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7: MANCHAS TEÑIDAS DE ROJO PURGAN LAS CALLES DE LONDRE

En el distrito industrial todo ocurría normalmente, el ambiente era tranquilo como cada noche, las chimeneas vomitaban humo con fuerza al son de las olas que azotaban contra los muelles de la urbe británica, en el interior de una de las fábricas un hombre alto de piel caramelo vestido con un rico traje negro y una fedora gris, en su pantalón llevaba varias pistolas y de su cuello colgaba un medallón de una cruz plateada y roja caminaba por el interior de una de las naves fumándose un cigarro, Samuel Johnson era su nombre.

A su lado, diez hombres igual de bien vestidos y equipados con ametralladoras le seguían muy de cerca. Frente a ellos, un hombre mayor con signos de agotamiento les esperaba temblando y con cierto temor.

Samuel: (Se acerca al hombre y le echa el humo del cigarro a la cara) Dime viejo, ¿ya tenéis nuestro pedido hecho?

Hombre: (Viendo hacia abajo temblando) Lo-lo siento señor, pero todavía nos quedan bastantes armas que producir.

Samuel: Bastantes armas ¿eh? (se acerca más a él y le da un puñetazo que lo tira al suelo, luego lo agarra de la camisa y lo acerca) Te voy a dejar algo bien claro idiota, nosotros damos las órdenes y vosotros las cumplís.

Hombre: Pero señor esto lleva tiemp...

Samuel: (Le da otro puñetazo) No te he dicho que hables, si yo digo cállate te callas, y si te digo quiero un cargamentos de armas para ayer entonces lo haces, pero no lo has hecho, y desobedecer tiene sus consecuencias.

El mafioso suelta al hombre y lo deja tirado en el suelo y miró a tres de sus hombres.

Samuel: Ya sabéis lo que hacer el resto conmigo (luego salió con los siete hombres restantes y dejó a los otros tres solos con una sonrisa sádica frente al asustado señor).

El hombre miró a los tres hombres asustado temiendo lo peor, sus piernas no respondían, y lo único que podía hacer era mirar a los hombres sacando una navaja cada uno.

Matón 1: Bueno quédate quieto y así esto acabará más rápido, bien chicos ¿Quién quiere empeza...

De repente el mafioso empezó a sentir un fuerte cansancio y calló al suelo de bruces, se había quedado dormido y tenía un dardo clavado en su cuello. Sus compañeros se acercaron a él para ver que ocurría, graso error pues cuando estuvieron a ambos lados una figura encapuchada saltó sobre ellos y les clavó sus hojas ocultas en la cabeza, luego le dio un corte en el cuello.

La figura encapuchada (que sabemos que es Dylan) se acercó al hombre que seguía tendido en el suelo.

Dylan: ¿Está bien señor, puede levantarse? - dijo intentando levantarse.

Hombre: (Asustado) S-sí, no estoy.

Dylan: (Intentando calmarle) No se preocupe no le haré daño, ¿por qué iban a atacarle estos hombres?

Hombre: Su jefe nos ordenó un cargamento de armas, pero no hemos cumplido con la fecha límite, mis trabajadores estaban exhaustos trabajan día y noche y no damos a basto, algunos casi han muerto por trabajar.

Dylan: (Asintió) No se preocupe si actúo bien, mañana usted y este lugar estarán libres de ese hombre.

Dylan salió del almacén por una de las ventanas, desde allí vio a Johnson entrar en un coche y alejarse de la zona, rápido siguió al coche por los tejados, y usando su vista de águila se aseguraba de no perder de vista a su objetivo, el cual desprendía un aura dorada. Siguió al coche durante varios kilómetros hasta una finca en las afueras de la ciudad, esta estaba muy bien defendida, con varios hombres ubicados en distintas posiciones, y torres de vigilancia. Desde su posición Dylan veía a Johnson entrar en el lugar seguido de varios guardias.

Dylan: "Maldición el lugar está muy protegido, esto será mucho más difícil de lo que pensaba, debo tener mucho cuidado y asegurarme de que no me descubran"

El manchado sacó su rifle y equipó sus dardos narcóticos y disparó a los guardias de las torres haciendo que se quedaran dormidos, entonces se impulsó y saltó con tanta fuerza que logró subir a una de las torres y noquear al guardia que había dormido, luego se agachó para que los otros guardias no le vieran, luego disparó varios dardos más para dormir varios guardias más, luego usó su vista de águila para ver el número de enemigos que podían verle, treinta en total, sin tener en cuenta los que no veía y los que estuvieran dentro de la hacienda desde luego debía ser astuto si quería pasar.

Dylan cambió la munición de su rifle a dardos buscapiés, disparó a varios puntos diferentes y varias pequeñas explosiones resonaron y los guardias se dirigieron hacia el ruido, luego cuando estuvieron juntos, volvió a cambiar la munición a dardos enloquecedores, disparó a varios guardias más, pero estos empezaron a volverse agresivos y se atacaron entre ellos y a los demás, el ruido atrajo a todos los guardias de la zona, por lo que Dylan intercalaba disparos enloquecedores con los de las pistolas que traía, con los disparos que se oían no se notarían un par más. Su número se redujo lo suficiente como para que Dylan pudiera acabar con los restantes, entonces el manchado saltó de ahí hasta un terraza y mató a dos más desde las alturas y rápidamente desenvainó su sable y daga para incrustarlos en los guardias restantes antes de que estos pudieran contraatacar.

Dylan: "Bien ahora a por lo que íbamos"

Dylan entró en la casa silenciosamente, no parecía haber mucho revuelo, algo muy extraño teniendo en cuenta que los guardias habían estado disparando bastante tiempo, algo iba mal y Dylan lo sabía, activó su vista de águila y vio detrás de él a Samuel Johnson apuntándole con un arma.

Afortunadamente logró darse cuenta antes de que apretara el gatillo, se dio la vuelta y le arrojó la pequeña esfera que había desarrollado antes, y al entrar en contacto con el suelo explotó y se produjo una descarga eléctrica que afectó a Johnson, y Dylan aprovechó para desenvainar el sable y darle un corte letal en el pecho.

Johnson: (Agonizando) Aughh maldito asesino.

Dylan: ¿Me llamas a mí asesino? No he sido yo el que compraba armas y dejaba a los trabajadores al borde de la muerte.

Johnson: No lograrás salir vivo de aquí chaval.

Dylan: Ponme a prueba Johnson (le da una patada y se va)

Johnson: Estúpido crío (Da su último aliento y cae muerto)

Dylan salió por una de las ventanas y rápidamente corrió como una flecha mientras varios guardias que quedaban vivos le apuntaban, pero él lograba ocultarse a tiempo y gracias a certeros disparos logró deshacerse de ellos y escapar del lugar.

Una vez fuera de la hacienda, Dylan fue hasta la casa de su mentor y se coló por el jardín hasta el salón, donde su maestro descansaba sentado en un butacón junto a la chimenea.

Preston: Veo que sigues de una pieza chico.

Dylan: Sí, ya no tendremos que preocuparnos más por Johnson señor.

Preston: (Se levanta del sillón y pone su mano en el hombro del manchado) Muy buen trabajo Dylan, y hablo en serio, te puse una misión que era complicada y has cumplido con creces, creo que ya no me queda nada más que pueda enseñarte, así que solo queda una cosa por hacer.

Preston caminó con paso tranquilo hasta un escritorio donde abrió un cajón y sacó una caja de madera que le dio a Dylan.

Preston: (Dándole la caja) Tu padre me dio esto la noche antes de su muerte, vino a mi casa y me dijo que algún día su hijo vendría aquí y que terminaría entrenándolo, y cuando se volviera un asesino le entregara esto, así que Dylan Dálmata ahora eres oficialmente uno más de la hermandad, un asesino.

Dylan abrió la caja y dentro había un hermoso puñal que seguía afilado después de tantos años.


Preston: Nada es lo que parece todo está permitido.

Dylan: (sonriendo) Nosotros somos assassins.

Después de visitar a su maestro Dylan volvía a su hogar caminando por los tejados, le apetecía pasear y ver las luces nocturnas de la metrópoli británica, sacando el puñal varias veces para admirarlo orgulloso de tener el obsequio de su padre que su mentor le había estado guardando feliz de haber logrado entrar oficialmente en la hermandad.

Dylan: "Papá, te prometo que no te fallaré" - pensó nostálgico.

Los pensamientos del chico dálmata fueron interrumpidos por un grito de auxilio que rompió el silencio de la ciudad. Dylan fue rápido al origen del sonido y al llegar se asustó al ver a su mismísima madre acorralada frente a un callejón por un hombre con una navaja.

Bandido: Tú estate quietecita y te divertirás más (se acercó lentamente a ella)
Delilah: ¡NO! (Le da un puñetazo que le rompe el labio)

Bandido: Eso te costará un dedo maldita perra.

El bandido agarró a Delilah del cuello y le iba a cortar uno de los dedos con la otra mano, la madre cerró los ojos esperando lo peor, luego se oyó un grito. Delilah abrió los ojos y su agresor yacía muerto en el suelo y frente a ella había un hombre encapuchado que limpiaba su puñal con un trozo de ropa del agresor.

Dylan: ¿Se encuentra bien señora?

Delilah no decía nada, se quedó congelada, Dylan se limitó a examinarla rápido y vio que no tenía nada serio.

Dylan: Las calles de Londres son peligrosas durante la noche, por favor tenga cuidado más adelante - luego el encapuchado trepó la pared y dejó a la mujer sola con una idea en su mente.

Delilah: ¿Donny?

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