❝¿Quien eres?❞

El castaño miro sin expresión alguna al chico frente a él, mientras que Jungkook se sentía demasiado nervioso; porque el castaño no respondía nada, solo se le quedaba viendo.

— ¿Taehyung? ¿Te encuentras bien? — Jungkook relamio sus labios, ansioso.

El contrario suspiro y lo miro con una mueca.

— Disculpa, pero yo no te conozco, y no se cómo sabes mi nombre. — El azabache abrió en demasía sus ojos, no creyendo lo que sus oídos habían escuchado.

— T-taehyung, soy yo, Jungkook — Trato de recordarle, ¿Por qué el castaño decía que no lo conocía?

— ¿Te pregunté tu nombre? No, así que por favor déjame en paz si no quieres que llame a mi médico. — Jungkook apretó sus labios y bajo la mirada, tratando de saber por qué el mayor decía eso.

— Mientes.

Taehyung se sobresalto ante la voz gruesa y ronca del menor.

— No sé de lo que hablas. — Dijo el de piel acanelada, seguidamente de paró y miró por última vez al menor — Por favor, déjame solo.

El mayor se dio la vuelta y fue al lado de una chica, que estaba por las flores.

¿No lo conocía? Estaba mintiendo, el reconocería esos ojos, ese cabello, esa voz, y ese bello rostro.

Incluso había contado cada uno de sus lunares, apreciandolos esa noche bajo la leve luz de la luna.

Suspiro y miró el cielo, luego escuchó unos gritos y como dos enfermeros, iban a un lugar del patio, entre esos enfermeros, estaba el que trajo a Taehyung al patio.

El azabache, volteó intrigado y vio al de piel acanelada discutiendo con una chica.

— ¿¡Como que no lo vez!? ¡Es obvio que hay un duende ahí!

— ¡El que no lo vea, no te da derecho a llamarme idiota Yerim! ¡No eres mi amiga para que me llames así! ¡Estas loca! — gritó un muy alterado y enojado Taehyung.

Jungkook abrió los ojos de par en par al ver el temperamento de ambos.

Los enfermeros trataron de tranquilizar a ambos pacientes, mientras que otros se acercaban a ver la pelea.

— Taehyung cálmate — El enfermero que sostenía a Taehyung le hablo con voz suave, para que se relajará.

De repente el semblante enojado de Kim, paso a ser uno de tristeza, vio los labios del castaño temblar y su cuerpo se relajó.

— M-me dijo idiota, ¿Realmente lo soy? Mierda, soy patético — Lágrimas salían de los ojos del castaño, volteó hacia el enfermero y se aferró a él.

Jeon apretó su mandíbula cuando visualizo al enfermero pelimarron abrazando y acariciando el cabello del más bajo.

No le agradaba ese tipo.

Taehyung hipeaba, llorando entre los brazos del enfermero que más odiaba.

— Taehyung, deja de llorar, ¿Si? — El de vestimenta blanca consolaba al castaño, quien estaba limpiando sus lágrimas.

Luego, una brillante sonrisa cuadrada adorno el rostro del chico de piel acanelada.

— Gracias enfermero, si me disculpa quiero tomar mi rato libre de la mejor forma — Taehyung se dio la vuelta y volvió a retomar su tiempo al aire libre.

Jungkook frunció el ceño. Vio el primer ataque de bipolaridad del mayor.

Suspiro rendido y se dispuso a ver a Taehyung el resto del rato.

— ¿Y?

— ¿Y que? — Dijo confundido el menor mientras limpiaba su boca después del almuerzo.

— ¿Que tal te fue con Taehyung? — Repitió el pelirosado, intrigado.

— Dice que no me recuerda. — bufo el menor.

— ¿¡Que!? — Jimin frunció el ceño — ¿Estas seguro que hablamos del mismo Taehyung? Digo, si, hace unos días se escapó del centro psiquiátrico pero, no creo que-

— Joder, Jimin es el, se está haciendo — Interrumpió serio el azabache —, no se por que lo hace, pero estoy seguro que con el me acosté, ¡Y a ese chico le quite la virginidad!

Jimin abrió sus ojos en demasía.

— ¿Era virgen?

— Eso no importa nomo de jardín— dijo, esta vez avergonzado por aver dicho lo anterior con tanta liberidad.

— ¡Hey! Soy mayor que tú mocoso, ¿Y que piensas hacer?

Jungkook pareció pensarlo un rato y se sentó en la cama de la habitación.

— ¿Lo que haré? — sonrió levemente mirando un punto fijo de la habitación — Haré que Taehyung me recuerde, haré que recuerde esa noche, recordara mi nombre, recordara a quien le dio su virgini-

— ¡Mierda ya entendí! — interrumpió rápidamente el pelirosa, no quería escuchar lo demás.

Jungkook río por la actitud de su amigo.

— Por cierto... — Jungkook volteó a ver a su amigo intrigado — Ese chico que vino contigo, el pelinegro, ¿Como se llama?

— ¿Por qué? — preguntó de manera rápida el menor.

— ¡Solo responde!

— YoonGi, Min YoonGi, ahora sí, ¿Por qué?

— Me pareció lindo, ¿¡Okey!? — Gruñó de manera avergonzada.

Jungkook río de nuevo, enternecido por la actitud de su amigo.

— Está soltero, si es que te ayuda en algo.

Jimin asintió rápidamente, emocionado.

— Gracias enano, en tres horas podrás ver a Taehyung, ten cuidado con el, en serio es peligroso cuando le da sus ataques de bipolaridad — Hablo con gracia el pelirosado mientras se dirigía a la puerta.

— ¡Jimin espera! — el nombrado volteó a verlo — ¿Hace cuanto Taehyung está internado aquí?

Jimin pareció pensarlo un poco, haciendo cálculos con los ojos entrecerrados.

— Hace... Unos 10 años por lo que escuche, yo vine a trabajar aquí cuando Taehyung tenía 19 y yo veinte años — Jimin asintió ante sus cálculos. — Pero no puedo decirte porque exactamente, lo único que puedo decirte es que no lo visitan diario, solo dos veces al mes.

Y dicho esto el pelirosado salió de la habitación, dejando al azabache solo.

Jungkook pareció pensarlo un poco.

¿Por qué nadie visitaba a Taehyung frecuentemente?

¿Por qué Taehyung no lo recuerda?

¿En serio está fingiendo?

¿Y si esto fue una pérdida de tiempo?

Eso, y más preguntas abundaban la mente del azabache.

— Taehyung, Taehyung, Taehyung... — Repitió el nombre del mayor — Quiero saber qué pasa por tu linda y alocada mente.

Sonrió mirando el techo.

— Quiero saber por qué eres tan impulsivo, por qué eres tan desvergonzado, y eso es lo que te hace ser tan encantador. — sonrió pasando su mano por su cabello — Kim Taehyung, tú me recordarás, aún si tengo que tirarme del edificio.

De repente a su mente vino aquel enfermero.

— Y también quiero saber quién es ese enfermero, y por qué te miraba tan soñadoramente.

Frunció el ceño, y su mente seguía pensando en Taehyung, sin darse cuenta de que estaban pasando las horas muy rápido.