuando peor estoy o me siento.

- Yo también dejaré que veas eso de mí. Te voy a consolar y comprender como mejor pueda en esos momentos y...

- Y yo haré lo mismo.

Los dos se miraron a los ojos, recordando el primer día que se vieron sin ser conscientes de que terminarían tan unidos. Recordando el día en que Seonghwa, con una rosa y un pequeño pellizco con la mejilla contraria, pidió salir a Yeosang a escondidas de los focos, cuando estuvieron solos en el camerino.

- ¿Podemos...? - comenzó a preguntar el menor.

- ¿Qué?

- Hacerlo... Creo que oí a Hongjoong irse hace un rato.

- Sí, yo también lo oí. ¿Por dónde quieres empezar?

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