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Dazai Osamu.
Un ex mafioso tenido por muchos, odiado por otros.

Lo cierto es que no importaba si lo idolatrabas o rezabas por encontrar su cabeza decapitada en una cosa clandestina, una vez que lo conocías se volvía parte de ti.

Alguien tan vacío como el parecería no tener debilidades. Sin embargo, tenía una que pocos conocían.
Tan solo su subordinado albino y unos mas guardaban el secreto de saber que los atardeceres ablandaban su corazón al menos por unos minutos.

Era curioso como un cielo tenido de tonos naranjas era suficiente como para calmar la constante agonía de su vida.

A pesar de todo, se desconocía el porque resultaba comportarse tan sumiso durante esos momentos.
Se desconocía, hasta que alguien en especial descubrió el porqué.

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Era de mañana y hacia frío.
Mucho frío.
Demasiado frío.
Se rehusaba a salir de su comoda cama calientita, pero, la alarma junto a el no se lo permitiría.

Con pereza no levantó mas que su brazo para apagar la alarma de su teléfono y atraerlo a el para ver la hora.

Era temprano. Podría darse el lujo de descansar 5 minutos mas.

Eso pensó hasta que escucho como desde su cocina alguien parecía estar preparando el desayuno, olía bien, por lo que cegado por el aroma de un desayuno caliente recién hecho se levantó lentamente estirando su cuerpo para lograr desperezarse.

Sus ojos dorados se asomaron por el marco de la puerta para encontrarse con su compañera azabache preparando nada mas y nada menos que arroz y huevo frito.

Sonrió dulcemente y finalmente se acercó para ayudar.

- Buenos días Kyouka-chan - Saludó contento a la menor quien solo lo miro con una tenue sonrisa.

- Buenos días Atsushi-kun - Respondió con voz tierna viendo como su acompañante servía la comida para ambos.

- Hoy estará nublado, será mejor que llevemos paraguas y suéteres por si acaso - Aviso Kyouka sirviendo dos vasos de té y llevándolos a la mesa donde ya estaban los platos.

- ¿Enserio? Menos mal que me avisas, yo habría olvidado revisar el clima - Respondió Atsushi divertido tomando un trago de su bebida.

Ambos agradecieron por su comida y el resto del desayuno fue silencioso, pero, un silencio de esos que te indican que no hacen falta mil palabras para estar cómodo con alguien, y que solo la compañia era necesaria para que todo estuviera bien.

Ambos se arreglaron para su trabajo y salieron tranquilos con la dirección mencionada.

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- Llegamos - Exclamó Atsushi dando aviso de su llegada.

- Buen día chicos - Saludo Kunikida sin mirarlos mientras acomodaba varios papeles importantes.

- ¡Atsushi-kun! ¡Tardaste en llegar, y eso que me levanté temprano solo para verte cuánto antes! - El menor se sorprendió soltando un fuerte chillido agudo cuando fue interceptado en un abrazo por la espalda, de parte de su (últimamente meloso) superior castaño, quien tenía una gran y deslumbrante sonrisa.

- ¿Enserio? ¿A qué se debe? - Pregunto ansioso por la cercanía y las palabras, con un sonrojo carmín en sus mejillas se aventuraba a investigar.

- Pues... Sabes que yo te quiero muchísimo y... Quería preguntar, es decir, quería pedir que si tú... Si tú...- comenzó a tropezar con sus palabras causando que la mente del de ojos miel se llenará de ilusiones y posibles escenarios.

- Si yo... - lo incitaba a terminar.
El contrario dio un suspiro entrecortado y lo volteo para verlo frente a frente con sus manos en los hombros ajenos.

- Si tú... ¿Puedes hacer mi trabajo por mi? Es tedioso tanto trabajo - Y así fue como en un segundo todo el rubor en su rostro desapareció sin dejar rastro junto a las ilusiones de lo que pudo haber dicho.

- No - Respondió monótono soltandose del agarre para irse a su lugar.

- Oww~ eras mi única esperanza, mi rayito de luz - Lloriqueaba con voz teatral.

- Ya dije que no, y porfavor haga su trabajo - repitió comenzando con su tarea del día.
Dazai solo pudo hacer un puchero ofendido, dándose media vuelta ignorado para comenzar su trabajo.

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- Bien, es todo, pueden irse - Vociferó el jefe llamando la atención de todos quienes sonrieron satisfechos.

- Atsushi-kun ¿Quieres ir por un café? Yo te lo invito - Ofreció Dazai apareciendo repentinamente al lado de Atsushi quien dio un saltito del susto.

Lindo.

- Si lo está pensando, no. No por invitarme un café le haré su trabajo mañana - Continúo guardando sus cosas indiferente ignorando lo anterior.

- Te prometo que está vez no hay dobles intenciones - Trato de convencerlo haciendo un signo de paz con las manos.

- Bien, pero, le recuerdo que no tengo intención de cumplir favores a cambio de un café - Le respondió con mirada anodina.

- Te lo prometo. Conozco un buen lugar para ir, tal vez, hacen capuchinos muy ricos - Comenzaron a caminar una vez que Atsushi termino de guardar sus cosas en su bolso.

- Pues vamos entonces - Se dejó guiar olvidando su descontento de en la mañana cuando el mayor tomo su mano delicadamente para dirigirlo por las calles.

De un momento a otro, sin saber cómo, terminaron en un arcade, ahí Dazai descubrió que nunca debe retar a Atsushi en just dance y Atsushi supo que no debería retar a Dazai en cualquier juego que incluya armas.

Las horas pasaban sin notarlo, cuando menos se lo esperaban de alguna manera terminaron de tienda en tienda buscando como gastar su poco dinero en cosas considerablemente inútiles.

Una linda tarde donde aquel par disfruto sin límites la compañía del otro.
El cielo empezaba a nublarse avisando de la llovizna que se avecinaba.

Al notar esto ambos decidieron que lo mejor sería retirarse antes de que queden atrapados en la fuerte lluvia.
Todo era risas y diversión incluso con el frío infernal que recorría las calles sin piedad alguna.

Ambos estaban sumidos en un silencio cómodo, simplemente disfrutando de la presencia del otro.

-¿Te divertiste, Atsushi-kun?- Preguntó el castaño rompiendo el silencio.

- Claro que sí Dazai-san, gracias por invitarme, me divertí muchísimo - Respondió regocijante con un tenue rubor.

-Me alegro,en verdad quería que te diviertas conmigo- Dijo haciendo sonrojar al albino, quien apartó la mirada tratando de que el mayor no viera su cara roja. Cuando pequeñas gotas empezaron a caer.

- Oh... Parece que ya empezo a llover - Intento desviar el tema a lo que el castaño lo miro con cara de "no me digas, no me había dado cuenta", cosa que solo aumento el sonrojo del albino.

-Eso parece. Ven, busquemos un refugio- Dijo Dazai para luego tomar la mano más pequeña.

- D-Dazai-san, yo sé caminar sólo, no hace falta que me tome de la mano como si fuera un niño- Reprochó nervioso el joven tratando de sacar su mano de la contraria fracasando estrepitosamente al notar que únicamente consiguió que le apretara mas la mano.

Resignado, hizo un puchero con los labios y lo miro con molestia causando una risa en el mas alto.

No sabía exactamente por qué, pero Atsushi noto que se había distraído con algo, no miró por donde iba y termino chocando contra un poste, golpeando su cara.

-Mierda!-

- ¡E-eh! ¡¿Esta bien Dazai-san?! - Vociferó Atsushi preocupado al ver cómo Dazai se frotaba el rostro con ligeras lagrimitas a punto de salir de sus ojos.

-Claro que si Atsushi-kun! Eso no fue nada, de hecho lo hice a propósito para comprobar que tan duro era el material del que está hecho- Explicó animadamente, sin embargo, la incoherencia no convenció al albino quien alzó una ceja en señal de confusión.

- Eso suena a una terrible excusa... - Miro al contrario de forma acusatoria, deshaciéndose del sonrojo que portaba momentos antes.

-¡¿Me estás llamando mentiroso, Atsushi-kun?!- Reclamo el vendado con un exagerado tono de indignación.

- Básicamente... ¡P-pero sin ofender! Osea... Es que... Lo que pasa es que
... el golpe en su cara se ve terrible - Se excusó apartando la mirada para evitar el ofendido rostro del contrario.

- De todas maneras Dazai-san, deberíamos irnos ya, nos estamos empapando y no queremos pescar un resfriado, Kunikida-san se molestaría mucho - Ofreció volviendo a caminar en busca de un lugar para secar sus mojadas ropas y cabellos.

-Si tanto te preocupas por mi cara golpeada, ¿por qué no le das un beso para que sane?- Pregunto casualmente el castaño mientras retomaba su caminata pero está vez detrás del albino

- ¡¿Q-que?! ¡¿U-u-un b-beso?! ¡¿A usted?! ¡¿Yo?! No, no, no, yo... Etto... Acabo de recordar que... Prometí a Kyouka-chan que le ayudaría a... Ah... Sus... ¡Sus deberes de la escuela! ¡Si, eso es! ¡Tengo que ayudar a Kyouka-chan con sus deberes escolares! así que... Me tengo que ir ya, adiós Dazai-san gracias por todo ya me voy cuídese y cubrase de la lluvia - Exclamó avergonzado con el rostro completamente rojo, y seguidamente comenzó a correr en dirección contraria huyendo rápidamente de su mentor.

- Pero Kyouka-chan ni siquiera va a la escuela... - Se dijo a si mismo sin entender que estaba pasando.

- ¡Lo veo mañana en el trabajo, adiós! - Respondió corriendo lejos sin voltear atrás dejando confundido a su acompañante.

- ¡Un "no" habría bastado!- Le gritó sabiendo perfectamente que ya no lo escuchaba.

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No eh terminado el siguiente pero ya lo quería publicar así que ya lo publicó, chau gracias los amo.

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