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La semana había iniciado y con ello la preocupación de Hyunjin por obtener un buen regalo para sus amigos. Esa semana Jisung y Felix cumplirían por fin los 16 años, y Seungmin a la siguiente. ¿Qué les debería regalar? Tal vez no debió de darles las pulsera todavía, ¿pero eso sería un buen regalo de cumpleaños para ellos? No. Jisung y Felix se merecen demasiado, siempre han estado ahí para él y Seungmin también se merecía más de lo que él le podía dar. Sabía perfectamente que no podía demostrar agradecimiento y cariño a través de las cosas materiales pero por lo menos debía conseguir algo digno para ese trío.
Hyunjin soltó un grito de frustración alertando a su padre, quien iba pasando frente a su habitación en ese momento.
—¿Te encuentras bien? — pregunto el hombre asomando la cabeza por la puerta.
—Padre, tu eres un hombre que toma decisiones rápidamente y que sabe lo que quiere, así que ayúdame. — dijo incorporándose rápidamente.
La emoción de recibir ayuda de parte de su padre era grande, usualmente cuando necesitaba algo eran Yeji o Dahyun quien lo ayudaban, pero ahora, si el hombre lo permitía, podría obtener ayuda de él.
—¿Ayudarte? ¿En qué? —Jaebeom entró a la habitación y se sentó en la silla del escritorio de Hyunjin.
—Conseguir un regalo para Jisung, Felix y Seungmin.
—Nunca has tenido problema en conseguir regalos para los jóvenes Han y Lee.
—Lo se, pero ya no somos niños cumplen 16...
—¿Y? No cambian mucho luego de llegar a esa edad. ¿Qué les gusta?
Realmente Hyunjin se había sorprendido de que su padre siguiera sentado frente a él sin intenciones de abandonar la habitación por mucho que no le pareciera tan grande en problema que tenía su hijo.
—Los videojiegos y la fotografía. — respondió.
—Bueno pues comprarles algo relacionado a eso.
—Pero Jisung y Felix ha tienen demasiados videojuegos y Seungmin tiene una increíble cámara para tomar fotografías. — habla frustrado otra vez.
—Dije algo relacionado, pon atención. — le reprendió. —Podrías regalarles alguna figura, poster o algo así relacionado a sus videojuegos favoritos y con respecto a Kim... investiga quién es su fotógrafo favorito, el estilo de fotografía que le gusta y podrías darle algo sobre eso.
La mente de Hyunjin comenzó a trabajar para ver cómo obtendría esa información.
Jaebeom se levanto de la silla y se encaminó a la puerta para salir de ahí.
—¡Padre! — le grito el menor deteniendolo. —¿Me podrías llevar mañana a buscar los regalos?
—No puedo, tengo mucho trabajo. — y sin más el hombre desapareció por el pasillo sin permitir que su hijo le agradecida por ayudarlo.
—Claro... — Hyunjin asintió y después suspiro.
Era obvio que su padre no pasaría tanto tiempo con él. Se sintió un poco tonto por creer que probablemente eso serviría para que ambos recuperaran aunque sea un poco el tiempo que nunca pudieron compartir como padre e hijo. Y quizás, poder entenderse mejor y hacer que Jaebeom cambiara de idea y le dejará la empresa solamente a Yeji. Hyunjin río amargo ante sus pensamientos. Eso jamás pasaría.
Ahora tenía que intentar recordar cuál era el videojuego favorito de sus amigos y preguntar a alguien cercano a Seumgmin sus gustos respecto a la fotografía. Lo primero sería fácil pero lo segundo no tanto.
Bajo las escaleras para buscar algo de comida en la cocina, su estómago había comenzado a rugir. Cuando llegó ahí vio a Dahyun ayudando a la señora Park a preparar la comida de esa tarde.
Dahyun... Dahyun lo conocía bien y probablemente harían algo que satisfacerla a los mellizos.
¡Jennie!
El tenía a Dahyun y Seungmin tenía a Tzuyu y a Jennie. Pero creía que sería mejor hablar con Jennie, ella lo conocía desde más tiempo que la taiwanesa.
Corrió hasta el jardín donde supuso que estaría su madre, y así era; de nuevo, Yeji se encontraba junto a ella regando las flores.
—¡Mamá! — exclamó corriendo hacia ella.
—Hyunjin, no grites, arruinas el ambiente tranquilo para las plantas. — hablo la mujer.
—Lo siento... — dijo encogiéndose de hombros. —¿Tú sabes cuál es el número telefónico de la casa de los Kim?
Seulgi alzó una ceja curiosa ante la pregunta de su hijo.
—¿Por qué quieres saber eso?
—Necesito hablar con Kim Jennie.
—¿Kim Jennie? ¿La prima de Seungmin? — pregunto Yeji sorprendida.
—¿Y para qué quieres hablar con ella?
—Necesito su ayuda en algo.
—Bien. — la mujer le dijo dónde se encontraba el directorio y así podría llamar a los Kim.
Luego de obtenerlo, busco el número de los Kim y al encontrarlo marco desde el número de su casa, no recordaba dónde estaba su celular. Unos cuantos pitidos sonaron hasta que alguien atendió.
—Habla a la casa de los Kim, ¿en qué le puedo ayudar? — la voz de Tzuyu sonó desde la otra línea.
—¿Tzuyu noona? — pregunto para asegurarse de que era ella.
—Oh, Hyunjin... ¿quieres hablar con Seung-
—No, de hecho necesito hablar con Jennie noona. — interrumpió entre nervioso y ansioso.
—¿Jennie? Esta bien. —la joven no pregunto, no tenía derecho a meterse en algo que no le importaba así que simplemente le pidió a Hyunjin que esperara un minuto e iría por ella.
Y así fue, luego de un corto tiempo la voz de Jennie sonó al otro lado de la línea.
—¿Hola? —pregunto.
—¡Hola noona! — exclamó animado.
—¿Por qué me llamas? No es que me moleste, pero de todas las personas en esta casa sería la última a la que llamarías.
—Bueno, es que necesito de su ayuda para algo. — al no recibir respuesta creyó que podía continuar hablando así que eso hizo. —¿Usted sabe... que preferencias tienen Min en la fotografía?
—Algo así... ¿quieres que te lo diga?
Luego de responder un entusiasta "si", Jennie le comenzó a contar lo poco (que en realidad era bastante) sobre lo que creía que a Seungmin le gustaba al tratarse de la fotografía.
Mientras Jennie hablaba el había tomado una hoja que se encontró ahí y una pluma para poder anotar lo que le decía y recordarlo todo.
Hyunjin intentaría darle un lindo regalo a Seungmin, porque se lo merecía. Quería verlo sonreír cono él sonreía al verlo. Seungmin se había convertido en alguien demasiado especial para Hyunjin. Le gustaba mucho esa sensación pero a la vez le daba miedo. Un miedo del que sentía que por más que intentara escapar siempre lo alcanzaba, y que en algún punto lo destrozaría.
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