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—Mis niños. Llego su mami. ¿Durmieron bien? —Una chillona y falsa voz amable saco instantáneamente a Shirou de su sueño. — ¡Pues levántense ahora mismo antes de que les dé una buena patada en las gónadas! —Gruño ya sin ese tono burlesco.
El niño pelirrojo se levantó de la andrajosa yacija donde había estado durmiendo, porque sabía bien que el hombre que les había despertado, no dudaría en verdad darles una patada si no se despertaban y se levantaban rápidamente.
Tesius era un hombre alto, gordo-corpulento de ojos marrones y melena castaña vetada de canas; de descendencia espartana, era un hombre con la furia a flor de piel, era el Vilico, y administraba a los esclavos que pertenecían a Narciso en su villa.
Shirou, así como sus 2 compañeros de celda, estaba asignado a ayudar en las cocinas bajo la supervisión de un griego procedente de Rodas llamado Acasto que con diferencia de Tesius era una persona tranquila y amable.
El pelirrojo se levantó y tomo la túnica, a su lado sus 2 compañeros también se levantaron, ambos bostezando aun.
Braco era un chico de cabello negro, piel clara y ojos marrones, con pecas en la cara que le daban un aspecto aniñado pese a que tenía 15 años, era el más grande no solo en edad sino en altura, mientras que Piro tenía 9, era un niño de cabello castaño rojizo y ojos grises; Shirou era el más joven de los 3, y aunque hasta ahora se llevaban bien, no había algo así como una amistad firme entre ellos.
Por órdenes —ladridos— de Tesius se dirigieron a las cocinas.
La villa de Narciso fue un regalo de Claudio a su liberto por sus años de servicio y sus sabios consejos; aparentemente había pertenecido a un mercante que acabo con una deuda que no pudo pagar, y Claudio compro su villa aunque rara vez la usaba. Era pequeña con 5 edificios conectados por pasillos techados que conformaban la propiedad, al lado del establo es donde se encontraban las habitaciones de los esclavos, la celda más pequeña era para ellos 3.
Shirou no sabía cómo explicárselo, pero no solo se le daba bien la escritura y los números sino que podía entender y escribir no solo el lenguaje asiático sino también el latín y griego. Por eso mismo es que Narciso le había asignado las tareas como a un Cancellarius. Aunque la mayor parte del tiempo se dedicaba a ayudar en las cocinas bajo órdenes de Acasto o en la limpieza.
Shirou trabajo en silencio, mientras dejaba bajo las rejillas de hierro unas ascuas para que encendieran con astillas de pino.
El fuego prendió en unos momentos y después de echar más astillas y leña trajo una gran olla de hierro para hacer gachas con leche, sal, harina de centeno, manteca y aceite.
Casi media hora después las gachas estaban listas, Acasto envió a Piro a llamar al resto de los esclavos para que desayunaran. Aunque su amo no estaba en la villa pero eso no significaba que podían hacer de ocio.
Narciso tenía en su totalidad a 10 esclavos, estos eran: Tesius, Acasto, Pietros, Tessela, Xira, Firas, Daruq, Braco, Piro y Shirou, quien era a adquisición más reciente.
Solo Tessela y Xira eran mujeres.
Los otros esclavos de Narciso llegaron; y después de que Acasto y Braco terminaron de llenar y servir los escudillos* con las gachas todos empezaron a comer en silencio.
«Que irónico, que una persona que fue liberada de la esclavitud, lo primero que hizo fue comprar esclavos.» Pensó el chico pelirrojo mientras comía.
—Tessela, Xira, deben preparar las 2 habitaciones de invitados. —Dijo Tesius en voz autoritaria apenas terminaron de desayunar. —Acasto, tú y Shirou se encargaran de la cena de esta noche, usen las gallinas.
— ¿Recibiremos invitados? —Pregunto Tessela, una Nexi de cabello negro canoso, y ojos marrones, una mujer de edad, baja y robusta pero con un aire maternal y amable. Era la única que podía regañar e incluso aconsejar a Narciso, quien parecía siempre escuchar su consejo.
—Si. Narciso recibirá en la villa a un par de egipcios que se quedaran un tiempo indefinido; aunque Narciso dijo que tal vez podrían irse después de un par de días. Llegaran en la tarde, así que debemos prepararles algo de cenar. —Explico.
—Entiendo. —Dijo Acasto. —Algo que sea ligero pero que calme el hambre, puedo hacerme cargo de ello.
—También preparare el baño. —Agrego Xira, una mujer joven de melena negra trenzada y unos hermosos ojos verdes, procedente de Galia.
—Y supongo que debemos darles provisiones para su viaje. —Agrego Firas, un esclavo moreno de piel y cabello también de Galia, pues era el hermano mayor de Xira.
—Obviamente, viejo amigo. —Respondió Tesius. —Por cierto, compra esto del mercado, no solo para nuestras visitas también faltan algunas cosas para la villa. —El vilico le entrego al Baiulus una tablilla encerada.
—Entendido.
—Que Pietros, Daruq y Braco te acompañen.
Dadas las instrucciones, los 10 siervos ahí reunidos partieron para cumplir con sus tareas domésticas.
Shirou ayudo de buena gana moliendo diversas especias para la cocina y ayudando a Acasto a tener unas gallinas en orden para la llegada de los invitados egipcios. Después ayudo a Tessela y Xira con la limpieza de las habitaciones de invitados y la de su amo.
La tarde llego y apenas estaba atardeciendo cuando Shirou junto a Tesius y Firas se presentó en la entrada de la villa para saludar el regreso de su amo. Cumpliendo su labor, Firas guio a los caballos de su amo y de los egipcios a los establos.
Shirou se acercó para tomar la bolsa y la polvorienta capa de su Narciso, quien por su expresión no parecía estar de muy buen humor, aunque sus ojos seguían siendo tan ladinos como siempre.
Los 2 invitados egipcios que acompañaban a Narciso llevaban capuchas puestas, pero Shirou reconoció a Hatia.
A su lado, estaba un hombre alto, musculoso de piel morena clara, de rostro joven y atractivo de ojos castaños; cuando se quitó la capucha que portaba revelo una melena de color rojizo vagamente parecido al del propio Shirou.
—Bienvenido amo, invitados. —Se apresuró a decir Tesius con una sonrisa alegre que Narciso decidió ignorar; en el aire se podía oler las gallinas preparadas por el esmero de Acasto y Shirou, así como los vinos que Coquus había sacado de la despensa. —Tenemos sus habitaciones listas, así mismo un baño con agua caliente por si desean asearse antes de cenar. —Agrego.
Hatia suspiro y sonrió ante esto, mientras que su acompañante solo olio los pollos asados antes de susurrarle algo al oído a Narciso.
—Estoy de acuerdo con un baño. —Dijo Hatia.
—Eh... bueno... —Murmuro el pelirrojo. —Seria grosero que yo comiera primero ¿no? —Hatia le dio un codazo disimulado, pero solo sonrió. —Bien tomare un baño igual.
—Sí. Quítate el olor a cabra. —Dijo Hatia.
— ¡Oye!
—Shirou. —Narciso le hizo una señal con la mano para que se acercara, en niño así lo hizo y recibió una tablilla encerada de su dominus. —Lleva esto a mi oficina, y guárdalo en el cajón con llave.
—Sí, amo. —Cuando iba a irse, Narciso volvió a hablar para darle más indicaciones.
—Ah, y serás nuestro copero esta noche. Dile a Acasto que use el vino de Arretio.
—Sí, amo.
El pelirrojo cruzo un pasillo y después subió las escaleras a la oficina de Narciso, cumpliendo sus labores de escribano Shirou sabia donde se guardaban las llaves para el cajón mencionado por Narciso y después de guardar la tablilla cerro con llave pero se llevó una sorpresa al escuchar un ruido a sus espaldas.
Se giró y en la mesa, un par de ojos negros como la obsidiana le devolvieron una mirada curiosa.
Un pequeño hurón alzo las orejas como si saludara al niño.
—Hola pequeño ¿De dónde saliste? —Pregunto Shirou perplejo, estiro la mano la diestra y el pequeño animal permitió que el niño le acariciara el lomo; Shirou no evito sonreír, ese animal era muy amigable. Un momento después el hurón estaba sentado en el hombro del pelirrojo; emitiendo un suave gruñido que se repetía varias veces. — ¿Estas ronroneando? Bueno, debo volver a la cocina.
Guardando la llave del cajón, salió cerrando en silencio la puerta de la oficina; con el pequeño hurón aun en su hombro entro a la cocina.
Tessela y Acasto hablaban entre ellos y ambos giraron la mirada cuando el pequeño hurón gruño alegremente antes de saltar del hombro de Shirou a una de las mesas y donde estaban los cuencos con frutas.
Tomando una fresa del cuenco, el hurón se dedicó a comer en silencio.
—Shirou ¿De dónde salió ese animal? —Pregunto Tessela.
—No lo sé. —Respondió sincero. —Estaba cumpliendo las indicaciones de Narciso cuando apareció en la mesa de la oficina. Creo vino con los egipcios.
—Bien, pues llévalo a la habitación de alguno de ellos y déjalo adentro, sácalo de aquí antes de que se coma todas las fresas. —Dijo Acasto señalando al hurón quien ya estaba tomando la 3era fresa del cuenco. Aunque tenían muchas frutas Shirou estuvo de acuerdo, la cocina era un santuario sagrado y un animal aunque tierno y amigable era una distracción y podría provocar algún accidente.
—Muy bien, volveré enseguida. —Dijo Shirou tomando al pequeño animal en brazos. —Ah, casi lo olvido, Narciso dijo que sacaras el vino de Arretio* para la cena.
Shirou jugo con el pequeño hurón mientras caminaba hacia las habitaciones de invitados atravesando el patio interior. Se detuvo por un instante ante los limoneros y olivos, disfrutando del suave y dulce olor de los olivos así como el olor refrescante y acido de los limones.
Cruzo el jardín para llegar al edificio donde estaban las 2 habitaciones de invitados, cercanas a los baños separados donde habían preparado aceites aromáticas y estrígilos* de bronce que Shirou había ayudado a pulir esa misma mañana.
Lo más sorprendente es que pese a vivir en Roma; Narciso obtuvo mediante mercantes: jabones*. Aunque obviamente estos eran guardados bajo llave cuando el emperador enviaba a alguno de sus mensajeros o el propio Claudio acudía a la villa, aunque estas última eran una visita muy limitada.
Entro al edificio y vio la espalda de Tessela entrar a una de las habitaciones y cerrar la puerta tras de ella; e incluso le oyó hablar amablemente y la voz de Hatia le respondió.
Por un instante el niño dudo en acercarse y llamar a la puerta, pero se detuvo. Era muy probable que Tessela estuviera ayudando a la mujer egipcia a vestirse y se negó a entrar a la habitación de una dama cuando estuviera vistiéndose; por lo que un poco ruborizado se apartó y miro a la otra habitación.
Suspiro y sintió como el hurón trepaba a su hombro juguetonamente. Llamo a la puerta pero nadie respondió.
Volvió a llamar y una voz a sus espaldas le tomó por sorpresa.
—Dime que no ha roto nada.
Shirou se giró para ver al invitado que estaba de pie a un par de pasos. Podría decirse que estaba desnudo y empapado como si hubiera salido del baño sin secarse pese a que estaba apenas sujetando un paño de lino alrededor de su cintura; al egipcio aparentemente no le importaba que le vieran así.
—No, señor estaba...
—Me llamo Tanis, no debes llamarme "amo" o "señor" llámame por mi nombre sin rodeos.
—Mi nombre es Shirou. —Antes de decir algo más, Tanis alzo la mano hacia el hombro del niño y el hurón salto a su mano y se sentó en el hombro de su dueño. Este sonrió y acaricio al pequeño animal. — ¿Dónde encontraste a Horos?
—En la oficina del amo Narciso... ¿Quiere que le ayude a secarse y vestirse? —No queriendo señalar lo obvio. Tanis era un hombre adulto, de pie, semidesnudo en un pasillo, al lado de una habitación donde estaban 2 mujeres. Dicha escena podía malinterpretarse de muchas formas.
— ¿Eh? Ah, no, gracias no me importa... pero si Hatia me ve así de seguro querrá matarme...
Shirou abrió la puerta de la habitación de invitados, no dijo nada por las ropas del egipcio tiradas en el suelo.
—Por aquí por favor.
Tanis señalo un cilindro de ropas atadas en una delgada cuerda de forma un tanto descuidada; le ayudo a desamarrarlas pero no hizo falta ayudarle a que se vistiera, el egipcio le indico que podía hacerlo por sí mismo, por lo que tomando las ropas sucias para que se lavaran después, volvió a las cocinas para ayudar a Acasto.
Shirou tuvo que darse un baño rápido y ponerse una túnica limpia y esperar en silencio de pie detrás de Narciso en el comedor.
En las costumbre de la época, el anfitrión esperaba de pie a sus invitados antes de que comieran o cenaran, aunque también era cierto que hacer que el anfitrión esperara demasiado ante la mesa era un insulto y falta de respeto.
Narciso pese a trabajar en el palacio tenía que demostrar prudencia y paciencia; pero en su propia casa no tenía que soportar eso; Shirou noto que su amo comenzaba a impacientarse pero oportunamente Hatia y Tanis entraron hablando entre ellos en su idioma natal.
—Perdón por hacerte esperar, Narciso. —Dijo Hatia ofreciéndole un pequeño rollo de pergamino al liberto. —Nos llegó un halcón mensajero con esa carta.
El liberto asintió y abrió el rollo de pergamino. Bufo, aunque su expresión por un instante fue de desconcierto.
—No se preocupen. Me encargare de que Claudio se entere de esto. Aunque falta una persona más por llegar.
Acababa de decir sus palabras cuando Tesius llamo a la puerta.
—Amo, su invitado acaba de llegar.
Tras el espartano, un hombre alto, delgado de cabello rubio y ojos azules cruzo el umbral de la puerta. Usaba ropas elegantes pero no de la clase alta romana.
Tesius por algún motivo le dirigió a Shiruo una mirada fulminante antes de salir del comedor.
—Ecus. —Dijo Narciso con una sonrisa falsa. —Espero que tu viaje desde Caesena*, fuera placentero.
—Más de lo que crees querido Narciso. Veo que los discípulos de ese egipcio* han llegado también.
Hatia y Tanis saludaron con una reverencia de cabeza.
El recién llegado ni siquiera miro a Shirou quien se dedicó a servir y rellenar las copas con el vino mientras cenaban.
Con algunas charlas casuales —y unas preguntas un tanto personales de parte de Ecus— Shirou se enteró de que Hatia tenía descendencia subsahariana. Mientras que Tanis se negó a hablar de su familia, solo dijo:
—Mi nombre es el mismo de la ciudad egipcia donde nací.
Narciso alzo la copa, Shirou con la ánfora en brazos la lleno; miro al recipiente, quedaba para rellenar una última copa. Miro a sus espaldas donde estaba la mesa pegada a la pared y suspiro, aún quedaban 3 ánforas con vino. Aunque no dudarían mucho si ese tal Ecus seguía bebiendo de ese modo.
Shirou rodeo la mesa y le ofreció llenar la copa a Hatia, pero la bella mujer negó con la cabeza. Ecus alzo su copa pidiendo en silencio que la llenaran de nuevo.
—Por cierto, Narciso. Tal parece tu emperador no tiene muy buena opinión de otros. —Dijo dejando un trozo de gallina asada en su plato. —Según me he enterado, es considerado un simplón.
—Vamos, Ecus, vamos... Es muy normal que un emperador desde el momento en que es nombrado como tal, tenga sus dudas y desaciertos.
—Pero no habrá desaciertos estando tu a su lado ¿cierto?
Shirou retrocedió un par de pasos alejándose de la mesa. Aunque Narciso y Ecus sonreían el uno al otro en esa breve conversación había un destello de furia en los ojos del liberto, así como cierta satisfacción en Ecus.
—Muy cierto Ecus, estaré ahí para aconsejar al emperador. Vivo para servirlo.
Ecus rio entre dientes.
—"Vivo para servirlo" —Repitió. —Que curiosas palabras para un hombre que antaño fue un esclavo.
Narciso alzo su copa, sus ojos destellaron.
—Brindare por mi libertad. Ecus, así como tu descendencia Tulia*.
Ecus casi se atraganto con el trago de vino. Miro con furia contenida a Narciso pero ya no volvió a hablar.
Los 2 egipcios, al igual que Shirou fueron lo suficientemente inteligentes y sensatos para mantenerse en silencio entre ambos hombres. Pero. Inesperadamente ambos, Narciso y Ecus comenzaron a reírse.
—Narciso, en verdad que sigues siendo demasiado ladino... o sagaz, o en el peor de los casos ambas cosas.
—El emperador necesita de mentes brillantes a su lado, viejo amigo. Y me encargare con tu ayuda de que sean las personas correctas.
Ecus asintió y se terminó el trago en su copa.
—Te comprendo. La gran mayoría de los políticos se hacen soldados y los soldados, políticos; y sabemos ambos como acaban las cosas con esos falsarios con mentalidad de generales: Guerra. —Dejo la copa a un lado pero no hizo señal a Shirou de que la llenara. —Al menos cuando hubo elecciones algunos se enriquecieron de eso...
— ¿Ya no hay elecciones en roma? —Dijo Tanis perplejo.
Narciso y Ecus parecía que habían olvidado la presencia de los egipcios.
—No. —Respondió Narciso con un énfasis en su breve respuesta de 2 letras. —No tenemos, pero ¿Cuánto hace desde que los romanos se enfrentaron en una sangrienta matanza entre ellos en nombre de las ambiciones políticas de su general? —Miro hacia a Shirou. —Shirou continúa sirviendo el vino.
—Sí, amo.
Shirou tomando otra ánfora, relleno la copa de Narciso, Tanis y Ecus; fue la primera vez que ese hombre miro al niño pelirrojo y la mirada que le dirigió no le gusto, y obviamente se guardó su queja para sí.
—Desde que Augusto eliminó a todos sus rivales e impuso al pueblo su dinastía. Y, no lo neguemos, los emperadores tienen las manos manchadas de sangre. Son muchos romanos los que sufrieron en manos de Augusto, Tiberio y Calígula. —Narciso se llevó la copa a los labios pero no lo bebió, solo la dejo de nuevo en la mesa. —Y ahora, mi antiguo amo, es el emperador.
— ¿Y quién dice que el emperador actual no seguirá la tradición? —Pregunto Hatia.
—Buena pregunta, Hatia pero... ¿Cuántos más habrían muerto si Augusto no se hubiera hecho con el control del ejército desde el Senado y se hubiera puesto al mando?
La mujer egipcia parecía dispuesta a decir algo, pero Ecus se le adelanto.
—Muchacha tú, y los tuyos tal vez estén acostumbrados a ver la muerte muchas veces, pero en esta situación seria cuestionar los índices de... mortalidad en todo un imperio en guerra interna.
—Ecus, cualquier otro diría que esperas que volviéramos a los tiempos de la Republica...
Ecus se recargo al respaldo de su asiento.
—Narciso, no puedes negar que si el gobierno senatorial volviera sería favorable para estos tiempos y para Claudio.
El liberto medito estas palabras en silencio unos momentos.
—Ahí tienes un punto a favor. Si se restituyera el poder a la cámara del senado las cosas serían más fáciles para el emperador. Pero me temo que hay más senadores con planes de acumular poder para ellos mismos que aquellos que tienen un sincero interés por servir a Roma. —Alzo el rollo de pergamino que los egipcios le habían dado antes e iniciar la cena. —ten, léelo en voz alta para que te convenzas.
Ecus dudo por unos instantes antes de tomar el rollo de pergamino. Como indico Narciso lo leyó en voz alta.
—El gobernador de la provincia de Dalmacia, Lucio Arruncio Camilo Escriboniano está en reunión con el senador Lucio Annio Viniciano.
Los 2 hombres se miraron el uno al otro en silencio.
—Huele... apesta a problemas... —Dijo el rubio.
— ¿Son hombres importantes? —Dijo Hatia.
—Demasiado, e igualmente problemáticos. —Respondió Ecus. —El padre de Escriboniano; tuvo la amistad y el favor de Augusto en su momento e incluso fue un procónsul romano. Y era descendiente del segundo fundador*...
Narciso suspiro, era la clase de suspiro de un hombre que reúne paciencia para explicarle algo complicado a un niño.
—Cuando Calígula fue asesinado, Camilo Escriboniano fue uno de los nobles en ser propuestos a ser el nuevo emperador. Pero, convenientemente, la Guardia Pretoriana voto a favor de mi anterior amo: Tiberio Claudio César Augusto Germánico, pues él pertenecía a la dinastía Julio-Claudia lo que inclino a varios a su favor, y de ese modo mantener tranquila a la guardia germana.
»Pero, uno de los senadores más ricos e influyentes que apoyo a Escriboniano fue Lucio Viniciano; un hombre al que nunca le han gustado las derrotas, y menos de los que el protege. Antes de que Claudio fuera nombrado el nuevo emperador, pues es el tío de Calígula, Escriboniano ya tenía esas ambiciones y la ayuda de Viniciano.
—En otras palabras... —La mujer egipcia dudo, pero ni Narciso ni Ecus respondieron.
—Guerra...
Cuando todos se giraron para ver al niño pelirrojo de ojos dorados sosteniendo una ánfora con vino, fue que se acordaron que él estaba ahí.
Esclavos:
Vilico: Vilico o Vilica se les pueden confiar las responsabilidades administrativas de la casa o villa, mientras que un esclavo corporal habría tenido casi tanta autoridad, debido a la íntima relación que tienen con su dominus.
Cancellarius: Escribano, o Ujier era el esclavo dedicado a la redacción y corrección de documentos de importancia o administración.
NO hay que confundir al Cancellarius con otros esclavos en funciones similares como lo eran los: Notarius (Notario), Numerarius (Contador), Exceptor (Secretario), Ac Abtis (Archivista), puesto que ellos eran Servus Publicus era un esclavo que, en lugar de ser propiedad de un particular, era propiedad del estado, y fueron utilizados para trabajos manuales en los templos, foros y otros edificios públicos. También fueron empleados como asistentes tanto de los magistrados como de los miembros del Colegio de Pontífices y por algunos senadores.
Nexi: Los esclavos conocidos como Nexi eran anteriormente miembros libres de la sociedad romana que "se vendían" como esclavos debido a una deuda. El nombre Nexus proviene del término Nexum, o contrato. El Nexi quizás se identifique mejor como sirvientes contratados, ya que su servidumbre estaba destinada a durar hasta que se pagaran sus deudas, recuperando su libertad cuando esta deuda quedaba saldada.
Baiulus: Termino empleado para el Portero. Tenía función principal del cuidado de las puertas y establos de su amo. Aunque también podía ser el asistente del Vilico o el Monitor.
Coquus: Palabra latina para "De la Cocina" o Cocinero, por algún motivo imposible de explicar: Shirou se puso muy contento cuando paso a ser asistente de Acasto el cocinero de la villa... (ESE, es un misterio sin resolver...)
Objetos:
Escudillos: Se llamaba escudillo al recipiente semiesférico, ancho, no muy grande ni muy hondo y sin asas ni labio, usado individualmente para comer con cuchara y beber sorbiendo. Se empleaba a modo de vaso o cuenco.
Estrígilo: Un estrígil o estrígile (del latín strigilis, en griego στλεγγίς) es una rascadera de metal larga, fina y curva que en la cultura grecorromana los atletas usaban para limpiarse el cuerpo manchado de arena y aceite. Mientras se bañaban, los romanos se untaban el cuerpo en aceite y luego se lo retiraban con el estrígilo y opcionalmente usaban esponjas.
Jabón: Los jabones de la antigüedad estaban hechos a base de grasas de animales aunque se prefería la grasa de cabra, aceite de olivo y ceniza de abedul y de diversas hierbas aromáticas. Los romanos conocían el jabón, pero dado que era usado por los pueblos que tachaban de barbaros como los celtas, galos y tracios, es que los romanos se negaban a usarlo, era a la vez una muestra de su petulante orgullo y de racismo.
Ciudades:
Arretio: Antiguo nombre de Arezzo es un municipio italiano, en la Toscana, capital de la provincia del mismo nombre, bañada por el río Arno. Se encuentra a 215 km de Roma y a 75 de Florencia. (¿Coincidencia con Assassins Creed 2?)
Caesena: Es el nombre antiguo de la actual Cesena es una ciudad en la Emilia-Romaña, región del norte de Italia. Se sitúa al sur de Rávena y al oeste de Rímini, en el río Savio, capital de la provincia de Forlì-Cesena. Está a los pies de los Apeninos y a unos 15 km del mar Adriático.
Tanis: Tanis (Τάνις) fue su nombre griego, su nombre entre los egipcios era: Dyanet y opcionalmente: Per-Uadyet; fue una importante y prospera ciudad comercial del Bajo Egipto; construida en la región este delta del Nilo. Fue la más importante ciudad capital las dinastías XXI y XXIII.
Otros:
Ese egipcio: Hace referencia al protagonista masculino de Assassin Creed Origins: Bayek. Lo que Ecus está dando a entender es que oyó de él o se encontró con algunos de sus discípulos. (Véase, juéguenlo y disfrútenlo, que pues ese juego es una joya.)
Tulio: Gens Tullia o Tulia; fue un conjunto de familias de la Antigua Roma que compartían el nomen Tulio. No todos los que tuvieron este nomen estaban relacionados por sangre; Cicerón mismo no creía ser descendiente de Servio Tulio, aunque en un punto se refiera a su gens compartida.
Segundo Fundador: Hace referencia a Marco Furio Camilo fue un militar y político romano de ascendencia Patricia que vivió en la segunda mitad de la República temprana. Furio Camilo celebró cuatro triunfos para Roma y fue elegido dictador en cinco ocasiones, tribuno con poderes de cónsul en otras seis y fue honrado a su muerte con el título de "Segundo Fundador de Roma". Su familia decayó con el pasar del tiempo hasta que su descendiente fue nombrado procónsul.
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