"Creo que la oficina es así, Maestra". Murmuré mirando el mapa en mi mano.

Yo y el Maestro caminábamos por el centro del patio de la escuela, rodando nuestras maletas detrás de nosotros cuando un silbido agudo me hizo levantar la vista del mapa. Un niño caminaba hacia nosotros, sus ojos miraban de arriba abajo mi cuerpo. Cuando se acercó, el Maestro repentinamente se paró frente a mí, haciéndome parar de caminar sorprendido.

"Cómo te atreves." Maestro gruñó en voz baja, de pie frente al chico. "Tú, libra de carne, ¿crees que tienes derecho a silbar y desear lo que es mío?" Un escalofrío se extendió por mi cuerpo antes de que rápidamente me parara al lado del Maestro, para darme cuenta de que estaba sosteniendo al niño por la camisa.

"Ma- Alucard, déjalo ir". Dije, agarrando su brazo. "Se supone que debemos comportarnos y no llamar la atención sobre nosotros mismos".

"Soy simple hablando con este chico , chica policía". Shifu dijo, cuando me di cuenta de que el niño no había dicho ni luchado en lo más mínimo. Miré al chico y me di cuenta de que tenía los ojos en blanco, un halo rojo claro alrededor de sus ojos marrones. "Harás bien en recordar que esta chica no pertenece a nadie más que a mí". El niño asintió con la cabeza.

"Sí, ella no le pertenece a nadie más que a ti". Murmuró. "Nadie más que tú."

"Bueno." Dijo el Maestro, dejando ir la camisa del niño. "Ahora, ve y asegúrate de que otros también lo sepan". El niño asintió con la cabeza antes de alejarse de nosotros.

Rápidamente miré al Maestro. "No pertenezco a nadie". Dije, cuando la piel de gallina se elevó por todo mi cuerpo cuando los ojos rojos de Shifu miraron a mis ojos azules.

"Me perteneces, Seras". Me agarró la barbilla. "Tu cuerpo", su mano se deslizó por mi garganta, su dedo rozó mi piel, me puso la piel de gallina cuando mi respiración comenzó a acelerarse. "alma", agarró el nudo de mi corbata, acercándome cuando un jadeo suave salió de mis labios cuando el Maestro inclinó su cabeza hacia mi cuello "y la sangre me pertenece y solo a mí". Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando sentí su lengua lamer mi cuello antes de que él se alejara.

"Ven ahora". Dijo alejándose. Respiré profundamente y tembloroso antes de agarrar el asa de nuestras maletas y seguí a la Maestra, mi cuello hormigueaba y humedecía en la lengua de la Maestra.

"E-eso no es posible". El womam detrás del escritorio murmuró. "¡Esto no puede ser posible! ¡Deberías haber conseguido tu propia habitación! ¡No entiendo cómo puede suceder esto!" Se frotó la cabeza antes de mirarnos a Seras y a mí. "Parece que hubo un grave error en la oficina que ... ustedes dos compartirán una habitación".

"¡¿Qué?!" Gritó Seras, antes de poner su mano sobre su boca.

"Realmente lo siento, Sr. y Sra. Hellsing. Pero conseguiré esta solución lo más rápido que pueda". Colocó una llave y un trozo de papel en el escritorio, empujándolo hacia nosotros mientras agarraba el teléfono y lo acercaba a sí misma. "Mientras tanto, tú" me miró. "Pasaremos la noche aquí en el dormitorio de las chicas hasta que arregle este desastre. La clase casi ha terminado por el día, así que puedes sentirte cómoda por la noche y, por suerte, la Sra. Hellsing no tiene compañera de cuarto, así que puedes dormir la cama desocupada ".

Sonreí mientras agarraba la llave y el papel. "Por favor toma tu tiempo." Dije, envolviendo mi brazo alrededor del hombro de Seras, empujándola contra mí. " Mi hermana y yo hemos compartido una habitación antes, así que esto no será diferente de cuando éramos jóvenes". Le di la llave y el papel a Seras antes de darnos la vuelta y comencé a subir las escaleras, cargando nuestras dos maletas.

"B-pero Maestro -"

"¿Que piso?"

"¿Eh?"

"¿Qué piso es nuestra habitación?"

"Oh", miró el periódico. "Estamos en el quinto piso, sala 506". Ella dijo, antes de detenerse en el próximo rellano. "Amo, realmente no vas a dormir en mi habitación ... ¿verdad?"

"Por supuesto que sí, chica policía". Dije sonriéndole mientras se giraba para mirarme en estado de shock. "¿Quieres que duerma en el patio?"

"¡N-no! ¡Por supuesto que no!"

"Entonces, ¿dónde preferirías que duerma?" Me detuve a dos pasos de ella, pero aún me erguía sobre ella.

"No lo sé". Dijo antes de mirarme rápidamente. "Está bien, ¡te dejaré quedarte conmigo pero con una condición!"

Levanté una ceja mientras una sonrisa se extendía por mi cara. "Oh, ¿qué sería eso?"

Sus mejillas comenzaron a ponerse rosadas. "¡No debes mirar cuando me cambio!" Ella apuntó su dedo a mi cara, su dedo que está temblando.

Me reí entre dientes mientras le sonreía. "Tienes mi palabra de que miraré hacia otro lado". Me miró sorprendida antes de asentir con la cabeza. "Ven ahora, debemos prepararnos para la noche".

"¿De qué lado te gustaría tener Maestro?" Seras me preguntó mientras dejaba su maleta en el centro de la habitación. Tomé el mío y lo coloqué al lado de la cama en el lado derecho de la habitación. "Bueno." Seras agarró su maleta y la abrió, desempacando sus cosas.

"Descansa un poco, Chica policía". Dije, acostada en la cama, cerrando los ojos. "Esta noche, comenzamos nuestra caza después de la medianoche".

"Sí señor." La escuché murmurar mientras me permitía dormir.