Eran sus pupilas
como circunferencias que una gota
describe sobre el agua,
como cráteres de lluvia en la mejilla
polvorienta y pálida,
como denso aire que fácil se adentra y
obstruye nocivo: sutil asfixia:
a bocanadas,
como sol que asoma en el diluvio,
como la tormenta misma
con sus rayos y sus truenos.

Eran sus pupilas
de un color melancólico y frágil
enervadas por la ira
seductoras fugaces
a veces, como la mar tranquila,
otras, cual temblorosa espuma
que besa las rocas
con el oleaje.
Eran sus pupilas
en el reflejo de mis ojos
en el confín de los suyos
cuando vacila la marea.

Eran sus pupilas
una mentira en el rostro vacío
distante
pusilánime
inexpresivo
o tal vez no:
eran sus pupilas
quienes desmentían
la epidermis de plástico
el universo, el mundo, yo
varábamos en sus ojos
Eran sus pupilas...
Eran sus pupilas.