Τραγουδάω δύο
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ᴺᴼᵂ ᴾᴸᴬᵞᴵᴺᴳ: Limgrave
Volumen: ■■■■□□□
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Con su mano derecha enguantada Endymion toco la espalda de su hijo, incitándolo a avanzar junto a el para que no se quedara atrás y avanzaran juntos lado a lado hasta el pie de la montaña. La mañana era corta ahora estando por acabarse y dar por iniciada la tarde según decía Endymion, no podían desperdiciar ningún segundo si querían llegar a su destino lo antes posible volver a casa antes del anochecer. Tras sacar a Sirius de su momentánea perplejidad ambos volvieron a retomar la marcha a su destino.
Como si fueran dos peregrinos que hubieran iniciado un viaje hacia algún punto sagrado, tras varios minutos con casi una hora de viaje, Sirius y Endymion habían bajado hasta el pie de la montaña empezando a caminar a través de las ásperas tierras llanas dirigiéndose hacia alguna ciudad de lo que alguna vez fue uno de los imperios más poderosos. Padre e hijo anduvieron a pie recorriendo metros y incluso kilómetros en los que Sirius llego a querer pedir descansos a su padre para tomar algo de agua, Endymion lo vio y le ofreció algo de agua de una cantimplora de cuero que traía en su equipaje, el camino era largo y podía ser capas de cansarlo incluso a el y Sirius hacia el esfuerzo de mantenerse en pie para seguirle el paso a su padre, no había tiempo descanso.
Por un instante una fuerte brisa del viento los golpe a ambos, sintieron como si la madre tierra los refrescara con un soplido para darles fuerzas y seguir adelante para llegar a su destino a través de esas tierras. Sirios intercalaba su atención hacia cada punto que lograba divisar de su alrededor con curiosidad infantil y a la vez sorpresa, hacia ya un año que no salia tan lejos de la montaña y comparando con sus fugaces y cortos recuerdos del exterior...sentía como si estuviera en otro mundo; A diferencia de Latmos con sus frondosos bosques llenos de una fauna animal tan vivaracha que hasta podía ver des la comodidad de la cabaña...la falta de verde y vegetación a su alrededor lo hacia sentir como si Gea, la madre tierra de la que su padre tanto le había hablado estuviera enferma. Esqueletos de animales desde pequeñas lagartijas hasta cornudos cráneos de lo que intuyo eran vacas o tornos, incluso Endymion logro divisar cráneos medio enterrados de otros animales como caballos huesos de aves, incluso de otros seres vivos que agradecía su hijo no viera al ver como se encontraba distraído con ver el tartárico cielo.
La mayoría de puntos que lograban divisarse en dichas tierras tan ásperas no eran más que ruinas de casas y pequeños poblados a la distancia, esqueletos de animales que le daban escalofríos al pequeño peliverde, Endymion pudo incluso sentir un olor, el olor de la ceniza, tras sentirlo el hombre apretó los labios pensando en sus expediciones pasadas en solitario por aquellas tierras tan desoladoras, incluso antes de llegar a Latmos recordó bosques reducidos a cenizas y montañas reducidas a escombros tras la caída de sus cimientos aun con su edad y aquel hombre de barba dorada no pudo evitar sentir un ligero escalofrió recorrer su cuerpo, uno que siempre tenia sabiendo que estaba recorriendo aquellas tierras de mala muerte que se extendían por cientos de kilómetros.
Varios minutos de intenso viaje a pie sin descanso habían pasado para la familia de campesinos, una hora entera de viaje casi dos, o incluso más desde que bajaron del pie de la montaña, el viaje fue tan arduo que tanto Endymion como Sirius sentían un gran dolor y picazón en las piernas siendo tal que Endymion a sus espaldas pudo escuchar algo, virando la cabeza hacia atrás viendo a Sirius de pie con las manos sobre las rodillas respirando agitado tomando aire sudoroso.
-Por.por favor padre.da.da.dame un minuto nada más...-decía Sirius entrecortándose queriendo respirar un poco más para descansar-
-Sirius...-espeto Endymion, limpiándose el sudor de la frente y el rostro con su brazo- No te preocupes, hijo, solo mira hacia adelante...
Haciendo caso a las palabras de su padre, Sirius alzo la mirada hacia este viendo como extendió su brazo apuntando con su mano hacia al frente, hacia un punto en especifico, era un pueblo en ruinas y a aun más lejos se podían ver las derruidas ruinas de imponentes murallas que parecían montañas.
-Por cuestiones de tiempo y de equipaje no creo que podamos llegar hasta la capital hoy, Hattusa aun esta muy lejos. -bajo el brazo mientras tomaba algo de agua de su cantimplora ofreciéndole un poco a su hijo quien no dudo ni un segundo en aceptar- No tenemos el equipo de acampado para llegar a Hattusa pero podemos ver el poblado más cercano Sirius.
-Eso es...un pueblo rural, padre tu crees...-terminando de tomar agua para devolvérselo a su padre quien cerro la cantimplora con su tapa- ¿Crees que haya algo o alguien ahí?
La pregunta del hijo hizo al padre permanecer en silencio por un momento mientras guardaba la cantimplora y tornaba su mirada nuevamente hacia las ruinas del poblado más cercano.
-Lo dudo mucho hijo...-dijo retomando la marcha- <<Y así estamos mejor...>>
Endymion retomo su andar mirando en dirección hacia su destino, atrás suyo, Sirius se le quedo observando tornando sus ojos amarillos a su alrededor para llegar a la conclusión de que ya había tomado descanso suficiente y debía seguir a su padre, por unos instantes se quedo viendo las lejanas y solitarias murallas de Hattusa, sentía que quería ir a verlas aun más cerca pero en este punto sabia que seria para otra ocasión empezando a seguir a su padre caminando en dirección al poblado más cercano.
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El débil astro solar iluminaba como podía la gran extensión territorial de las ruinas de aquella antigua y ruinosa ciudad del que antaño fue un reino y una mega potencia, Sirius y Endymion se quedaron observando el extenso poblado por unos minutos antes de verse y asentir mutuamente antes de reavivar su andar adentrándose en las polvorientas y silenciosas calles de las ruinas. Aun en su estado tan deplorable Endymion fue capas de reconocer varias de aquellas estructuras que lograba divisar, la gran mayoría eran estructuras hogareñas, casas para sus habitantes hechas de piedra caliza, por la posición del pueblo podría imaginarse que era un antiguo poblado rural de granjeros y campesinos, en algún lugar debería encontrarse algún edificio administrativo donde debió de vivir el gobernador de lo que ahora a sus ojos solo era un pueblo fantasma más.
Mientras Endymion miraba su alrededor en silencio y de forma estudiosa analizando cada estructura Sirius miraba todo con una creciente emoción que apenas fue vista por su padre este simplemente sonrió un poco para si mismo.
<<Este...¡Es el pueblo más grande que he visto hasta ahora!>> Penso Sirius, aferrándose a su bufanda anaranjada que ondeo su punta gracias a la brisa que levantaba el polvo de las calles y y murales de los deteriorados edificios mostrando dibujos de leones, guerreros y esfinges. La curiosidad infantil hizo de Sirius alejarse por un instante de su padre para acercarse a un mural grabado que parecía mantenerse en pie aun, Endymion se acerco para revizarlo por el mismo tambien; En el se mostraba dibujados diferentes grupos de personas, como si vinieran de diferentes extremos del mundo solo para reunirse en un solo punto y a ojos de Sirius dicho punto de reunión era Hatti.
-Me sorprende que este mural aun siga en pie, deteriorado eso si pero aun visible. -mascullo Endymion acariciando el mural con sus manos enguantadas-
-¿Este es uno de los murales de los que me hablaste en casa? -pregunto Sirius curioso viendo a su padre- Tambien como me constate de que de los intercambios culturales que se hacian, ¿Esto es un retrato de esos pueblos reunidos?
-Correcto. -espeto el padre viendo el mural casi hipnotizado- Podriamos decir que era...una maravilla del mundo este lugar, Hatti era un punto de reunión de diferentes imperios, cuando era niño mi...hermano me conto del como no solo hombres y mujeres de la Hélade venían aquí para el comercio si no incluso escuche sobre reyes de otros reinos venían para realizar fiestas y tratados de paz mientras celebraban sus respectivas festividades y intercambiaban sus preciados conocimientos.
-¿Fiestas? ¿Como las fiestas de cumpleaños que me haces? -pregunto Sirius, la idea de fiestas abundantes de personas le parecía algo casi fantasioso y surrealista pero a la vez emocionante haciendo que se dibujara una sonrisa en su rostro infantil-
-Oh si pero con más personas que solo tu, yo y tus figuras de madera o los animales de los corrales. -respondió con una pequeña sonrisa mientras miraba aquel mural- Pero eso sera una historia para otro momento, tampoco es que haya estado en varias, las fiestas no eran mucho lo mio.
Tras terminar Endymion dio media vuelta para proseguir con su trote por las polvorientas avenidas del pueblo, Sirius se le quedo viendo captando como su padre hacia un gesto con la cabeza indicándole que lo siguiera y así hizo no sin antes darle un ultimo vistazo al mural antes de seguir a su padre.
Sirius y Endymion trotaron por lo que resultaba ser una avenida del pueblo y para sorpresa del chico casi sentía que ese pueblo era más una ciudad con lo grande y extensa que era; Tenia diferentes entradas por las cuales arraigar a las calles separadas por edificios de diferentes tamaños, unos en mucho mejor estado que otros pero igualmente inhabitados desde edificios para los ciudadanos, templos y murales como también artesanía que Sirius deseaba llevarse pero su padre negándoselo al no ver necesidad de ello, para eso no habían venido y el peliverde lo entendía.
Las expediciones tenían un propósito según le había explicado su padre y era la recolección de recursos valioso o de utilidad para ellos. Las herramientas de hierro eran importantes para Endymion por lo útiles que resultaban en comparación a las de madera que tenia que hacer de forma casera en casa, tanto por su mayor durabilidad, el filo que tenían como para el trabajo. Aprovechando la aparente gran extensión del poblado Endymion llego a la conclusión de que en realidad era una pequeña ciudad, le pareció entonces una buena oportunidad de explorar y conseguir todo lo posible de la misma; Herramientas, libros o cartas de información para el estudio en casa como también incluso la posibilidad de encontrar ropas o en el mejor de los casos animales para el ganado y pastoreo, eran escasos pero a la vez de los recursos más valioso que serian imposibles de pagar.
Padre e hijo se habían metido dentro de una casa, su estructura y interior seguía en pie, parecía ser una de las edificaciones en mejor estado comparada a lo lugubre que eran sus semejantes del lúgubre poblado. Padre e hijo inspeccionaron varios rincones del edificio encontrando algunas prendas, sucias y rotas, unas en un mejor estado que otras así que guardaron para llevarse las que pudieran utilizar o sacar algo de provecho
-Hijo ve a revisar que más hay aquí, yo voy a marcar el poblado y salir un momento. -dijo Endymion llamando la atención del pequeño de cabello esmeralda quien estaba metiendo unos guantes de cuero en su bolsa, al ver que ocupaban mucho espacio en la pequeña bolsa que tenia decidió dejarlos de lado-
¡Claro papá! Veré que hay de utilidad y luego vamos a...-comenta Sirius emocionado hasta que mira el rostro de su progenitor, una seriedad palpable en su semblante mientras rascaba la barba- ¿Padre, sucede algo?
-Nada Sirius, solo pensando en que punto podemos visitar ahora. -contesto rápidamente al chico quien empezó a parpadear extrañado mientras su padre miraba una mesa- Este poblado...tal vez pueda tener algo a lo que le podemos sacar provecho, si mi intuición no me falla aquí puede haber un templo, y en el mejor de los casos uno en mejor estado que los últimos que he visto en estos años. <<O es lo mínimo que espero.>>
-¿Un templo? -pregunta el peliverde viendo a su padre- ¿Uno de esos sacerdotales de lo que me has contado? ¿Por que quieres ir a uno?
-Por que en estos siempre puede haber algo de valor y sobretodo. -hurgando en su bolsa con sus manos enguantadas Endymion empezaba a buscar algo ante los ojos de su hijo- Dejar que los textos que quedan en estos se pierdan es un desperdicio y ademas...siempre sirve tener más material de estudio para que aprendas, ¿No te parece?
Endymion sentencio mientras sacaba de su bolsa un mapa, a su vez noto como su curioso hijo se acercaba para ver dándole algo de espacio invitándolo. El hombre puso el mapa sobre el mesón de la casa, desenrollándolo para abrirlo en su totalidad y aprovechando el apenas brillo del sol que se filtraba por las ventanas y las grietas para iluminar la estancia, tras abrirlo Endymion sonrió; Era un mapa de todo el territorio hitita y incluso más allá del territorio siendo zonas desconocidas no solo para el hijo si no también para el propio padre, mientras que Sirius lo miro con los ojos abiertos con gran curiosidad y imaginación de como era cada zona del mapeado, Endymion lo miro con orgullo y sonriente. Aquel mapa era una de sus más preciadas posesiones, lo había encontrado en una expedición de un edificio administrativo y grata había sido su sorpresa al encontrar el mapa estaba en buen estado.
<<Nunca me cansare de ver esta reliquia.>> Pensó Endymion en sus adentros, tomando una baya de su bolsillo ante la curiosidad de su hijo la aplasto para manchar los dedos de su guante con el jugo del fruto y hacer una pequeño dibujo circular en un punto del mapa que indicaba donde se encontraban ahora, que tan lejos estaban de Latmos y también que tan lejos estaban de Hattusa.
-¿Entonces nos encontramos aqui? -Sirius pregundo apuntando con uno de sus dedos al pequeño punto, minúsculo en el mapa.- Con lo grande que parece este pueblo...no puedo evitar sentirme chiquito...
-Tranquilo eso algo natural, cuando tenia tu edad me daba dolor de cabeza el pensar que solo soy una gota de agua en un basto océano -dice Endymion a su hijo y cerrando el mapa con cuidado para no arrugarlo ni dañarlo- Nos vamos a tomar nuestro tiempo para la búsqueda y recolección, ahora nuestra prioridad es encontrar el templo, hijo.
-¡¿Y habra trampas en el templo?! -pregunta el peliverde- ¡Tal vez pueda haber un monstruo, o pasadizos secretos con cientos de trampas mortales o basiliscos incluso, o incluso peor como una manti-
-Son templos sacerdotales y estudio, no el laberinto del minotauro.
Volvió a interrumpirlo jalándole un poco del cabello haciendo que Sirius soltara un pequeño quejido dejando de hablar mientras apretaba un poco los dientes en un ceño fruncido por la acción de su padre.
-¡¡Ay!! ¡Oye no era necesario hacer eso! -chillo molesto el menor mientras se sobaba la cabeza- ¡Oye no era necesario hacer eso!
-Si ni puedes reaccionar ante algo así no andes pidiendo atravesar trampas mortales. -se burlo Endymion mientras arreglaba su equipo. A su vez observo como los rayos del sol menguaban, el tiempo no se detenía y con ello cada vez se hacia más tarde. <<No tenemos todo el día...>> Vamos Sirius el tiempo es oro.
Anuncio Endymion listo para abandonar el lúgubre edificio pero antes de dar un paso hacia la salida dio un ultimo vistazo a su hijo quien acercándosele hizo una pregunta que llamo la atención de su padre.
-Padre, ¿Como sabes siempre hacia donde ir? -El pequeño de cabello verde con la bufanda ajustada terminaba de acomodarse su propio equipo para continuar acompañándolo- Este poblado es enorme y podríamos llegar a perdernos.
Endymion al escucharlo se quedo observando la edificación por unos instantes solo para volver a ver a su hijo, tras meditar su respuesta por unos segundos al hombre solo se encogió de hombros por un momento dándole curiosidad al pequeño.
-Tengo un muy buen sentido de la orientación. -hizo un gesto con la cabeza apuntando a la salida- Ven vamos, que tenemos mucho por ver.
Tornando nuevamente su visión hacia el frente Endymion dio rumbo a las afueras de la antigua vivienda. Sirius se tardo unos segundos más en salir dando un ultimo vistazo a su alrededor, viendo los muebles derruidos, el polvo, insectos y hasta oliendo el mal olor, Sirius no pudo evitar compararla con su propia casa en Latmos y preguntarse como era antes de las llamadas invasiones.
<<¿Aquí habría vivido también una familia?>> se pregunto el pequeño agarrando su bufanda viendo una ultima vez el mesón de la casa. <<Si así fue ¿Que les paso para abandonar su hogar?>>
En un solemne silencio, Sirius abandono el edificio para seguir a su padrey alcanzarlo viendo que se habia quedado afuera esperándolo, una vez juntos padre e hijo se quedaron observando las silenciosas y derruidas calles empezando así a continuar su sendero.
En un largo periodo de silencio, padre e hijo avanzaron por las derruidas calles del pueblo hitita. La visión de ambos solo capto un escenario que se repetía una y otra vez por cada calle en la que se adentraban y atravesaban viendo edificaciones destruidas, las formas y tamaños de estos hizo que Sirius en su mente jugara a imaginar sus formas para tener una imagen más acertada del como se veían en sus momentos más álgidos pero en mente Endymion permaneció en un silencio solemne, no imitaba a su hijo si no que por su propia viendo los restos de aquellos edificios se imaginaba sus diseños, como si los recordara a la perfección, como si el mismo hubiera construido cada uno de estos y no olvidara el primer vistazo de una obra culminada. La gloria y vida que el hombre se imaginaba no parecía ser más que el fantasma de un pasado cada vez más lejano para el.
Adentrados entre las calles del poblado, casi pareciendo un laberinto por el cual podrían perderse durante todo el día hasta que llegara la noche, Endymion hizo uso de su sentido de la orientación, como si estuviera familiarizado con el mundo que lo rodeaba y ante la siempre curiosa mirada de su hijo ambos fueron avanzando sin parar en ningún instante, como si se adentraran más y más en el poblado fantasma. Mientras que por cada callejón o castillo ruinoso que veían Sirius se preguntaba si en sus interiores habría algún rastro de civilización, algún habitante o si quiera vida animal, Endymion sentía constantes punzadas y una sensación de inconformidad con cada vistazo que daba a su alrededor, se sentía como si hubiera pescado un repentino resfriado y mareos. Un fuerte soplido de viento había levantado una repentina nube de polvo de las calles y edificios que impacto con Endymion haciéndolo toser y soltar quejas mientras se sacudía su traje de cuero con el ceño fruncido pero sin darle más importancia solo continua su andar.
Miraron en cada esquina que se encontraban, casi pareciera que la familia de campesinos buscaban rastros de algo o alguien escondido pero con el cuidado con el que se fijaba y adentraba el padre entre las calles y pasillos de la ciudad parecía como si tuviera cuidado antes de desear tener un encuentro. Tras no ver nada o a nadie Endymion y Sirius se adentraron por un callejón como si buscaran tomar un atajo y tras cruzarlo lograron llegar hasta una gran plaza hecha ruinas, igual que todo lo que se encontraban en un estado tan lúgubre y derruido. Endymion frunció el ceño pero torno su mirada hacia las ruinas de un gran edificio, Sirius también lo hizo sorprendiéndose de como a diferencia de sus semejantes dicha estructura se veía mejor preservada que las demás. Era de las edificaciones en mejor estado que había visto Endymion desde su llegada junto a su hijo y con eso en mente no dudo en encaminarse hacia el tras reconocer la forma de la edificación.
-Por fin...-pronuncio Endymion, ante la vista de su hijo quien observo atento como su padre aumentaba el ritmo de su trote hacia aquel edificio mientras subía el tono de su voz- ¡Llegamos Sirius, andando, es aquí!
-¿Aquí? ¿Este es el templo? -inquirió sorprendido y a la vez que curioso empezando a correr en dirección de su padre para no quedarse atrás sin despegar la vista del edificio al que se iba a adentrar-
Con una sonrisa de ambición y expectativa en el rostro, Endymion, rápidamente se adentro entre las ruinas del templo seguido de Sirius quien tras correr logro alcanzarlo. El interior era bastante oscuro aun con la luz que lograba filtrarse pero aun así era visible para los ojos de los campesinos quienes no tardaron en acostumbrarse al ambiente oscuro.
Con más de treinta metros cuadrados y motivado por la arquitectura del templo, Endymion una vez entro sintió su corazón bombear, como si estuviera en casa tras ver como el interior del templo era una gran galería llena de estanterías con pergaminos, en los muros habían varias inscripciones grabadas y junto a murales. El edificio tenia una arquitectura que le recordaba a su tierra natal combinada con la de los antiguos pueblos de las lejanas tierras de babilonia, aun con la devastación y desolación que debió atravesar aquella ciudad Hitita le fascinaba a Endymion ver como los pilares de aquel templo se mantenían fuertes y indómitos para mantener gran parte de la estructura.
<<Es la primera vez que entro a un lugar como este...¡Es incluso más grande que mi casa!>> Penso maravillado Sirius al tener que alzar completamente la cabeza para poder ver hasta donde llegaba el techo, sentía que necesitaría subir los grandes robles de Latmos para llegar a tocar el techo con sus manos- ¡Este lugar es inmenso! -dando un paso hacia adelante pisando el suelo labrado con un cuidado y curiosidad viendo que no paso nada tras dar un paso- ¡Y no hay trampas!
-¡Por supuesto que no! -carcajeo un poco al ver las acciones de su hijo continuando su paso hacia adelante- Estamos en un templo de estudio, hijo. Esto era un hogar donde cualquier tipo de conocimiento era bienvenido y preservado para su próximo aprendizaje. <<Aquí debe de haber algún mapa, o incluso tal vez algún libro importante. No parece que los saqueos vaciaran este lugar. >> Pensó mientras se adentraba aun más en el templo motivado mientras su hijo le seguía el paso en todo instante pasando de largo los murales que retrataban diferentes figuras de seres fantásticos con cuerpos de animal y incluso cabezas de hombre. Atravesando sus estanterías rápidamente Endymion leyó superficialmente algunos pergaminos de registros históricos como del tratado de paz que realizo el imperio de Hatti con el imperio Egipcio o los pactos comerciales que tenían con el reino de Babilonia. <<Al menos podria servir para lectura en casa...pero no es lo que quiero.>>
Entre más se adentraba entre los pergaminos, pictogramas sumerios y murales Endymion sentía una paz en su corazón, como si reviviera eventos del pasado y una gran familiaridad con dichos estudios y textos sagrados, como también científicos de astronomía del estudio de las estrellas, detalles de mapeado sobre las tierras del territorio de Hatti, ignorando que se encontraba junto a su hijo quien buscaba algo de su interés en medio de ese mundo de información que tanto parecía fascinar a su padre. La búsqueda de Endymion pareció detenerse cuando esbozo una agraciada sonrisa tras terminar de leer un pergamino sobre recetas medicinales el cual no dudo ni un momento en meter dentro de su bolsa de cuero sin que su ahora distraído hijo notara quien sin darse cuenta Endymion, algo pareció captar su atención.
<<¿Y este...olor?>> Se pregunto Sirius haciendo una mueca de desagrado, como si un horrible olor hubiera penetrado sus fosas nasales haciendo que arrugara su semblante soltando incluso un par de estornudos por el polvo de edificio. <<¡Huele peor que la carne vieja perdida en casa o el estiércol de las vacas!>>
<<Esto es mejor que cualquier herramienta para jardinería o el ganado.>> Pensó con una sonrisa mientras empezaba a ver todo lo que llevaba dentro de su bolsa de equipaje. <<Necesito de saber de más remedios por si su enfermedad empeora y no pueda hacer nada...>>
La alegría de Endymion era tal que su semblante abandono totalmente su seriedad previa, la sensación de molestia y mareos de antes había desaparecido casi en su totalidad tras saber que ahora en vez de desolación solo sentía satisfacción de no solo haber confirmado su teoría sobre la existencia de este edificio en el poblado si no también su buen estado. Pero aun así había algo que incomodaba a aquel granjero, había algo que no evitaba perturbarlo y su olfato se lo decía, un desagradable olor que no dejaba de percibir desde que se adentro en ese lugar...Dándose la vuelta, los ojos de Endymion se abrieron de par en par al ver como su hijo ya no estaba detrás suyo.
-¿Sirius? -Los ojos de aquel hombre se pasean de lado a lado, moviendo la cabeza para inspeccionar con la mirada cada mínimo rincón que lograba divisar casi sintiendo como su corazón se llenaba de un pánico que no pudo callar- ¡¿Sirius donde estas?!
Grito de una forma perturbada casi como si soltara un chillido de espanto esperando una rápida respuesta, cada segundo solo hizo que sus inseguridades aumentaran no pudiendo quedarse más quieto Endymion empezó a moverse entre los pasillos del templo volviendo a llamar a su hijo buscándolo con la mirada desesperado.
-¿Hijo donde estas? -registrando cada esquina de entre los estantes el hombre busco y busco a su hijo- ¡Sirius! -bramo preocupado el hombre, el horrible hedor que sentía penetrar sus fosas nasales solo avivaban sus nervios cada vez más en pocos.
Tras adentrarse entre una de las ultimas estanterías logro escuchar los pequeños pasos de alguien pero sobretodo distinguiendo perfectamente el sonido de una tos, por lo que sin perder más el tiempo Endymion se adentro rápido en esta solo para encontrarse de frente a frente con la fuente de dicha tos, su hijo Sirius de pie agarrándose de la garganta y la nariz tosiendo mientras se sonaba unos mocos que tiraba al suelo o se limpiaba con la madera de la estantería. Tras terminar el resfriado niño levanto la cabeza al frente suyo para ver a su padre, el peliverde hizo una mueca de preocupación por que lo haya visto y darse cuenta que se alejo de el pero antes de poder decir algo fue rodeado por los brazos de su padre quien lo tomo para atraparlo en un fuerte abrazo que dejo sin palabras infante quien sorprendido solo pudo pronunciar en un tono bajo:
-¿Pa..pa..padre?
-Me tenias preocupado...-farfullo el hombre acariciando la cabeza del niño tocando sus cabellos verdosos, aun con las manos enguantadas casi podia sentir la fiebre y alta temperatura del cuerpo de su hijo- Estas enfermo, demonios no me des esos sustos, ¡¿Que te dije de alejarte de mi?!
-¡Pe..per.perdón! ¡Perdón padre! -respondió sobresaltado y nervioso Sirius- No era mi intención es que sentí un terrible olor y quería investigar, estabas muy ocupado y...Quería ver si podía encontrar algo de buen provecho para nosotros...
Ahora a su misma altura Endymion podía ver de cerca el rostro de su hijo, su arrepentimiento y vergüenza de haberse alejado y no haber seguido las reglas que le había dado. Aun que quisiera llamarle la atención aquel hombre de rubios cabellos no se veía capas, sus nervios seguían presentes pero como si le hubiera echado un cubetaso de agua a una fogata para apagarla antes que creciera sus preocupaciones fueron disminuyendo...
-No...no te preocupes por eso en estos momentos, Sirius. -levantándose para quedar de pie Endymion se relajo respirando y soltando un largo suspiro donde tenia contenidas todas sus preocupaciones-
-Pero te desobedecí...
-Mas importante es que estas bien...hemos tardado mucho, es tiempo de volver a casa. -espeta Endymion de pie pero para su desagrado el terrible hedor que no desapareció del ambiente, aumento incluso como si se hubiera acercado cada ves mas a la propia fuente del mismo- Quédate aquí un momento y no te muevas. Quiero ver una ultima cosa antes de irnos que ya no podemos seguir perdiendo más el tiempo.
-Lo...lo prometo, padre.
<<Necesito saber la fuente, ese olor...lo conozco>> pensó el hombre, las palabras de Sirius sirvieron para darle seguridad y confianza de que el no se movería de ahí por lo que con la idea en mente el padre empezó a seguir su olfato, usando su sentido de la orientación para dar con la fuente. <Pero...desearía estar equivocándome>>
Atravesando el umbral de las sombras del templo Endymion continuo avanzando y como si estuviera entrando en una zona inexplorable del templo la luz iba disminuyendo. Con cada paso que daba Endymion sentía más el nauseabundo olor que penetraba con fuerza en sus fosas nasales e inclusive le traía una sensación de penetrar su mente, se detuvo por un momento pensando en dar vuelta atrás pero tras avanzar tanto siguió yendo hasta donde su olfato lograba guiarlo, pero la sensación tan familiar hizo que aquel hombre por pura necesidad posara su mano sobre la empuñadura de su espada en todo momento hasta finalmente arraigar hacia los limites murales del templo girando hacia una esquina.
Endymion era guiado por la intriga, algo que siempre lo caracterizo fue su curiosidad pero una vez se giro...sintió como perdía total control de su cuerpo, como si el alma se le hubiera sido arrebatada por un espíritu de la muerte que vino a cosecharla al toparse cara a cara con una horrida escena que hizo a Endymion ensanchar los ojos.
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En aquella esquina del templo había un cumulo de cuerpos tirados y desperdigados por el suelo en descomposición, algunos incluso pareciendo recientes chorreando charcos de sangre por el suelo que hicieron bajar la mirada a Endymion quien sintió su mandíbula temblar al darse cuenta que piso aquel liquido escarlata manchando sus botas, aun no estaba seca pero lo que le hizo empezar a retroceder paso tras paso sintiendo un arraigante pánico recorrer todos sus músculos fue ver la forma y tamaño de los cadáveres; Eran tres cuerpos de humanos, a uno que parecía de un hombre adulto le faltaba su brazo mientras su cabeza o lo que quedaba de esta parecía estampada contra el muro completamente agrietado como si se la hubieran aplastado con una brutalidad inhumana, el segundo cuerpo parecía el de una mujer con sus túnicas rasgadas revelando parte de su frio cuerpo desnudo pero una vez Endymion fijo su mirada en el tercer y ultimo cuerpo sin vida le hizo soltar un quejido ahogado que el mismo se reprimió, solo para darse media vuelta y a un paso acelerado alejarse lo más rápido posible de ahí, no deseaba ver más, sentía que iba a vomitar hasta sus órganos al ver una pequeña figura teñida de rojo sin vida aun lado del cadáver de la mujer.
Buscando reincorporarse de lo que vio, Endymion sentía como si una gran fluctuación de sentimientos empezaran a llenar su mente haciendo que sufriera unos dolor de cabeza que reprimía apretando con fuerza sus dientes yendo rápidamente en dirección donde dejo a su hijo.
<<Este lugar...¡Este maldito lugar no es seguro!>> maldijo Endymion con rabia, pensaba que aquel templo lo haría sentir mejor buscando recursos de utilidad pero ahora solo sentía que su corazón bombeaba en pánico recordando la escena que por su desgracia logro ver deseando que la oscuridad de las sombras se lo hubiera evitado, deseaba no haber mirado, deseaba no estar ahí <<Tenemos que salir de aquí, ¡Los responsables no deben de estar lejos!>> ¡Sirius!
Endymion deseaba estar en casa, regresar a la seguridad de la montaña, urgentemente.
-¿Papá? -se volteo Sirius quien hurgaba entre las estanterías escuchando la voz alterada de su padre, aquel tono iba más allá de la preocupación cosa que alerto al infante- ¡¿Papá, pasa algo?!
Sirius salio rápidamente del polvoriento pasillo tirando al suelo bastante contenido de las estanterías sin cuidado y una vez fuera Sirius se topo cara a cara con su padre acercándose rápidamente pero al verlo el semblante del menor se volvió uno de preocupación y incomodidad, intento pronunciar unas palabras pero se vio totalmente interrumpido por Endymion quien lo tomo con fuerza del brazo apretándolo haciendo que incluso Sirius se quejara por la fuerza ejercida por su padre quien sin detenerse empezó a jalarlo yendo en dirección a la salida.
-¡Papá, oye papá! -se quejo Sirius mientras intentaba seguir a su padre para no verse arrastrado por este- ¡Detente un minuto por favor, parece como si viste un fantasma!
-¡Vi algo peor que eso! -farfullo Endymion, deteniéndose y jalando con fuerza a su hijo mientras se volteaba para verlo a los ojos sorprendiéndolo al ver el estado en el que se encontraba su padre-
Estaba con la respiración agitada inhalando y exhalando repetidas veces sin detenerse ni un segundo, su cuerpo no paraba de temblar Sirius lograba sentirlo incluso en el agarre de su padre quien tenia un agarre fuerte y firme sobre su antebrazo derecho, como si no quisiera soltarlo por nada en el mundo. Pero lo que más le resulto chocante al menor fue ver como su padre en todo momento tenia su mano derecha sobre la empuñadura de su espada, como si en cualquier instante se viera obligado a desenfundarla para afrontar alguna amenaza.
Que...¿Que es lo que viste allá..? -tartamudeo pasmado por el estado de su padre, ¿Que clase de horror vio en el corto lapso de tiempo que lo había dejado solo? <<Es como cuando tiene pesadillas o incluso peor...como si hubiera experimentado una.>>
-No, no hay tiempo para explicaciones, ¡Tenemos que irnos ahora mismo de aquí, Sirius!
Los miedos de Endymion eran palpables en su rostro. El campesino giraba la cabeza de un lado a otro como si buscara la salida con la mirada y una vez la localizo no sonrió si no que solo apretó con más fuerza el brazo de su hijo para llevárselo, quería estar lo más lejos de ese lugar lo antes posible y salir de aquel poblado.
<<Tenemos que irnos para volver lo antes posible de vuelta a casa.>> Pensó Endymion. <<¡Antes de que nos encontremos de frente con uno de esos monstruos..!>> Endymion sin perder el tiempo empezó a moverse llevando a su hijo en dirección a la salida, un escape el único que tenían y estaba a pocos metros de llegar cruzarlo.
Hasta detenerse en seco tanto padre e hijo tras oír pesados pasos aproximarse desde la entrada.
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Endymion ensancho los ojos pasmado empezando a retroceder por puro reflejo y instinto, un instinto de supervivencia que le motivo a retroceder sin nunca en ningún instante soltar a su hijo poniéndolo detrás suyo haciéndolo retroceder junto a el. A su vez que las pisadas se acercaba más y más lográndose incluso escuchar guturales gruñidos, Sirius empezó a sentir como su piel se ponía como gallina, fue incapaz de empezar a temblar mientras su frente comenzaba a sudar recorriendo un par de gotas todo su rostro hasta su mentón para caer al suelo, su corazón se aceleraba siendo hostigado por una sensación de inseguridad que solo incrementaba por cada segundo que pasaba, cada paso que daba retrocediendo junto a su padre y cada paso que se acercaba viendo una gran sombra asomarse por la entrada, tras verla Sirius lo sintió, miedo.
Endymion rápidamente sin dejarse consumir por el pánico y el miedo dio media vuelta para tomar a su hijo en brazos agarrándolo con fuerza, aferrándose a él para introducirse entre medio de varias estanterías donde el umbral y las sombras servirían de escondite dentro de aquellos muros de piedra, Sirius iba a soltar un chillido de miedo pero Endymion le tapo rápidamente llevo su mano a la boca de su hijo para tapársela, ahora escondidos entre las sombras escuchando atentamente el padre como varias pisadas se aproximaban ahora adentrándose en el templo, su hijo no era el único que sudaba de los nervios.
Aquellas pisadas fueron acompañadas de dos grandes siluetas que se adentraron en el templo gruñendo o arañando con prominentes garras los muros de piedra raspándola produciendo un horrible sonido que penetro los oídos de padre e hijo ocultos.
-Lo escuchaste, ¿Verdad?
Uno hablo, su voz era áspera y profunda, lograba parecer que hacia eco por todo el edificio para que se le oyera. Aquella figura avanzo por los pasillos acompañado de un segundo tirando abajo todo mueble que fuera un obstáculo para él como si fuera basura. El sonido de la madera rompiéndose llegaba a lo más profundo de las mentes de Endymion y Sirius, ambos con sus corazones acelerados mientras la mente del segundo jugaba en su contra, el niño intento imaginarse a aquellos desconocidos, por la sombra que apenas logro ver...no eran nada parecidos a él y su padre, no eran algo que pudiera llamarse humano y el solo intentar imaginar su apariencia lo hizo sentir un escalofrió que recorrió todo su cuerpo.
-Estoy seguro que si. Mi oído es infalible, puedo reconocer la voz de una persona fácilmente y más los gritos de uno. -dijo el segundo con una voz más aguda que la de su compañero y menos profunda-
-¿Estas seguro de ello, Rub? -comento el primero viendo a su acompañante- Por que estoy seguro que cazamos a todos los refugiados de este poblado, aun que Simbal se llevo toda la diversión quemando los campamentos esa noche.
-Te lo digo enserio Tanaris. -agrego acercándose a su compañero con rápidas pisadas mientras rasgaba el suelo con sus garras- Los humanos son como insectos, te los encuentras en cualquier parte y cuanto menos te los esperes, solo que algunos están mejor escondidos que el resto. Después de todo ayer mismo encontramos a una pareja aquí escondida en la tarde.
Termino aquella bestia con una sonrisa colmilluda viendo a su compañero, Tanaris solo ignoro mientras continuaba inspeccionando el área ignorando como desde su pequeño escondite Endymion se asomaba un poco para ver a los recién llegados con el ceño fruncido en su totalidad y apretando los dientes con fuerza. Aquel hombre pudo verlos mejor, una vista a la que no le daba ningún cumplido tras ver a esas bestias bípedas, el primero quien asumió que era el nombrado Tanaris parecía medir dos metros de alto, era un monstruo en solo su altura con un cuerpo de armazón escamoso con una cornamenta que apuntaba hacia atrás de su cabeza, sus escamas eran de color bronce y tenia largos brazos que llegaban hasta el suelo armados con filosas garras, sus brazos eran hasta más grandes y largos que sus piernas viendo Endymion como aplastaba una mesa de piedra con solo poner algo de peso en esta.
<<Por la madre tierra...>> aquella escena lo hizo tragar saliva profundamente para tornar sus ojos en dirección al segundo, su apariencia no era mejor que la del primero; Era unos centímetros más bajo que su compañero, aquel monstruo tenia la piel totalmente roja desde sus pies hasta su monstruosa cabeza, carecía de un armazón pero su piel y músculos parecían tan dura como los minerales más fuertes, a diferencia de Taranis, aquel monstruo rojo contaba con un prominente pelaje en su cintura hasta contando con una cola y a su vez una larga melena negra que se extendía desde detrás de su cabeza hasta llegar a la mitad de su espalda, igual que Taranis este contaba con una cornamenta pero esta era similar a la de los toros.
Una vez Endymion observo como Rub aquel monstruo de piel roja tiraba abajo todas las estanterías que divisaba y destruía todo rastro de documentos que se encontraba como si buscara algo, o a alguien...a él, Endymion rápidamente aparto la mirada para cerrarlos, respiro agitado inhalando y exhalando para buscar calmarse con su hijo en brazos escuchando ambos en todo momento lo que decían ambos monstruos. Sirius no se encontraba mejor que su padre, escuchando las palabras de aquellas bestias le hizo preguntarse si era por ellos que no había nadie más en el poblado, si lo que anteriormente había visto si padre tenia que ver con ellos y sobretodo si eran ellos aquel constante peligro del que le advertía Endymion.
<<Que..¡¿Que clase de criaturas son esas?!>> Pensó Sirius con el pánico recorriendo su cuerpo, tenia ganas de chillar una vez escucho como por los movimientos de aquellos monstruos el edificio estuviera por venirse abajo en cualquier momento, como si no fuera a soportar más aquellos muros, techo o pilares. <<Acaso...¡¿Acaso son esos hombres bestia, siempre estuvieron tan cerca de nosotros?!>>
Sirius recordó las historias de su padre, historias que contaba en las fogatas o antes de dormir como también advertencias que señalaban el peligro, advertían de terrores que se encontraban más allá de Latmos. Monstruos...criaturas que llegaron al mundo para asolarlo trayendo una época de saqueos y desolación sin precedentes. Tras analizarlo Sirius se aferro a su padre buscando seguridad en este tras el miedo estallar dentro de él escuchando como el robusto Taranis se acercaba a su posición dando lentos pasos que por la fuerza y el peso de su cuerpo se sentían directo al oído como si estuvieran a un lado, era Taranis quien habia escuchado algo el sonido de la respiración de padre e hijo desde su escondite.
<<Maldición, ¡Se esta acercando..!>> apretó los dientes Endymion abrazando a su hijo con su brazo izquierdo queriendo protegerlo mientras con su mano derecha ponía todas sus fuerzas en el agarre que tenia en la empuñadura de su espada. Entre más escuchaba los pasos de aquel monstruoso hombre bestia más se alteraba Endymion quien sentía como sudaba de los nervios sin cesar pero estando completamente mentalizado de desenfundar su arma en ese momento mientras se aferraba a su hijo. <<¡No me dejare que me lo quiten!>>
El monstruoso hombre bestia estaba ya a unos pocos metros del escondite de Endymion y Sirius, solo un débil muro era lo que los separaba el uno al otro pudiendo escuchar padre e hijo la profunda respiración de invasor quien estaba por pegar su oído para escuchar mejor.
Hasta que un horrido y bestial alarido se escucho por toda la estancia, un estruendoso rugido sonó desde las afueras del edificio desde la lejanía haciendo que la sangre se les helara tanto a Endymion como a Sirius quienes pudieron escucharlo a la perfección, el padre logro reconocerlo como el rugido de un monstruo...y solo algo grande podría producir algo así. Por parte de Rub y Taranis este ultimo se detuvo en seco tras escuchar el alarido, como si lo reconociera a la perfección al igual que Rub quien se detuvo en lo que estaba haciendo para expulsar un bufido.
-Parece que Simbal nos llama, ¿Sera que encontró comida para servirnos un banquete?
-Cállate Rub, lo que tu quieres es volver al cuartel del general en Hattusa una vez se acabe nuestra misión. -espeto Taranis quien empezó a alejarse del muro para aproximarse hacia Rub- Seguro Simbal nos llama por encontrar pistas de nuestro objetivo.
-En verdad creo que debieron enviar a mejores rastreadores que nosotros a encontrar a ese sujeto, es demasiado escurridizo. -mascullo Rub mientras dejaba de hurgar entre escombros para ver a su compañero- Al menos era más divertido cazar humanos dentro de sus hogares. Más vale que esa recompensa valga el tiempo invertido.
-Por como incluso el general ordeno su captura la recompensa ha de ser buena, Rub. -agrego Taranis antes de darse la media vuelta viendo la entrada y salida del edificio- Vámonos, sabes que no podemos dejar esperando a Simbal.
-Ni me lo recuerdes. -espeto Rub mientras se sacudía el polvo de su melena negra- Sigo recordando como casi me aplasta la cabeza contra el suelo ese idiota.
-Quiero verte decirle eso a la cara. -haciendo un ademan con la cabeza hacia la salida- Andando, no perdamos más el tiempo aquí en esta pocilga.
Empezando a dar marcha tanto Taranis como Rub empezaron a irse del templo yéndose ambos por la propia entrada que servia como salida, una vez se aproximaron ambos el primero en salir del templo fue Taranis quien por altura supera a la de la entrada por lo que tuvo que agacharse un poco para salir, Rub le siguió pero se volteo para dar un ultimo vistazo al polvoriento y derruido templo intentando escuchar algo pero recordando el llamamiento de su superior decidió desistir para salir del templo rápidamente y seguir a su compañero.
Después del abandono de aquellos monstruos todo el interior del edificio quedo en silencio, se dejo de escuchar los pesados pasos, no se escucho ningún gruñido gutural o estridente alarido a la distancia, no había ninguna presencia hostil y todo permaneció en silencio. Despues de unos minutos, Endymion y Sirius, ambos salen de su escondite en silencio, Endymion se pone de pie intentando mantenerse estable mientras mira a su alrededor alerta sin ninguna despegar su mano de su espada, le transmitía una seguridad única que solo aquella arma podía transmitirle, sentía que podría defenderse aun que fuera un poco de lo que viniera.
-Ya...ya no hay nada...-murmura Endymion, relajando los músculos y bajando la guardia. Solto un largo y exuberante suspiro para relajarse y bajar las tensiones que recorrían su cuerpo mientras miraba el interior del edificio, o lo que quedaba de este en silencio. -Lo destruyeron todo...
El hombre con un aura de pesimismo marcado en su semblante miro todo el interior del edificio, lo que antes a sus ojos parecía un palacio del saber ahora no era más que un edificio saqueado, devastado lleno de basura desperdigada por el suelo hecha pedazos. Las estanterías devastadas al igual que varios mesones de madera o piedra, los murales destruidos o rasgados por zarpas de aquellos hombres bestias. No importaba que mirara Endymion, todo era lo mismo y ya nada de ese lugar tenia valor alguno.
<<Estamos lejos aun de la capital y siguen recorriendo estas zonas...>>
-Papá...¿Ya no hay nadie? -pregunto Sirius aun escondido asomándose un poco- ¿Ya se fueron esas cosas?
-Hijo...-dijo Endymion, volteándose para ver con sus ojos como su hijo salia nervioso del escondite aferrándose a su bufanda en todo instante con fuerza casi arrugándola. <<Nunca te despegas de ella...>> Si hijo esta todo bien ahora, te lo juro...ven sal, vámonos de aquí.
Una vez Endymion vio como su hijo salia totalmente del escondite lo pudo ver de cuerpo completo de pies a cabeza...temblando, tenso en su mirada con los ojos viéndolo en cada instante como si voltear la mirada para algún lugar implicara encontrarse cara a cara con un susto de muerte. Una vez estaban padre e hijo uno al frente del otro Endymion estuvo apunto de tocar a su hijo con su mano pero no tuvo tiempo ya que este se abalanzo sobre el para abrazarlo con fuerza aferrandose a su padre mientras temblaba aun dejando sorprendido al hombre por la acción sorpresiva.
-Sirius...
-¡Tuve miedo papá, perdón, perdón en verdad pero tuve miedo! -farfullo agitado estando pareciendo que se le cortaba la voz, sentía mareos tanto en la cabeza como en el estomago como si entre sus palabras fuera a vomitar todo lo que había comido en cualquier momento- ¡Escuche sus voces, sus palabras! Sus pisadas estaban tan cerca y hasta podría escuchar sus garras rasgando las paredes, ellos, ¡¿Ellos que son?! -se pregunto empezando a murmurar cosas inentendibles para Endymion, quien solo podía escuchar la tristeza, impotencia y pavor de su hijo quien apretaba los labios- Solo eran dos y seguro había algo más grande ahí afuera y...
Sirius abrió los ojos catatónico, su piel se puso de gallina al pensar por un instante, una pregunta que abordo sus pensamientos para mirar a su padre con duda, la sola imagen de ver a su hijo de esa manera hizo de Endymion sentir un nudo en la garganta del remordimiento y la culpa a su vez que escuchaba lo que tenia que decir el infante.
-¿Cu-Cuantos de ellos hay allá afuera..? -balbucea Sirius tímidamente viendo a su padre-
Ante dicha pregunta Endymion permaneció en silencio, su mirada casi parecía perdida recordando no solo lo cerca que estuvieron aquellos hombres bestia de ellos, si no que también de las palabras de los mismos que solo pensar en sus voces pronunciar palabras hacia a aquel hombre sentir un creciente pánico. Extendiendo sus dos brazos en dirección a su hijo, Endymion lo tomo de los hombros para atraerlo a el para atraparlo en un reconfortante abrazo que atrapo de sorpresa al niño.
-Sirius...no te disculpes, perdóname a mi por ponerte en peligro. -comento Endymion quien miro a su hijo a los ojos viendo su preocupación y este la de su padre- No te preocupes por promesas de valor o fortaleza...lo único que me importa es tu vida, nada tiene más valor que eso para mi, hijo.
Tras terminar sus palabras Endymion sonrió un poco al ver como los ojos de Sirius se humedecían por lo que lo volvió a envolver en un abrazo dándole palmadas en la espalda mientras escuchaba tenues sollozos de su parte.
-Gracias papá. Quiero ir a casa...por favor...
-Yo también, hijo, yo también. -contesto viendo una ultima vez los restos del edificio que parecía que en cualquier momento se vendría abajo- Vámonos de aquí, tenemos que volver a casa antes de que anochezca y mejor ahora que nunca.
Sirius asintió abrazado a su padre, estando confiando en el y concordando en que era momento de regresar a Latmos, Endymion sintió como la seguridad en si mismo volvía, el sentir que su hijo confiaba en él le dio fuerzas para ponerse de pie y empezar avanzar hacia la salida del edificio. Lo que más agradecía aquel hombre era que ninguno de los dos salio lastimado diciéndole a su hijo que se adelantara un poco saliendo afuera, Endymion quería hacer algo antes de empezar su rumbo de vuelta a casa.
Sacando su mapa del interior de su equipaje y abriéndolo en el suelo Endymion empezó a buscar con la mirada su ubicación actual, ver aquella inmensidad que lo rodeaba lo hizo sentir...pequeño, una pequeña gota de agua en un inmenso océano. Apretando los labios Endymion tomo algo de tierra del suelo para ensuciar el punto donde se encontraban, aquella ciudad que había marcado para volver a explorar a futuro ahora solo deseaba borrarla del mapa.
Endymion cerro su mapa ahora para dar un ultimo vistazo al edificio una vez salio de este, quería apreciar la estructura una ultima vez en el exterior junto a su hijo...para nunca más volver.
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El tramo y recorrido de regreso a casa para padre e hijo había sido bastante silencioso, los eventos del poblado Hitita no habían hecho más que dejar a ambos pensativos por lo que habían vivido sobretodo a Sirius quien no podía evitar imaginar a aquel par de monstruos, no los había visto como su padre pero el solo crear una imagen mental de ambos le daba escalofríos que su padre buscaba calmar con palabras reconfortantes caminando por kilómetros que antes de sentirse agotadores para el par solo los motivaron a dar cada paso uno tras otro sabiendo el camino a casa, su hogar.
Con el pasar de los minutos hasta horas a pie ambos campesinos granjeros lograron llegar a la ladera de la montaña a tiempo para ver el atardecer, Endymion estaba por ignorarlo para solo seguir adelante con ganas de beber agua tras terminar toda el agua que había llevado para hidratarse pero vio como su hijo se quedo observando el atardecer y el como el sol se escondía pareciendo apagarse por el horizonte al oeste, por el plomizo firmamento que se alzaba sobre toda la tierra ver aquel astro esconderse hizo pensar a Sirius.
-Oye papá...¿Y si el sol esta enfermo? -pregunto el pequeño viendo en la dirección que el sol se escondía- Siempre todos los día se ve tan...débil, como si no se sintiera bien pero aun así siempre sale para iluminar el mundo...
-Pues...entonces debemos valorar los esfuerzos del sol para brindarnos de su luz todos los días, es gran muestra de fortaleza, hijo. -espeto Endymión con una pequeña sonrisa haciendo un ademan indicándole a su hijo que lo siguiera- Vamos, que nos falta poco para volver a casa que tengo hambre, seguro que tu también, ¿Verdad?
-Si, tienes razón papá, ¡Tengo mucha hambre! -agrego el peliverde con una sonrisa de oreja a oreja que desapareció una vez escucho como su estomago gruñía- ...Ignora eso...
-Ni pienses que lo hare eso solo da más razones para volver. -dijo con una sonrisa socarrona viendo a su avergonzado hijo quien iba a protestar-
Hasta la sonrisa de Endymion también se esfumo como polvo que se lleva el viente una vez escucho como también su estomago empezó a gruñir dejando mudo al granjero viendo como su hijo volvía a sonreír pero con burla al ver también como su padre le apuntaba con el dedo y murmuraba que no se atreviera a soltar algún comentario de burla.
-Ja, ¿Sabes que da más razones para volver a casa? -dijo el niño yendo a un lado de su padre para de un momento a otro sobrepasarlo aumentando una distancia entre ambos viendo Endymion como Sirius se alejaba adentrándose en el bosque- ¡Carrerita a ver quien llega primero a casa!
-Y ahí vas creyéndote una liebre, ¡Ven aquí! -respondió Endymion ante el reto de su hijo sonriendo para empezar a seguirlo y buscar sobrepasarlo- ¡Quien llegue ultimo antes de caer la noche se queda con la menor porción de comida ya lo veras!
Ambos fueron avanzando por la ladera de la montaña introduciendose en el frondoso bosque de Latmos para llegar lo antes posible a casa antes de que cayera la noche, con el sol oculto poco faltaba para esto y empezara a salir la luna. La competencia amistosa entre padre e hijo fue duradera hasta ambos llegar exhausto a su hogar tras recorrer varios metros de distancia cansados y hambrientos pero para su desgracia Endymion fue el ultimo en llegar por llevar más equipaje, aun que antes de molestarse o quejarse solo sonrió al ver a su hijo contento de divisar su silenciosa cabaña. Tras todo lo pasado en el día...distraerse gracias a los momentos estos, juegos sencillos e inocentes, que ambos podían pasar alegraba la vida de Endymion tras ver a su hijo sonreír.
Sirius se introdujo en el interior de su hogar para dejar todas sus cosas junto a su padre quien fue a guardar la espada y a su vez las bolsas de equipaje, la noche ya se había cernido sobre la montaña y ambos lo sabían por lo que siguiendo cada uno sus roles en la casa Endymion fue a buscar la comida en el gallinero mientras Sirius era encargado de reunir la leña suficiente junto a hojas y piedras que empezó a agrupar para iniciar así una pequeña fogata, el peliverde termino de reunir toda la madera para tomar un par de piedras y empezar a golpearlas una contra la otra de tal forma que buscaba sacar chispas para iniciar el fuego...
Fallando en el intento haciendo que frunciera el ceño para pasar a usar otro método con un palo de madera que empezó a frotar sobre una trozo de leña con fuerza en sus manos para iniciar el fuego...solo para no sacar ni la mas mínima chispa, sabia que eso seria largo pero quería lograrlo antes de que llegara su padre y tener la fogata lista al frente de la cabaña.
Pasaron diez minutos que le fueron suficientes a Endymion, con sus botas sucias el hombre se cambio para ponerse un par de sandalias de cuero a medida para sus pies, llevando ahora embaces para tomar agua de las cubetas y a la vez en otra mano un gallina en un embace de madera para cocinarla en la fogata tras cortarla en pedazos. Pero una vez llego Endymion a donde debía haber una cubeta lo único que se encontró fue a su hijo golpeando desesperado las piedras.
-¡Por favor dioses del fuego, algo de chispas! -grito Sirius golpeando las piedras una y otra vez buscando que soltara algo de chispas fracasando una y otra ves frunciendo el ceño insistiendo.
-¿Puedo intentarlo? -pregunto Endymion atrás de Sirius haciéndolo soltar un chillido de sorpresa por la repentina aparición de su padre con todo en mano- ¿Enserio sigues sin saber hacerlo tras tantos años? Pero es muy fácil.
-¡¿Fácil?! Si como no.
-A ver préstame las piedras para que veas lo sencillo que es. -dijo el hombre suspirando divertido por las expresiones de disgusto de su hijo contra las piedras y la fogata, tras quejarse un poco al final accedió a darle las piedras- Observa, ¿Si?
-Si tardas más de tres intentos quiero que me des la ra...
Justo antes de que Sirius pudiera terminar su oración quedo mudo y con la mandíbula caída tras ver como su padre Endymion choco las piedras que tenia en mano con tranquilidad soltando chispas que empezaron a prender la fogata iniciando así el fuego. Sirius solo pudo quedar con los ojos en blanco en una expresión de incredulidad al ver los resultados de su padre.
-¿Ves que era fácil? -comento Endymion para virar los ojos en dirección a su hijo quien en silencio solo se sentó en el suelo ignorando todo lo que tuviera que ver con encender la fogata.- No te pongas así ya te saldrá.
-Ya veremos...-respondió Sirius con cansancio viendo el fuego de la fogata, el como este iba en aumento y lograba escuchar el fuego hacer crepitar la madera incendiándola, ver las flamas de la fogata junto a sus chipas danzar resultaba ciertamente fascinante para la curiosidad infantil de Sirius- Aun que a veces me pregunto por que Prometeo no dio métodos más sencillos para encender el fuego.
-No somos dioses para encender el fuego con solo chasquido de nuestros dedos, Sirius. -contesto sentados a un lado de su hijo mientras empalaba trozos de carne con afilados palos de madera para clavarlos en el suelo y fuera calentándose con el fuego- Eso es lo que más le gustaba Prometeo de nosotros, nuestro ingenio para lograr grandes cosas.
-¿Y encender fogatas es una de esas grandes cosas? -inquirió arqueando una ceja mientras su padre servia agua en dos vasos de madera tallada ofreciéndole uno a su hijo quien agradeció el gesto.
-A veces en lo más simple se pueden encontrar grandes cosas, incluso para un dios como lo era Prometeo. -sonrió mientras tomaba un sorbo de agua sintiendo como el liquido natural hidrataba su garganta haciendo que suspirara con gusto para continuar- Para los dioses nosotros somos seres simples pero en nuestra simpleza él vio algo que valía la pena.
Tras terminar de escucharlo Sirius se le quedo viendo para tornar su mirada nuevamente hacia las danzantes flamas de fogata mientras tomaba agua de su baso pensativo. El par de campesinos queda en silencio esperando que la comida se termine de cocinar pero viendo de reojo Sirius a su padre con curiosidad tras pensar en sus palabras.
-Oye padre nosotros somos...¿Simples? -pregunto Sirius a Endymion quien se fijo en este arqueando las cejas en duda y curiosidad por las palabras de su hijo- Digo me has contado sobre dioses y personas de leyenda pero nosotros somos granjeros, ¿Somos personas comunes y simples?
Las palabras de Sirius hicieron a Endymion rascarse la barba en silencio mientras el único sonido del ambiente era el de la madera carbonizarse por las flamas de la fogata, aun que Endymion lo tomaba como una buena oportunidad de pensar sin distracciones lo callado que estaba hacia a Sirius sentirse ligeramente incomodo pensando que pudo usar mejores palabras.
-Lo somos. -termino de acariciarse la barba para ver a su hijo quien le presto atención sin dudarlo curioso por las palabras de su padre- Somos solo una pequeña familia de campesinos que vive en la montaña arando el campo y viviendo cada día de forma matutina haciendo nuestros respectivos labores...somos simples y hasta ciertamente monótonos, ya habrás visto como incluso me pierdo en mis pensamientos a la hora de concentrarme en el trabajo.
-Si lo he visto mucho, tanto que tengo que evitar que te hagas un chichón. -rio un poco Sirius tras recordar lo distraído que a veces podía resultar ser su padre el cual asintió satisfecho-
-Correcto pero a decir verdad hijo...tal vez podamos ser personas comunes y simples, pero dentro de nuestra simpleza hay cosas únicas que nos hacen especiales. -sonríe el hombre mientras de una bolsa a su lado saca algo para dárselo a su hijo quien abrió los ojos sorprendido. Era una figura de madera tallada de un ave.- Después de todo no cualquiera puede hacer tan buenas figuras de madera, ¿A que si? Todos somos especiales en algo, por mas mínimo que sea...solo tenemos que encontrarlo.
Con los ojos brillando llenos de sorpresa y con una semblante animado con una gran sonrisa de oreja a oreja Sirius tomo la figura de madera entre sus manos con gran alegría infantil como si le hubieran dado uno de los mejores regalos. Endymion vio como el rostro de su hijo se iluminaba por las llamas de la fogata pudiendo ver bien su sonrisa, una que se le contagio al propio barbudo hombre.
-¡Esta increíble, papá! -comento Sirius felicitando a su padre mientras movía la figura del ave con sus manos como simulando el vuelo de una- ¡¿Como es que te quedan tan bien?!
-Bueno hijo la practica hace al maestro. Es un buen pasatiempo que he visto que has adoptado con las que tienes dentro. -sonrió dándole una palmada en la espalda al peliverde en un gesto paternal- Entre más practiques quien sabe si seras tu quien regale figuras de madera a mi o alguien más.
-Pues más me vale practicar para llegar a hacerlo y que me queden bien. -sonrió mientras dejaba el pájaro de madera a su lado para luego ver a su padre intercambiando sonrisas pero notando Endymion como su hijo parecía pensar en algo- Sabes...tal vez podemos ser simples campesinos pero así tengo al papá más genial de todos.
Las palabras de Sirius hicieron a Endymion abrir los ojos con sorpresa, una grata sorpresa que alegro su corazón y lo hizo carcajear divertido por las palabras de su hijo. Endymion era un hombre que valoraba cada momento que pasaba con su hijo no solo haciendo de padre si no de amigo, Sirius sentía que siempre podía contar con su padre y contarle cualquier cosa por todo lo que pasaban juntos desde los trabajos en la granja, las valiosas expediciones que han llegado a hacer juntos ambos las cuales el hijo atesoraba en sus recuerdos llevando Sirius en todo momento su larga bufanda anaranjada alrededor suyo. Endymion se le queda viendo sonriente mientras alza su mirada hacia el cielo, el oscuro firmamento que estaba sobre ellos pero no borro la sonrisa de aquel hombre ni la de su hijo que empezó a comerse un trozo de pollo bien cocido.
-Hey, Sirius. -llamo Endymion- Alza la vista y mira el cielo.
-¿Ver el cielo? -pregunto Sirius terminando de masticar un trozo de carne y tragarlo. Luego viro los ojos hacia arriba alzando la mirada solo para abrir el par maravillado con lo que se encontró haciendo que quedara con la boca abierta.
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El cielo nocturno que debería verse completamente oscurecido era iluminado no solo por la esférica y blanquecina luz de la luna que se filtraba por el cielo si no que para gran sorpresa de Sirius y felicidad de Endymion, con la brisa de poniente soplando contra sus rostros refrescándolos tanto padre e hijo pudieron ver maravillados...un impresionante cielo estrellado.
No eran millares de estrellas, pero si había unas decenas de estrellas que iban apareciendo en el oscuro firmamento iluminándolo con su luz cósmica. como si cientos de velas fueran encendidas para iluminar una caverna completamente oscura ahora dichas velas eran las estrellas, iluminando la oscuridad del Erebo para la maravilla de aquellos campesinos. Algunas se miraban más débiles que otras como si estuvieran por apagarse pero a su vez habían decenas de otras estrellas que brillaban con gran fulgor como si lucharan por iluminar la tierra.
Mientras Endymion tomaba su ración de comida para empezar a comer, Sirius se olvido totalmente de su ración, su atención estaba en aquel cielo cósmico...sus ojos brillaron con gran emoción, miro cada estrella que había en el cielo alzando sus pequeños brazos como si quisiera alcanzarlas para apuntar a cada una y empezar a contarlas con una gran sonrisa contemplando aquel firmamento. Por sus ojos pasaron multitud de estrellas empezando incluso a lograr divisar diferentes constelaciones, Endymion sonrió al ver eso para mirar junto a su hijo las estrellas.
-Esa es...¡La constelación de Leo! -grito emocionado Sirius apuntando hacia unas estrellas sorprendido de que estuvieran todas-
-¡Correcto! Veo que estuviste estudiando mis anotaciones Sirius. -espeto Endymion tras terminar de masticar, ahora viendo a su hijo con una sonrisa acompañándolo estando a un lado suyo- A ver si hiciste tus tareas...-viendo el cielo con atención para buscar- A ver dime cual es la constelación de Capricornio y a ver si te sabes la leyenda.
-Creo que era algo de una cabra pez que cuido de Zeus cuando era pequeño ¡Era eso? -pregunto Sirius a su padre dubitativo solo para ver como este asentía con una sonrisa- ¡Eso es..! ¿Como es que puede existir una cabra pescado?
-Ni yo tengo respuesta para eso. -contesto Endymion tomando agua divertido mientras Sirius empezaba a localizar la constelación de capricornio empezando a apuntar a cada una de sus respectivas estrellas sorprendiéndose del como aun con varias de estas brillando tenuemente se lograba aun divisar aquella constelación- ¡Felicidades, otra más!
-No espera, mejor tu que es tu turno papá, después de todo tu eres el experto. -argumento Sirius apuntando a su padre quien sonrió para empezar a buscar entre las estrellas--
-Si tu lo dices déjame mostrarte de que estoy hecho. -confeso el hombre barbudo-
Juntos padre e hijo empezarían a enumerar las estrellas juntos, acompañados del calor de la fogata bajo el cielo estrellado formaron constelaciones juntos encontrando varias que lograban asomarse en el cielo y contando historias de las leyendas de cada una, la constelación de Geminis y el mito sobre los gemelos hijos de Zeus, los Dioscuros Castor y Polux, historias peculiares como la del Cisne o Delphinus hasta finalmente, Sirius escuchar maravillado como su padre retrataba la historia sobre la constelación de Cancer y la Hidra.
-Y fue entonces que el legendario héroe de Grecia Heracles, lucho el solo contra la Hidra de Lerna y el monstruoso Carcinos que envió Hera para acabar con su vida. -narro Endymion al fuego de la fogata ante su atento hijo- Aquel crustáceo contaba con una coraza capaz de resistir la lava de un volcán u cortar la misma con sus tenazas y aquella bestia escamosa, la Hidra, contaba con un veneno letal incluso para los gigantes...
-¿Y que hizo Heracles? Esos monstruos...suenan muy duros...
-Si que lo eran pero aun así ese hombre, ese semidiós, hacia posible hasta lo que para los dioses eran tareas imposibles para los mortales y con su fuerza inigualable acabo con ese cangrejo para posteriormente acabar con la hidra, ¡Ni su regeneración fue capas de seguirle el ritmo al héroe! -vocifero con emoción Endymion haciendo gestos con las manos como intentando imitar a Heracles, gestos que divertían a su hijo- Y ahí esta su hazaña inmortalizada en el firmamento.
-¡Eso es increíble! -contesto Sirius fascinado con las historias que le contaba su padre apoyando los brazos sobre el suelo recostándose para ver el firmamento a su vez que se abraza a su bufanda la cual le brindaba calor para combatir el frio de la noche- ¿Donde aprendiste todas esas historias?
-Lo aprendí en mi juventud, en los tiempos en que estudiaba y sobretodo buscaba aprender más y más de las estrellas hijo. -espeta Endymion, una sonría solemne se enmarca en su rostro viendo el firmamento- A veces traigo a colación esas memorias tan viejas que...agradezco no haber olvidado, como tampoco mi pasión por la astronomía. -tornando su ojos hacia su hijo- Agradezco tenerte para compartir esta pasión.
-¡Y a mi me gusta aprender de ti papá! -contesto con una sonrisa Sirius, contento de que su padre lo viera de tal manera- A decir verdad... -continuo pero deteniéndose unos segundos, pensando en lo que iba a decir- ¿Puedo preguntarte algo, padre?
-Sabes que soy todo oídos, solo dime lo que quieres preguntarme antes de que sea demasiado tarde para irnos a dormir. -dijo Endymion extendiendo el brazo para continuar comiendo mientras escuchaba atento cualquier palabra que dijera su hijo-
Termino Endymion mientras la tenue luz de la luna se filtraba entre los oscuros nubarrones del cielo que parecían ocultar y apagar las estrellas disminuyendo la luces del cielo, el ambiente entre padre e hijo siguió en un momentáneo silencio de diez segundos mientras el menor pensaba en sus palabras mientras su rostro se deslumbraba por las llamas de la fogata iluminándose mientras movía los labios.
-¿Co-como era mamá, hacías estas cosas con ella?
Una vez Sirius soltó su pregunta vio como su padre permaneció en silencio, casi estático como si se hubiera congelado por aquellas palabras, Sirius sintió como se hizo un breve silencio entre los dos, padre e hijo ninguno de los dos pronuncio palabra alguna durante más de diez segundos que solo iban en aumento solo interrumpidos por la crepitantes llamas de la fogata, un silencio que parecía de años hasta que finalmente fue interrumpido por el padre.
-Ella...compartía esta misma pasión que yo por el universo. -dijo Endymion, con un repentino tono de dulzura en su voz que llamo la atención de Sirius- Habían noches enteras en las que nos quedábamos juntos en la ladera de la montaña estudiando el firmamento y me quedaba completamente fascinado con todos los conocimientos que ella tenia, cada noche había algo nuevo que descubría, que ella me enseñaba y practicábamos juntos con nuestras manos entrelazadas.
-Mi mamá...¿Sabia de astronomía? -Sirius se reincorporo mientras se acercaba a su padre quería escuchar a la perfección cada palabra que este decía, más allá de su curiosidad infantil había un deseo genuino de escuchar y saber más.- ¿La conociste en tu juventud? ¿No era una campesina?
-Tu madre podía ser muchas cosas, hijo, pero...No la conocí en las mejores circunstancias...-el semblante de Endymion se debilito, la dulzura de su voz mezclándose con seriedad- Ella...apareció en mi momento más bajo. Cuando estaba solo y no tenia a nadie...refugiado aquí en Latmos, cuando pensaba que mi vida no tenia valor alguno...-continuo Endymion, tenia toda la atención de Sirius quien notaba como el semblante de su padre parecía afligido como si algo lo molestara apretando los labios para seguir- Ella llego, apareció en una época donde ni las propias estrellas del cielo brillaban, bajo este enorme firmamento que solo era oscuridad, ella apareció para volver mi mundo uno lleno de luz, felicidad...y esperanza.
Mientras contaba sus palabras Endymion sonrió, sentía una creciente felicidad abordar su corazón mientras alzaba la mirada para ver el cielo, las estrellas que brillaban con fulgor y sobretodo aquella luz del cielo que reemplazo al sol en su labor de iluminar la tierra, la luna que con su tenue luz iluminaba el rostro de aquel campesino.
-Dado que las estrellas dejaban de brillar...y que la luna apenas llegaba brillar en estas tierras durante esos tiempos, tu madre me enseño que cuando no encontrara una luz en el cielo observara mi propia luz. Ella ilumino mi mundo y...-sonrió girando la cabeza para ver a su hijo, Sirius- Cuando tu llegaste a nuestras vidas...cielos ella me decía que parecía un rio de lagrimas. -carcajeo un momento mientras Sirius atento escuchaba todo abrazando su bufanda- Nos diste unos momentos de felicidad que no cambiaria por nada en el mundo, te volviste nuestra pequeña estrella, pero la más brillante de todas las que pueden existir.
Una vez culmino Endymion este se fijo en el rostro de su hijo, una vez lo vio no pudo evitar sonreír un en silencio para si mismo. Sirius se sentía conmovido y con una vehemente felicidad al escuchar las palabras de su padre. Atrás estaban quedando las horridas perturbaciones de los sucesos de a tarde del viaje al pueblo Hitita, el corazón de Sirius bombeo con vehemencia pensando en que no debía sentirse abatido por esas ideas, había un futuro brillante que explorar y muchas cosas nuevas que aprender junto a su padre.
-No sientas que hoy fallaste a esa promesa que me hiciste...Por que el solo hecho de que estés aquí ahora mismo conmigo demuestra que eres fuerte, hijo.
-¡Lo seguiré siendo papá! Tanto por ti como...-sonriendo Sirius apretó su bufanda con cariño- Como por mamá, que nos este viendo desde los Elíseos y este orgullosa, ¡La hare sentir orgullosa!
Las palabras de Sirius fueron acompañadas por la luz de la luna y las estrellas, sus tenues pero a su vez vehementes brillos sobre las tierras de Anatolia, iluminando todas esas tierras derruidas y devastadas pero a su vez trayendo luz a aquella pequeña familia de granjeros. El viento del norte sopla sobre los arboles, las hojas de sus ramas y los arbustos, los animales del bosque se encontraban durmiendo mientras otros de actividad más nocturna andaban por los interiores del bosque. Podían escucharse los caudalosos ríos a la distancia como también el crepitante fuego de la fogata que acompañaba el ambiente tan familiar para padre e hijo, ambos comiendo juntos, el padre contando historias a su hijo mientras intentaban cantar bajo la luz de la luna.
Su vida era monótona pero dentro de su monotonía...ambos eran felices en su mundo imperturbable ignorando todos los males del exterior.
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Pero mientras ambos, Endymion y Sirius, se distraían por el sonido del oscuro bosque y el crepitar de la fogata que con su calor protegía del frio nocturno a ambos, Endymion abrió repentinamente los ojos mientras viraba la cabeza hacia atrás con sorpresa casi como si fuera un reflejo que sobresalto a Sirius.
-¿Papá, pasa algo?
-Creo jurar que escuche algo...<<Dioses por favor que no se un oso...>>
Endymion rápidamente se levanto del suelo, prestando atención su oído viendo los umbrales del bosque que lo rodeaba por completo aquel hombre intentaba buscar la fuente del sonido...solo para abrir los ojos pasmado al escuchar como la maleza se movía de manera desenfrenada a la distancia, no solo era algo grande en los terrenos de la granja si no que estaba cerca de su casa.
<<¡Maldición, el fuego debió atraerlo!>> Pensó Endymion apretando los dientes con fuerza, rápidamente se giro para ver a su hijo quien lo miraba preocupado, Sirius también se había levantado del suelo. -¿Lo escuchaste? Debe ser un oso...
-¡Pero si los osos dejaron de aparecer desde hace tres años! -contesto alterado escuchando la maleza volver a moverse, la luz de las estrellas había sido tapada por los nubarrones del Erebo haciendo que la única luz que los iluminara fueran los rayos de luz de la luna como el brillo del fuego de la fogata- Sera acaso que ellos...
-¡No pienses lo peor! -grito Endymion haciendo retroceder a su hijo, estaba nervioso y el solo pensar en diferentes posibilidades antes que ayudarlo lo hacia sentir más ansioso y alterado- Sigue mis indicaciones...ponte detrás de mi...¡Y dame rápido el hacha!
El granjero termino para luego ver en dirección donde venia el sonido, apretó más los dientes al ver como gracias a las danzantes llamas que producía la cercana fogata iluminaba lo suficiente para distinguir el follaje de los arbustos estaba en movimiento, Endymion entendió que su voz solo guiaba al invasor que estaba cada segundo más cerca de su hogar. Sirius con su cuerpo agitado rápidamente se desplazo para con todas sus fuerzas tomar el hacha de su padre entregándosela, Endymion no medio palabra alguna y la tomo con fuerza con sus dos manos, era el arma más cercana que tenia en esos momentos y tras tanto cortar leña y cortar arboles estaba listo para golpear a quien se acercase.
Sirius se poso atrás de su padre viendo en la misma dirección, el niño abrio los ojos con sorpresa al ver como unos prominentes pasos se acercaban hacia él y su padre, grande fue su sorpresa al ver como una sombra empezaba a emerger de los umbrales del oscuro bosque que se acerco hacia ellos, Endymion estaba apunto de acercarse para escrimir un hachazo con todas sus fuerzas pero se detuvo en seco, abriendo los ojos de par en par pasmado tras divizar la apariencia de aquel ser y a su vez...escuchar una voz...
-Ayuda...por favor...
Aquella voz dejo en silencio ambos granjeros, era la voz de una persona, la de un hombre tosiendo y esforzándose por hablar como también respirar, pero la sorpresa de padre e hijo no paro ahí al ver como gracias a un repentino viento las llamas de la fogata se avivaron iluminando más la estancia dejando ver la apariencia de aquel inesperado invitado: Un hombre de gran estatura con una larga melena castaña que le llegaba no solo hasta los hombros si no incluso a la mitad de la espalda, llevaba puesta una armadura de cuero, Endymion quedo mudo al ver como parecía llevar un diseño arcaico la misma, tenia un cuerpo musculoso que se dejaba ver por sus tonificados brazos pero lo que más sorprendió al granjero y a su hijo fue ver como aquel hombre caía de rodillas, su cuerpo estaba lleno de heridas sangrantes y no era siquiera capas de abrir sus ojos, sin darse cuenta Sirius al verlo intento acercársele preocupado por su estado.
-Esta herido, ¡Tenemos que ayudarlo, papá! -comento intentando acercarse pero siendo detenido en seco por un fuerte agarre de su padre- ¡Oye!
-¡Quédate atrás! -grito Endymion preocupado llamándole la atención a Sirius- Por favor...
-Pero...-fue interrumpido, la fuerte y ensangrentada tos de aquel castaño hombre lo detuvo- ¡Hay que ayudarlo!
-Au-Auxilio por favor...no pi-pido más nada...
Aquellas habían sido las ultimas palabras de aquel hombre antes de caer al suelo ensangrentado, como si la vida se le hubiera escapado del cuerpo, ante esa escena Endymion pasmado no tuvo la fuerza para seguir reteniendo a su hijo quien salio corriendo en auxilio de aquel extraño. Endymion solo era capas de escuchar los gritos de Sirius, pidiendo ayuda para poder atender aquel castaño hombre quien había llegado a su granja, Endymion soltó su hacha mientras se acercaba dubitativo...viéndolo más de cerca tanto sus facciones faciales como su armadura de cuero analizando su diseño reconocible, Endymion sintió un escalofrió recorrer su cuerpo mientras en voz baja expresaba sus dudas...
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