El Circo de los Robots.
Astro se estaba viendo en el espejo, ya que esta noche era la primera en la que saldría con sus amigos en mucho tiempo, quería usar algo diferente; una camiseta de cuello alto color verde, con los botones abiertos, y debajo tenía una camisa roja, acompañado de unos pantalones negros; en su opinión se veía bien, y en retrospectiva debió usar ese atuendo para la cena con los padres de Cora, oh bueno, ya sería para la próxima ocasión.
Ya vestido salió de su habitación y se dirigió a la sala, ahora venía la parte buena, ver si papá no se arrepentía en el último momento, si de por sí antes estaba paranoico, ahora las cosas estaban peor desde la visita del Duque, le hablaba constantemente cuando estaba fuera, y le pedía que volviera a casa antes del anochecer, incluso estaba considerando dejarles los robo-zombies a los policías, por suerte ninguno confiaba en Tawashi para eso. Así que cuando le comentó que saldría con amigos, su padre se mostró preocupado, pero le dijo que estaba bien, aunque el resto del día estuvo algo tenso, con ninguno dirigiéndose la palabra, tal vez porque sabían que si lo hacían empezarían una discusión.
Y ahora era hora de la verdad, a ver como salían las cosas.
Mientras se dirigía a la sala pudo notar otra voz además de la de papá.
—No estoy seguro que sea buena idea Elefun, puede haber más zombies allá afuera.
—Vamos Tenma, Astro ha estado cazando zombies sin parar día y noche, también merece un descanso.
—Sí pero...
En eso Astro entró en la sala, el Doctor y su padre estaban tomando té en la mesa.
—Hola Doctor Elefun, no esperaba verlo por aquí.
—Bueno Astro, alguien tiene que hacer entrar en razón a tu padre —respondió mirando a Tenma.
Su padre hizo una mueca, y Astro no pudo evitar ahogar una risa.
—Astro... ¿no habrás reconsiderando ir a la Superficie? He oído que es muy peligrosa a estas horas.
«Es curioso que se lo digas a un niño que tiene armas hasta en el trasero» pensó.
—Tonterías —intervino Elefun—, Tawashi ha implementado mucha seguridad desde que volvimos a ser uno, estoy seguro que no tienes que preocuparte por la seguridad de Astro.
Astro sonrió, siempre agradecería el apoyo del doctor, incluso en cosas tan sencillas como convencer a su padre. Tenma se mordió el labio y estaba a punto de responder, pero Elefun volvió hablar.
—Astro será mejor que te vayas, no querrás hacer esperar a tus amigos.
Astro asintió con la cabeza y comenzó a caminar hacia la salida, su papá estaba por levantarse pero Elefun fue más rápido, y le puso una mano en el hombro.
—Tranquilo Tenma, hace mucho que no hablamos como amigos, siempre son cosas del Ministerio, que si el presupuesto ya se acabó, que si otro prototipo se salió de control, es hora de que hablemos de lo que es realmente importante amigo, de la vida.
En eso Elefun miró a Astro y le guiñó un ojo, Astro sonrió y devolvió el saludo, para después dirigirse al balcón. Tenma intentaba ir con él pero Elefun seguía impidiéndoselo.
—Vamos Tenma, hay mucho de qué hablar.
—Pero... pero...
—¿Te he dicho que Yuko fue a mi casa y me recomendó cambiar el papel de la cocina? ¿Puedes creerlo? Entiendo que no le guste el estilo Vintage, pero esperaba que al menos apreciara el esfuerzo.
Astro se dio la vuelta y empezó a caminar de espaldas, no podía evitar entretenerse por las reacciones de papá, era hilarante.
—Pero... pero...
Elefun se aseguró de llevarse a Tenma de la sala, y Astro aprovechó para saltar del balcón e irse volando.
...
Por las noches, las calles de La Superficie estaban iluminadas por las luces de neón de los anuncios y espectaculares, sobrevolando Astro pensaba que todo se veía muy bonito, sus amigos lo estaban esperando en una parada, todos estaban ahí; Ken, Tao y Shibugaki vestían conjuntos similares al suyo, mientras que Zane, Sludge y Widget usaban sus ropas casuales, mientras que Cora... parecía ser una mezcla de los dos. Su atuendo era el convencional, pero las prendas eran nuevas, de seguro un regalo de sus padres.
Astro aterrizó a unos metros de ellos, el primero en divisarlo fue Ken, sonrió y lo saludó con una mano.
—Hola Astro, aquí.
Astro fue caminando con ellos.
—Astro, ¡qué bueno verte! —le dijo Alejo.
Uno a uno lo saludaron, se dieron la mano y se hicieron cumplidos, inmediatamente los ánimos de Astro se re-animaron, había pasado tanto tiempo que había olvidado lo bien que se sentía estar con los siete. Tras las presentaciones Cora los guio por unas calles.
—Por favor no salgan de la banqueta, quien sabe los peligros de la Superficie —le dijo a los Sky Riders con tono burlón.
—Oye, recuerda que nosotros ayudamos a Astro a derrotar a Frankenstein —respondió Shibugaki.
—Sí, pero el Guardián de la Paz fue mucho peor —contradijo Zane.
—No, no lo creo —agregó Alejo—. Frankenstein estaba fuera de control.
—¡Pero el Guardián era enorme! —exclamó Sludge.
—¿Por qué no le preguntamos a Astro? —sugirió Widget.
Astro solo se encogió de hombros.
—Diría que ambos fueron duros, y que agradezco la ayuda de todos en ambas peleas.
Cora sonrió, el mismo Astro de siempre.
Avanzaron hasta que llegaron a una enorme carpa, a los lados tenía enormes reflectores que anunciaban el espectáculo, la entrada era muy divertida; tenía la forma de unos labios y unos ojos a los lados, formando el rostro de un payaso, mientras que las escaleras estaban disfrazadas como una lengua.
—Wow, es un diseño interesante —dijo Astro.
Los Sky Riders también estaban maravillados.
—El show está muy padre —dijo Widget—, esperen a ver las acrobacias de esos robots.
Eso emociono a Astro, el grupo empezó a caminar hacia adentro, todos entusiasmados por lo que parecía ser una velada espectacular, si tan solo hubieran volteado a ver atrás, habrían visto que unos drones, de color negro, con brazos mecánicos a los lados, y de ojos rojos, los estaban siguiendo.
...
Antes de pasar a la arena había una dulcería, donde los gemelos se compraron unas palomitas y una caja de gomitas; Zane un hot-dog y unos nachos, Cora un refresco y un chocolate, Ken y Tao decidieron compartir un combo de palomas, refresco y unos dulces; y Shibugaki se compró todo lo anterior.
Astro encontraba eso bastante interesante, ver como los humanos escogían que alimento consumir, no para sobrevivir sino como placer, ya que los robots no podían escoger algún sabor de energía, o de un aceite por así decirlo, no tenían ese placer gustativo, así que le resultaba muy curioso como los humanos decidían que comida era deliciosa y cual no.
—Bueno, supongo que podríamos decir que es similar a cuando estamos juntos —le explicó Ken después de que hubieran terminado las compras, ahora caminaban a sus asientos—, digamos que un chocolate genera la misma sensación a cuando estas con nosotros, es agradable y lo disfrutas.
Astro asintió con la cabeza, Ken iba a responder pero su mirada cambio a una más seria, casi enojada, eso preocupó un poco a Astro.
—Y digamos que comer... brócoli por ejemplo, es igual a cuando conocimos a Rock.
Ahora Astro lo entendía, Rock le había dado una muy mala espina pero hasta ahí, pero con Ken parecía haber generado verdadero odio, lo cual era bastante raro considerando que fue un encuentro muy rápido, y que Kenichi era posiblemente la persona más noble que Astro hubiera conocido, le sorprendía mucho ver que despreciara a alguien de esa manera, lo hubiera entendido de Cora o Shibugaki, pero Ken... era muy extraño.
«O tal vez Rock sea así de malo».
Entonces tuvo una idea algo graciosa, si Ken era tan bueno, quizás Rock era su contraparte, todo malo, y por eso chocaban tanto, eran opuestos y por ello debían estar en guerra.
«Como los núcleos».
Eso le dio otro pensamiento interesante, ¿tendría él una contraparte? ¿Un opuesto? Tenía que pensarlo, porque no quería darle ese beneficio a Stone.
Ken negó rápidamente con la cabeza.
—Lo siento Astro, esta noche no es para enojarnos... hay que olvidar todo lo que tenga que ver con Rock.
—Sí, mejor —no disfrutaba para nada ver a Ken así de enojado.
—Espero que por lo menos mi explicación te haya ayudado.
—Bastante Ken, gracias.
Se sonrieron y tomaron asiento, ya estaban en la arena y era bastante grande, la rodeaban un circulo de gradas de madera, con treinta y cinco filas, divididas por cuatro pedestales los cuales tenían en la cima cabezas de animales hechas de cristal; un perro, un gato, un oso y un león, los cuales brillaban y daban vueltas alumbrando todo el lugar. Tanto Astro como los Sky Riders miraron las decoraciones y sonrieron, era bastante genial ver todo eso, si daba la sensación de espectacularidad.
Cora sonrió, su plan estaba funcionando a la perfección, sabía que el viejo Circo de Robot no fallaría, ese era el lugar donde Hamegg los llevaba si lograban entregarle suficientes piezas una semana, funcionaba muy bien como incentivo extra, ya que en un lugar como La Superficie, cualquier distracción era buena, y como no, seguía teniendo el mismo efecto sobre Sludge y Widget, quienes se paraban de sus asientos y gritaban emocionados.
—¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas de todas las edades! ¡Sean bienvenidos al súper-sensacional-ultra esplendido, y ultra-mega entretenido...CIRCO DE ROBOTS! —Anunció el presentador, un humano que vestía un elegante traje azul marino—. ¡QUE COMIENCE LA FUNCIÓN!
«Espero que les pague bien» pensó Astro.
Las luces se apagaron, y cuando volvieron a encenderse solo había una que apuntaba directamente al centro, ahí estaba un pequeño robot, sus articulaciones parecían resortes, mientras que su pecho y cadera eran redondos al igual que sus pies, que eran de color azul-claro, y sus manos eran como guantes blancos, su nariz era roja y redonda, tenía dibujado unos lentes redondos, y su cabello era afro color azul claro, y tenía unos aretes redondos y amarillos en cada oreja. El robot sacó la lengua, se jaló los aretes y de su cabello salió un mar de burbujas que volaron hacia la audiencia, provocando gritos de emoción y diversión.
A su lado apareció otro robot, este iba encima de una rueda, su cuerpo tenía la forma de un huevo, su cabeza era redonda, con un sobresaliente bigote gris, en la cabeza tenía un sombrero rojo, y en la cima tenía unas pequeñas trompetas, al igual que en sus orejas; sus brazos eran largos y delgados, e iban tocando dos platillos, el robot le dio la vuelta a al escenario, dio un salto y revelo que tenía otros seis brazos, con cada uno tocaba un tambor.
Su sombrero se abrió y de ahí salió otro androide, este era delgado como un espantapájaros, y en apariencia se parecía mucho, usaba un traje de payaso color negro con botones blancos, así como un gran sombrero oscuro, su cabeza era triangular; dio una voltereta en el aire y después aterrizó, hizo una reverencia mientras el pequeño robot aparecía y volvía a activar las burbujas.
Sirvieron de distracción, pues cuando se dispersaron estaba en escena uno más, este era muy grande, alto y musculoso, su estómago y brazos eran café-rojizo, mientras que su pecho era gris, usaba un pantalón de tirantes, la prenda era verde y las cuerdas rojas, su cabeza era cuadrada similar a la de Frank, sus ojos eran unos lentes rojos, su cabello era rubio; sostenía una barra de metal en sus brazos, abrió la boca y de ella salió una ráfaga de fuego.
Cuando esta desapareció, dos actores más cayeron del cielo, con los brazos extendidos y sonriendo, giraron ligeramente sus cuerpos y aterrizaron dando tres saltos antes de quedar frente a la audiencia.
La primera tenía el físico de una mujer adulta, usaba zapatos morados, un traje rosado de una pieza con una falda rosa, su piel robótica era color crema, sus mejillas estaban marcadas y su cabello era rosado.
Su compañero parecía ser un chico de catorce años, usaba botas plateadas, pantalones rojos, su pecho y brazos también eran plateados, con hombreras robóticas, y sus manos eran rojas, su cabello azul marino, mientras que dos lados de su cara eran grises oscuros, y el resto un gris más claro, tenía antenas como orejas y llevaba una capa roja.
Esos dos eran los que tenían el look más humano, sus compañeros se les unieron y todos posaron victoriosos para los espectadores, la arena se llenó de vítores, y Astro no pudo evitar hacer lo mismo, era tan emocionante ver a cada robot usar su habilidad especial, con la velocidad en que lo hacían y entraban a escena era imposible no estar atento de algo.
Toda la pandilla estaba gozando del show, tanto así era que nadie se fijó que los drones que los habían seguido estaban encima de ellos, uno de ellos divisó a Astro, y enfocó su lente en él.
«Recuerden, él es el objetivo, destrúyanlo a toda costa» les ordenó su amo.
Con un sonido el dron aceptó su tarea, entonces se fijó en uno de los pilares, trazando una dirección este caería encima de Astro, ni él podría sobrevivir con semejante peso, con un ruido le indicó a sus compañeros que lo siguieran, todos volaron hasta la parte inferior de la columna, en sus dedos tenían insertados un rayo láser, lo activaron y empezaron a cortar el metal.
Mientras tanto los demás seguían concentrados en el espectáculo, ignorantes del peligro que se les avecinaba, por suerte el súper-oído de Astro entró en acción, pese a todo el alboroto distinguió un ruido muy diferente, no eran voces ni efectos, sino el de una cierra; Astro volteó a ver a donde venía el sonido, y justo a tiempo, pues la columna se vino abajo.
—¡CUIDADO! —gritó, alertando a todos, luego salió volando hacia el pedestal.
Extendió ambos brazos y logró atraparlo antes de que aplastara a alguien.
«¡Maldición!» Le dijo su amo a los drones. «No podemos arriesgarnos a que me descubran, ¡regresen a la base! »
Con esa orden los drones se dirigieron a la salida, ya habría otra oportunidad para destruir a Astro.
El pánico se extendió por todas partes, las personas se pusieron de pie y gritaron, los actores dejaron su show y miraron el siniestro.
—¡POR FAVOR, CONSERVEN LA CALMA Y DIRIGANSE A LA SALIDA MÁS CERCANA!
Astro hizo una mueca mientras sostenía el enorme peso.
«¡Está más pesado de lo que imaginaba! ¡No se si podré aguantar!» Pensó, dirigió más energía a sus cohetes para intentar colocarlo en su lugar.
Cora se puso de pie, y vio que todavía había muchas personas en el rango de la caída.
—Tenemos que sacar a estas personas de aquí —dijo, todos la miraron y asintieron con la cabeza.
Rápidamente comenzaron a indicarle la salida a las masas, así como ayudar a levantarse a los más pequeños y ancianos, los robots vieron sus esfuerzos y se les unieron, cargando al mayor número de personas que podían para llevarlos a las salidas.
Astro vio de reojo esto y se sintió aliviado, al menos si fallaba no se perderían vidas. Empezó a empujar y la columna se fue hacia su lugar de origen, cuando estuvo colocado Astro la soltó y voló hacia el fondo, con su dedo empezó a derretir el metal para que se pegara a la base de nuevo.
En las gradas ya todos estaban evacuados, los Recolectores y los Sky Riders ya habían bajado y corrían hacia la salida, menos Cora, quien se estaba asegurando que no quedara nadie, revisando hasta debajo de los asientos.
—¡Cora, vámonos! —le gritó Zane.
—¡Ya voy!
El pedestal había sido derretido y estaba nuevamente en su lugar, Astro suspiró y se limpió la frente con el brazo, como si tuviera sudor, en eso se oyó un tornillo estallar, levantó la mirada y vio que la cabeza de perro se había soltado, se fue hacia delante e iba en dirección a...
—¡CORA! —gritó.
La chica no había logrado quitarse a tiempo, y ahora iban a aplastarla, dio la vuelta y vio como la enorme luz se dirigía hacia ella. Soltó un grito y por puro instinto se cubrió con los brazos. Astro activó su brazo cañón y apunto a la cabeza, pero antes de que pudiera disparar, ocurrió un milagro.
El robot de la capa roja se había quedado atrás, junto con el de la rueda, y al ver que Cora iba a ser aplastada, no dudo ni un segundo en actuar, de un salto logró llegar a la primera fila, luego saltó a la segunda y así sucesivamente, y cuando llegó a la anterior a la de Cora, se impulsó tanto que salió disparado hacia ella, y logro apartarla del camino, ambos cayeron con tanta fuerza que rompieron la madera, en el aire el robot logró atraparla en sus brazos, y aterrizó de pie.
Astro logró disparar y el rayo destruyó la cabeza en miles de pedazos, por desgracia uno de los pedazos logró darle en la rueda al robot, esta se salió de control y empezó a dar vueltas erráticamente, el robot gritó sorprendido, Zane lo tomó y lo sacó de la carpa.
—Tranquilo amiguito, estarás bien.
—G... gracias.
«Eso estuvo cerca» pensó Astro aliviado, sobrevoló para ir con Cora, quien apenas se recuperaba del susto.
El robot la estaba dejando en el suelo, estaría mareada de no ser porque soportó una caída de la ciudad a la Superficie, así que eso fue un juego de niños.
«Aun así, no quiero repetir eso nunca más» pensó una vez que sus pies tocaron la tierra.
Una de sus manos quedó atorada en algo, así que jaló con fuerza, llevándose un guante rojo con ella.
Astro se estaba dirigiendo a ellos cuando lo vio... tuvo que detenerse y mirar fijamente para asegurarse de que su vista no lo engañaba, parpadeo, se talló los ojos y volvió a ver, en efecto, no estaba viendo mal.
La mano del chico... era humana, el guante estaba en el suelo, Cora tenía los ojos cerrados mientras se sobaba la frente, el chico la vio a ella, luego al guante, se agachó y lo tomó rápidamente para ponérselo de nuevo. Astro estaba sorprendido, ¿por qué ese chico estaba en un circo de robots? ¿Y por qué estaba haciéndose pasar por uno?
Cuando Cora abrió los ojos vio a su salvador, notó que tenía los ojos azules, le pareció un lindo rasgo.
—Gracias por salvarme —le dijo con sinceridad.
Él sonrió y levantó el pulgar.
—No hay de que.
En eso Astro aterrizó cerca de ellos, tenía muchas preguntas para el chico, pero antes tenía que ver a Cora.
—Cora... ¿estás bien? —le preguntó mientras avanzaba hacia ella.
La chica asintió con la cabeza, Astro la abrazó y ella lo envolvió en sus brazos, fue corto pero reconfortante. Cuando se separaron aún seguían agarrados de los brazos, Astro miró al chico.
—Muchas gracias por salvar a mi amiga...
Su silencio le dio a entender que quería saber su nombre, el chico sonrió y se señaló a si mismo con el pulgar, con mucho orgullo y confianza respondió:
—Reno, llámenme Reno por favor.
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