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Capítulo 4

YOONGI

No sé cómo hacer que Jimin lo entienda. Yo mismo no lo entendía hasta ayer. Él es un omega. No sé cómo, pero lo es y lo más importante... es mi omega. El compañero que había estado esperando desde que me presenté como alfa, el que tanto necesitaba desde que mi padre tuvo la estúpida idea antes de morir de hacer ese acuerdo con Do-Ahn hace cinco años porque tenía veintisiete y necesitaba formar mi propia familia.

Ayer me desgarré el alma y la mente tratando de entender lo que estaba pasando. Mis emociones, mis reacciones, el desprecio que sentí por Do-Ahn después de que dijera lo que dijo y Jimin lo escuchara. La angustia que vi en sus ojos durante todo el día y que reflejaba la mía. El aroma persistente en mi oficina y todas las señales que no había captado durante estos meses.

Pasé toda la noche analizándolo todo porque no podía dormir sabiendo que Jimin pensaba que me voy a casar con Do-Ahn. Mi instinto me gritaba y no fue hasta que llegó el amanecer que lo entendí.

Mío. Era todo lo que se repetía en mi mente y sigue resonando incluso ahora.

Mío. Dice mi instinto y eso significa que Jimin es un omega. Mi omega. El aroma que me perseguía era suyo, la voz que me ha doblegado cuando me habla es suya. Y no me importa que sea mi asistente. Es sólo temporal.

—No me voy a casar con Do-Ahn, Jimin. Ya encontré a mi compañero —le aseguro, presionando sus dedos con los mis. Tan de cerca, el aroma de las especias dulces es más penetrante.

—¿Encontró compañero? —Parece tan frágil ahora, tan rompible que me vuelve loco por querer cuidarlo, protegerlo, amarlo.

Algo pasó anoche con Jimin que no comprendo, pero desde que entró a la oficina, el aroma me golpeó con fuerza, mucho más notorio que antes cuando era solamente una insinuación que me hacía dudar de mi cordura. Es un omega y si no me equivoco, se presentó como tal ayer, durante la noche, solo y confundido. Hoy se ve y huele diferente.

Es igual de hermoso, delicado y precioso; con un brillo distinto, uno que no estaba allí antes. Solo tenía que comprobarlo y lo hice. Respondió a la voz alfa y a cambio me rogó con su propia voz omega. Solo hace falta hacerle comprender que pertenecemos juntos. Que es mío, mi omega.

—Tú eres mi compañero. Mi omega.

—No soy omega.

Puedo entender su renuencia. Ha creído que es un beta por mucho tiempo, pero hoy le haré saber lo equivocado que estaba él y todo el mundo. Incluso yo cuando lo conocí.

—Lo eres —insisto y para dejarlo claro, uso mi voz alfa otra vez. —Mi omega. Mío.

Como esperaba, Jimin se somete a mi voz. Expone la garganta y tiembla visiblemente. Sus ojos se entrecierran, completamente entregado al instinto. Puedo ver claramente la vena que palpita en la base de su cuello y me agacho para rozar los labios en el punto donde pienso dejar mi marca pronto. Rasguño con los dientes la piel sensible y me deleito en el bajo zumbido de satisfacción de Jimin.

Omega —susurro con voz profunda contra su piel caliente. Está incluso más caliente que hace un minuto y lo que eso significa me envía a una espiral de deseo y lujuria desenfrenada.

Alfa —lloriquea con su voz omega. Necesidad y anhelo entrelazados con el tono dulce y suave.

Omega. Mi omega.

Mi alfa.

Sé que he conseguido a mi compañero cuando siento que derrite contra mi. El cuerpo suave y debilitado de Jimin apoyado contra mi pecho, su aroma más intenso y adictivo por segundos. Beso suavemente la extensión de su cuello, provocando. La oficina no es el lugar idóneo, pero no voy a esperar. Jimin no puede esperar si está a punto de entrar en celo.

—Señor Min —jadea. El temblor es más fuerte, el sudor se acumula en su frente y beso las gotas en absoluto saladas. Incluso sabe a dulzura cuando suda y me encanta.

—Yoongi —corrijo. —Llámame Yoongi, o Alfa.

—Alfa, por favor. Se siente... Quema.

Jimin se queja y se revuelve en mis brazos. El calor aumenta y presiento que empieza a dolerle. Se ve confundido y asustado, pero estoy aquí para consolarlo. Lo tomo en brazos y lo llevo hasta el sofá del otro lado de la oficina. La puerta no tiene seguro, pero si alguien se atreviera a entrar no me importaría. Voy a reclamar a mi compañero y hacérselo saber al mundo tarde o temprano.

—Shhhh... todo está bien, compañero. Es tu celo.

—¿Celo?

—Te presentaste en algún momento de la noche. Tu primer celo está empezando.

—Duele.

—Lo haré mejor para ti.

Arrullo a Jimin durante un tiempo, viéndolo retorcerse en mi regazo. Cada vez más cálido, más agitado. Su aroma es una neblina envuelta a mi alrededor y dejo que mi propio aroma se libere. Nuestras feromonas mezclándose.

Después de un tiempo, Jimin no es más que necesidad e instinto crudo y sé que es el momento de reclamarlo.

Con cuidado quito cada prenda de su cuerpo sobrecalentado. La piel revelada a mi paso es como una obra de arte siendo expuesta. Suave y perfumada, tersa al tacto de mis dedos codiciosos y cuando termino de desvestirlo, estoy a punto de arrancar mi propia ropa en pedazos para sentirlo piel con piel, cuerpo a cuerpo. Deseando probarlo entero y saborearlo hasta la saciedad.

—Alfa —su voz omega se suaviza mucho más y yo reacciono a ella con entusiasmo.

Beso sus labios rojos y acolchados. El sabor picoso y dulce del anís explota con la primera pasada de mi lengua sobre la suya, aromática canela y vainilla en su saliva mezclada con la mía y pasión pura en cada respiración que compartimos.

—Alfa —repite Jimin y una explosión de excitación invade mis sentidos haciendo que responda a su único llamado con el mío.

—Omega.

La humedad se filtra en mi regazo a través de mis pantalones. La lubricación de Jimin es abundante, su entrada preparada para recibirme en su interior.

—Voy a reclamarte, omega.

—Por favor, Yoongi. Alfa.

Hábilmente coloco a Jimin de espaldas en el sofá y sin importarme nada, rompo mi camisa por los lados y las costuras de los pantalones ceden a la fuerza con la que los saco del camino. Un suspiro de alivio hace eco en la habitación con el primer contacto de piel con piel y vuelvo a besar a mi omega mientras dejo que mi peso se acomode sobre él.

Nunca me ha gustado el contacto visual, pero no puedo dejar de ver a Jimin a los ojos mientras devasto sus labios y le permito a mis manos recorrer su cuerpo. Me gusta ver su expresión de placer y deseo. La desgarradora espera de que tome su cuerpo y me adueñe de él reflejada en sus iris marrón claro.

Lo miro sin pestañear al mismo tiempo que desciendo con mis besos por todo su cuerpo y encuentro su agujero empapado con los dedos, tan resbaladizo que dos de ellos entran fácilmente siendo atrapados por la estrechez de sus paredes.

—Ungh— gime—. Más, por favor.

Introduzco los dedos más profundamente y me encuentro con su punto dulce, el pequeño manojo de nervios hinchado y palpitante e inmediatamente, el agarre de sus paredes se aprieta mucho más.

—¿Te gusta así, omega? —pregunto, y juego un poco más con mis dedos en mi interior. —¿O quieres mi polla? ¿Mi nudo dentro de ti?

Jimin está tan ido en el placer, en el calor del celo, que es incapaz de decir mucho y no necesito que lo haga. Sé exactamente lo que necesita, lo que desea. Es lo mismo que necesito yo. Lo tomo por las caderas y le doy la vuelta, dejando su trasero frente a mis ojos. Respingón, firme y brillante por toda la lubricación que gotea de su entrada. Me da hambre y un antojo enorme de probarlo.

—Tómame, alfa.

El culo de Jimin se eleva y como el buen omega que es, adopta la posición en la que se presenta ante su alfa para ser reclamado y marcado. Mi polla palpita al ver el agujero rosado y fruncido expuesto para mi. Sus pelotas y su pene cuelgan pesadamente y quiero tocar.

Me agacho y envuelvo mis dedos a su alrededor. Un chorro de presemen me moja los dedos y mi propia polla gotea por la vista.

—Quiero saborearte, omega. Ser el primero y el único en probar el sabor de tu deseo.

La cabeza de Jimin se mueve contra el cojín del sofá. Un asentimiento, un permiso, una ofrenda.

Bajo la cabeza y me acomodo entre sus mejillas, empujo la lengua contra su agujero y tarareo de satisfacción. Todos los dulces sabores explotando en mi boca y dejándome deseoso de más. Con cada lamida mi control se desvanece, con cada gemido apretando la garganta de Jimin mi instinto se desborda, pero me aseguro de tomar tanta de su lubricación en mi boca hasta saciar el hambre que me provoca antes de alinear mi polla en su pequeño y ansioso culo. Una leve hinchazón en la base me dice que el apareamiento será rápido, pero tengo todo el día para complacer a mi omega y ayudarlo a atravesar el celo hasta que esté totalmente satisfecho.

Me empujo hacia adelante y se me escapa el aire de los pulmones al tocar fondo dentro de Jimin. Está tan apretado que es casi doloroso y mis caderas toman impulso inmediatamente, embistiendo rápida y profundamente cada uno de mis empujes es recibido con uno de Jimin y cada gruñido de placer es recompensado con sus gemidos y sollozos. El aire se vuelve espeso con nuestros aromas mezclados y el cuero del sofá rechina por el roce de nuestras pieles húmedas. Una sinfonía de lujuria resuena una y otra vez entre nosotros.

—Alfa —Jimin llora una y otra vez. Alfa, alfa...

Me agarro a sus caderas, enterrando las uñas en la carne tierna y perfecta y acelero el ritmo hasta que todo lo que se escucha es el golpe de carne contra carne y respiraciones erráticas. El nudo en la base de mi polla se hincha hasta que me es casi imposible moverme y entonces me inclino sobre la espalda de Jimin.

Él y yo sabemos lo que viene.

Jimin desnuda la garganta y yo dejo mis colmillos al descubierto. Muerdo la piel y es como un cuchillo que corta mantequilla. Su sangre me llena la boca y la saboreo del mismo modo en que saboreé sus labios, su piel, su culo. El vínculo se forma entre nosotros, atándonos como dos extremos de una cuerda que se trenzan para no ser desenredados jamás. Sólido e inquebrantable.

Mío —afirmo en mi mente y hay un susurro que es como si pudiera escuchar la voz de Jimin junto a la mía.

Tuyo.


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