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Back again.

-¿¡Acaso crees que me creeré alguna de tus palabras perra?!- gritó mirándome con sus ojos completamente negros sin ningún rasgo de sentimientos.

Sus manos agarraron el cojín de la cama y lo lanzó hacia a mi con una violencia y rabia notables, pero por suerte estuve a tiempo de agacharme para que no me tocara. Joder, pensaba que al explicarle la verdad con calma y sin gritar podría hacerlo capacitar. Sin embargo, su reacción me demostraba  más que él estaba siendo controlado por ellos, otra vez. 

Así que me volví a levantar intentando que la sonrisa en mi rostro no se fuera, ya que debía permanecer tranquila y no temer. 

- Luke, por favor debes creerme-  pedí, alzando las manos hacia delante, por de alguna manera intentar tranquilizarlo ya que me miraba de una manera escalofriante-. Luke, te están manipulando, debes...

- ¡Cállate! ¡No tienes razón guarra!- gritó con mucha más furia que antes y di un paso hacia atrás, viendo como él se acercó escasos centímetros con la mano alzada. Pero de repente, se paró en seco y se llevó las dos manos a la cabeza arqueando el cuerpo hacia abajo-. No dices la verdad...no...no la dices.

Tras eso empezó a murmuras cosas inaudibles y caminó hacia atrás torpemente acabando tocando la cama, sentándose sin cuidado ninguno. Luke inició una especie de murmullos extraños e incoherentes. Sus manos se encontraban presionadas contra su cabeza y enterradas entre su cabello rubio. Yo caminé hacia él a paso lento y sin querer pisé un pequeño charco de agua (cosa que era normal en las celdas por la mierda que había en elles y las malas instalaciones) haciendo que Luke alzara la mirada. El azul de sus ojos empezaba a ser visible, cosa que me alivio mucho.

- Luke, ellos te han hecho creer eso, pero no es la verdad. Con Ashton no ha pasado nada de nada, ¿vale?- susurré, sin querer sacar el tema del beso, porqué no quería empeorar la escena y debía hacer que el rubio volviera. Él se quedó mirando un rincón de la sala y  pude distinguir que cada vez veía más sus azul provocandome una sonrisa. Me acerqué a él, mucho más de lo que había hecho esos días-. Ellos te están controlando otra vez y puedes salir de esta, yo confío en ti. ¿Crees...crees que puedas mirarme a los ojos?

Luke negó con la cabeza al momento y suspiré torciendo mis labios.

- Luke, por favor.- supliqué y caminé unos pasos hacia él, los cuales tuve que retroceder ya que el rubio levantó la cabeza con rapidez de repente, mostrándome sus dos ojos negros como el cabrón. 

Caminé hacia atrás asustada y él se levantó con su velocidad, para empezar a acercarse con lentitud murmurando palabras en un lenguaje que desconocía. No dejé de tirar hacia atrás sin saber que había detrás mío, hasta que mi espalda chocó contra una especie de madera. Fruncí el ceño y giré mi cabeza, para observar que había aparecido una puerta. Me quedé completamente confundida, pero pareciéndome una especie de vía de escape, la abrí luego de tres intentos y me encerré. 

No sabía donde me encontraba y la oscuridad no ayudaba. Mi respiración agitada era lo único que se escuchaba allí y de repente, detrás mio oí una luz abriéndose. Me giré asustada y en el medio del suelo, iluminada por esa luz, había una fotografía. Un poco miedosa, caminé hacia ella y me agaché agarrándola con mis dos manos. 

Me sorprendí al ver una celda, muy parecida a la de Luke. De repente, esa imagen se empeció a mover como si fuera un vídeo, y la puerta metálica se abrió dejando paso al rubio asustado. Fruncí el ceño viendo como se retorcía de dolor y sus manos eran presionadas con fuerza contra su cabeza. Hacia movimientos raros y se sentó en la cama. Permaneció allí, inquieto, hasta que pude ver como sus espalda subía y bajaba, sabiendo que estaba llorando. Y cuando menos me lo esperé, aparecí yo abriendo la puerta de la celda.

Tras ver esa escena, la fotografía desapareció de mis manos. Mis manos temblaron por el ambiente frío y terrorifico, además que entendí que ellos estaban detrás de todo eso. Como yo creía.

- ¿Ángel?- susurró él detrás mio, en un hilo de voz casi inaudible y con un ligero temblor.

Mi corazón se estrujó y lentamente giré mi cuerpo para visualizar a un Luke apoyado a la pared cansado, como si hubiera corrido una maratón. Sus ojos parecían azules, aunque transmitían una oscuridad que me aterrorizaba. Caminé hacía él un poco asustada y todo fue bien, hasta que, cuando lo tuve a centímetros, su cuerpo se adelantó y sentí una de sus manos aterrizar contra mi mejilla, de una forma muy violenta. El golpe hizo que cayera al suelo dolorida y miré a Luke con lágrimas en mis ojos temblando.

Me había pegado.

La mejilla me dolía como mil demonios, y pude sentir como el final de la linea de mi labio inferior empezó a sangrar. Observé atónita y en silencio al rubio. Éste se encontraba en una especie de batalla interna; miraba hacia abajo, murmuraba otra vez cosas sin sentido y caminaba de un lado a otro con pasos torpes. 

- ¡No le hagáis daño!

Su grito me hizo entender que intentaba luchar contra ellos, y me sentí culpable en no poder ayudarle a superarlo. Pero no soportaba verlo sufrir de esa manera, así que con mi cuerpo temblando por el miedo, me acerqué al chico con lentitud y silencio. Cuando nuestros ojos crearon contacto visual, Luke intentó sonreír, sin embargo falló y volvió a gritar de dolor bajando la cabeza con brutalidad murmurando. Joder, era imposible.

- ¡Dejarlo ya!- grité con impotencia uniendo mis dedos en un puño, intentando permanecer fuerte y valiente.

Su cabeza se alzó de repente y con velocidad empezó a caminar hacia a mi. Sus ojos negros me hicieron retirar hacia atrás con miedo y con dos pies izquierdos.

- ¡Eres una zorra! ¡Deja de molestar!- gritó con una voz mucho más grave que la del verdadero Luke y creó un escalofrío por todo mi cuerpo.

Sus insultos fueron creciendo y yo seguí caminando hacia atrás, hasta que mi espalda quedó contra una pared asustándome. Maldije en un susurro viéndome sin escapatoria y vi como ese Luke se acercó lentamente con la mirada fijamente en mi, poniéndome muy nerviosa. Alzó su puño y por sorpresa lo estampó contra la pared, justo a centímetros de mi cabeza, para dejarlo allí apoyado. Nuestros cuerpos se rozaban y eso creaba una ansiedad en mi sistema. Sus ojos recorrieron mi rostro con toda la lentitud del mundo y acabó observando la herida del labio, quedándose así minutos en silencio.

- Nunca...nunca te he amado- susurró por cada palabra más bajo y divisé como sus ojos iban retomando el color. Sonreí sin poder evitarlo y mordí mi labio inferior-. Te...te odio much...

Sin dejarle que terminara sus palabras, tomé su rostro de cada lado para acercarlo y unir nuestros labios desde hacía casi una semana o más. Tenía tanto miedo a las consecuencias que me olvidé en moverlos y solo los estampé contra los suyos de forma fría. Cerré los ojos sin querer como se encontraban los suyos y dejé que los minutos pasaran. Esperaba un milagro, esperaba que volviera a ser él, que regresara, que volviera a quererme.

Y sin esperarlo, Luke colocó una de sus manos encima la mía izquierda con suavidad y movió sus labios con lentitud e inseguridad. Sonreí sin previo aviso y seguí el beso, sintiendo con que cada movimiento, el chico volvía a ser él y que la oscuridad en su interior, se iba esfumando. Con más confianza, las dos manos del rubio bajaron a mi cintura para elevar mi cuerpo y yo rodeé su cintura con mis piernas, jadeando en el momento que nuestros labios se separaron.

Quedé mirando sus bonitos ojos, por fin de ese color azul que apreciaba como una obra de arte y el sentimiento tan gratificante que transmitían. Luke me sonrío sin dejarme observarlo más y volvió a besarme, unificando nuestras sonrisas. Acaricié sus mejillas con mis dedos pulgares y a continuación rodeé su cuello con mis brazos para acercar su rostro más al mio, intensificando el beso.

Había echado de menos la manera en que me besaba, la manera en que sus labios empezaban fríos como el hielo y se tornaban calurosos, la manera que mimaba mis labios, la manera en que me acercaba a él y tantas cosas que no podría describir en palabras. 

Después de tiempo así, Luke se retiró unos centímetros para parpadear varias veces como si acabara de salir de algún trance y observó su alrededor desorientado. Yo también lo hice, viendo que nos encontrábamos otra vez en su celda, cosa que me desorientó un poco a mi.  

- Ángel, ¿qué ha pasado...?- susurró confundido y cuando su mirada llegó a la sangre en mi labio y la mejilla colorada, frunció su ceño al momento mostrando su enfado y preocupación- ¿Quién coño te ha hecho esto?

Sonreí levemente y mordí mi labio inferior evitando que se notara mucho.

- Ellos, fueron ellos.- contesté en un murmullo sin querer preocuparle ahora.

Luke suspiró frustrado y frunció su nariz a la vez que torció sus labios escondiendo su lamento. Juntó nuestras frentes, cerrando sus ojos por un segundo respirando profundamente.

- No sé que mierda ha pasado, pero siento no haber podido evitar que te lo hicieran. Juro que cuando vuelvan, voy a matar a quien se ponga por delante.

Me gustaba que ahora no hablara en un tono divertido o sarcástico, y solo se preocupara por mi, no obstante también me sentía mal, ya que se pensaba que era el culpable de todo lo malo que me ocurría. 

- Te creo.- fue lo único que dije, sin querer de momento sacar el tema.

El rubio besó mis labios durante unos segundos, y me miró con diversión.

- No es por quejarme, pero esta posición no es muy cómoda y no entiendo nada, pero tengo muy claro que quiero dormir hasta reventar. 

Reí ante su comentario y él me sonrío.

- De acuerdo, te dejo dormir, pero cuando nos veamos, te tendré que explicar que ha pasado.

Luke tras mis palabras, río y así de la nada, me tomó como si fuera un saco, dejando mi estomago contra su hombro. Solté un pequeño grito sin esperarme eso y golpeé su espalda con mi puño, a lo que el río.

- ¿Quién ha dicho que en mi plan de dormir no estuvieras incluida?

Me callé sonrojada y su cuerpo se tumbó un poco dejándome caer hacia atrás, colocando mi espalda contra el colchón. Apoyé mi torso con un brazo y Luke me sonrío antes de arrodillarse encima la cama. Besó mis labios y yo empecé a retirarme hacia atrás, a la vez que él caminaba hacia a mi. Una de mis manos llegó detrás de su cuello y eso hizo aumentar el tono de esa situación. El rubio pasó de mis labios y fue hacia mi cuello, haciéndome soltar un pequeño gemido.

- Siento...siento que te echado de menos.- susurró con la respiración agitada y con pausas por cada beso que hacía en esa zona.

Sonreí sin poder evitarlo y volví a besar al rubio con más pasión. Al sentir que casi llegaba al final de la cama y para no chocar contra la pared, dejé caer completamente mi espalda contra el colchón, haciendo que Luke quedara encima mio. Una de sus manos libres, ya que la otra prohibía que su cuerpo cayera encima mio, buscó el final de mi sudadera y empezó a levantarla. Sin pensar en las consecuencias, le ayudé a sacármela y me quedé con mi camiseta corta gris. La celda se encontraba en completo silencio y solo se escuchaban nuestros besos y jadeos que creábamos. De repente, Luke se separó, quedando de rodillas y lo observé en silencio para ver como iba a quitarse la camiseta también, pero lo frené colocando mis manos encima las suyas.

- Luke, no- susurré, y él me miró confundido, sin entender mis intenciones-. Debemos parar, no es seguro, las hermanas pueden aparecer en cualquier momento.

No dijo nada, sabiendo que tenía razón, y terminó suspirando largamente, dejando su camiseta en paz haciéndome sonreír divertida. El chico resoplando cayó encima la cama, justo a mi lado quedando mirando fijamente el techo. Reí entre dientes y me giré hacia él, apoyando medio cuerpo encima del suyo y subiendo una pierna encima también.

- Habrá tiempo para eso, te lo prometo.- susurré al nivel de su oreja y el rubio sonrío de lado.

- Espero que tu promesa se haga realidad- dijo para mirarme aun con esa sonrisa. Yo reí otra vez y asentí con la cabeza. Luke se quedó observándome, al igual que yo hice con él. No pude evitar alzar una de mis manos y empezar a acariciar su rostro con la yema de mi dedo índice, con total suavidad y delicadeza. Recorría su mandíbula, luego subía por su mejilla, baja por su nariz y delineaba sus labios.  El rubio cerró sus ojos a gusto y yo sonreí por mi trabajo buen hecho. Después de largos minutos así, él suspiró-. Buenas noches peque. 

- Buenas noches.- dije en un susurro y lentamente, fui cayendo en un sueño.

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ahre que sueño yo también. jj buenas noches bitches. gracias por leer.



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