Dicen que la vida suele enviarnos cosas que solo nosotros mismos podemos soportar. El dolor, la vergüenza, el amor, la desilusión, desesperanza, alegría, el odio; todas son cosas que los seres humanos podemos sentir, cosas que nos hacen ser lo que somos, que forman parte de nosotros mismos.

Desde pequeña, Jisoo siempre idealizó a su perfecto príncipe azul. Ese que es caballero, gentil, amable, único. Es especial, y siempre supo que lo llegaría a conocer algún día. De hecho, estaba más que claro, toda niña suele soñar con ese hombre ideal. Cómo los de los cuentos de hadas y princesas.

Cuando ese hombre llegó, Jisoo lo supo, supongo que era él. TaeHyung es esa persona que siempre se preocupó por ella y le mostró su interés. Pero obviamente no contaba que él solo la vería como su amiga y no como eso que ansiaba. Con eso vino la desilusión, luego vino la desesperanza cuando lo vio de la mano de otra que no era ella, cuando vio que besó a otra que no era ella. El dolor vino aún más fuerte al notar que esa no era cualquier otra, sino que se trataba de su propia hermana.

No contaba con que en menos de un año todo comenzaría a cambiar, los conflictos comenzarían a surgir y las dudas a invadir las mentes de ellos. ¿Por qué habría tanto misterio entre todos? ¿Por qué TaeHyung no es sincero con Jisoo? No entendía por qué evitarla, para qué ignorarla.

Esto era más de lo que Jisoo podría llegar a soportar.