Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

08 - Encerrado

Me despertó la música que salía por los altavoces, esa música era el himno de la escuela, una melodía clásica con un toque alegre y entusiasta. La peor manera de despertarse, la verdad. Intenté taparme los oídos con la almohada, pero fue inútil. La melodía insistente se colaba por cada rincón de la habitación, obligándome a levantarme y enfrentarme al nuevo día.

Vi a Jungkook gruñir en su cama, destapándose de las sabanas y dejando a la vista su pecho trabajado. Me incorporé al mismo tiempo quedándonos cara a cara sentados en el filo de nuestras camas.

No existió ni un buenos días de ninguna de las partes. Porque, aunque la melodía seguía sonando fuerte fuera del cuarto, de repente un silencio nos envolvió mientras nuestras miradas se volvían cada vez más intensas. Sabía lo que estaba pensando.

—¡Ni lo pienses! —exclamé, justo cuando él se levantó de un salto.

Corrimos al mismo tiempo, chocándonos entre nosotros mientras gritábamos.

—¡Yo primero!

—¡No!

Me empujó con fuerza hacia la pared, pero rápidamente me recuperé y lo seguí de cerca. Él lanzó un brazo hacia atrás para mantenerme a raya, pero yo lo esquivé y me adelanté, sintiendo su aliento en mi nuca.

—¡Fuera de mi camino! —gruñó, intentando pasarme, pero bloqueé su avance con un empujón. La puerta del baño estaba a solo unos pasos y cada uno de nosotros estaba decidido a ganarse el primer lugar.

En el último momento, Jungkook hizo un movimiento inesperado, deslizando su pie para hacerme tropezar. Casi perdí el equilibrio, pero me mantuve de pie. Aún así, él aprovechó la distracción y con un último empujón se lanzó hacia la puerta del baño, alcanzándola justo antes que yo.

—¡Tramposo! —grité, golpeando la puerta con frustración mientras él la cerraba de un portazo.

—El baño es mío —dijo con voz triunfante desde el otro lado—. Aprende a perder, novata.

—Esto no se queda así, Jungkook —amenacé, golpeando la puerta nuevamente, mientras escuchaba su risa victoriosa desde dentro. Mi frustración aumentaba con cada segundo. Sabía que él haría todo lo posible por prolongar su tiempo en el baño solo para fastidiarme más.

—Tendrás que madrugar más si quieres ganarme —respondió con tono burlón, y yo solo pude suspirar—. Ya sabes que siempre puedes ir a la primera planta, ahí hay baños.

Entonces, una idea me iluminó.

—Sí, no te preocupes. Puedes estar todo el tiempo que tú quieras. Iré a otro baño —dije con una vocecilla inocente mientras cogía una de las sillas del escritorio y la posicionaba cuidadosamente debajo de la manilla de la puerta.

Me senté en la silla con una sonrisa de satisfacción, segura de que mi pequeña trampa iba a dar resultados. Ahora Jungkook no podría salir de ahí hasta que yo decidiera desbloquear la puerta.

—A ver quién es el más gracioso ahora —murmuré para mí misma, sintiendo una mezcla de diversión y triunfo mientras me acomodaba en la silla con un libro en la mano, lista para esperar. La idea de que Jungkook tuviera que lidiar con esta pequeña venganza me llenaba de satisfacción.

Pasados unos largos minutos de ducha y de estar ahí dentro, escuché como intentaba abrir la puerta y entonces, se daba cuenta que estaba bloqueada.

—¿Arin? ¿Qué diablos estás haciendo? —preguntó Jungkook desde el otro lado.

Me contuve para no reír demasiado fuerte, aunque no pude evitar una risita que se escapó.

—¡Abre la puerta ahora mismo! —exigió, golpeando la puerta con más fuerza.

—¿No querías tanto el baño? Pues, tómate todo el tiempo que quieras y necesites —contesté, fingiendo tranquilidad mientras pasaba las páginas del libro con calma despreocupada—. No tengo prisa. ¿Y tú?

—¿Eres tonta? Ábreme ya.

—Nope.

—¡Ábreme o te juro que tiro la puerta abajo!

—Uy, Jungkook, no te preocupes, yo solo quiero que disfrutes de tu baño. ¿Por qué es solo tuyo, cierto?

A medida que pasaban los minutos y los golpes se volvían más insistentes, mi diversión crecía. Me acomodé en la silla, sintiendo que había ganado esta pequeña batalla.

—Estás loca —dijo, su voz ahora sonando más cansada y resignada.

—Alaaa, sabías que los flamencos rosados no nacen rosados. De hecho, cuando nacen, son de un color gris pálido —leí con una sonrisa satisfecha, disfrutando cada palabra absurda que le leía desde el libro de biología.

—¿Qué cojones me estás contando, Arin? ¿Puedes dejar de hacer la tonta y abrirme? ¿Acaso quieres llegar tarde a clase? Ya no hace gracia esto.

—¡Escucha este dato! "Las vacas tienen amigos y se estresan cuando están separados de ellos." ¿Tú también eres como una vaca? ¿Y te estresas cuando no estás con tus amigos?

—Te juro que voy a matarte en cuanto salga de aquí —dijo, su tono mezclando ira y cansancio.

—Sigo —seguí leyendo más datos absurdos con una sonrisa—. "Las medusas no tienen cerebro, corazón, ni huesos." ¿Cómo te sentirías si te digo que eres como una medusa? Creo que este animal te representa.

—¿Por qué me haces esto?

—Pero si nos lo estamos pasando súper bien.

—Encima eres una psicópata.

—Bueno, parece que vas a tener que quedarte escuchándome un rato más. —dije, disfrutando de la frustración en su voz.

El timbre sonó fuerte indicándonos que las clases comenzaban.

—¿Tampoco me vas a dejar ir a clases? —preguntó Jungkook desesperado y enfadado.

—¿Necesitas ir a clases cuando yo te estoy dando una lección de datos súper interesantes sobre animales? —contesté, intentando mantener mi tono de voz casual.

—¡Argh! —rugió Jungkook desde el otro lado de la puerta interrumpiéndome—. ¡Abre la maldita puerta ya!

—Solo un dato más y te dejo salir —dije, casi sin poder contener la risa.

—¡Por favor! ¡Ya basta! ¡Arin, por tu culpa nos van a castigar! Y te juro que si me castigan, me vas a conocer —respondió Jungkook con un tono amenazante— ¡Déjame salir de aquí!

De repente, la voz de un profesor resonó con firmeza desde el otro lado de la puerta. —¡Abrid la puerta!

Jungkook bufó y comenzó a maldecir en voz alta, su enfado me divertía tanto.

—¡Ya está, castigados! —gritó Jungkook. Mientras yo no podía evitar reírme a carcajadas—. Me cago en todo, Arin. ¿Qué te pasa?

—Te dejo salir si organizamos un horario de baño, uno que respetemos —dije rápidamente, tratando de mantener mi tono serio.

—¿HOLA? ¡Abrid la puerta o la abro yo! —gritaba el profesor, su paciencia claramente agotada.

—Arin, ábrele la puerta si no quieres que las consecuencias sean peores —insistió Jungkook, su voz cargada de urgencia.

—¿¡Pero aceptas mis condiciones o no!?

—¡Joder sí, acepto!

Finalmente, decidí abrir la puerta, mostrándome con una sonrisa que no podía ocultar. Jungkook salió del baño con prisa, lanzando la silla lejos de nosotros al abrir la puerta. Se mostraba muy cabreado. El profesor, al verlo salir, frunció el ceño y me miró confuso.

—Hola. —saludé con una sonrisa inocente.

—Espero que tengáis una buena explicación para estar aquí en vez de en clase —dijo el profesor con tono serio, cruzando los brazos y mirándonos con desconfianza.

—Solo intentábamos aprender más sobre la paciencia y la gestión del tiempo —respondí con una sonrisa traviesa, mientras Jungkook me lanzaba una última mirada fulminándome.

—Quiero que me cambien de compañero de cuarto —espetó Jungkook rápidamente.

—Por favor, poneros el uniforme y acompañadme a dirección. Esto no va a quedar así —ordenó el profesor con firmeza. Su tono dejaba claro que el incidente sería tratado con seriedad. Ahí me costó tragar un poco.

Jungkook me lanzó una última mirada de furia antes de seguir al profesor por el pasillo. Con un suspiro resignado, me cambié rápidamente y empecé a caminar detrás de ellos, preparándome para la inevitable confrontación en la dirección.

Jungkook, con un paso decidido, se puso a mi lado.

—Te arrepentirás de esto, lo prometo —masculló Jungkook entre dientes.

—Luego organizamos los horarios de baño —dije con una sonrisa mientras le guiñaba el ojo. Me adelanté para dar por zanjada nuestra conversación, enfocándome en lo que estaba por venir mientras nos acercábamos al despacho de la directora.

Creo que ahí sentada, delante de la directora y junto con Jungkook, puede que empezara a ser consciente de la gravedad del asunto y que me haya pasado un pelín, pero aún así, ver su enfado me hizo sentirme muy satisfecha.

La directora nos miró con seriedad desde su escritorio, sin dejar de tomar notas.

—Ya sabemos que vuestra situación, en la que compartís cuarto, es difícil, pero solo pido que seáis medianamente respetuosos el uno con el otro —dijo, con un tono firme pero comprensivo.

Jungkook, con los brazos cruzados y una expresión de desaprobación en el rostro, intervino de inmediato.

—Exijo que me cambiéis de cuarto. No quiero compartir espacio con esta loca.

—¿Loca? —pregunté, fingiendo ofensa mientras me cruzaba de brazos. La sonrisa que intentaba ocultar se escapó a pesar de mí misma.

La directora frunció el ceño y miró a Jungkook con desaprobación.

—Jungkook, no te vamos a cambiar de cuarto. Siempre has tenido dificultades con tus compañeros de habitación y ya hemos hecho varios cambios. Esta vez no habrá más modificaciones. Vais a aprender a compartir el espacio y a ser respetuosos el uno con el otro.

Jungkook resopló con frustración, el rostro enrojecido por la rabia.

—¡Me ha encerrado una hora y pico en el baño sin poder salir ni a desayunar! Literalmente, me ha secuestrado—dijo, señalándome con el dedo mientras su voz temblaba por culpa del enfado.

—Bueno, eso ya es un poco exagerado...—murmuré rodando los ojos.

La directora alzó una ceja, mirándonos con sorpresa.

—Yo solo quería que aprendieras que el baño no es solo tuyo. Ayer ya te lo advertí; hoy tuviste que aprenderlo de esta manera. —me defendí, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión del momento.

La directora suspiró profundamente mostrando cansancio ante esta situación.

—Independientemente de las circunstancias, el comportamiento de ambos es inaceptable. Vais a tener un castigo. A partir de hoy, estaréis en la sala de detención durante dos horas después de las clases, durante una semana completa. Además, realizaréis tareas comunitarias en el campus los fines de semana, y asistiréis a sesiones de orientación sobre convivencia y resolución de conflictos.

Mi queja salió en un grito indignado, mientras Jungkook me lanzaba una última mirada llena de frustración antes de girarse hacia la directora con un gesto de resignación.

—¡No era para tanto! —intenté defendernos. El castigo parecía desproporcionado.

—No puedo creer que esto esté pasando —murmuró tapándose la cara.

—Espero que toméis esto en serio y aprendáis a manejar mejor estas situaciones. —dijo la directora con firmeza—. Ahora, id a clase. Que sea la última vez que os vea por aquí. —me miró con advertencia— Arin, compórtate.

Salimos de allí, y la indignación seguía ardiendo en mi pecho. Mientras nos alejábamos del despacho, Jungkook me detuvo de repente en un rincón vacío del pasillo. Su mano se cerró con firmeza alrededor de mi brazo, y me acorraló contra la pared. La proximidad de su cuerpo me hizo darme cuenta de lo cerca que estaba su rostro del mío. Sus ojos, llenos de furia, me miraban con mucha intensidad.

Y Dios, mi corazón empezó a latir con rapidez y una mezcla de nerviosismo y confusión me invadió. No entendía por qué su cercanía me afectaba tanto. Su aliento cálido rozaba mi piel, y la intensidad de su mirada me ponía nerviosa.

La presión de su mano en mi brazo y su cuerpo tan cerca del mío me hacían sentir incómoda y, a la vez, extrañamente cautivada.

—Te lo dije —me dijo Jungkook, con una voz cargada de odio—. Nos han castigado, y encima por tu culpa ¿Estarás contenta, eh? —la intensidad de sus palabras y la proximidad de sus labios me dejaron sin aliento.

Me sentí paralizada, sin saber cómo responder. Su amenaza me llegó como un golpe inesperado y eso que había estado amenazándome desde que llegué pero no me había sentido así nunca antes. Yo siempre tenía algo que responder, algo que decir pero en ese momento, no pude, no logré articular ninguna respuesta. La manera en que se había acercado a mí y la forma en que sus ojos me miraban me dejaron aturdida.

—Esto no quedará así —me amenazó, y de inmediato me soltó. El contacto de su mano se desvaneció, dejándome en mi lugar, aún extrañada por la cercanía que acababa de experimentar. Lo vi girarse y alejarse con pasos rápidos, se podía ver su frustración en cada movimiento.

________

Qué ideas locas tiene Arin JAJAJAJA pero al final consiguió lo que quería aunque con castigo incluido. Ánimo Jungkook, sé que no es fácil tratar con Arin 😮‍💨

Y ese final... Omg... Se sintieron cositas (y se vienen cositas) 🥵🔥

Gracias por los comentarios y el apoyo de cada capitulo, espero que os este gustando esta historia 🤝🏻

Un bsito 💖

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro