Miedo. Un miedo abrumador la bañó mientras observaba tres pares de terroríficos ojos rojos que salían de la oscuridad para acosarla. Los gruñidos resonaron en sus oídos cuando los perros infernales—supuso que eso eran las criaturas y no algo peor—le mostraron sus largos colmillos blancos y le ladraron furiosamente.

Intentó dar un paso atrás, pero no pudo; alguna fuerza o poder extraño estaba paralizando su cuerpo, convirtiéndola en presa fácil para las feroces bestias frente a ella.

Una voz profunda y escalofriante habló en griego desde la negrura que la rodeaba y ordenó a los perros que atacaran. Intentó moverse de nuevo, mas fue en vano. Los ojos rojos la acorralaron y saltaron...

Mina se despertó en la cama temblando de pies a cabeza, sudando incluso con el aire acondicionado encendido y sintiendo frío por dentro. Escondió la cara entre las manos y trató de deshacerse del terror en su alma, pero no pudo lograrlo.

«Algo maligno me está cazando, algo muy maligno.»

—Está bien, paloma. Fue sólo una pesadilla. —La voz de Vergil sonaba dulce y afectuosa mientras la abrazaba, haciéndola sentir como si su discusión en el avión nunca hubiese sucedido.

—Esta se sintió tan real.

—La gente siempre las siente reales. —Los labios de él estaban de repente en la curvatura de su cuello y su aliento le acarició la piel—. Pero puedo hacerte olvidar todo si quieres.

Ella saltó de sus brazos y de la cama tan rápido que tropezó con las sábanas.

—¡No! ¡No quiero volver a olvidar! —Mina ahogó un grito cuando su cabeza registró lo que su boca había soltado sin pensar y cubrió sus labios con temblorosos dedos. «Oh, mierda, ¿qué voy a hacer ahora?»

Vergil se quedó paralizado y su fría máscara volvió a su cincelado rostro.

—¿Qué quieres decir con «no quiero volver a olvidar»? —Su voz estaba peligrosamente tranquila, pero más fría que nunca.

—N-Nada.

«¡Mierda, se suponía que él no debía saber que lo recuerdo! Gracias a Dios que no puede leer la mente... ¿o sí?»

Los pensamientos de ella le llegaron alto y claro al liberar su habilidad.

—No me mientas, esposa. Ah, y debo advertirte que agradecer a Dios es impropio de una princesa infernal.

«¡Ay dios mío! ¿Puede leer la mente?»

—Sí, cariño, puedo hacerlo —dijo Vergil con una petulante sonrisa y se le acercó hasta que su pecho desnudo rozó la fina tela del camisón de ella—. Entonces... recuerdas lo que realmente pasó en nuestra noche de bodas —comentó, tornando sus ojos de un rojo brillante.

—Por favor, no me mates. —Mina maldijo en voz baja, odiando el miedo en su voz.

—Relájate, paloma. Prometí no matarte —susurró él mientras uno de sus brazos le rodeaba la cintura, atrapándola contra su cuerpo—. ¡Mírate temblando de pies a cabeza! ¿No fuiste tú quien hace unas horas quería conocer a una criatura sobrenatural? ¿Dónde está tu valentía ahora?

Los ojos de Mina se abrieron sorprendidos ante la verdad en aquellas simples palabras. ¡Él estaba en lo correcto! ¿Cómo podía desear revelar la existencia de seres sobrenaturales cuando le temía a su propio marido demoníaco?

Y el primer paso para conquistar su miedo era aprender a confiar en Vergil.

—Mi valentía todavía está en mi interior.

—¿Entonces no huirás de mí si me transformo en mi verdadero yo ahora mismo? —Su sonrisa malvada le dijo que solo estaba jugando con ella.

—No te atreverías, Vergil. ¿Olvidas que todavía es de día aquí en El Cairo? ¡Alguien podría verte!

—Te ves tan adorable cuando te preocupas por mí. Pero la verdadera pregunta es ¿por qué? ¿Por qué estás preocupada? —Una mano se deslizó por su cuello, deteniéndose en el valle entre sus pechos—. Como la hija de un Ojo que todo lo ve, debes saber que nadie puede verme si no remuevo el velo que me rodea.

—Entonces, ¿eres un demonio de clase alta?

—Touché. —La mano entre sus pechos se movió para agarrar uno mientras unos dientes puntiagudos mordisqueaban su hombro—. Me encanta que mi linda esposa estudie demonología. Hace mi vida mucho más fácil. —El susurro de él la hizo temblar con un creciente deseo.

Los ojos de él brillaron aún más cuando la atrapó contra la cama y lentamente le quitó los tirantes del camisón. Mina jadeó y trató de escapar, pero él la atrapó. Esos orbes escarlatas de él estaban trayendo de vuelta sus anteriores pesadillas y temía que presagiaran que algo malo se le avecinaba.

—D-Détente —suplicó Mina en voz baja. Sin embargo, Vergil continuó con sus besos como si nada hubiera sido dicho. Asustada de él, pero tratando de controlarse, lo empujó y corrió hacia la ventana abierta. Sentir la cálida luz del día sobre su piel y ver el hermoso paisaje de El Cairo mientras los fuertes vientos golpeaban su rostro, calmó un poco la tormenta dentro de su corazón.

Los sentimientos de culpa y arrepentimiento lo invadieron cuando la vio correr hacia la ventana luciendo tan asustada. Vergil luchó contra el impulso de consolarla durante un par de minutos, pero acabó cediendo ante sus impulsos. ¿Quién hubiera pensado que podría experimentar culpa por burlarse de una mortal? Ella ya estaba empezando a cambiarlo y estaba casi seguro de que no sería para mejor.

—¿Estás bien, paloma? —preguntó mientras las imágenes de los sueños de ella corrían con desenfreno dentro de su cabeza—. ¿Así está mejor? —El rojo cambió de inmediato al azul eléctrico que amaba.

—Sí. —Ella miró al suelo, avergonzada de sí misma, mas las lágrimas le inundaron los ojos cuando sus fuertes brazos la envolvieron—. ¡Lo siento mucho, Vergil! No quiero temerte, pero en mis pesadillas...

—Shhh, lo sé, mi princesa. —La besó con suavidad en los labios, disfrutando de la forma en que ella aceptó el gesto.

«Necesito verlo transformado, así venceré mi miedo.» Tenía que empezar a acostumbrarse a él, de lo contrario nunca más podrían hacer el amor. «¿Qué estoy pensando? ¿Tener sexo con él es mi única motivación?»

La risa sexy de él interrumpió sus pensamientos y lo miró con recelo.

—¿Estabas leyendo mi mente?

—¡No pude evitarlo! —confesó su demonio entre risas—. ¿Estás enojada?

«No, estúpido, no lo estoy, pero... ¿te transformarías para mí?»

—¿Estás segura de lo que pides?

—Sí.

—Entonces siéntate en la cama y no te muevas de allí. —Él le dio un breve beso, se paró a un par de metros de distancia y luego todas las ventanas, además de las cortinas, se cerraron solas, dejando la habitación del hotel en penumbra—. He sellado la habitación para que nadie pueda ver el interior o entrar por error. Recuerda quedarte allí, ¿de acuerdo?

Ella asintió nerviosa, pero no apartó los ojos de él. Las luces se encendieron un momento antes de que sintiera que algo se agitaba en el aire que la rodeaba. La pesada oscuridad que a veces sentía la golpeó con la totalidad de su fuerza, casi quitándole el aire del pecho. «¿Es este su verdadero poder?»

Vergil sintió su esencia liberarse de las cadenas del velo y cerró los ojos, concentrándose en transformarse despacio para beneficio de Mina. Manteniendo puestos los pantalones con los que estaba descansando en lugar de invocar su armadura demoníaca, abrió sus orbes rojo sangre y esperó el grito de su esposa.

*********************
N/A: Apuesto a que tienen curiosidad por saber cómo se ve Vergil en demonio 😁😁. Pero no hagan trampa chequeando Tied to Darkness para verlo allá 😝.