El sello del ojo derecho
Bienvenidos a otro capitulo de esta historia espero les guste :3
Saga logró sujetar a Alice de la mano y clavar su hoja pivote en la pared de la torre, salvándola de una muerte segura.
—¡Basta! ¡Suéltame! No pienso vivir con la deshonra de haber sido rescatada por un criminal —Alice trató de soltarse comenzando a mover su cuerpo.
—¡No te muevas, idiota! ¡Como caballero de la integridad, entiende que morir aquí no va a solucionar nada, idiota! — la chica lo miró enojada con la cara enrojecida.
—Vuelves a burlarte de mí. ¡Retíralo, criminal!
—¡Cállate idiota, te digo así porque eres idiota, así que escúchame, idiota! Si mueres, Eugeo y Kirito irán directo a la clérigo mayor. Tu papel es evitarlo ¿no? Tu prioridad es sobrevivir cueste lo que cueste. ¡Eres un caballero! ¡Te llamé idiota por que no puedes entender eso, idiota!
—Has usado ese insulto ocho veces. Entiendo, lo que dices tiene lógica, pero entonces, ¿por qué no me sueltas? ¿No se trata de compasión? Eso sería más difícil que soportar la muerte.
—Mis compañeros y yo no llegamos tan arriba sólo para destruir a la Iglesia Axioma, también queremos proteger el Territorio Humano del Territorio Oscuro, por eso no puedo permitir que la caballero más fuerte muera. Necesitaremos que pelees.
—¿Y por qué blandes tu espada y derramas sangre incumpliendo la principal prohibición?
—Eugeo, mi hermano y yo nos enfrentamos a Raios y Humbert porque el Índice de Tabúes y la iglesia se equivocan. ¿De verdad crees que se deba permitir que la nobleza haga lo que quiera con chicas como Ronye, Tieze y Krista solo porque el Índice no lo prohíbe? ¡Responde, Caballero de la Integridad! —unas pequeñas lágrimas de ira salieron de los ojos del asesino.
—La ley es la ley. Los crímenes, crímenes. Si se permite que la gente juzgue arbitrariamente, ¿cómo se conservará el orden?
—¿Y quién decide que Administrator o quien dicta las leyes está en lo cierto? ¿Los dioses? ¿Y por qué no me castigan ahora mismo con un rayo divino?
—La voluntad de Stacia se dejará ver en nuestras acciones.
—Eugeo, Kirito y yo subimos hasta aquí para aclararlo, ¡para derrotar a Administrator y probar sus errores! Y por ese mismo motivo no puedo dejar que mueras —la hoja de Saga comenzaba a zafarse de la pared, por lo que levantó a Alice para que quedaran a su altura—. Clava la espada en alguna grieta, por favor, no aguantaré mucho.
Alice logró clavar su espada mientras el joven asesino resbalaba y caía. Ella lo tomó de la gabardina para salvarlo.
—No te salvé, sólo te devolví el favor. Además aún no hemos resuelto nuestro duelo.
—Ya veo, entonces ya no nos debemos nada. Te tengo una propuesta: Los dos tenemos que volver a la torre, así que tengamos una tregua hasta entonces.
—¿Una tregua?
—Sí, tendremos más probabilidades de sobrevivir si colaboramos.
—¿A qué te refieres concretamente?
—Si alguno cae, nos ayudamos. Tengo cuerdas, pero necesitaría algo más resistente que eso, pero es pedir demasiado.
—Es una propuesta lógica, eso debo reconocerlo. No tengo otra opción, pero me abalanzaré en cuanto entremos, no lo olvides — Saga sonrió.
Alice convirtió uno de sus brazaletes en una cadena con la cual podían sujetarse mutuamente de sus cinturones. Saga pensó que era posible que el dragón de Alice pudiera recogerlos. Desgraciadamente, sólo el capitán de los caballeros podía volar más arriba del piso 30 de la catedral. Alice creía que esto era debido a un arte de la clérigo mayor, dejando sólo tres soluciones posibles: Bajar, subir, o romper el muro nuevamente.
Romper el muro sería algo complicado, ya que además de tener una durabilidad demasiado alta, podía regenerarse por sí mismo, por lo que podrían subir al Mirador Lucero del Alba, debido a que sólo estaba rodeado por columnas. Era momento de escalar.
Saga comenzó a hacer vigas de metal, las cuales clavaba en la pared como base para estar de pie, y gracias a sus habilidades de parkour, era sencillo escalar.
—Creo que funciona, sube a la primera como hice yo —dijo mirando a Alice.
—Imposible —contestó ella dejando de mirarlo.
—¿Qué dijiste?
—Dije que es imposible.
—No tiene nada de imposible, con tu fuerza no te costará nada impulsarte a ti misma.
—¡No me refiero a eso! Es la primera vez que me encuentro en esta situación. Aunque sea una vergüenza, ya me cuesta mantenerme colgando. No puedo trepar a un apoyo tan pequeño —dijo la chica con algo de vergüenza y sus mejillas enrojecidas.
—De acuerdo, te subiré al apoyo.
Alice retiró su espada del muro y se aferró a la cadena recogida por Saga. Si bien el asesino tenía la suficiente fuerza para hacerlo, su movimiento estaba limitado, por lo que tendría que pensar en algo rápido para salvarlos a los dos.
—Alice, tengo una idea para salvarnos... pero no te gustará —Saga creó un gancho de metal similar a los picos que usan los alpinistas en el mundo real—. Tendrás que sostenerte de mi espalda.
—I-idiota, prefiero morir que traicionar mi orgullo como Caballero de la Integridad —reclamó sonrojada.
—Si sólo estoy escalando yo y subiéndote con la cadena, tardaremos una eternidad en llegar. Será más fácil contigo en mi espalda —Alice miró hacia abajo y a regañadientes llegó a la espalda del asesino, abrazándose de su pecho y enredado la cadena alrededor de ellos.
—Después de que salgamos de esto...Te mataré sin piedad.
—Primero piensa en cómo saldremos de esto y luego me amenazas todo lo que quieras —suspiró con pesadez.
Saga empezó a escalar la torre con Alice en su espalda, haciendo sus pasos cuidadosos. Usaba las hojas de sus botas como soportes. Alice se sorprendió de que había pasado un buen tiempo y su "compañero" aún no perdía el aliento.
—¿Cómo es posible? —preguntó Alice.
—¿Qué cosa?
—Ha pasado un buen tiempo y aún sigues escalando sin demostrar cansancio.
La razón porque la que Saga aún no se había cansado se debía a todos los años de entrenamiento en el mundo real como asesino, al igual que sus años de entrenamiento en Underworld, ayudando a que se fortificara más en cuerpo y mente.
—Entrené muy fuerte en la academia.
—Ya veo, y en cuanto a esa manera de pelear con cuchillos pequeños igual de resistentes que las espadas de tus compañeros... nunca había visto algo así.... O que fueran forjados por los dioses —Saga se encontraba dudoso sobre si revelarle su historia o esperar más tiempo.
—Será en otra ocasión. Si salimos de aquí, o al menos sobrevivimos, pensaré si contártelo —Alice guardó silencio.
La puesta de Sol estaba próxima, pero habían logrado escalar hasta el piso 85, y sería peligroso escalar de noche. Para su fortuna, había un espacio cercano entre la pared y el vacío donde podrían descansar, acompañados de unas estatuas similares a gárgolas.
Dichos monstruos, provenientes del Territorio Oscuro, comenzaron su ataque contra ambos guerreros, y en un descuido, Alice se resbaló de la espalda de Saga en su intento de observar a sus enemigos.
—¡Alice! —por reflejo Saga lanzó un dardo de cuerda que mejoró Cardinal hacia el hombro de Alice, perforando su hombrera sin hacerle daño— ¡Sube de nuevo a mi espalda!
Alice empezó a escalar por la cuerda de Saga, y una vez que volvió a su espalda, el asesino hizo una apuesta arriesgada, comenzado a escalar rápidamente para llegar a la pequeña barda y poder enfrentar a los monstruos atacantes. Esto hizo que Alice gritara de miedo.
—¡Miserable! ¿Se puede saber en qué estabas pensando, tonto? —dijo Alice, roja de coraje.
—No teníamos otra opción. Ya hablaremos luego, tenemos compañía.
Alice no entendía por qué aquellos monstruos se encontraban en ese lugar. Era imposible que superaran a los Caballeros de la Integridad y se infiltraran en la catedral.
Los tres monstruos, llamados Minions, volaban en círculos, esperando el momento preciso para atacar. La chica logró derrotar a dos Minions de un tajo mientras observaba a Saga.
—¿Necesitas ayuda?
—No, gracias, lo tengo controlado.
Saga lanzó un dardo de cuerda hacia el cuello de la criatura, y con su fuerza la dirigió hacia el muro para que esta chocara y cayera al suelo. Posteriormente, se lanzó en picada, y con sus hojas ocultas la mató en un instante.
—Creo que fue diver... —el sonido de la mano de Alice impactando en el rostro de Saga se escuchó.
—¡I-idiota! ¿Cómo te atreves? Cometer actos tan imprudentes, obligándome a tocarte y dañar mi hombrera. Debería de matarte aquí mismo, pero... debo de admitir que tales actos funcionaron —dijo algo sonrojada.
—Pues tuve que idearme algo rápido, además de que fue más fácil llevarte en mi espalda.
—Sigo sin entender por qué le dejaste tu espada a tu hermano y pelear con esos cuchillos.
—La costumbre.
—¿Costumbre? —Alice notó que las manos estaban manchadas de sangre, al igual que su rostro— Estás manchado.
Saga las vio y se las empezó a limpiar en sus pantalones.
—¡No, idiota! Espera.
—¿Qué?
—¿Por qué todos los hombres iguales? ¿Que no tienes un pañuelo?
—No.
—¡Toma! —Alice sacó un pañuelo y se lo dio— Devuélvelo limpio cuando salgamos de aquí y antes de que te mate.
—Gracias.
Alice se enojó dándose la vuelta. Pasó un momento de silencio. Saga se sentó en un extremo del borde para admirar la vista y descansar. Él sabia de sobra que su hermano y su amigo habían llegado con el capitán de los caballeros y saldrían victoriosos.
Por su parte, Kirito y Eugeo llegaron a una especie de baños, donde se encontraba el caballero Bercouli Synthesis-One, saliendo de un relajante baño con agua caliente.
—Siento haberlos hecho esperar. Antes de que peleemos, ¿podrían decirme algo? —el caballero tenía el cabello azul y cicatrices en el cuerpo que reflejaban experiencia.
—¿Qué cosa? —contestó Eugeo.
—Este... la subcapitana... ¿Fanatio está muerta?
—Está viva, la están sanando en estos momentos —respondió Kirito detrás de Eugeo.
—Ya veo, en ese caso no les arrebataré la vida.
—No me gusta —comentó Eugeo.
—Vaya, ¿qué cosa, joven?
—Si estás tan arriba, tú debes ser el capitán de los caballeros, y en ese caso Fanatio no es tu única subordinada. Eldrie, las Cuchillas Rotatorias y Alice, ¿no te importan sus vidas?
—Ah ¿era eso? Veamos... Eldrie era el discípulo de Alice y Darika, Jace, Hobren y Jiro lo eran de Fanatio, y ella a su vez es mi discípula. No me gusta pelear por desquite, pero si la mataron tendría que vengarla, eso es todo. Aunque es posible que Alice me considere como su maestro, siendo sinceros, ya no sé quién de nosotros es más fuerte.
Hace seis años, cuando era una aprendiz, era distinto, pero no tengo intención de perder contra ustedes, así que dudo que vencieras a la joven que es igual de fuerte que yo. El dignatario dijo que iban acompañados. Como no veo a su otro compañero aquí, deduzco que estará peleando con ella en alguna parte.
—Algo así. Si te mato, ¿quién te vengará? —Eugeo y Kirito se preparaban para el combate.
—No te preocupes, yo no tengo maestro.
Bercouli lanzó un corte en diagonal, generando una fuerte corriente de aire. Sus rivales se arrojaron contra él, siendo recibidos por un "corte fantasma" y arrojados hacia la piscina.
Empleando el uso de sus artes sagradas, ambos muchachos se curaron de aquel ataque tan devastador. Bercouli les explicó que su espada era parte de un reloj divino en la pared de la catedral, el cual, cuentan los rumores, existe desde los inicios de aquel mundo y recibía el nombre System Clock por parte de la clérigo mayor, y que igual que la espada de Olivo Fragante de Alice que corta el espacio, la espada de Bercouli cortaba el tiempo, recibiendo el nombre de Espada Perforatiempo.
El combate cercano sería un problema. Muchos caballeros posteriores a Bercouli eligieron ataques a distancia para "contrarrestar" dicha técnica, aunque la única que posiblemente sería capaz de derrotarlo sería Alice.
Eugeo y Kirito se prepararon para el combate. El chico rubio generó su dominio de armamento, mientras Kirito corría hacia su contrincante. Con ayuda de su espada, Bercouli cortó el hielo que se dirigía hacia él, pero usando eso de distracción, Kirito lo tomó por el cuerpo, derribándolo contra una piscina para que Eugeo usara la recolección de recuerdos de su espada.
Unas ramas, acompañadas por rosas, atraparon a los tres guerreros en el hielo y las rosas comenzaban a florecer, absorbiendo la durabilidad de los afectados. Kirito y Eugeo no tenían mucho problema, ya que su durabilidad estaba casi al máximo, a diferencia de Bercouli, que después de tantos años en servicio, su durabilidad ya no sería la misma.
Mientras las rosas florecían, Eugeo y Kirito comenzaron a relatar todas las atrocidades que la clérigo mayor había hecho en contra de los caballeros y la razón por la cual se habían revelado contra la iglesia, cuando de repente la puerta se abrió y algo similar a una pelota de color azul y rojo entró entre risas.
—Qué vista tan interesante —la pelota reveló la forma de un ser de piel extremadamente blanca, voz chillona y apariencia similar a la de un bufón—. Muy mal, capitán de los caballeros. Espero que no vayas a morir. Eso sería una clara traición a la hermosa clérigo mayor, así que cuando despierte seguro se enojará..
—Dignatario Chudelkin, no te metas en los duelos de caballeros, escoria —refutó Bercouli con dificultad.
—¿Cómo puedes decir eso después de contenerte con un sucio traidor? Capitán, no usaste el reverso de tu espada perforatiempo, ¿verdad? Habrías podido matar a ese mocoso antes de que dijera una sola palabra, y por eso digo que traicionaste a la clérigo mayor.
—Cierra el pico. Peleé con todas mis fuerzas, además tú me engañaste, el mocoso no es un asesino del Territorio Oscuro. Es mucho mejor que un pedazo de carne podrida co...
—¡Silencio o te arranco la cabeza! Ahora tenemos problemas porque los asquerosos caballeros son todos unos inútiles. Cuando la clérigo mayor despierte, todos los caballeros... o al menos la subcapitana y tú necesitarán un nuevo tratamiento.
—¿De qué estás hablando?
—¡System call: deep freeze Integrator Unit ID:001! —el cuerpo de Bercouli fue cubierto al 100% de un color gris oscuro, rompiendo las rosas que lo rodeaban— Ya no necesitamos a viejos como tú, Primero. Y menos ahora que encontramos a dos peones interesantes.
Los ojos de ambos muchachos comenzaron a cerrarse, quedando en una oscuridad abismal.
—Hermano... —Saga sintió una opresión en su pecho.
—¿Qué ocurre?
—Nada. Supongo que estaremos aquí por un tiempo, debemos tomar un respiro antes de seguir. ¡Atrapa! —le lanzó el objeto redondo a Alice y ella lo atrapó por reflejo.
—¿Qué es esto?
—Comida, el hecho de tener que escalar me dio bastante hambre.
—Te hace falta seriedad, sólo te saltaste unas cuantas comidas, pareces un niño —Alice lo abrió y vio que era un delicioso pan crujiente con crema y mantequilla en el interior—. Aún son comestibles y están en buen sabor.
—Olvídalo, ¡no aceptaré esto de un criminal como tú! —se escuchó un crujido del estómago de Alice, provocando que Saga riera.
—¡Idiota! No te rías, voy a tomarlo... ¡pero me ofende muchísimo!
—A tu hermana le gustaban mucho este tipo de panes.
—¿Hermana?
—Te lo contaré, ya tú decidirás si me crees o no.
—Habla, pero si opino que intentas engañarme, te mataré en ese mismo instante.
Saga comenzó a relatar su historia en el pueblo de Ruild, donde conoció a Eugeo y vivía alegremente con su familia. Todo cambiaría por el simple hecho de haber cruzado al territorio oscuro. Fue llevaba a la catedral considerada como una criminal, sellando sus recuerdos y convirtiéndose en un caballero de la integridad, lo cual siempre preocupaba a su hermana menor Selka, quien siempre aspiraba a ser como su hermana mayor y a convertirse en monja para lograrlo.
El asesino también cuestionó cómo serían capaces los caballeros de detener un ataque general del Territorio Oscuro. Si bien los caballeros eran la mayor fuerza que tenía el Territorio Humano para defenderlo, Administrator tenía el temor de que esa fuerza ya no fuera controlada por ella, y por ello consintió a la nobleza en lugar de levantarlos en armas.
Pero aún había esperanza, los nobles bajos y los civiles deseosos de proteger el mundo como lo conocían podían levantarse en armas, así como aprender a pelear y el uso de las artes sagradas, actuando de la manera correcta y generando el temor a Administrator de que sus subordinados no serían 100% leales, dejando como única solución derrocar a Administrator y prepararse para la guerra.
—¿Podría verla? Si coopero contigo, si logro recuperar mis recuerdos sellados, ¿podría volver a ver a Selka, mi hermana menor? —preguntó Alice seriamente.
—Sí, pero escúchame bien, serás tú la que vea a Selka, pero no lo serás. Cuando recuperes la memoria volverás a ser la Alice de antes de someterse al ritual Synthesis. La caballero Alice Synthesis Thirty dejará de existir.
Alice no recordaba cómo era su rostro ni su voz, pero no era la primera vez que decía ese nombre. Ambos estaban muy clavados en el fondo de su corazón.
—Lo pronunciaba cada día, cada noche... Selka —Alice admiraba las estrellas en el cielo nocturno mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. Es cierto, ¿no? Tengo una familia. Un padre, una madre y una hermana. Están en algún lugar bajo este cielo.
Alice comenzó a llorar mientras Saga ponía la mano en su hombro en señal de apoyo.
—Las maravillas de este mundo no son las riquezas o el poder, sino la familia, que estemos donde estemos siempre está en nuestro corazón —Alice limpió sus lágrimas al escuchar eso.
—Desde que escuché que la clérigo mayor creó a los caballeros, sospechaba que podía ser una posibilidad. Le robé este cuerpo a Alice Schubert y lo monopolicé durante seis años, esa es la verdad. Debo devolver lo que robé, es lo que desearían Selka, sus padres, tu amigo, tu hermano y tú —Alice le dio por primera vez una sonrisa—. Tengo un favor que pedirte. Antes de que este cuerpo vuelva a ser de la Alice original, ¿podrías llevarme a Ruild? Me basta una ojeada desde las sombras. Quiero ver a Selka y a mi familia, me conformaré con eso.
—Sí, te lo prometo, te llevaré a Ruild antes de que recuperes la memoria —Alice se puso de pie con los ojos cerrados.
—Ya me decidí. Para defender al Territorio Humano y a su gente, Alice Synthesis Thirty abandona su mision como caballero de la... —Alice se detuvo por un dolor grande e insoportable en su ojos derecho, el cual se puso rojo marcando el código: Alerta de sistema código: 871— Mi ojo derecho arde.
—No pienses en nada. Vacía la mente. Debe de ser una barrera psicológica que se activa si tratas de desobedecer a la Iglesia Axioma. Si sigues pensando, se te saltará el ojo.
—Qué cruel. Esto es demasiado cruel. No sólo mis recuerdos, también controlan mi voluntad. ¿La persona que grabó esto en mi ojo fue la clérigo mayor?
—No, creo que no. Serían los que crearon este mundo y lo observan desde afuera. "Dioses" que no mencionan los registros de la creación —Alice se aferró a los hombros del asesino mientras lágrimas de dolor salían de sus ojos.
—Pese a que los caballeros peleamos para defender este mundo eternamente, ¿los dioses no confían en nosotros? Me arrebataron los recuerdos de mi familia, y además me imponen este sello, ¿todo para obligarnos a obedecer? ¡No soy un muñeco! Quizás me crearan artificialmente, pero tengo voluntad propia. Quiero proteger a este mundo y a sus habitantes. ¡Esa es mi única misión! —Alice hundió su rostro en el pecho de Saga— Saga, contenme con fuerza, por favor.
—Bien —Saga abrazó con fuerza el cuerpo de la chica.
—Clérigo Mayor Administrator, Dios sin nombre. Para cumplir lo que debo hacer... ¡Pelearé contra ti!
Eugeo despertaba abruptamente de una pesadilla donde él había matado a su familia y amigos, llenando sus manos de sangre. El chico rubio comenzó a observar una habitación color azul, un mural de las diosas en el techo y una gran cama en el centro cubierta por una especie de cortinas de tela color guinda con detalles dorados.
Eugeo vio la cortina medio abierta, logrando ver a una mujer de una belleza incalculable, la cual usaba un vestido de color morado al igual que su cabello, durmiendo placenteramente. La mujer respondía al nombre de clérigo mayor Administrator o Quinella. La curiosidad del rubio se hacía más grande, por lo que intentó acercársele y tocarla cuando una voz le habló, deteniendo su acción.
—¡No, huye, Eugeo! —la chica que dormía plácidamente era nada más y nada menos que la clérigo mayor Administrator.
Eugeo preparaba la daga otorgada por Cardinal, mientras la voz seguía diciéndole que huyera. La mujer abrió los ojos color lila mientras una sonrisa se posaba en sus labios.
—Qué desafortunado —dijo Quinella soltando un bostezo.
—¿Desafortunado?
—Sí, eres un chico desafortunado. Eres como una flor marchita en un tiesto.
—¿Una flor en un tiesto?
—Sabes lo sediento y hambriento que estás.
—¿De qué?
—De amor.
—¿De amor? Hablas como si no lo conociera.
—Asi es. Eres un niño desafortunado que no sabe lo que es ser amado.
—No es verdad, mi mamá me amó. Cuando tenía pesadillas me abrazaba y cantaba canciones de cuna.
—Y ese amor, ¿era realmente sólo tuyo? No, ¿verdad? Era lo que sobraba del que le ofrecía a tus hermanos.
—Es mentira. Mamá sólo me amaba a mí.
—Querías que sólo te amara a ti, pero no lo hacía. Por eso odiabas a tu papá y a tus hermanos, por arrebatarte su amor.
—Mentira, yo no odiaba a mis hermanos ni a mi papá.
—¿Estás seguro? Lo atacaste, ¿no es así?
—¿A quién?
—La chica pelirroja podría ser la primera persona en amarte solo a ti. Intentaste matar al hombre que quiso arrebatártela a la fuerza. Lo odiabas por quitarte lo que sólo era tuyo.
—No, no me enfrenté a Raios por eso —las expresiones de Eugeo, más que enojo demostraban confusión.
—Pero tu sed no se sacia. Nadie te ama, todos te olvidan y te abandonan porque ya no te necesitan.
—No, no es verdad, no me abandonaron —Eugeo recordó el rostro de aquella chica rubia por la cual se encontraba ahí—. Cierto, tengo a Alice.
—¿Estás seguro? ¿De verdad te ama sólo a ti? Oh, lo olvidaste. Haré que lo recuerdes y despertaré las memorias que enterraste en lo más profundo de tu corazón.
Eugeo comenzó a recordar cómo un día en el pueblo de Ruild Kirito y Alice estaban en un lugar del bosque juntos, mientras Eugeo observaba que Alice no quería irse, pegándose mucho a Kirito, y que él la aceptaba.
—¿Lo entiendes ahora? El amor de esa chica no es sólo tuyo. Es más, ¿acaso te otorgo una parte alguna vez? —Quinella lo abrazó por la espalda— Pero yo soy diferente, Eugeo. Te amaré, te daré todo mi amor sólo a ti.
—¿Sólo a mí? —Quinella se puso de pie quedando frente al rubio, y posteriormente se quitó su vestido, quedando desnuda.
—Ven aquí, Eugeo. Por fin saborearas la alegría de ser amado. Si me amas, te devolveré un amor de igual valor. Cuanto más me ames, más placer inimaginable haré que sientas.
"¿En eso consiste el amor? ¿Se mide por su valor, como el dinero? ¿Eso es todo?" pensó Eugeo mientras su mente y los recuerdos dentro de ella comenzaban a convertirse en un laberinto.
—Lo deseas, ¿verdad, Eugeo? —Quinella tomó las manos de Eugeo, jalándolo y quedando debajo del chico— Codicias mi amor y poder olvidar toda tu tristeza, ¿no? Pero aún no puede ser. Ya te lo dije, primero debes entregarme tu amor. Repite lo que yo te diga, jura confiar en mí y entregármelo todo. Comienza con la apertura de todo arte sagrado.
—System Call.
—Eso es, continúa. Remove Core Protection.
—Remove... —Eugeo aún dudaba. ¿Estaba haciendo lo correcto realmente? Él ya no quería sufrir ni estar triste— ...Core...
—Eso es, ven a mí, Eugeo. Ven a la congregación eterna de mi interior.
—...Protection —Eugeo apretó la mano de Quinella y lágrimas salieron de sus ojos.
Tras perder su ojo y que la fuente de sangre acabara, Alice perdió la conciencia y cayó desmayada.
Saga estuvo impactado por unos momentos, pero regresó a la realidad al ver la condición que estaba Alice. Fue rápido hacia donde estaba ella y quiso administrarle atención medica con su método, el cual sería detener el sangrado quemándole la herida para que suturara rápido, pero desconocía qué resultado tendría si hiciera tal método, así que tenía que actuar rápido o moriría por la pérdida de sangre. Con sus conocimientos de Artes Sagradas, empezó a realizar uno para detener su sangrado. Dio resultado, pero de las artes de sanación tenía poco conocimiento, así que el hizo el más básico que sabía para estabilizarla. Al terminarlo, vio que Alice estaba ya en una condición estable, pero sabía que ya no tenía un ojo, así que decidió hacerle algo: Con su hoja, cortó una pedazo de su prenda color negro y se lo envolvió alrededor del ojo derecho para hacerle un parche, no tuviera la necesidad de estarlo cerrando todo el tiempo y estuviera más cómoda.
Después de terminar de hacer su parche, Saga sabía que ya era tiempo de continuar, pero Alice seguía inconsciente, así que no tenia de otra más que llevársela cargando. Sacó un gancho y cuerda de su cinturón para envolver a Alice en la cuerda, mientras la otra parte de la cuerda la envolvía en él mismo para que pudiera llevar Alice en la espalda. Después de poner a Alice en su espalda y asegurarse de que todas las cuerdas estuvieran bien, activó su hoja pivote a daga y comenzó a escalar la torre. Al llegar vio que era una especie de terraza con vista al exterior y que había una estructura con pilares y unas mesas, por lo que supuso que era un lugar para tomarse un descanso mientras admiraban la vista. El asesino se dio un respiro y se quitó las cuerdas mientras ponía a Alice en el suelo todavía inconsciente. Decidió esperar a que despertara.
—System call: reshape form cup —dijo Saga mientras que las bolas cambiaban de forma y ahora eran dos tazas de metal.
Esa técnica ya la había perfeccionado en la academia, porque ideó una forma para hacerse café en cualquier parte.
—System call: water element discharge —hizo otra arte sagrado y dos bolas de agua aparecieron arriba de las tazas. Saga se fue a sentar en una silla mientras ponía las tazas en la mesa.
—System call: fire element heat object —comenzó a calentar las tazas. Sacó de su bolsa un pequeño contenedor que contenía café, lo agregó a las dos tazas y esperó a que se enfriara un poco en lo que Alice despertaba.
Libreta II Entrada 2:
Este día sí que ha sido largo. Llegamos a lo más alto que podía llevar ese elevador, y al llegar entramos a una especie de jardín. Fue una sorpresa encontrarnos con Alice de nuevo, y era obvio lo que iba a pasar, pero lo sorprendente fue que su espada había tomado la forma de un árbol, para que después se transformara de en su forma de espada. Decidí enfrentarla. Increíblemente estaba acorralado. De no ser por Eugeo, tal vez habría muerto, pero Alice intentó usar su control total contra mi hermano, que en desesperación tuvo que usar su control total, y provocó una gran explosión que nos mandara a volar a los dos afuera de la catedral. Lo último que pasó fue que Kirito y Eugeo corrieron hacia nosotros, pero fue inútil. Los muros se estaban reconstruyendo y se cerraron dejando a mi hermano y Eugeo dentro. Sólo espero que estén bien. Pensé que sería mi final, pero no, ya que al caer, activé mi hoja pivote para sostenerme de un muro, más otra invitada inesperada... Alice. La estaba sosteniendo de mi mano. No la podía dejar morir porque aún necesitábamos respuestas, y además si moría todo este viaje habría sido en vano. Hicimos una tregua temporal en lo que regresábamos adentro. La tuve que llevar en mis espaldas hacia arriba. Ella estaba sorprendida por mi tremenda resistencia y condición física. Al estar arriba fuimos emboscados por unas estatuas vivientes, las cuales derrotamos con facilidad, pero para ella era extraño. Tuvimos una conversación al caer la noche, mencionó una inminente guerra hacia el territorio humano, lo cual a la Administrator parece ser que no le importaba o tiene demasiada confidencia en sus caballeros. Tuvimos otra conversación sobre lo que había hecho el Índice de Tabúes y le conté la verdad... de toda su vida. Ella no podía creer todo lo que le conté, así que decidió estar de acuerdo y que quería hacer frente contra Administrator. Al final hicimos un trato de que la llevaría a ver su hermana y la ayudaría a formar un ejército para defender el territorio humano a cambio de que derrotáramos a Administrator, pero lo siguiente fue demasiado extraño. Algo la estaba reteniendo. Por un momento, al hacer mención de que se rebelaría contra la iglesia, su ojo derecho se estaba poniendo rojo y estaba levantado su espada contra mí. La traté de calmar, y parecía que alguien estuviera hablando con ella. Estaba luchando para no caer ante esa restricción. Al final su fuerza de voluntad pudo más y se liberó de la retención lo cual, lo cual le costó su ojo derecho y cayó inconsciente. Le apliqué primeros auxilios y la pude estabilizar, y pues no tuve de otra más que cargarla hasta lo que parece ser una terraza. Ahora estoy esperando a que despierte.... Pero, ¿qué fue todo eso? ¿Su ojo derecho? Si bien es cierto que lo llegué a ver con Eugeo anteriormente, espero que encuentre respuestas cuando lleguemos a los últimos pisos de esta maldita torre. Una inminente guerra viene hacia acá. Krista, espero que ya hayas completado tu entrenamiento, porque necesitaremos toda la ayuda posible.... Si es que logro sobrevivir a la inminente pelea contra Quinella...
Fin de entrada.
Mientras Saga terminaba de escribir en su diario, escuchó que Alice se estaba despertando. Confundida, se levantó y vio que todo su cuerpo estaba envuelto en sogas, y a Saga con un libro en sus manos sentado en una silla. Ella se puso de pie y se acercó a él mientras se quitaba las cuerdas.
—¿Saga? —susurró Alice, mientras el mencionado bebía un poco de su taza— ¿Subiste hasta aquí cargando conmigo?
—Así es, fue algo complicado, pero al final dio resultado. Así que espero un gracias, toma —le dijo mientras le ofrecía la taza—. Repondrás tus fuerzas.
Alice tomó la taza y le dio un sorbo.
—Uff, caliente, pero... ¿cómo?
—Fácil, te cargué.
—No me refería a eso, sino a cómo lo lograste. Tanta resistencia y sin ninguna gota de sudor.
—Ya te había dicho, mi entrenamiento me ha ayudado.
—G-graci... —Alice no terminó la oración porque tomó otro sorbo. No quería agradecerle a Saga por su orgullo— ¿Y tus compañeros? ¿Dónde están? Si subieron las escaleras del Jardín Sobre las Nubes debieron haberse topado con su mayor oponente antes de llegar aquí.
—¿Mayor oponente?
—El capitán Bercouli —Saga se impactó al escuchar eso. El capitán entonces debe ser alguien fuerte.
—En qué lío se metieron, chicos...
Saga estaba pensando en cómo poder localizarlo, y en eso se le ocurrió algo. Sacó su diario y buscó la información que le había dado su hermano sobre su espada e hizo un arte sagrado mientras leía.
—System Call: Generate Umbra Element Adhere Possession Object ID: XRTYL990 Discharge —dijo formando una bola negra en su mano y lo descartó para que buscara algo. Era como un dron buscador. Le dio el ID de la espada de su hermano para que la localizara.
—¿Qué haces?
—Busco la espada negra de mi hermano —la bola se fue hacia el piso y desapareció—Está abajo.
—Espera, ¿tú me trataste la herida?
—Sí, detuve el sangrado pero era lo único que podía hacer. ¿Puedes sanarte el ojo?
—Ahora mismo hay poco poder sagrado en el ambiente, no puedo hacer mucho hasta que salga Solus. Aún me duele y se redujo mi visión del lado derecho.
—Entonces, ¿quieres que haga más? —preguntó Saga activando sus hojas mientras hacía chispas con ellos, refiriéndose a que quemaría la herida de su ojo.
—¿Qué? No es eso, todavía puedo pelear como antes, pero... quiero sentir este dolor un poco más. Es una prueba de mi determinación al enfrentarme contra la iglesia Axioma —dijo Alice determinada.
Saga la entendía. Era su marca de guerra. Se acercó a ella mientras y dio un pequeño golpe en su hombro derecho.
—Descuida, te cubriré el lado derecho. ¡Argh! —gritó Saga imitando a un pirata. Le pareció un poco gracioso e intentó guardar la risa, lo cual Alice notó.
—¿Qué es gracioso?
—Je, je, no, nada.
Alice no dijo nada. Empezó a caminar hacia las escaleras, pero algo la detuvo.
—¿Qué harás con esos? —dijo mientras señalaba las tazas.
—Ah, eso —Saga tomó las tazas y las arrojo hacia el exterior.
—¡¿Pero qué?! ¡¿Por qué hiciste eso?!
—Pues ya no me servían. Además sé hacer más.
—Pero, ¡¿y si le caen a alguien en la cabeza?!
—Nah, no es muy probable que pase. Además es de noche, no es posible que alguien esté ahí a estas horas.
—Bueno... —Alice comenzó a caminar hacia las escaleras hacia mientras Saga la seguía.
En alguna parte cerca de la Catedral, un noble de tercera clase acosaba a una chica noble de sexta clase.
—Así que más te vale que me des tu dinero mañana, o si no habrá consecuencias —dijo una persona de estatura alta.
—¡Pero no es justo! —gritó una chica de menor estatura que él.
—Debes de obedecer, o si no ya sabes qué puede pasar. Además soy un noble clase alta —dijo la persona mientras se saboreaba la lengua al ver a la chica.
—¡No! ¡No lo haré!
—Tú lo pediste. ¡Por mi autoridad, yo...! —el noble no pudo terminar la frase cuando algo le cayó con forma de taza le cayó en la cabeza, dejando a la chica sorprendida y riendo.
—Parece ser que los dioses están de mi lado. Oh, gracias, Stacia y Lunaria —dijo la chica, que se fue corriendo a su casa.
El dúo se encontraba camino hacia el piso 90. Estaban esperanzados de encontrar a Kirito y Eugeo, pero en el camino Alice le surgió una pregunta sobre Saga.
—Hey, ¿te puedo preguntar algo? —preguntó Alice.
—Dime —respondió el asesino.
—¿Por qué dijiste "argh"? ¿Qué quiere decir eso?
—Oh... —Saga no se esperaba que Alice preguntara eso— ¿Alguna vez escuchaste la historia de Edward Kenway?
—No.
—Las leyendas dicen que era un infame pirata con su preciado barco, el Jackdaw. La leyenda dice que era un hombre valiente pero imprudente a la vez, y que estaba obsesionado con su búsqueda de fama y gloria.
—Espera, ¡¿me estás diciendo que dijiste argh porque te recordé a un pirata?! ¡¿Me estás comparando con un criminal?! —reclamó Alice enojada, y llevo su mano a la espada.
—Je, je, pirata sí, criminal no. Espera, aún hay más de la historia. La obsesión hizo que se alejara de su esposa y emprendiera su búsqueda de fama y gloria. Robó un barco y lo nombró el Jackdaw. Se ganó el respeto y temor entre los demás piratas por su habilidad al mando de un barco y destreza de combate. Se especializaba en el combate de espadas duales. En su búsqueda, se topó con dos grupos, los asesinos y templarios, pero este seguía obsesionado con sus propios objetivos: poder, infamia y demostrar que era lo mejor de lo mejor. Edward aprovechó las ventajas que le ofrecían los asesinos, retorciendo los ideales de ellos para que se ajustaran a sus propios fines, pero algo sucedió... Por su arrogancia y codicia perdió a sus amigos y compatriotas, y una chica en especial... Mary. Sólo con ello se dio cuenta de lo que estaba haciendo mal y las consecuencias de sus actos... Decidió darle un mejor uso a sus habilidades y luchar por una mejor causa. Fue cuando decidió unirse a los asesinos. Además de que le debía una promesa a Mary... y se dio cuenta de qué significaban sus ideales: el poder de hacerse mejor de lo que era... Esta es la historia del infame pirata Edward Kenway, un hombre retorcido, orgulloso y arrogante, que al final se dio cuenta de sus errores y se convirtió en alguien mejor.
—Es una historia trágica.
—Lo es.
—Pero se dio cuenta de sus errores, entonces... al final, ¿era un buen hombre?
—Así es.
—Entonces, ¿me estabas comparando con una persona trágica?
—Pero de buen corazón —Alice se impactó al escuchar esa última frase. No podía sentir más que agradecimiento al saber que Saga pensaba que ella era de buena fe a pesar de todo lo ocurrido.
—Cuéntame más. ¿Qué fue de esos dos grupos de la historia?
Saga sabía a qué se refería Alice: a los asesinos y templarios. Ella quería saber de ellos, y él quería contar la historia, pero sería para otra ocasión porque ya habían llegado al piso 90.
—Esa historia será para otra ocasión... Mira, llegamos.
Se acercaron a la puerta. Alice la abrió.
Se impactaron al ver lo que había ahí. Alice le explico que este piso eran los baños principales para los caballeros, pero ahora todo estaba bajo hielo. A Saga se le vino a la cabeza que esto fue obra de Eugeo, pero no se encontraba ahí.
—¿Fue Eugeo el que provocó esto? —preguntó Alice.
—Sí, de eso no cabe duda. Es su hechizo de dominio absoluto de su espada de la rosa azul, aunque desconocía que fuera tan potente —Saga recordó la pelea contra Fanatio, la cual sólo abarcó una pequeña área y no todo el piso por completo.
—¿Señor? —aclamó Alice al ver que había alguien en la habitación— ¡Señor Bercouli!
—¿Pero qué? —Saga logró ver a una persona congelada en los baños, que en definitiva no era ni Eugeo ni su hermano.
Alice se arrodilló enfrente del hombre. Mientras que Saga se acercaba, notó que el hombre efectivamente estaba congelado. Era de color gris.
—¿Señor?
—¿Color gris? Esta técnica no es de Eugeo o mi hermano —comentó Saga.
—El señor Bercouli me dijo hace tiempo que el ministro Chudelkin está autorizado a petrificar a la gente, y si no me equivoco la técnica se llamaba Deep Freeze —al escuchar que ese tal Chudelkin le hizo esto a Bercouli, Saga confirmó que era el segundo al mando ahí y la mano derecha de Quinella.
—El señor Bercouli dudaba de las órdenes de los dignatarios, pero se decía a sí mismo que necesitábamos el gobierno de la iglesia para mantener la paz. Por eso peleó durante todo este tiempo... Por mucha autoridad que tengan los dignatarios, esto es... No merecemos que nos traten así —Alice exclamó.
A Saga le hervía la sangre al escuchar eso. No sólo tenían corrupto este mundo, también trataban a sus tropas de élite más leales como si fueran cualquier cosa, y no les daban el respeto que se merecen. Además de que los engañaban para que se convirtieran en sus fieles sirvientes. Saga deseaba acabar con estos templarios de la forma más dolorosa posible aunque, esto violara el ideal de los asesinos de darles una muerte rápida. Estos templarios eran muy diferentes a los que ya conocía en el mundo real.
—¡Señor! —se escucharon varios crujidos provenientes del rostro de Bercouli. Parecía que se iba a romper— ¡Deténgase, por favor! ¡Su cuerpo se destrozará!
—Señorita Alice, no llores tanto —dijo Bercouli con esfuerzo—. Echarás a perder tu belleza.
Bercouli miró a Alice y sonrió.
—Así que lograste superar el muro. Rompiste el sello del ojo derecho que yo no pude rompe ni en 300 años.
—Señor Bercouli... yo... —Alice trataba de contener sus sollozos.
—No pongas esa cara. Estoy orgulloso y feliz de ti. Ya no tengo... nada más que enseñarte.
—¡Eso no es cierto! ¡Quiero aprender muchas más cosas de usted!
—Tú puedes hacerlo... —Bercouli no terminó la frase porque llevó su mirada hacia Saga— No... es... cierto... Esa ropa... ese equipo...
Alice estaba confundida por lo que estaba diciendo el Capitán, mientras el mencionado lo observaba. Bercouli cerró sus ojos y dio un suspiro de alivio y satisfacción.
—Ya veo... no son un mito... después de todo... —Saga se sorprendió al escuchar eso, porque fue lo mismo que dijo la maestra Azurika en la Academia. Bercouli abrió sus ojos y se dirigió a chico— Muchacho... ¿Cómo te llamas?
—Saga... —respondió.
—Joven Saga... en todos mis años como caballero... sabía que algo estaba mal con la iglesia... Fue entonces que en mis momentos me dedicaba a estudiar sobre la historia... y entonces me topé... con algo extraño... No sé si fue una alucinación... una ilusión o una visión del futuro... Fue entonces cuando me di cuenta la de existencia... de los tuyos... pero al ver cómo estaba este mundo supuse que eran un mito... y ahora que estás aquí... estaba equivocado... Eres real... todo lo que aprendí... es real... Hice mi mejor esfuerzo para pasarle mis enseñanzas a la señorita Alice ahora que ella lo ha aprendido todo... Por favor... te pido que... le transmitas a la señorita Alice lo que no pude enseñarle... Llévala por un mejor camino... comparte tu sabiduría con ella... Liberen a este mundo distorsionado y corrupto hacia como debe ser... Un mundo con libertad... y... cuídala por mí... por favor...
Saga se quedó sin palabras. No sabía en qué pensar... Bercouli sabía quién era en realidad, pero al escuchar su confesión, se dio cuenta que Bercouli estaba de su lado.
—De acuerdo, lo haré. No te preocupes, anciano —respondió el asesino.
—Anciano... ja, ja, ja... Hace tiempo que no me llamaban así... El ministro Chudelkin se llevó a tus amigos , deben estar en los aposentos de la clérigo mayor. ¡Deben darse prisa! Antes de que sus amigos se pierdan en el laberinto de sus recuerdos —dijo Bercouli con preocupación. Cerró sus ojos y parecía haberse puesto en una especie de sueño porque se agotó su energía.
—Señor Bercouli... —Alice abrazó al que consideraba su guía como caballera.
Saga escuchó un sonido muy leve cerca de él. Volteó su mirada y vio que algo estaba brillando en el hielo. Se acercó y vio que era la espada de Eugeo junto con su funda, y no muy alejada la espada de su hermano.
—Esto...no puede ser... —pensó.
Saga activó su hoja para cambiarla y empezó a picar el hielo. Sacó primero la espada de Eugeo y después la de su hermano para acomodarlas en su espalda.
—Oh, los fanáticos que llevan dos espadas sólo pueden ser nobles con la única intención de vanagloriarse pero... tú no te ves mal... Pareces como el hombre de la historia... —le comentó la rubia.
—¿Tú crees? Ja, ja. No, el combate a dos espadas no es lo mío. No es que no pueda, pero a dos manos no es lo mío.
Saga tomó las respectivas fundas de las espadas y las guardo en ellas. Las colocó en su espalda haciendo parecieran una X.
—Ya veo, al parecer la clérigo mayor atrapó a Eugeo y Kirito. Debemos apresurarnos, sus acciones superan la imaginación de cualquiera —comentó Alice con preocupación.
—¿Por qué lo dices?
—Porque hable con ella. Sólo fue una vez. Hace seis años, cuando desperté tras haber perdido mis recuerdos, me encontré con la emisaria de los dioses que me invocó. Tenía ojos plateados como un espejo que refleja toda la luz, y ahora lo entiendo, le tenía miedo. No podía desobedecerla y debía acatar cada una de sus palabras y entregarle todo de mí, y lo que me hacía pensar así... era el terror. De eso estoy bastante segura —Alice suspiró pesadamente—. Pero ya estoy decidida. Por mi hermana que vive al norte, por la familia que aún no conozco y toda la población, haré lo que creo que es correcto. Démonos prisa. Por lo que sabemos, antes de llegar con la clérigo mayor habremos de enfrentarnos al ministro Chudelkin.
—Espera... ¿dejaremos al viejo en ese estado? ¿No crees que deberíamos despetrificarlo?
—U obligamos al ministro Chudelkin a deshacer el arte.
Saga la miró con determinación y fue hacia donde estaba ella, pero algo lo detuvo. Un destello que parpadeaba en una de las albercas congeladas de los baños. Ese destello y ese color le parecían familiares.
—Espera.
—¿Qué pasa? —Saga se acercó al origen del destello y vio su espada intacta
—¿Qué es? —preguntó Alice. Se acercó porque también vio el destello dorado, mientras Saga activaba su hoja pivote y empezaba a cortar el hielo con su espada.
—Es mi espada.
—Oh, con que es tuya. Es... linda —susurró Alice.
—Bien, debemos seguir —Saga acomodó la espada en su cinturón, mientras que Alice lo siguió a la puerta.
—Oye, ¿qué significa ese símbolo? —preguntó la rubia al admirar el símbolo en su espada que ya había visto cuando las guardó en la armería de la catedral.
—Te lo diré en otra ocasión, vamos.
Al volver a la terraza, Saga estaba pensando en cuál era la función de los dignatarios. Si eran cabezas importantes de la iglesia tendrían un piso para ellos mismos, el cual era necesario encontrar.
—¿Qué hacen los dignatarios? —preguntó Saga.
—La verdad es que ni siquiera los caballeros lo sabemos con certeza, se encuentran desde el piso 96 y allí tenemos restringida la entrada.
—¿Cuál es su trabajo?
—El Índice de Tabúes, revisar y vigilar que todo el mundo lo cumpla. Ese es su trabajo, y si alguien incumple envían a los caballeros a solucionarlo.
Al escuchar eso se llenó de rabia. Era claramente invasión de privacidad y privación de libertad. Muy similar a lo que quiso hacer el Gran Maestro Templario Laureano de Torres y Ayala con el Observatorio años atrás, en la época dorada de los piratas en el mar Caribe, así que sólo una persona como el Gran Maestro podía hacer algo semejante... Administrator.
—Ahora tengo una pregunta para ti. ¿A qué se refería el señor Bercouli con que no eras un mito?
—Sabría que preguntarías tarde o temprano, así que te debo respuestas —Saga soltó un suspiro—. A lo que se refería el viejo era... a los asesinos, ellos son reales.
—¡¿Qué?! Espera... ¡¿la historia es real?! ¡¿Ese hombre es real?! ¡¿No es una historia del pueblo de donde tú vienes?! Entonces... los asesinos y templarios... ¡¿son reales?! —Alice estaba en shock, mientras su compañero solamente asentía con la cabeza—Entonces...tú eres uno, un...asesino...
—Así es...
—Entonces... todo lo que me ha enseñado el señor Bercouli, ¡¿se debe a los tuyos?! ¡¿Tus ideales son reales?! ¿Eso quiere decir que estás de nuestro lado? —Alice estaba hecha un manojo de dudas con los ojos abiertos como platos, hasta que Saga la sujetó por los hombros.
—Alice, sé que estás llena de preguntas, pero debes saber que estoy de tu lado. Tranquila, te daré las respuestas que tanto pides, además se lo prometí al viejo y yo soy alguien de palabra. Sólo ten paciencia, con tiempo todo te lo explicaré —dijo mientras tomaba sus manos, generando un fuerte sonrojo en las mejillas de la rubia, que se soltó rápidamente de el—. Por ahora debemos concentrarnos, en buscar a mis compañeros y derrotar a la Administrator.
—Tienes razón, tenemos que estar enfocados.
Ambos, a un paso veloz, se dirigieron al siguiente piso. Era cierto que Alice aún tenía varias preguntas en su cabeza, pero serían contestadas después de que todo terminara.
Después de subir las escaleras, se encontraron en un pasillo largo. Caminaron hacia adelante y cuando llegaron al límite se toparon con una puerta de forma oval y pequeños detalles que asemejaban gemas.
Ambos guerreros entraron, preparándose para cualquier combate que pudiera darse, caminando lentamente hacia la habitación y logrando escuchar una clase de voces como si estuvieran hablando a través de una radio.
Al adentrarse más en el cuarto, observaron un cruce de pasillos color blanco con cápsulas plateadas a lo largo y ancho de las paredes, finalizando con una luz blanca en el techo. Dentro de esas cápsulas parecía que había cabezas blancas.
—¿Está decapitado? —preguntó Saga.
—No, tienen cuerpo —el asesino dirigió su mirada hacia una de las cápsulas para mirarla con más detenimiento, reconociendo al instante dicho rostro.
—Son esos malditos de la otra vez.
—¿Los conoces?
—Sí, fue en la academia. Aparecieron justamente después del incidente.
Una alarma sonó en toda la habitación, lo cual puso al dúo en alerta mientras los sujetos dejaban de hablar y un tubo bajaba hacia sus rostros, dándoles una especie de sustancia con la cual se alimentaban.
Saga y Alice se disgustaron al ver tal acto. No cabía duda alguna que estos sujetos eran esclavos del sistema. Después de que terminaron de comer el tubo volvió a subir para que los sujetos realizaran sus tareas nuevamente.
—Estos... son los dignatarios que gobiernan el territorio humano —Alice tenía un rostro de asco y terror—. ¿La clérigo mayor creó esto?
—Al parecer sí. Debió haber secuestrado personas con talento en las artes sagradas y los convirtió en esas cosas como vigías.
—¡Es imperdonable! —a Alice le hervía la sangre, apretando sus puños en señal de inconformidad. No soportaba ver tal acto de atrocidad por parte de la clérigo mayor.
—Estás en lo cierto, así que si es que lo logramos y estas personas no tienen salvación, será mejor ponerlos fuera de su miseria.
—Supongo que tienes razón.
A Alice le dolía admitirlo, pero era cierto. Si esas personas no tenían salvación, sería mejor liberarlos de su sufrimiento
En eso escucharon unos gritos al otro lado de la habitación, llantos en los ecos que parecían enfermizos.
—¡No, no, nooooo!
Al entrar a la habitación, la cual asemejaba a la de un infante, llena de paredes coloridas, alfombras decoradas, libros de cuentos para niños, juguetes tirados en todo el piso, un caballo de madera, muebles con distintos colores y una gran cama llena de almohadas y peluches, se encontraron con un hombre de estatura pequeña y complexión redonda, sentado en el piso mirando algo entre gritos y llantos.
—¿Ese quién es? —preguntó Saga, dudoso de si era un niño o un adulto.
—Es el ministro Chudelkin...
— ¡¿Él es el ministro?! ¡¿Esa cosa?! —Saga estaba confundido. El sujeto no era un niño, sino un adulto con la mentalidad de un infante.
—Desgraciadamente sí.
—¡Nooooo! —Chudelkin estaba gritando y negando cosas como un desquiciado, mirando una esfera de cristal.
—Es un enfermo... —ambos estaban acercándose más, lo cual Chudelkin no había notado.
Mientras, a Chudelkin le volvió a dar otro ataque de locura en su negación. Alice logró llegar a su espalda, provocando que cuando estuviera mirando hacia arriba notara la presencia de Alice, que lo estaba mirando directamente a los ojos con una cara de disgusto.
Alice lo tomó por el cuello, levantándolo fácilmente mientras Saga se acercaba por detrás de ella.
—Si tratas de entonar un hechizo... te cortaré la lengua —Alice apuntó con su espada dorada cerca del rostro de aquel ser de piel blanca.
—Eres la numero 30 —dijo Chudelkin—. ¡¿Qué haces aquí?! ¡Deberías haber muerto con los rebeldes!
—¡No me llames por un numero! —gritó— Mi nombre es Alice y ya no soy Thirty.
Chudelkin dirigió su mirada hacia Saga mientras un gran escalofrió recorría todo su cuerpo, sintiendo por primera vez miedo.
—¡¿Pero... qué?! ¡Aahh! ¡30, digo, caballera Alice! ¡Suéltame, déjame ir! ¡Mátalo, mátalo! ¡Es un asesino y un esbirro del Territorio oscuro, un rebelde contra la iglesia!
—Sí es un rebelde, pero no pertenece al Territorio Oscuro. Además es tan real como lo estás viendo, igual que yo ahora —las palabras de Alice impactaron a Chudelkin, que soltó una gran rabia.
—¡¿Piensas traicionarnos, maldita caballero asquerosa?! ¡Los caballeros de la integridad no son más que muñecos, títeres que se mueven bajo mis órdenes!
—Fue la clérigo mayor quien nos convirtió en eso. El ritual Synthesize selló nuestros recuerdos, nos obligó a ser leales y nos hizo pensar que éramos caballeros invocados desde los cielos.
Las palabras de Alice le estaban dando disgusto a Chudelkin pero, con su última oración le formó una gran sonrisa en el rostro.
—Je... Así es... Yo todavía lo recuerdo...cuando rogabas sollozando siendo una niña inocente. "Por favor, por favor no me hagan olvidar, no quiero olvidar a la gente que amo", jo, jo, jo, jo, jo, jo. Aún puedo disfrutar toda una noche rememorándolo. Te trajeron de un pueblo de mierda y te formaste durante dos años como aprendiz. Eras muy traviesa. Intentaste ir a ver el festival del solsticio de verano, estudiabas mucho porque creías que así podrías volver a casa ja, ja. Ja, ja, ja, pero no se cumplió tu deseo. Aumentaste tu autoridad en las artes sagradas, pero ¡te hicimos un Synthesize forzoso! Verte llorar al descubrir que jamás volverías a casa fue indescriptible, no podía contenerlo... Ojalá te hubiera podido petrificar para colocarte en mi habitación, pero no sin antes de...
Chudelkin no terminó la frase porque Saga encajó su hoja oculta en el estómago del hombre.
—¡Escúchame, maldita bola de grasa templaria, estoy harto de tus deseos enfermizos, maldito degenerado mental! ¡Dame una muy buena razón para no matarte ahora mismo! —Saga había tenido suficiente.
—Agh... Maldito asesino...
—¡Espera, Saga! Aún necesitamos sacarle información —Saga sacó la hoja de su estómago, con lo que empezó a sangrar—. ¿¡Synthesize forzoso!? Lo dices como si antes no se hubiera hecho hasta ahora.
—Ja...eres...muy lista...así es... hace seis años te negaste a pronunciar el arte para realizar el ritual normal. Eras una mocosa descarada, pero en eso se me ocurrió detener temporalmente a los dignatarios automatizados y destruí a la fuerza la barrera que protegía lo que te importa. Fue como sí, aaah... te hubiera arrebatado tu intimidad jo, jo, jo, jo, jo, jo, gracias a eso disfrute de una vista inusual —dijo Chudelkin, que se empezó a reír a carcajadas como desquiciado y a escupir sangre.
—Ministro Chudelkin... parece que disfrutaste de tus circunstancias... En ese caso no te arrepentirías de nada, ¿no? —justamente después de que acabara su oración. Alice le clavo su espada directamente en el pecho.
Saga estaba sorprendido con lo que hizo... Alice hizo un asesinato perfecto... ni siquiera dudó en hacerlo. Fue limpio y rápido.
—Ya me cansé de escucharte —el cuerpo de Chudelkin comenzó a expandirse y explotó soltando una especie de humo rojo.
—Las artes sagradas no lo son todo, idiota. ¡Me las pagarás, asesino! ¡¿Crees que con unas estúpidas cuchillas de mierda acabarás con todo?! Necesitarás más que eso para acabar con nosotros y su majestad la Gran Maestra Quinella, y me aseguraré de que vuelvas a ser lo que eras antes... un simple mito. Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, que el padre del entendimiento nos guíe.
—Ese bastardo...
—Espera... ¡¿Chudelkin es un templario?! Entonces la clérigo mayor es...
—Así es, ahora sabes quién es el verdadero enemigo.
El dúo notó que uno de los muebles estaba fuera de lugar, revelando una puerta secreta, por donde escapó Chudelkin. Comenzaron a correr, siendo llevados a unas escaleras. Mientras subían volvieron a escuchar la voz de Chudelkin.
—¡System call: Generate Luminous Element!
El dúo terminó de subir y vieron que era un gran cuarto vacío de color azul y detalles plateados.
—Lo escuché realizar un arte sagrado, pero Chudelkin está arriba. Debió haber huido al piso 100.
—¿Y cómo subimos?
Alice iba a responder su pregunta, pero en eso escucharon unos sonidos que venían del techo, al parecer de una campana que provenía de un pequeño acceso circular. Dos personas comenzaron a descender.
—¡¿Aún quedan caballeros?! —preguntó Saga, preparándose para la batalla.
—No...
—¡Kirito, Eugeo! —gritó Saga.
Saga quedó petrificado al ver que eran su hermano y su amigo. Eugeo llevaba puesta una armadura de color plata total que traía detalles de unas rosas, con una capa de color azul, mientras que su hermano llevaba una armadura de color negro con detalles de color blanco y capa negra.
—Imposible, fue demasiado rápido... —Alice, al igual que su compañero, estaba asombrada.
—¡¿Rápido?! ¿Qué cosa?
—El ritual, tus amigos efectuaron el ritual Synthesize.
—No es cierto...
—Lo es... No hace ni una hora que se enfrentaron al señor Bercouli.
—Así es, es imposible que ellos... —Saga comenzó a caminar hacia ellos mientras era detenido por Alice.
—¡Reacciona! Si no te controlas, no podrás salvarlos.
—¿Hay una forma?
—Así es, dijiste que hay una forma de que un caballero recupere sus recuerdos. Úsala para devolver a Eugeo y Kirito a la normalidad, pero primero...debemos sobrevivir a lo que pasara a continuación.
—Yo me encargo de esto... —dijo volteando a ver a su hermano y amigo.
—¿Pero en qué estás pensando? No puedes enfrentarlos al mismo tiempo.
—Debo intentar primero.
—Está bien, pero si pasa algo entraré a apoyarte. Ten cuidado, esos caballeros ya no son el Eugeo y Kirito que conoces.
—Lo sé —Saga se dirigió a los caballeros que tenía enfrente—. Eugeo, ¿me reconoces? Soy tu amigo Saga. Kirito, soy yo, tu hermano... ¿No te acuerdas de mí? Llevamos dos años juntos desde que nos fuimos de Rulid.
—Lo siento, pero no te conozco —dijo Eugeo.
—Lo mismo puedo decir, jamás te había visto en mi vida —agregó Kirito.
—Pero gracias...
—¿Por qué?
—Por haber traído nuestras espadas devuelta.
En ese instante, las espadas de Eugeo y Kirito comenzaron a brillar mientras que una fuerza las levanto, saliendo de la espalda de Saga y regresando a sus respectivos dueños.
—El brazo de encarnación... —dijo Alice.
—¿Pero qué es eso?
—Una técnica secreta de los caballeros. No es un arte sagrada ni un hechizo de control total. Permite mover objetos por simple fuerza a voluntad. Sólo el señor Bercouli y unos pocos más pueden usarlo. Un caballero recién formado no debería de poder aprenderla tan rápido.
—¿Qué piensan hacer con esas espadas?
—Enfrentarlos —Eugeo ponía la funda en su cinturón, al igual que Kirito.
—Es lo que desea la gloriosa clérigo mayor.
—Hermano, Eugeo, ¡¿van a pelear sólo porque se los ordenaron sin saber por qué?!
—No necesitamos saberlo, es mejor que así sea —dijo Kirito.
—Ella nos dio lo que más deseábamos y es todo lo que necesitamos —espetó Eugeo.
—¡¿Lo que más desean?! ¡¿Y qué hay de Alice?! ¡¿Qué no fue la razón por la que tanto hemos peleado para llegar hasta aquí?!
—No lo sé, no quiero saberlo.
—Lo mismo puedo decir. Ni sobre mí, ni sobre otras personas. Estoy harto de todo ello —las palabras de Kirito y Eugeo eran monótonas y frías, como si de una maquina se tratase.
Saga no podía creer las palabras de su hermano. Era como si en verdad quisiera olvidar a su familia, sus otras amistades, y en especial su esposa Asuna.
—No tenemos nada más que decirles.
—Supongo que será la última vez que nos veremos. Me presentaré, Kirito Synthesis 33.
—Eugeo Synthesis 32.
—Chicos... aunque no me recuerden, todo este tiempo los he estado apoyando y cuidando. Los haré recordar, así tenga que molerlos a golpes —Saga desenfundó su espada y activó su hoja pivote.
La tensión en el aire se hacía presente. Alice estaba preocupada por su compañero, ella sabía que era un gran guerrero, pero el que se encontrara en desventaja numérica le causaba temor.
Saga, por su parte no tenía otro remedio que pelear. Su amigo y su hermano estaban bajo el control templario de la clérigo mayor, y si no los regresaba a la normalidad no podría derrotarla.
Un gran enfrentamiento entre un asesino experimentado y dos caballeros de la integridad estaba por comenzar.
Espero les haya gustado este capitulo, disculpen las faltas de ortrografia mi word anda fallando y no me las detecta pero cuando este terminada la edicion lo volvere a publicar. Como he estado bastante inspirado si todo sale bien abra un capitulo mas antes de que entre a clases el 5 de agosto asi que nos veremos en la siguiente actualizacion :3
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