Especial Yoomin
Las relaciones amorosas entre angeles y demonios era algo que jamás se había escuchado en la historia. Sus jerarquías eran totalmente diferentes, sus reglas, misiones, entre otras cosas, todo era totalmente de mundos diferentes.
Los angeles eran encargados de guiar y cuidar a los humanos por el camino del bien, en cambio los demonios se encargaban de crear guerra, caos, destrucción, habiendo que el trabajo de los ángeles fuera más complicado.
Por esa misma razón Jimin estaba en serios problemas.
Cuando el era un Angel novato, le había tocado guiar y lidiar con varias guerras con sus enemigos los demonios.
En esos tiempos los humanos eran más incrédulos a su existencia por esa razón casi no rezaban y pedían ayuda a ellos.
La guerra por controlar el mundo humano eran cada vez más intensas y más seguidas provocando que estás llevarán siglos en lucha.
En una ocasión cuando una de esas guerras estaba por terminar, el Angel Jimin había notado un demonio un poco diferente a los demás. Este Mounstro de casi seis metros de altura, tenía una mirada diferente a lo que el ser divino había visto. Sus ojos verdes Esmeralda, parecían sufrir en silencio, no había maldad en esos enormes ojos, solo cansancio y tristeza. Ese detalle hizo que algo se estremeciera dentro del pequeño ser. Esa noche llena de sangre y destrucción, decidió seguir a ese gran monstruo en silencio. La necesidad por saber más del gigante era intensa y sofocante, un sentimiento que empezaba a instalarse en su interior llenandolo de angustia y temor. Tras un largo camino en afonia, el demonio llegó a un gran charco de sangre y lodo. El olor intenso de la putrefaccion era nauseabundo, tan fuerte y asqueroso para un simple mortal, para los angeles y demonios ya era normal oler algo como eso. Se dejó caer en él gran charco mientras cerraba los ojos, parecía descansar y disfrutar en un agradable sauna.
Así pasaron quince minutos de seriedad y angustia.
– Que quieres ser celestial?. Un lindo ángel como tu no debe seguir a un gran demonio como yo.
Escondido entre arbustos el corazón de Jimin empezó a palpitar de miedo, había sido descubierto en su travesura. Trato de relajarse un poco para que no notará que estaba muy asustado.
– Debes irte antes que más demonios lleguen y te destrocen.
Seguía hablando en gigante aún con los ojos cerrados, ignorando el olor temeroso que desprendía el pequeño ángel.
Más asustado y aturdido salió de su escondite para encarar al demonio de ojos bonitos, al menos asi los catalogaba él.
– Peliamos en varios encuentros y no se tu nombre.
El demonio estaba un poco confundido pero desinteresado, no era de hacer amigos y menos si era un Arcángel.
– Vete antes de que sea tarde.
Volvió a amenazar, siguiendo en la misma postura, no tenia ganas de pelear con nadie en ese momento.
Ruidos con rugidos se empezaban a escuchar acercarse, Jimin no tubo tiempo de reaccionar cuando cinco demonios habían llegado. Asustado regresó al arbusto donde se escondía al inicio. Su corazón latía con frenesí. Estaba en una encrucijada de demonios, si lo descubrían lo iban a matar sin piedad, este sería sun fin por seguir al demonio de ojos bonitos.
Todo el alboroto de los demonios quedó en silencio cuando uno de ellos había persivido un olor diferente, un olor a flores de campo con un ligero olor agrio a miedo.
Jimin se había dado cuenta de lo que pasaba Por esa razón se quedó en silencio tratando de controlar su respiración, no quería llamar la atención. La adrenalina corría por sus venas, era su primera vez sientiendo un escalofrío recorriendo su interior, estaba demasiado asustado para pensar con claridad, si hora de morir había llegado. De pronto sintió un gran líquido correr sobre su cuerpo, al ver sus manos, estaban bandas en sangre. Alguien lo había bañado en sangre. Después un gran cuerpo se sentó frente a él como si tratara de ocultarlo. Al ver la enorme figura se dió cuenta que era ese demonio de ojos verdes.
Entre discusiones los demonios se fueron echando maldiciónes. Las amenazas del gigante eran serias, estaban invadiendo su lugar de descanso, si no se iban rápido se los iba a comer uno a uno.
Un silencio aterrador llegó entre ambos, el gran mounstro no se movía de su lugar seguía tan sereno como al inicio.
– Por está vez salvé tu vida, si nos volvemos a encontrar no dudes que te desgarrare con mis garras.
Sin pensarlo más, el angel alzó sus grandes alas y despegó al cielo, se fue sin agradecer ni mirar atrás, de algo estaba seguro jamás volvería a ese horrible lugar.
Mil años después, su encuentro había Sido inevitable, Jimin siendo el jefe de tropas se enfrentaban a la guerra más siniestra y aterradora que había visto en su larga vida, miles de sus compañeros eran destrozados sin piedad, su sangre se derramaba entre las garras y dientes de miles de demonios.
Ahí fue donde lo volvió a ver, estaba mirando de nuevo esos ojos tristes que tanto habían llamado su atención en el pasado. El sentimiento que había tratado de calmar y ocultar por años se hacía presente de nuevo, su corazón volvía a latir con fuerza al ver al gigante luchar contra sus amigos.
Ignorando el tieste ambiente se acercó al demonio, quería acercarse a él y que lo reconociera, quería llamar su atención. Quería tantas cosas que ni el mismo entendía.
Fue ahí cuando un demonio lo derrumbó por culpa de su distracción, fue azotado con fuerza en la tierra, su cuerpo entero parecia que lo habían hecho añicos de un golpe, todo le dolía, hasta respirar era difícil. Iba a morir en manos de un horrible rinoceronte con cuerpo de gorila de cuatro brazos.
Cerró los ojos esperando el golpe, estaba asustado nuevamente, no quería morir en las garras de un ser tan despreciable y cruel. De repente ya no estaba bajo el demonio, unas fuertes garras lo sostenian... Esos ojos lo vieron un par de segundos hasta que rugió con irá, gruño tan fuerte que los demás demonios dejaron de luchar y se retiraron. Así dió por terminada esa devastadora guerra sangrienta. El demonio de ojos verdes se había ido dandole la oportunidad de vivir, una vez más lo había salvado......
Ese gran ser había provocado algo en el corazón del indefenso Ángel.
Pasaron siglos donde Jimin buscaba por mar y tierra a ese monstruo que lo había salvado por segunda vez.
Después de esa intensa y fallida búsqueda el joven Angel había entrado a la Tierra de los humanos par vivir como un ser normal bajo el cuidad de su Dios.
Veinte años después por obra del destino ese Ángel se encontraba nuevamente frente a su demonio favorito. Está vez era diferente, ambos vivían en la misma cuidad de los humanos,Corea del sur, ambos se habían reencontrado en un juicio penal. Y si de algo estaba seguro el lindo Ángel, es que ahora no lo iba a perder tan fácilmente, no iba a permitir que Dios o Satanás lo alejara de él nuevamente.
– Si ya obtuviste la información que querías de Tae, ya te puedes ir. Tengo mucho trabajo por hacer.
Encontrar la alma perdida de Dios era la excusa más tonta que había inventado Jimin para poder estar cerca del Joven abogado. Si bien, ese trabajo no se lo habían otorgado a él directamente, pero ayudar a su jefe y de paso estar cerca del abogado, eran dos cosas que podía hacer sin afectar a alguien.
–Por qué es tan negativo conmigo?, apenas nos conocimos y ya empieza a poner distancia entre los dos. Si estoy aquí es para ayudar a su amigo.
– Porque un ángel como tu no debe estar cerca de un demonio como yo.. Sabes bien que no está permitido.
– Eso no me importa, yo solo quiero ayudar.
En su larga vida, era la primera vez que decía tantas mentiras. Quería ayudar a su amigo eso era cierto, pero también quería saber más de su mayor. El abogado era serio y muy reservado con su vida personal. Jimin quería saber si estaba enamorado o si se había enamorado alguna vez. Cuando era su cumpleaños?,cómo le gustaba pasar su tiempo libre? Cosas insignificantes pero de suma importancia para él Angel. Asi que no se iba a dar por vencido tan fácil hasta lograr que fueran más cercanos.
– Oye niño, no se que pretendes con todo esto pero de una vez te digo, que pierdes tu tiempo conmigo y me haces perder mi tiempo. por favor te pido de la manera más gentil que te vallas de aquí y no vuelvas.
El joven suspiro y se relajó. Sostuvo su mirada con el abogado hasta darse por vencido. Se iría para no molestar pero seguiría intentando estar cerca del demonio hasta que lo aceptara.
Pasaron días donde iba al departamento del abogado con información de Asmodeo, se había dado cuenta que solo de esa manera el mayor lo retenía en su casa.
Así poco a poco Yoongi se iba acostumbrando a la presencia del joven, hasta podría decir que le agradaba pasar tiempo con él. No era tan malo tener de aliado a un ser celestial, lo distraía de sus largas horas de trabajo como abogado penal con sus platicas sin sentido y malos chistes.
.......
Una tarde de grises nubes y fuerte lluvia él joven Jimin había aparecido en su departamento en Plena madrugada, mojado y temblando de frío. Belfegor sorprendido y un poco asustado le dió el pase a su casa para que el chico se cambiara de ropa y charlaran sobre lo que había pasado.
– Mi papá se volvió loco y me sacó de la casa, dice que yo fui ayudante de mi mamá para cubrir sus infidelidades.. Pero sabes una cosa? Mi madre humana jamás le fue infiel, él es un enfermo mental que se hace daño inventado tonterías.
– Por eso se divorciaron?
– Si, pero mi madre adoptiva me dijo que me quedara con él para cuidarlo y mira como me agradece, echándome de mi casa en plena madrugada. – El chico estaba ofendido y dolido al ver cómo un humano que decía ser su padre y que lo amaba sobre todas las cosas lo había echado sin remordimiento.
– Eres muy inocente pequeño, los humanos nos personas que se dejan guiar por sus emociones y sentimientos. Si algo los lastima ellos reaccionan como lo ordene su corazón. Ya debes saber de eso, haz vivido aquí por veinte años.
– Lo se, pero también deberían ser más sensibles y amorosos.
El demonio sonrió al ver al joven haciendo pucheros. Ante sus ojos el menor se veía encantador siendo un lindo joven mimado.
Se acercó en silencio para sentarse a su lado, el sillón en el que estaban sentados era de dos piezas, así que la cercanía de sus cuerpos era inevitable.
– Toma este té que te prepare, no sé si sabe bien ya que no tenemos papilas degustativas como las suyas, pero te ayudará a sentirte mejor.
Dió un sorbo al líquido caliente, era su té favorito. Cómo era que Belfegor sabía cuál era su té preferido? O acaso solo era una coincidencia?. Esperaba que la segunda opción fuera falsa, quería pensar que su lindo abogado sabía de sus gustos favoritos.
– Sabe muy bien gracias... Ya es hora de irme. Gracias por aceptarme este tiempo. Ya dejo de llove.
El clima seguía siendo húmedo, las gotas seguían cayendo ligeramente. Belfegor no quería dejarlo ir así, no era un adulto irresponsable, así que sin darle más ruedas al asunto tomó una mala decisión.
– Quedate a dormir, mañana es mi día libre así que podemos desayunar juntos.
Los ojos redondos del angel se abrieron más de lo debido, estaba sorprendido, pero aún más, estaba emocionado y esperanzado. El gigante ya lo aceptaba cada vez más, ya eran amigos, o eso parecía. Con una pequeña sonrisa acepto sin disimular su alegría.
– Prometo no ser una carga, puedo dormir en el sofá.
– No, tu dormirás en mi habitación y me prometeras que le pondrás llave a la puerta.
– Llave?
Respondió un poco confundido, acaso había escuchado bien?.
– Has caso y ve a mi habitación antes de que me arrepienta y te eche a la calle.
Se levantó con rapidez, caminó hacia la habitación mientras sus pensamientos eran un lío. Acaso el mayor no confiaba en el?. Un poco aturdido entro a la habitación. La pijama que llevaba puesta era del abogado y era grande, le quedaba volando. Belfegor en cuerpo humano era igual de grande que en demonio.. Casi llegaba al metro noventa de alto mientras el joven Angel, apenas alcanzaba el metro sesenta. Una gran diferencia de estatura. La cama también era enorme, a diferencia de su cama individual donde dormía todos los días, está cama era el triple de grande.
Se sentía solo y frío en ese inmenso lugar, toda la hitacion era espaciosa y obscura. Tan típico de Belfegor, en ella había toda la esencia y personalidad que caracterizaba al mayor. Grande y fría pero al ingresar a las sábanas todo era cálido como sus grandes ojos verdes.
Definitivamente Jimin era consciente de que había amor de por medio, no era solo curiosidad y admiración por el demonio, había más que eso, su corazón palpitaba con fuerza cuando estaba cerca de él, todo el tiempo pensaba en el, desde que lo había visto en aquella guerra. Sus sentimientos eran de amor, tenía el sentimiento más bonito y puro hacían un malvado demonio. Dios jamás iba a permitir que un angel y un ser del infierno estuvieran juntos, pero eso ya no importaba. Lo más probable era que a él lo mandarían al limbo a trabajar por castigo. Y ese era un riesgo que estaba dispuesto a enfrentar.
Estar entre las sábanas de su amado, lo hacía sentir seguro y protegido, era como si las sábanas fueran sus grandes brazos que lo rodeaban y protegían de todo ser que los quisiera separar.
Ese simple sentimiento de ser protegido no era suficiente, quería mas, el quería todo del mayor.
En silencio salió de la habitación para acercarse al sillón donde dormía con tranquilidad el demonio, se veía tan relajado y sereno en esa obscura noche.
No quería interrumpir su descanso así que solo le daría un beso en los labios y regresarìa a la cama, eso sería todo.
Sentado a un lado del palido hombre, se inclinó para que sus gruesos labios se posaran sobre los delgados del mayor. Era un tierno toque de labios, nada fuera de lo normal, pero gratificante para ser su primer beso.
– Que crees que estás haciendo?
Belfegor seguía tranquilo y con los ojos cerrado, su respiración era tan serena que confundia a Jimin. Seguían en la misma posición, labio sobre labio, el angel se había sorprendido un poco al darse cuenta que lo habían cachado. Pero aún así no se movió de lugar, mientras dejaba que le hablara sobre los labios.
Al no tener respuesta y reaccion a su pregunta Belfegor decidió tomar el riesgo y provocar al angel, quería saber hasta donde sería capaz de llegar y así de una vez asustarlo y alejarlo.
– Si me vas a besar hazlo como es debido.
Con su mano derecha agarro con delicadeza del cabello al menor, lo empujó ligeramente hacia él para intensificar el beso. Al principio Jimin no sabía que hacer, nunca había besado a alguien y no tenía idea de cómo hacerlo. Los labios del contrario se movían con delicadeza sobre los suyo como si fuera un bals. Sintió el tacto con paciencia para poder aprender y seguir el ritmo.
Los siguientes segundos el beso era más profundo, Jimin seguía el movimiento dejandose llevar por la emoción. Se sentía tan bonito besar al chico que te gustaba.
Estaba tan emocionado por el beso que no se había dando cuenta cuando cambiaron de posición, Belfegor sentado en el sillón con Jimin sobre él, sus piernas cada lado de su cadera. La pose era demasiado íntima y sensual para el menor.
– No juegues con fuego si no te quieres quemar...
Seguía hablando entre besos el abogado. Pero Jimin lo único que hacía era separarse para agarrar aire y volver a fundirse en sus labios. Con cada minuto que pasaba se sentía más profesional en el tema.
No iba a desaprobechar la única oportunidad que tenía.
– Jimin, detente. Sabes que esto está mal. Tu eres sun ser puro.....
Intentaba hablar y alejarse pero el angel era más intenso, cada vez que soltaba palabra, el joven chico le metía la lengua para callarlo. Si seguían así, el demonio no se podría contener y hasta una violación podria haber
– Jimin...
Jadeo alejando su cara lo más que podía del otro, el angel se veía demasiado sensual y vulnerable con sus gruesos labios hinchados y enrojecidos. Se veía malditamente hermoso, todo su rostro y gestos decían que quería tener sexo con el mayor. Belfegor estudiaba con determinación la escena, tenía la oportunidad de corromper a un angel, podía hacerlo suyo y dejarlo sufrir. Pero el sabía que todo estaba mal, ya no quería ser castigado nuevamente por dejar vivir a un angel, ya no quería sufrir más por un ser celestial.
– Terminemos esto aquí porfavor, no quiero ser un mal demonio y ni un mal humano. Así que porfavor vete y no vuelvas nunca más.
Jimin se le quedó mirando confundido, sus ojos sobre los contrarios decían más que mil palabras. Estaba dolido y decepcionado, había echo mucho por estar cerca de Belfegor. Había traicionado a su Dios, había fallado a cada uno de los mandamientos que lo guiaban, estaba dispuesto a renunciar a todo por él y así lo rechazaba como si fuera cualquier cosa.
– Te amo Belfegor, desde hace Miles de siglos que me he enamore de ti. Te busque por todos lados y le fallé a Dios por ti.. y aún así tu...
Sus palabras se ahogaron en su llanto, estaba llorando frente y sobre su amor. No quería ser rechazado, quería vivir su última vida en la tierra disfrutando de su amor ya no sabía que más hacer, para enamorar el corazón del Demonio, necesitaba con urgencia llegar a ese frío corazon.
Belfegor lo miraba un poco aturdido, nadie había llorado por el antes, y menos un bello ángel como Jimin. Tan perfecto y guapo, demasiado perfecto para un demonio desterrado como el.
Estaba entrando en alerta, lo que había comenzado como un juego ya no tenía rumbo. El tierno chico lloraba sobre su regazo y el no sabía que hacer.
– No llores Jimin.
Trataba de limpiar con delicadeza sus lágrimas, pero sus dedos eran tan torpes y toscos que no sabía si lo estaba haciendo bien, era su primera vez teniendo contacto con otra persona.
– Me duele que no me ames..
– Nadie dijo que no te amara, solo que no está bien lo que te stamos haciendo.
Sus palabras eran susurros para el menor, apenas y las pudo escuchar. Pero fueron claras y entendibles, Belfegor había dicho que lo amaba. Lo miró a los ojos para encontrar esa chispa de mentira que destallaba en los ojos humanos cuando ocultabas la verdad, pero no había nada, solo estaba la dulce y fría mirada de Belfegor. Consumiendo su alma con esos intensos ojos color verde. En ellos había cierto brillo que los hacían lucir más lindo, era un brillo de amor, el demonio estaba siendo sincero con sus sentimientos. También lo amaba pero estaba asustado, eso el también lo podía entender a la perfección. El también había pasado por esos temores e inseguridades antes de tomar su decisión.
– También me amas Belfegor?
No hubo respuesta a su pregunta, en cambio un tierno y corto beso fue puesto en sus labios, era fue la afirmación más linda que había experimentado.
– Por eso me desterraron del Inframundo y me mandaron a la tierra. Yo debí matarte desde el primer encuentro que tuvimos, pero en vez de eso te protegi.... Y
El siguiente beso estaba más lleno de cariño, ya no está tan intenso y caliente como los anteriores. Jimin estaba feliz de ser correspondido y se podía sentir es us besos y caricias.
– Vamos a la habitación Belfegor...
Aturdido y emocionado el demonio asíntio, cargo al menor en la misma posición para que te pudiera enrredar sus piernas en su cadera y así sostenerse mejor. El camino a la habitación fue más rápido de lo esperado, sus besos y jadeos no los dejaba pensar con claridad.
En esas cuatro paredes de su habitación iba a quedar impregnado la esencia de su amor.
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