[#10] De vuelta
Nos reunimos con Asking en la biblioteca, si éramos succionados por el libro frente a 200 personas iba a ser un total desastre. Por eso elegimos el horario menos concurrido.
Eran las 8:15 a.m y estábamos desvelados de cabeza a pies. Asking tenía unos mechones de pelo hacía los lados y yo,una radiante sonrisa.
— Te ves patético.– me dijo.
— Está bien, pero no te pregunté.— le respondí y me salió un gallo, al idiota le dió un ataque de risa.
Teníamos el libro en el centro de la mesa y estábamos de frente.
Y la palabra mágica era: cáspita.
Al instante de decirla, caeríamos de trasero en el otro mundo. Quizás sobre una torre medieval o llevando nuevas armaduras, ¡¿Podría ser que arriba de un dragón?!. No lo sabemos y por eso estamos así de acojonados.
— Dame la mano.– me ordenó Asking.
— ¿Qué?.– repliqué tomado infraganti.
Era raro que tuviera esa iniciativa, absolutamente, pero no le respondí.
Las letras del libro despedían brillitos centelleantes y parecían querer invitarte a dar un paseo por múltiples civilizaciones. La funcionaria de la biblioteca nos miraba de manera sospecha desde el otro lado de su mostrador. Tenía las gafas bien puestas y llevaba el pelo recogido detrás de la orejas y era pelirroja. Para rematar. Mientras tanto Asking aguardaba impaciente con sus blancas manos sobre la madera, dando golpecitos con el índice.
<<Clac, clac, clac>>.
Suspiré y lo miré a los ojos.
— Espero que está vez yo intenté aplastarte con mi trasero.
Río por lo bajo. Nos tomamos de las manos por un segundo y desaparecimos en una viaje misterioso. De repente sentía aire por toda mi cara y mis cachetes se inflaban con el viento. De reojo podía ver a Asking caer conmigo desde el cielo, íbamos descendiendo como misiles cayendo a una velocidad increíble.
¡Espera, espera, espera!, ¿Te estás preguntando seguro como sobrevivimos la primera vez y ahora, cuando caímos desde el otro mundo y aterrizamos en este?, ¿Y como la primera vez salimos ilesos?. La respuesta está en qué la palabra mágica que empleamos llamada "cáspita" si venir, nos ayuda en todo el viaje, osea que nos brinda protección.
¿Ahora, listos?.
Está ves aterrizamos normalmente, yo arriba de mi querido amigo que al instante me apartó y chasqueó la lengua irritado. No nos dimos cuenta de que estábamos atrapados en un puente movedizo con cuerdas y tablas flojas, cuando sin pensarlo me puse de pie a duras penas y noté la superficie de tablones, suspendido en el aire y dejado en el medio de la nada a no sé cuántos kilómetros del sueño, empezó a tambalearse bajo mis pies.
Casi ahogo un grito de desesperación. Sin embargo Asking trataba de mantener la calma mirando a su alrededor con los ojos desorbitados. Tal gracia me dió esa imagen que iba a deshilacharme de risa en ese mismo momento y como el idiota que soy, iba a hacer que nos cayeramos, porque la protección de "cáspita" no existía ya más. Sonreí nervioso y le lancé una larga mirada de condescendencia a mi amigo.
— ¿Qué vamos a hacer K-Kayn?, por lo visto... estamos en altivo aprieto,– me dice entre dientes.
Un escalofrío me recorre la espina dorsal, y en esta, cada una de las vértebras que la formaban.
— Solo no mires abajo,– le advertí sintiendo como mis extremidades se hacían de gelatina sin mi permiso.
Asking vivió a mirarme con la vista al frente. Hice un movimiento breve con la cabeza para decirle que todo estaba bien. Estábamos a un par de metros de distancia, más o menos.
— Cualquiera de los dos extremos parecen ser seguros, así que ¿cuál camino tomamos?,– está vez suena más firme que la anterior vez y me sentí como el niño escuálido que era, a su lado.
Me dispuse a estar como las propiedades del diamante como pude o por esta vez en mi vida.
— Hacía el frente,– digo tratando de sonar lo más duro posible.
Obviamente tendríamos que pisar con cuidado cada tablón que parecía estar dejado abandonado por los años. Aquel colgante gigante media como 50 metros, pero aquellas cuerdas descuidadas eran lo único estable en lo que apoyarse. Mediante farfulleos e insultos, logramos restar alrededor de 15 metros, no es que fuera un cuenta-pasos humano pero naturalmente podías calcular algo.
— ¡Ah, me lleva el infierno!,– oí gritar a Asking detrás mío.
Me giro para atisbar que si pie había traspasado una de esas viejas maderas. No solo el pie sino que la mitad de su pierna y todo su cuerpo estaba en una posición incómoda.
— No inventes..– susurró para si mismo pero lo oí.
Intenté desarrollar las posibles opciones que habían para poder ayudarlo o de paso construir alguna.
— No te muevas,– le aconsejo.
— ¡Obvio que no!.
Me acerqué lo más que pude y le extendí la mano, pero no sé cómo con mi peso los tablones debajo de mis pies seguían rígidos, talvez porque mi peso era liviano, bueno si eso podría ser cierto asimismo que el último verano en que me pese, la balanza indicó 49 kg.
— ¿Cuánto pesas?.– le pregunté sin pensar.
Me lanzó una mirada asesina al tiempo que tomaba mi mano.
— ¿Y eso que importa?.– soltó en un tono de <<no puedo creer la estupidez con que estás hecho, eres un idiota y ojalá tu estés en mi lugar, seguro ya habrías muerto>> y enfadadísimo, como es lógico.
Tiré de él con todas mis fuerzas y casi se me sale un gas. Pero algo era algo y logré poner a órbita su cuerpo nuevamente. Estaba completo, con los dos brazos, las dos piernas y... con un par de arañazos pero eso no es nada.
— ¿Qué es ese olor?.– añade haciendo un mohin y ahuyentando con su mano a su alrededor.
Creo que al final si me había tirado el gas. Pongo los ojos en blanco.
En cuanto nos dimos cuenta, el puente estaba bailando alegremente bajo nosotros.
— ¡Tenemos que salir de aquí!,—dijimos al mismo tiempo, ya sonabamos como era un hábito solo nos faltaba trabajar en equipo.
Se me había cruzado una idea bastante alocada y no sé si estaba seguro de si serviría pero sin intento quien iba a saber.
— ¡Corramos al mismo tiempo a toda velocidad y como te lo permitan ese par de piernas, nada de peros niño rico!.– casi le gritó. En realidad si le grité.
Quedé mínimamente sorprendido de mi pequeño discurso, él solo me lanzó una mirada con la fase afilada (osea que estaba de acuerdo).
— ¡1, 2, 3!.– gritó, de modo que tenga tiempo de accionar.
Todo fue una orquesta de crujidos, balanceos en cámara lenta. Cómo si flotaramos pero a una velocidad imponente. Al menos en mi mente se veía épico. En cierto modo si lo hacíamos parecer asi. Y me di cuenta que estábamos chillando como niñas dando grandes zancadas. Esa era la realidad. Pura adrenalina, el viento en la cara y el miedo a caer.
Todo metido en un frasco mezclado. En lo que pareció una eternidad ya estábamos al otro extremo, en los confines de un nuevo horizonte. Caímos como rocas en el pasto de frescos hierbajos, con el corazón desbocado y las ganas de tomar aire de Hulk.
Me ganó el cansancio y me tiré boca arriba. El cielo estaba del color índigo con incentivos de una rebuscada aventura. Asking suspiro a mi lado, estaba sentado y encorvado, con un brazo extendido hacia atrás atrapando bocanadas de aire.
Su cobrizo cabello estaba hacía los lados y el mío llevaba abandonado por su propio dueño varios días. Contando los de nuestro mundo por supuesto y de igual modo había olvidado lo que era una ducha. Lo siento, cosa de un tipo con déficit de atención.
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