VII. AVARICIA
Domingo
—No entiendo porque están tan enojados, ¡Estoy cuidando su disciplina y haciéndolos mejores personas! Además esos seres extraños no ayudan, estoy seguro que tienen algo que ver con el repentino cambio de los 6 y no ayudan a calmar el estrés.
Por fin era domingo y la cafetería estaba cerrada, aproveché para salir con Dosan, mi hermano, a comer algo y desahogarme. Le conté todo lo ocurrido y me creyó todo, hasta que le empecé a hablar de esos seres oscuros.
—¿Seguro que no has ingerido ningún tipo de droga? Creo que empiezas a alucinar y tu no eres del tipo que se crea cosas en la mente.
—¡Que no Dosan! Lo que te digo es cierto, no tendría porque mentirte.
—Ajá, ¿De casualidad no has visto a alguna persona llevar su propio sobre de leche en polvo para su café a la cafetería? Tal vez lo tomaste por accidente y no era precisamente leche en polvo...
—¡Dosan! ¿Qué parte de "No estoy drogado", no entiendes?
Me miró de manera extraña y tomó su bolso, del cual sacó una pluma que me entrego junto con una servilleta de las que teníamos en la mesa.
—Anda, ponte a dibujar algo mientras nos traen la cuenta.
—No soy un niño pequeño...
Después de que Dosan pagara, y de que yo terminara mi dragón que al final sí dibujé, salimos del restaurante dirigiéndonos a su departamento, iba a pasar la noche con él porque Dosan decía que de otro modo yo seguiría alucinando.
Pasamos por la calle donde se encontraba mi cafetería, la miré a lo lejos recordando lo pasado la semana anterior y como las ventas bajaron de manera relativamente grande...
—Hey Dosan, ¿Podemos ir a la cafetería? Creo que dejé mi dinero...
—Pues vamos, pero rápido o nos cierran el edificio.
Caminamos hacía ella y abrí la puerta, estaba a punto de entrar cuando ví las luces del almacén de la parte trasera encendidas, así como muchas cosas tiradas en toda la cafetería... Se escuchaban ruidos y se veían sombras pasar por la parte trasera. Parecía que alguien había entrado a robar y yo no me iba a quedar ahí parado sin hacer nada, si ya tenía problemas económicos antes de este suceso no quería ni imaginar que pasaría si se llevaran ese dinero.
Entré corriendo hacía el almacén y grité para intentar llamar la atención y asustar a los supuestos ladrones.
—¡Hey! ¡¿Qué creen que hacen?! —Me asomé a la parte trasera de la tienda viendo algo que hubiera creído inimaginable si no lo hubiese visto con mis propios ojos.
Los mismos seres que había visto la otra vez estaban ahí, solo que esta vez eran más grandes. Como mínimo cada uno media 2 metros y noté que cada uno tenía una tonalidad diferente, desde azul hasta rojo, eran 6 y gruñían creando ruidos extraños, como si estuvieran hablando entre ellos.
Parecía que esperaban a algo... O alguien, me quedé quieto por unos segundos hasta que sentí algo tomarme por detrás, me voltee esperando que fuera Dosan que me había seguido, pero ví a otro de esos seres pero con una tonalidad verdosa creando una sonrisa con lo que parecía su boca.
No podría describir el terror que sentía, era algo demasiado extraño y tenía ganas de gritar... El ser me levantó y me llevó con los otros que empezaron a gruñir en cuanto me vieron. Me colocó en medio de todos, y siguió con sus gruñidos. Me era imposible moverme, no sé si haya sido solo miedo o realmente aquellos seres hicieron eso pero en ese momento no me importaba saberlo.
Los seres se unieron formando lo que parecía uno solo de mayor tamaño y mil veces más aterrador que tenía una marca en el medio de su cuerpo, la marca parecía una S gigante y era completamente blanca. Aquel ser dio un paso atrás para luego volar directo hacía mí y desaparecer mientras yo perdía la conciencia.
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Abrí los ojos, estaba en el almacén y todo parecía estar normal, "¿Qué hago aquí?", me pregunté... Recordaba haber ido con Dosan a comer y luego venir a la cafetería, pero no lograba recordar nada más, "Seguro que entré y me quedé dormido, estuve cansado en la semana, pero ¿Por qué?", no tenía ningún recuerdo fresco de la semana, era como si todo lo que viví en los últimos días no fuera nada más que un recuerdo de años atrás. Tenía la sensación de que había algo raro en todo esto pero preferí dejarlo de lado e ir empezando a atender en la cafetería.
—¡Buenos días, Doseok! ¿Es nueva tu playera?
—¡Kungwan! Llegaste temprano... —Miré mi playera, era negra con una gran S en el medio. —Supongo que sí, no recuerdo haberla comprado...
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Misión completada.
Dartic, se retira.
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