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|At a jump|

Taehyung estaba aburrido de todo. Dar un simple salto hacia el vacío no era nada, el caudaloso río se lo llevaría y su miserable existencia ya no seguiría en el mundo.

Todo iba bien, nada había fallado en su plan, pero al momento de lanzarse nunca pensó que unos brazos lo rodearían con tanta fuerza y seguridad al punto de no saber qué sucedería luego.

Sintió el agua tocar su cuerpo de a poco y el calor de un cuerpo ajeno aterrizar debajo de él cuando el impacto llegó. Cerró sus ojos esperando que el hilo de agua se apiadara de quién se había lanzado con él.

• • •

—¿Qué te crees? ¿Acaso un jodido héroe? Porque déjame decirte que no eres más que un suicida como yo  ¡Pudiste morir por la estupidez que hiciste! Eres... ¡Eres un jodido imbécil! —Taehyung no podía encontrar consuelo alguno al hallarse tirado a un costado del río con su cuerpo sobre el césped.

Su respiración era fuerte e irregular. Su ropa estaba empapada y los mechones de cabello le tapaban la vista hacia el cielo nocturno. El extraño permanecía igual, y quién no estaría así si con suerte se hubiera salvado de morir ahogado.

—¡Tú también pudiste morir! Deberías agradecerme por salvarte. Dios... quién sabe lo que hubiera pasado si no me hubiera lanzado en tu ayuda —el joven que le había salvado se encontraba igual que él, la única diferencia era que el muchacho se encontraba con un corte a un costado de su frente y por lo visto un brazo dañado, claro que Tae no lo notó al estar tan ensimismado en sí.

—Pues lo mejor de mi vida; morirme de una vez por todas —soltó casi histérico. Lágrimas gruesas se deslizaban por sus mejillas yendo a parar como fino rocío por la mañana al pasto.

Cubrió su rostro con su antebrazo derecho comenzado a sollozar con fuerza. ¿Por qué lloraba frente aún extraño? ¿Tan mal estaba para hacerlo? Su cuestionamiento solo logró hacerlo sentir más mal de lo que ya se sentía. Y la esperanza de haber muerto se alojaba más en su interior, si tan solo él no se hubiera lanzado en su ayuda ya estaría moribundo por los anhelados golpes de rocas duras y grandes contra su maltratado cuerpo.

Se sacó su cubrebocas al sentirse asfixiado por su propio aliento. Algo irónico pensando que solo hace minutos quería acabar con su vida saltando desde lo alto de un puente.

—Todo esto es tan malditamente asqueroso... Tuviste que dejarme morir como la miserable mierda que soy... no debiste saltar, no debiste hacerlo —su voz salía más ronca de lo normal y sus constantes sollozos no dejaban que sus palabras salieran claras, aun así el chico a su lado sintió su corazón apretarse y doler por la confesión.

—No llores, por favor... Yo solo quería ayudarte —como pudo se sentó observando al destrozado chico a su lado. Los rayos de Luna lo iluminaban poco, pero lo suficiente para notar las preciosas facciones que poseía, o al menos lo que se notaba bajo sus ojos cubiertos por mechones. Tenía una nariz encantadora y unos labios que brillaban por si solos como si de un dulce se tratase—. Alguien tan bello como tú no merece tener un fin tan despiadado, nadie merece morir así.

Taehyung se calló al escuchar las palabras que iban dedicadas a él ¿Qué sabía aquel extraño de su vida además de que se había tirado de un puente? De seguro nada, ¿entonces para qué gastar palabras tan lindas en alguien que no las merecía? ¿Por qué arriesgar su vida por un tonto que atentaba contra su propia vida?

—Solo calla... No gastes tu saliva en decir algo bajo la Luna solo para tranquilizar a un loco... —un poco más calmado se sentó abrazando sus rodillas mientras secaba sus mejillas húmedas por las lágrimas.

La costosa boina que llevaba consigo al momento de saltar había sido arrastrada por la corriente dejando al descubierto los mechones rubios de su cabello. No le gustaba su pelo, pero si el extraño ya había visto su rostro, no importaba que viera algo más de él, de todos modos tarde o temprano sabía que se terminaría burlando igual que todos de sus hebras rubias y sus ojos dorados como el mismísimo oro. Ya estaba acostumbrado a ello, así que cuando se marchara podría dejarse arrastrar por la corriente como antes lo tenía planeado, pero por alguna razón pensar en ello le causaba cierto miedo y si escuchaba con atención el agua avanzar una angustia molesta se alojaba en el interior de su pecho.

Y tenerle temor a su deseo le dejaba un mal sabor en la boca.

Si la rivière retentit, c’est parce qu’elle apporte des pierres, êtes-vous un fleuve muet ? —Aquellas palabras resonaron en su cabeza como un lejano recuerdo, estaba seguro de haber escuchado aquella frase en algún otro lado, pero ya hace mucho.

Oui, c'est vrai, quiso decir, pero prefirió callar un momento y después responder cambiando de tema.

—Lo lamento, extraño. Pero en estos momentos no estoy en condiciones para comenzar una charla en francés, ese idioma no me gusta para nada —sincero y sin dar vueltas al asunto sentenció mientras se sacaba su abrigo empapado en su totalidad. Lo extendió suavemente en el suelo para después llevar su vista al cielo—. Deberías marcharte pronto, si alguien te ve aquí conmigo serás tratado de la misma forma que yo —sugirió sin fuerzas; ya no tenía ganas de discutir o gritar, estaba cansado y solo quería estar en paz aunque fuera por un momento.

—No me importa ser descubierto aquí contigo, de todas formas no es la primera vez que vengo a este lugar... —sostuvo su brazo dañado con fuerza al ver que un hilo de sangre se deslizaba manchando la tela blanca de su camisa de seda— Te he visto muchas veces observando hacia la Luna —agregó, sonriendo suavemente a pesar del dolor que sentía—. Siempre me pregunto qué hay de interesante en ella para que la observes tanto.

—Mi madre —respondió con simpleza para luego sellar sus labios sin decir algo más. Sus ojos brillaron al mirar hacia arriba, y el dorado de sus iris sorprendió al herido, que con solo verlas se hipnotizó al instante.

—¿Acaso tu madre ha muerto? —sin apartar su vista habló consumido por la belleza frente a él. Sus palabras fueron suaves y por primera vez en la noche Taehyung sonrió, mínimamente, pero lo hizo.

—No lo sé... pero la Luna me recuerda sus ojos, eran tan bellos que con solo verlos podías caer enamorado. Ella es la persona más hermosa que he conocido en mi miserable vida —el brillo se intensificó al volverse cristalinos producto de los recuerdos. Parecía una obra de arte de esas que solo se ven en los grandes museos y galerías prestigiosas.

El pelinegro pensó que no solo la madre de ese hermoso chico tenía ese efecto en las personas.

Asintió lentamente y con un gran dolor en la mayoría de su cuerpo, como pudo se levantó para ir hacia la orilla del río, ahí se sacó su camisa y en el agua cristalina limpió su rostro y torso eliminando la sangre que ya se había secado al estar expuesta con el aire nocturno. Se quedó observando un rato el agua avanzar por el caudal, fijándose en los pequeños brillos que se formaban por la luz y las pequeñas olas.

—Yo una vez fui novio de un príncipe —comentó pasado unos minutos. Una suave sonrisa decoraba sus rosáceos belfos como si lo que estuviera diciendo fuera lo correcto. Hundió su camisa en el agua y la lavó un poco para después estirarla y dejarla descansar sobre un arbusto próximo al río. Cerró los ojos y aún dándole la espalda continuó—. Eso ya fue hace mucho, cuando aún existían los siete reinos —suspiró profundamente dejando el aire salir hacia la libertad—. Él era alguien muy especial y no lo digo solo porque era mi amado, sino que en verdad tenía algo especial que pocos poseían. Sus ojos eran como el amanecer y sus cabellos hilos de oro. Lamentablemente muchos lo envidiaban y yo no estuve cuando él más me necesitó, sin darme cuenta su sonrisa cada día desaparecía más hasta que se extinguió.

—¿Qué le pasó? —intrigado por la historia preguntó un poco indeciso, sin saber si era lo correcto. Se había comportado como un tonto y a pesar de ello el extraño todavía le trataba de buena forma.

—Una noche oscura sus brillantes ojos perdieron el brillo que tenían. Caminó horas hasta llegar a un puente de su reino, uno muy alto y con un río de corriente muy fuerte pasando bajo él. Yo pensé que solo quería escapar un momento de su desdicha, pero cuando me di cuenta de lo que pasaba, fue muy tarde —se agachó y tiró una pequeña piedra el río viendo como se formaba una onda que se iba expandiendo. Por alguna razón el agua se sentía más tranquila y pacífica—, su rostro ya no estaba mirando el cielo y solo cuando reaccioné su cuerpo había sido lanzado al agua por él mismo... me acerqué a la orilla lo más rápido que pude, pero fue demasiado tarde. Solo minutos después lo encontré en la desembocadura del río, pero... ahí ya no respiraba y le perdí, tan fácil como pestañear, le perdí.

Una traicionera lágrima se deslizó por su mejilla derecha, pero con rapidez la limpió dejando ir los recuerdos. Lanzó otra piedra como si por hacer eso se vengara de alguna forma, aunque tenía claro que no por hacer eso su amado regresaría a su lado.

—No te ves muy mayor —susurró bajo y casi para sí mismo—. Los siete reinos por lo menos tuvieron su fin hace cien años... ¿Cómo es posible que sigas vivo? ¿Acaso eres mágico?

—No te pido que lo entiendas porque es algo complicado, pero en simple palabras hice un trato con personas de esa época y les di todo mi reino y fortunas a cambio de tener a mi amado conmigo nuevamente; volví a nacer y él también. En esta vida solo me he dedicado a velar y cuidar por su bienestar y felicidad, aunque no he logrado estar cerca como antes, mais quelque chose est mieux que rien.

Por lo visto aunque te dije que no me gusta el francés seguirás hablando así, ¿eh? Creo he de suponer que según lo que me cuentas ha de ser por costumbre —negó con gracia, observando la espalda desnuda del joven frente a él. Viendo con detalle el brillo que tenía la piel expuesta iluminada tenuemente, pero lo suficiente para poder apreciarlo con claridad—. Tu historia de fantasía ha sido muy buena, amigo. Pero creo que la caída te ha hecho algo de daño, vete a casa a descansar que por lo menos hoy ya no haré otra bobería.

—Bueno, di lo que quieras. Yo he sido sincero en mis palabras —se irguió poniéndose de pie y tomando la camisa que estaba húmeda y fría, se la colocó y abotonó cada botón con mucha lentitud, mientras la tela se iba pegando a su piel por el movimiento— ¿Mañana regresarás?

—Ya sabes que así será, me has observado varias veces viendo la Luna, ¿no? —levantó su cabeza y está vez el pelinegro pudo observar claramente sus iris dorados como el oro, sin cabellos que obstruyera la vista lo podía ver en todo su esplendor.

—Tienes razón, tienes razón. ¿Qué harás el resto de la noche? —un calor se formó en su pecho, una sensación cálida y especial.

—Supongo que me la pasaré lamentándome hasta que amanezca si no es que alguien más viene a perturbar mis planes —se levantó estirando sus pies y volviendo a colocarse el cubrebocas. Sin darse cuenta sonrió suavemente—. Gracias por la compañía, creo. No te burlaste de mí así que agradezco eso... pero no vuelvas a arriesgar tu vida de esa forma. Es muy irresponsable, ...

—Jungkook —completó la frase y Taehyung se quedó por un momento sin aire al escuchar aquel nombre, algo en él se sintió distinto—. Y lo sé, pero lo volvería a hacer miles de veces si es necesario. No creas que te he contado aquella historia sólo para pasar el rato, lo que dije es verdad —una sonrisa perlada se formó, dejando ver sus adorables dientes.

—Mi nombre es Taehyung —se le escapó como si esa fuera una respuesta común— y tú eres Jungkook —continuó extrañado.

—Lo sé, Taehyung. Desde la primera vez que te vi lo supe —acomodó el cuello de su camisa y arremangó un poco los brazos de esta—. Te invitaría a pasar la noche conmigo, pero sonaría muy osado de mi parte. Además es la primera vez que me muestro ante ti por completo, y sería demasiado apresurado para ti.

Taehyung se acercó hacia el extraño que ya no le parecía tan extraño, y con delicadeza llevó una de sus manos hacia el rostro contrario y lo acarició con su pulgar. Aun si eso significaba ignorar lo que había dicho.

—¿Si yo otra vez estoy a un salto de caer vendrás en mi ayuda? —un toque de inocencia bañó sus palabras— Seras-tu avec cette rivière muette ? —pronunció con lentitud y delicadeza, su voz se escuchó más que melodiosa.

—Oui j'il serai, l'amour —respondió y su sonrisa se hizo más grande y resplandeciente (al igual que los ojos de Taehyung). Su mano derecha copió la acción del contrario y por sobre la tela acarició los labios del mayor. Pausadamente y con cariño. Cuando se dieron cuenta sus rostros estaban muy cerca, y podían escuchar sus respiraciones agitadas y ya no por estar a punto de morir.

¿Qué rayos hacían? ¿Qué sucedía por sus mentes para de un momento a otro volverse tan cercanos? Ninguno quería pensar con coherencia, ninguno quería pensar en que si lo que hacían era correcto. Solo hicieron lo que sus tontos corazones mandaban, y se sentía bien estar cada vez más cerca del otro. Hasta que sus labios solo estuvieron separados por un fino trozo de tela.

—¿Puedo, por favor? —casi suplicante, así salió su voz. Mientras su mano libre se dirigía al cubrebocas del contrario intentando apartarlo para tener libre acceso a su rostro.

—Sí... —habló despacito. Pensando en que de seguro había recordado a su amado, pero dejó ese pensamiento de lado cuando sintió que un pulgar se deslizaba sobre su labio inferior ya desnudo— Vas-y, chérie —y aquellas palabras fueron el paso para que Jungkook pudiera realizar lo que había querido desde que pudo ver esos labios tan apetecibles.

Avec plaisir... —susurró ya sobre los labios ajenos.

Sus labios encajaban a la perfección, como si desde un principio solo estuvieran para poder tocarse a la perfección. Se acariciaron mutuamente con delicadeza, y sus brazos fueron a parar a la cintura del otro.

Taehyung no pudo evitar suspirar en medio del beso, sus ojitos se apretaron con fuerza debido a una mezcla de vergüenza y gusto.
Jungkook le siguió el juego aumentando la intensidad, paseando su húmedo músculo por el borde de su labio inferior, el de cabellos rubios se separó solo un poco buscando el aire que le faltaba.

—¿Esto... es real? —con miedo formuló cuando un sentimiento de tristeza le invadió. ¿Acaso estaba moribundo y este era su último deseo antes de morir?

Su corazón se apretó y lágrimas quisieron salir cuando apoyo su frente en el hombro del pelinegro. Si ese era su fin era mucho más lindo de lo que imaginaba. Moriría sintiéndose más vivo que nunca, y eso de cierta forma no sonaba tan mal.

—Es real, mon paradis —sostuvo sus mejillas con fuerza, al igual que cuando pensó que lo volvería a perder. Le miró tiernamente a los ojos dando pequeños besos en sus labios—. Es tan real como el amor que siento cada vez que veo a los ojos...

—¿Estás seguro de ello? —dio una caricia con su mejilla a la palma de Jungkook, este con los ojos llorosos asintió.

—Tan seguro que hasta mi corazón me lo dice —limpió una lágrima traviesa que se había escapado de los ojitos de oro—. Prometí que te cuidaría por el resto de los tiempos, y aquí estoy cumpliendo mi promesa. Y desde ahora estaré cada vez que estés a punto saltar, ya no te abandonaré, príncipe.

Los dos soltaron pequeñas risas al darse cuenta de lo cursis que se habían vuelto. ¿Si quiera eso era posible? ¡En verdad no lo sabían! Pero ya nada les importaba, estando con el otro todo el resto quedaba en segundo plano. Y era tan así que no se percataron de las sombras que se acercaban con malas intenciones hacia ellos.

Se volvieron a besar, está vez más lento y aún más delicado que la vez anterior. Se tocaron, se acariciaron y especialmente se sintieron. Como no habían imaginado que era posible, se abrazaron hasta sentirse completos.

—Siempre serás mi hermoso río mudo con destellitos de oro, nunca lo olvides, ¿si? Aun si llegan a pasar cien años más, nunca olvides que siempre estaré cuando sientas que ya no puedes seguir.

—Lo haré, amor mío, lo haré —y sonriendo con ojos cristalinos supo que las palabras de aquel muchacho frente a él eran ciertas.

Je t'aime

—Je t'aime aussi

Y esa fue la última vez que en esa vida se sonrieron, por suerte después venían muchas más, y cada una con más esperanza de poder estar juntos por más tiempo que la anterior.

La Luna y el río finalmente terminaron siendo los confidentes de su amor, tan raro como hermoso. Y de seguro Jungkook estaría dispuesto a estar en cada salto que Taehyung diera para poder sostenerlo entre sus brazos y cuidarlo aunque llegar a su lado fuera difícil, porque su amor era tan puro que ni un reino valía tanto como para compararlo con un momento en donde ellos dos pudieran amarse libremente, y el tiempo algo minúsculo si pasara lo que pasará volverían a llegar al otro.

• • •

Taehyung estaba aburrido de todo. Dar un simple salto hacia el vacío no era nada, el caudaloso río se lo llevaría y su miserable existencia ya no seguiría en el mundo.

Todo iba bien, nada había fallado en su plan, pero al momento de lanzarse sabía que unos brazos lo rodearían con tanta fuerza y seguridad al punto de saber qué sucedería luego.

Sentiría el agua tocar su cuerpo de a poco y el calor de un cuerpo aterrizar debajo de él cuando el impacto llegara. Cerraría sus ojos esperando que el hilo de agua se apiadara de quién se había lanzado con él y su propia vida. Teniendo en mente que después de todo estaría seguro junto a él.




























































Una linda historia para una
      portada linda. Espero que
les haya gustado tanto como
a mí. La escribí con mucho amor y esfuerzo ^^  ♡

Si llegan a encontrar un
error ortográfico no duden
en decírmelo uwu



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