88. Estoy sola, siempre lo he estado
Este nunca fue mi hogar, nunca fue un lugar seguro; yo pensé que lo sería, porque estaría lejos de mi padre, pero resultó todo lo contrario. El peligro está en todos lados.
Estás malditas lágrimas que caen en mi almohada no hacen nada; me siento peor de lo que ya estoy. Ni siquiera puedo acostarme en mi cama, ir a la cocina por un vaso de agua, no puedo entrar a mi baño. Lo veo a él, se metió en mi piel a tal grado que no me puedo quitar su aroma.
Estoy llorando a moco tendido por culpa de él. Tengo un nudo en la garganta y en el estómago por culpa de él.
En realidad, no me debe nada, creía que sí, pero ahora que lo pienso, no me debe nada. Mientras chillo en el frío suelo de mi habitación, veo la oscuridad y noto la presión en mi pecho que me obliga a cerrar los ojos y a sujetar mi cuello, en donde antes tenía el colgante.
– ¿Te gusta?
– Me encanta, me encanta de verdad –dije al sujetar la rosa entre mis dedos.
– ¿Por qué te gustan las rosas?
– Porque son frágiles y peligrosas –Nick me veía con recelo–, ya sabes. Su belleza y sus espinas, además de que son las favoritas de Bella.
– Eres adorable –me dijo antes de darme un beso en los labios.
<<Maldito seas, y maldita sea mi mala suerte.>>
Escuchábamos a Ed Sheeran, su canción Photograph se convirtió en nuestra canción favorita. Me besaba el rostro, mientras yo le acariciaba el pecho. Me vestí con su sudadera, que me quedaba enorme, y me dormí a su lado. Le canté For Someone e hicimos el amor cuando se despertó. Tres veces.
Me abrazaba con todas sus fuerzas, me besaba la mejilla izquierda, y la espuma que había en la tina pronto se empezó a desplomar como enormes bolas de nieve. Jugamos a tirarnos palomitas y le acerté tres partidos de cinco. Leímos en la cama, Nick mantenía su mano sobre mi muslo, no con la intención de hacer nada, pero sí con la intención de incitarme a hacerle algo.
Había karaoke en el hotel, me llevo en los últimos tres días que pasamos juntos en nuestra pequeña luna de miel y, me anime a cantar enfrente de todos, por segunda vez en mi vida. Todavía lo recuerdo.
– Voy a cantar Wings de Birdy –hable con toda seguridad ante el micrófono, mientras veía a mi novio, sentado en primera fila con nuestras malteadas en la mesa.
La melodía fue el inicio de una gran historia de amor. Así me sentía con él.
Sunlight comes creeping in
Illuminates our skin
We watch the day go by
Stories of all we did
It made me think of you
It made me think of you
Tenía los codos sobre la mesa, con esa sonrisa que tanto me mató por días, con esa mirada que tantas veces suplicaba ver estando sola en la cama, cuando recién empezábamos a salir.
Under a trillion stars
We danced on top of cars
Took pictures of the state
So far from where we are
They made me think of you
They made me think of you
Oh, lights go down in the moment
We're lost and found
I just want to be by your side
If these wings could fly
For the rest of our lives.
I'm in the foreign state
My thoughts, they slip away
My words are leaving me
They caught an airplane
Because I thought of you
Just from the thought of you.
Oh, lights go down in the moment
We're lost and found
I just want to be by your side
If these wings could fly
Oh damn, these walls
In the moment we're ten feet tall
And how you told me after it all
We'd remember tonight
For the rest of our lives
If these wings could fly
Oh, lights go down in the moment
We're lost and found
I just want to be by your side
If these wings could fly
Oh damn, these walls
In the moment we're ten feet tall
And how you told me after it all
We'd remember tonight
For the rest of our lives
No aguante más, me apresure a ir en su dirección y a abrazarlo, con mis brazos en su cuello, con mis piernas en su torso, mientras nuestros besos se fundían con las luces del karaoke, con los aplausos y los halagos de todos los que nos veían. Me sentía tan feliz, tan viva y tan llena de confianza cuando estaba a su lado; Nick era experto en muchas cosas, en especial cuando quería molestarme a propósito, pero también era bueno haciéndome sentir en dicha. Si tan sólo supieran que a esa pobre chica le iban a romper el corazón en unos días.
Gracias a Dios que no hay nadie en el departamento. Puedo chillar a gritos como a mí se me antoje.
En medio de todo este caos y en medio de toda mi ira y mi dolor; claramente puedo recordar varias cosas de mi niñez, incluida de mi adolescencia.
Recuerdo a mi tía Andrea y como ella sufría todo el tiempo por culpa de mi tío y de sus infidelidades, porque el muy canalla la engañaba todo el tiempo; aunque nunca dio explicaciones, o nunca supimos por qué, pero al final se fue.
Recuerdo que yo me limitaba a poner los ojos en blanco cada vez que ella nos contaba con furia reprimida acerca de su esposo, y de cómo el dolor, y el tiempo finalmente hicieron su trabajo.
Pienso en mi madre y en su pena por mi padre, y me pongo a pensar en lo que ella sufría por su culpa, y recuerdo que me jure y me perjure nunca enamorarme de nadie, porque sabía que al final, iban a terminar por decepcionarme. Siempre pasa, todo el tiempo, cada gota de mi ser, cada fibra de mi cuerpo, siempre está compuesta por decepciones, está escrito, simplemente es así.
Me duele lo que hizo, me duele que me haya mentido, y me duele que me haya jurado todo el tiempo promesas falsas y de que no me lo confesara desde hace tiempo.
¿Por qué? ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué no podía decirme? ¿Lo hizo a propósito?
Yo le conté todo, y tal vez su amor no haya sido sincero, pero el mío sí lo fue, el mío sí fue puro y tal vez no fue recíproco, pero al final me dio algo a cambio. Ahora no quiero saber nada de nadie, no quiero saber nada de él, creo que nunca voy a querer verlo de nuevo, no se merece mi perdón, no se merece nada mío. Es un mentiroso. Todos me mienten.
¿Por qué no me lo dijo?
Creo que fue, porque al final, eso es lo que hace: se guía por la venganza y por sus rencores y nunca deja espacio para la empatía, o la consideración humana.
Cuando lo ví, me interesó, me llamo la atención, y me gustó su perfil, y la forma de sus labios, y la forma en cómo estornudaba y de cómo se rascaba con el dorso de la mano la punta de su nariz, y de cómo leía.
<<Dios.>>
Incluso me enamoró su estúpida forma en la que sus labios carnosos leían las páginas gastadas de Blue jeans. Pero todo fue mentira, nada de lo que me dijo fue sincero.
Quiero vomitar, en serio que tengo que vomitar.
Me levanto con dirección al baño y voy a la taza del inodoro para expulsar todo el mal que ese bastardo rubio me ha causado. Me deshago de sus besos y de sus caricias, todavía no me puedo creer que en serio este vómitando por amor. Soy tan, pero tan pátetica y lo peor es que él lo supo desde el principio, por eso me manipulaba todo el tiempo y me hacía creer que era mi culpa, cuando no lo era. Me hizo suya a la primera oportunidad que tuvo y yo como una imbécil le creí en todo.
Tengo que aliviar este dolor, tengo que aliviar esta pena, pero no sé cómo, no sé cómo hacerme a mí misma sentir mejor. No encuentro un hombro, no encuentro un rostro, no encuentro a nadie en este instante, no tengo a nadie, en verdad que no tengo nadie.
Jamás lo había considerado, pero en verdad que estoy sola, siempre lo he estado y creo que la razón por la que realmente me enamore de Nick fue para no estarlo. Creo que nunca estuve enamorada de él, al menos no en teoría, dado que literalmente me hacia sentir esas cosas que siempre leía que sentían las protagonistas de mis libros.
Sé que está mal que piense así, pero en este momento me sirve cualquier punto de apoyo para salvarme del vacío. Tengo que andarme con cuidado, no creo que pueda seguir con la idea de la soledad mientras estoy cerca de la ventana o de cualquier objeto filoso.
Me acuerdo de mi padre y de sus mensajes. Me acuerdo de mi madre y de su insistencia en hacerme perdonarlo, cuando lo que yo quería, era seguir enojada con él. Me acuerdo de mis hermanos y de todo lo que sufrí por su culpa. Me acuerdo de mi tía y de cómo encontró la manera para sobreponerse al dolor. Me acuerdo de Estela y de su suicidio. Me acuerdo de todos. Me acuerdo incluso del agua entrando por mi nariz el día en el que mi padre enloqueció e intento matarme y que una semana después él intento suicidarse.
Odio a mi padre. Odio a mi madre. Odio a Nick. Odio a mis hermanos. Odio que no tenga la suficiente valentía para olvidarlo y pasar página. Odio que mi tío me haya dicho que lo mejor que tenía era mi belleza, y que con eso algún día podría enamorar a un hombre y sacarme de mi miseria. Odio el odio. Odio el amor. Odio que haya tenido que ser así. Odio a todo el mundo. Odio mis cosas. Odio mis libros. Odio sus estúpidas páginas y sus estúpidas promesas vacías. Odio a Estela.
Cuando finalmente reacciono, veo a ¿Puedo soñar contigo?, tirado en el suelo, hecho pedazos, al igual que todos mis demás libros. Canciones para Paula: perdida total. ¿Sabes que te quiero?: destrozado. Cállame con un beso: arrinconado y con la pasta de la portada rota. Orgullo y prejuicio, todas mis notas y mis nuevas frases subrayadas: ruina. No sonrías que me enamoro: derrumbado, con quince hojas perdidas. Algo tan sencillo como tuitear te quiero: devastado, con su secuela y su último: Estar contigo. Leo las palabras de Mery en ¡Buenos días princesa! Y casi juro que me lo esta dedicando a mí y a mi maltrecho corazón.
Lloro como una tonta, pero al final, como una mujer a la que por primera vez, le rompieron el corazón. Me quejo hasta el grado en tirarme de los pelos y en moquear sin ninguna pena sobre: Te daría el sol. Abrazo a Jude, pienso en ella y en sus desiciones y en cómo se salvó a sí misma dejando de fingir quien no era, dejando a un lado su orgullo, dejando a un lado a todos, aceptando sus errores y sacando la mejor disculpa de ellos. Amó a toda voluntad después de estar con esa escoria de Zephyr Ravens. Todavía no sé si destruir también éste, porque a fin de cuentas, es mi libro favorito, deposite mucho en él y no quiero que termine en la basura, como el resto de sus amigos.
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