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02 - Encuentro forzado

No podía creerlo. Después de hora y media, finalmente tenía todo: la llave de mi nueva habitación. La verdad es que no me gustaba la idea de compartir cuarto ya que jamás había compartido un espacio tan privado como una habitación. Ni siquiera dejaba que mis padres entraran en ella sin mi permiso. Me molestaba mucho no tener mi intimidad y que invadieran mi espacio personal.

Además de las llaves, también me entregaron un detallado conjunto de normas del internado. Eran muy estrictos; incluso vigilaban estrechamente las relaciones entre chicos y chicas, dado que el internado era mixto. La idea de saltarme esa normal me hizo sonreír. Seguramente me lo pasaría bien conociendo a otros chicos. Que sea mixto, puede pasar muchas cosas aquí. Sobre todo, divertidas y pícaras.

Finalmente, me dirigí hacia mi cuarto, que se encontraba en la otra punta del internado. Y que, después de dar mil vueltas, logré encontrarlo. Me había adentrado en una zona donde solo había chicos y estos me miraban con curiosidad mientras yo intentaba mantener la compostura, aunque me sentía fuera de lugar. Al abrir la puerta, entré sin hacer ruido; al parecer, mi compañera ya había llegado. Sobre la cama vi las maletas, dos separadas por una mesita de noche, dos armarios empotrados, dos escritorios y una ventana que daba a la salida del gran campus. Mi compañera había dejado todas sus pertenencias en la cama junto a la ventana.

No escuché ningún ruido. ¿Estaba sola? Tal vez mi compañera había salido. Esperaba que nos lleváramos bien en este nuevo entorno...

Dejé mis cosas en mi cama y decidí explorar el baño, que aún no había visto. Cuando intenté abrir la puerta, esta se abrió hacia mí, golpeándome de nuevo en la nariz.

— ¿¡Qué haces aquí!? — gritó él. Abrí los ojos con esfuerzo y me encontré de nuevo con el chico de antes, que me miraba sorprendido y confuso. Aunque para confusa, yo, porque vaya mascarilla tan ridícula que llevaba puesta.

— Eso debería preguntarme yo — respondí, intentando mantener el ánimo a pesar del dolor punzante en mi nariz. Solo esperaba que no volviera a sangrar.

— ¿Te has equivocado de habitación? — preguntó nervioso mientras salía apresuradamente. Lo seguí con la mirada mientras se alejaba, envuelto en un batín que indicaba que acababa de salir de la ducha. El baño olía a humedad y a jabón recién usado.

— No, no me he equivocado. Si no mira en los papeles, me han dado esta habitación — respondí con firmeza.

Él habló nervioso, revisando todos los papeles. — Debe tratarse de un error. Debe tratarse de un error — repitió ansioso tirándomelos de vuelta.

— Eso espero — murmuré para mí misma.

— Pues ve y que te cambien de habitación, aquí tú no puedes estar — dijo exaltado.

— ¿Y por qué no vas tú? — repliqué, desafiante.

— Porque obviamente el error eres TÚ, estás en la zona de chicos — contestó con tono alto.

— Ah.

Fue todo lo que pude decir antes de cerrar la boca. Nos quedamos en silencio, observándonos mutuamente, hasta que finalmente suspiré y me resigné.

— Bien, ahora vuelvo, voy a solucionar esto. ¿Puedo dejar mis cosas? Estoy muy cansada de llevarlo — pregunté, exhausta por haber arrastrado mis maletas por casi todo el internado.

Él me miró con frialdad. — No puedes dejar las cosas aquí. Llévatelas y ve directamente a tu cuarto — dijo con brusquedad.

— Está bien, pero no hace falta que seas tan borde, imbécil de mierda—respondí con firmeza, mostrando mi descontento mientras tomaba mis cosas y salía de la habitación dando un portazo.

Me enfadé por su tono autoritario y despectivo. Sentía la mirada de los chicos que había llamado la atención al salir de esa manera del cuarto mientras caminaba por el pasillo, frustrada y decidida a resolver este malentendido lo antes posible.

Que tío más borde, por favor. 

— Lo siento. Obviamente esto va contra las normas, pero este año no hay habitaciones suficientes — me dijo la secretaria mientras comprobaba todo con gesto preocupado. — Al parecer, se tuvo que hacer esta excepción debido a la alta demanda de ingresos este año.

— ¿¡Cómo es posible que no haya suficientes habitaciones planificadas para todos los estudiantes desde el principio!? — pregunté mientras sentía como aumentaba mi frustración.

— Entiendo tu preocupación, pero lamentablemente es la situación actual.

— Pero una de las normas es que no se permiten relaciones cercanas entre chicos y chicas, y ahora tengo que compartir habitación con ese chico tan... tan... —me frustré intentando describirlo—. Seguro que va a ser un problema para ambos — recriminé con un suspiro resignado, consciente de lo complicada que era la situación.

—Comprendo tus preocupaciones, pero por ahora no tenemos otra solución. Miraremos a mitad de curso, en el caso de que alguien deje libre una cama para cambiarte, pero por ahora, va a tener que quedarse en esa habitación. Si surge alguna vacante, te avisaremos de inmediato.

—Pero pero... — no entendía nada. ¿En serio voy a tener que compartir habitación con un chico? Dios ¿Qué pesadilla es esta?

La mujer no pudo hacer más, así que no tuve otro remedio que volver al cuarto. Ahora entendía por qué llamaba la atención de todos los chicos, es porque estaba entrando en su zona. Cuando entré en la habitación, él se encontraba tumbado en la cama, ahora vestido con una camiseta blanca y unos pantalones negros de chándal. Se había quitado la mascarilla pero aún tenía su pelo mojado.

— ¿Y qué haces de vuelta aquí? — preguntó mientras me observaba adentrarme en el cuarto, asimilando lentamente que ahora también era su espacio.

Me crucé de brazos y lo miré directamente a los ojos, decidida a no dejarme intimidar.

— No me voy a ninguna parte. Esta es mi habitación ahora también, así que será mejor que aprendamos a convivir.

Él frunció el ceño, claramente molesto por mi respuesta.

— Bueno, pues que así sea. Pero no toques mis cosas ni me molestes — respondió cortante. Asentí.

— De acuerdo. Pero espero que respetes mi espacio también — repliqué con firmeza, sin bajar la mirada.

A este chico no le pareció para nada gracioso que tenga que compartir habitación conmigo.

— Llevo aquí 2 años y es la primera vez que pasa esto. ¿¡Por qué!? — se quejó hablando solo. Yo decidí arreglar y colocar mis cosas, ignorándolo completamente. Era muy quejica y ruidoso. — Lo flipo.

— Bueno, ya para ¿no? — le dije girándome y poniendo mis brazos en jarras. Resopló cansado y se volvió a tumbar en su cama. Se quedó callado mirando por la ventana.

Decidí seguir con mis asuntos, tratando de acomodarme en mi nuevo espacio. Mientras organizaba mis libros y colgaba algunas prendas en el armario, podía sentir su mirada de reojo, como si estuviera evaluándome. Ignoré la incomodidad y continué, intentando hacerme un lugar en esa habitación que ahora compartíamos.

Después de un rato de silencio incómodo, decidí romper el hielo de alguna manera.

— Oye, ¿cómo te llamas? — pregunté, intentando iniciar una conversación.

Él levantó la mirada del libro que tenía en sus manos, pareciendo sorprendido por mi iniciativa.

— Jungkook. Me llamo Jungkook— respondió finalmente, sin mucho entusiasmo.

Asentí con la cabeza, procesando la información.

— Soy Arin — me presenté, tratando de mantener un tono amistoso a pesar de todo.

Jungkook simplemente asintió y volvió a sumergirse en su libro. Era evidente que no estaba interesado en socializar, pero al menos ahora sabía cómo llamarlo.

_____

¿Alguien puede decirle a Jungkook que pare de golpear a Arin en la nariz? 👃🏻💥

No han empezado bien, pero a ver cómo se desarrolla la relación y más siendo compañeros de cuarto 😳

Espero que os este gustando 💖

¡No olvides apoyar el capitulo!

Muchas gracias
💖

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