—Cenizas de memorias viejas.

¿Es normal que me guste el violín sin saber tocarlo y sin tener interés en aprender?

Soy una persona complicada.

Mi abuela solía tocarlo con frecuencia cuando aún estaba viva.

—¿Qué estás haciendo? —Oí la voz risueña de mi novio detrás de mí.

—Estoy pensando en ella —solté un suspiro. —Liliana cuidó de mí cuando mis padres murieron en aquel accidente automovilístico.

—¿Sigues culpándote por eso? —Puso su mano en mi hombro. —Tu padre era un alcohólico incurable y tu madre se quedó con él a pesar de eso, su amor fue su perdición.

Su amor fue su perdición.

—Ella no tenía la culpa, se dejó llevar por sus sentimientos. Si hubiera sabido cómo terminaría, desearía poder retroceder el tiempo y evitar que se conocieran. Aunque eso significaría que yo nunca hubiera nacido.

El cielo empieza a teñirse de matices naranja.

—Nunca nos hubiéramos conocido —menciona nostálgico. —¿Y dónde quedarían nuestras tardes?

—Sabes que nunca las cambiaría.