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03 - Explorando

Al entrar en el comedor, me encontré con un mar de alumnos ocupando las mesas. Algunos conversaban animadamente. Tomé una bandeja y me serví algo de comer, observando a mi alrededor en busca de un lugar para sentarme.

Vi un grupo de chicas que parecían amigables a primera vista, así que decidí acercarme a ellas.

—Hola, ¿puedo sentarme aquí? —pregunté con una sonrisa, tratando de sonar lo más amigable posible.

Una de las chicas me miró de arriba abajo, luego intercambió miradas con sus amigas y soltó una risita sarcástica.

—¿Tú? No, ni lo pienses. —dijo con un tono despectivo y una sonrisa forzada.

—Sí, este sitio está reservado para nosotras. —añadió otra, haciendo un gesto con la mano como si estuviera espantando a una mosca.

Sentí una punzada de rechazo y rabia, pero no iba a dejar que me vieran afectada. Decidí que no me iba a quedar callada.

—¿Y cuál es vuestro problema? —dije, plantándome frente a ellas—. El comedor es para todos, no sólo para vosotras.

Las chicas se miraron entre sí, sorprendidas de que me atreviera a responderles.

—Mira, no es nuestro problema que no tengas donde sentarte. —dijo la primera chica, con una mueca de desdén—. Vete a buscar tu propio grupo.

— Mejor, prefiero sentarme sola que con personas tan egocéntricas —contesté, levantando la barbilla con orgullo.

Las chicas se quedaron en silencio, sorprendidas por mi respuesta. Sin esperar otra palabra, di media vuelta y busqué otro lugar.

Mientras buscaba desesperadamente un lugar libre en el abarrotado comedor, sentía la mirada de Jungkook y su grupo de amigos clavada en mí. Cada vez que levantaba la vista, parecía que alguno de ellos me observaba fijamente. Me sentí incómoda e insegura, preguntándome qué estarían pensando de mí. Aun así, decidí mantener la compostura y seguir buscando un sitio donde poder sentarme tranquilamente a comer.

Finalmente, encontré una mesa vacía en una esquina del comedor y me senté sola, observando a todos los alumnos en sus grupos. Mientras comía, volví a observar a Jungkook desde lejos, rodeado de sus amigos. Todos parecían disfrutar de su compañía. Su sonrisa era contagiosa, iluminando el ambiente a su alrededor. Me quedé mirándolo un momento, sintiendo una mezcla de curiosidad y envidia. Era evidente que Jungkook tenía una presencia magnética que atraía a todos hacia él, algo que no pude evitar notar mientras continuaba con mi comida en silencio.

Intenté apartar la mirada pero, algo atrajo mi atención. Una chica teñida de rubio con mechas rosas se acercó tímidamente a un grupo de chicas, esperando ser invitada a sentarse con ellas. Sin embargo, las chicas la miraron con rechazo y la echaron de ahí con comentarios sarcásticos. La chica frunció su ceño y comenzó a alejarse sin saber dónde ir.

Mis principios no me permitieron quedarme quieta. Me levanté de mi asiento y me acerqué a ella con determinación.

—¡Oye! —llamé su atención, haciendo que se volviera hacia mí con sorpresa—. Si quieres, puedes sentarte conmigo. Así no estás sola.

La chica me miró con sorpresa y una leve sonrisa se formó en su rostro.

—¿Estás segura? No quiero molestarte —respondió.

—Claro que estoy segura. Vamos —dije, guiándola hacia la mesa donde me había sentado antes.

Nos sentamos juntas y empecé a conversar con ella para romper el hielo. Mientras hablábamos, noté que algunos estudiantes observaban la escena con curiosidad. Era evidente que mi acción no pasaba desapercibida, pero me sentí bien sabiendo que había hecho lo correcto.

— ¿Así que eres nueva también? —pregunté.

— Sí, llegué esta mañana. ¿Cómo te llamas?

— Arin ¿Y tú?

—Jiho.

Poco a poco, la timidez inicial se fue disipando. Nos dimos cuenta de que seríamos compañeras de clase, lo cual sinceramente nos alivió. Nuestro comienzo aquí no había sido el mejor, pero quizás podríamos adaptarnos con el tiempo.

— ¿Por qué estás aquí? Si no te importa que te lo pregunte —le dije mientras terminaba de comer la manzana que tenía en la mano.

— Mi madre siempre está ocupada con sus viajes de negocios. Decidió internarme para tenerme bajo control aquí al menos. — Curvó una sonrisa, obviamente no le hacía mucha gracia la situación. Movió su cabello hacia atrás, intentando restarle incomodidad a la conversación.

— Vaya mierda... — solté, haciendo que ella riera y asintiera con la cabeza, comprendiéndome.

— ¿Y tú?

— Creo que fue por mi actitud. Quieren que me comporte como una señorita, que me enfoque en los estudios y sea una adolescente "normal". Aunque sigo preguntándome qué significa realmente ser "normal".

— Vaya mierda... —repitió ella, haciéndome reír.

— Sí, me encantaría encerrar a mis padres aquí.

— Y yo a mi madre. Seguro que lloraría al no poder salir de compras, gastar todos los ahorros en ropa de marca, salir cada noche con hombres y viajar a donde quiera. Me encantaría verla llorar por perder sus caprichos. — Suspiró. — Ojalá alguna vez pudieran ponerse en nuestra piel.

— ¡Exacto! — dije con determinación.

Jiho me empezaba a caer bien.

— Me gustan tus mechas, siempre quise hacerme algo así en el pelo.

— Pues me van a obligar a quitármelas. La directora Kang dice que son de mala educación y que no puedo tenerlas aquí. — Comentó con frustración.

— Nos han quitado la libertad, ¿y ahora qué más quieren? — Me indigné mientras ella se reía con timidez.

El almuerzo llegó a su fin.

— Oye, Arin, ha sido genial comer contigo. Espero que podamos ser amigas. No he tenido un buen comienzo con nadie aquí, ni siquiera mi compañera de habitación me dirige la palabra.

— Me ha pasado lo mismo. Supongo que todos tenemos nuestros problemas aquí. — Me encogí de hombros.

— ¿En qué habitación estás?

— En la 205... — La vi reflexionar.

— ¿Dónde está?

— En la zona de chicos.

— ¿Qué? — Comenzó a reírse. — ¿Te han alojado con un chico?

— Sí, por desgracia. Dicen que no hay espacio y me ha tocado a mí. Encima es un tonto...

— Bueno, para lo que necesites, yo estoy en la 102.

Desde el megáfono resonó la voz firme de la directora, haciendo eco por los pasillos del internado.

"Estimados estudiantes, les recordamos que la presentación oficial del nuevo curso dará inicio en la sala de actos en quince minutos. Todos deben estar presentes. ¡Puntualidad, por favor!"

Después de unos minutos de escuchar discursos monótonos y aburridos en el acto de bienvenida, me cansé de estar sentada. Miré a mi alrededor buscando una salida y finalmente vi una puerta lateral que parecía conducir afuera. Sin pensarlo dos veces, me levanté sigilosamente y me dirigí hacia la salida.

Al abrir la puerta que daba al exterior, me encontré con un patio inmenso, rodeado de jardines bien cuidados y llenos de flores de colores. Inhalé profundamente el aire fresco y decidí explorar un poco más. Caminé hacia el pabellón deportivo, donde vi la piscina cubierta y las canchas de tenis. Todo permanecía vacío ya que todo el mundo se encontraba en la sala de actos.

Continué mi exploración hasta llegar al final del recinto, donde descubrí un lago tranquilo y sereno. El sol brillaba sobre el agua, creando destellos dorados en la superficie. Me acerqué al borde del lago y me senté en el filo, sintiendo la paz y el silencio que tanto había anhelado desde que llegué al internado.

Cerré los ojos y dejé que el sonido suave de la brisa acariciándome la cara y el canto de los pájaros me envolvieran. Era un momento de calma en medio del bullicio y las exigencias del internado, y por primera vez desde mi llegada, me sentí verdaderamente en paz conmigo misma.

— ¿A ti también te aburren estos actos? — La voz del chico me sobresaltó. Abrí los ojos rompiendo mi paz y me giré para verlo ahí parado, como si me hubiese encontrado por sorpresa. Jungkook me miraba esperando una respuesta.

— Demasiado formales para mi gusto — respondí, volviendo mi mirada hacia el horizonte.

— No te recomiendo saltártelas, pueden castigarte si te pillan — advirtió con voz tranquila. Sonaba a que él ya lo había vivido.

— Que me castiguen, no me importa. Además, si no me lo recomiendas ¿Qué haces tú aquí?

— Porque siempre puedes evitar que te pillen — dijo en un tono sugerente y justo en ese momento escuchamos pasos acercándose. Miré hacia atrás con los ojos abiertos y Jungkook sonrió de lado. Con una mirada entendimos que debíamos correr.

Sin perder tiempo, nos lanzamos hacia un arbusto cercano. Buscando cobertura entre los árboles y arbustos mientras los pasos de aquel señor se acercaban más al haber escuchado algún ruido sospechoso. Corrimos con cuidado mientras Jungkook lideraba el camino con una agilidad que me impresionó, y seguía sus pasos lo más rápido que podía para mantener el ritmo.

Finalmente, encontramos un pequeño lugar donde nos detuvimos, juntando nuestras respiraciones agitadas. Miré a Jungkook con una mezcla de alivio y excitación, mientras él me devolvía la mirada con una sonrisa divertida.

— Creo que logramos despistarlo — susurró Jungkook, con los ojos brillantes por la adrenalina del escape.

Asentí, sintiéndome emocionada por lo que acababa de ocurrir. Era un momento fugaz de complicidad que me hizo darme cuenta la forma de ser de Jungkook.

Y eso me gustó mucho.

— Gracias por el consejo — le dije con una sonrisa, agradecida por su intervención oportuna.

— De nada — respondió él, devolviéndome la sonrisa con un brillo travieso en los ojos. — Espero no tener que volver a intervenir. Ya me devolverás el favor. — dijo con arrogancia mientras mi sonrisa se borraba de mi cara.

Sus palabras me hicieron sentir incómoda. No me gustaba la idea de deberle un favor a alguien, especialmente a alguien tan seguro de sí mismo como Jungkook.

— No estoy segura de que quiera estar en deuda contigo — respondí con firmeza, tratando de mantener la distancia.

Jungkook arqueó una ceja, como si encontrara mi reacción interesante.

— Vaya, Arin, pareces bastante desagradecida. Podría haber dejado que te pillaran ahí y te metieran en un buen lío — dijo con un tono cortante.

Me sorprendió su respuesta directa y un poco agresiva. Sus palabras resonaron en mí, haciéndome reflexionar sobre la situación. Sin embargo, no estaba dispuesta a dejarme intimidar.

— No necesitaba tu ayuda para escapar — le contesté, con la mandíbula tensa.

Jungkook me miró en silencio por un momento, evaluándome con una expresión mezcla de sorpresa y quizás algo de respeto. Luego, su rostro se relajó y soltó una risa breve.

— De acuerdo, Arin. Lo tendré en cuenta la próxima vez — dijo, cambiando abruptamente el tono de la conversación y marchándose de ahí dejándome sola.

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Me encanta Arin y su forma de ser 😈 Que Jungkook le haya ayudado no significa que ella va a hacer lo que él quiera. Sorry not sorry 🫦

Espero que os esté gustando 💖

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Muuuuchas gracias

🩷🥴

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