Familia. [Final]
Colgué la roja esfera brillante en el punto más alto que podía alcanzar, esto es, 10 centímetros antes de la punta del árbol. Salté para poder llegar un poco más arriba, pero me detuve cuando escuché una risa detrás de mí.
-Si realmente me quisieras me ayudarías -dije poniendo una mala cara. Él sabía que era fingida.
-Ja-. Lo vi rodear el árbol. Pero no para auxiliarme, si no para acercarme un banquito. Ahora mi mala cara era muy real-. Vamos... -extendió una mano para ayudarme a subir.
Fruncí los labios y acepté su mano, poniendo de inmediato un pie sobre el banco. Luego él me pasó la estrella que terminaría con la última tarea de Navidad. Bufé cuando, aun con todo y banquillo, tuve que volver a pararme de puntas para no tirar el árbol.
No me preocupé mucho por caer, pues Rafael me sostuvo todo el tiempo por la cintura. En vez de dejarme bajar solo, me cargó mientras ocultaba su rostro en mi cuello y giraba conmigo, no pude evitar reír por la emoción de sentirlo junto a mí.
Éramos casi inseparables, todo desde ese día de febrero que lo encontré mientras me iba de la estación de tren. Una semana después me confesó que se mudaba de la ciudad para siempre, que un amigo le había invitado a vivir una temporada con él.
*****
El mismo día que nos reencontramos platicamos en una cafetería, que de verdad me sorprendió que estuviese abierta pues eran casi la 1 de la madrugada, entramos con todo y nuestras maletas. Ahí nos pasamos cerca de dos horas platicando e intentando unir nuestras historias.
Terminamos agotados y sonrojados, sin dejar de mirarnos, como si no creyéramos real ese momento. Fue cuando recibí una llamada, mi madre había entrado en pánico luego de constar que me tardaba demasiado en llegar, me gritó por teléfono sobre lo irresponsable que era no haberle avisado de mi retraso.
Me disculpé luego de prometer que llegaría en 5 minutos a casa.
Rafael me observó todo el tiempo, con una sonrisa me dio a entender que no le importaba que me fuera, pero no le daría la oportunidad de desaparecer.
-Sígueme -susurré mirándolo directamente a los ojos y tendiéndole la mano.
Vaya que él estaba incluso más sorprendido que yo, pero no dudó en seguirme el paso por toda la ciudad. Ahora estábamos jadeantes, con inmensas y tontas sonrisas en nuestras caras, justo frente a mi casa.
- ¿Qué les dirás a tus padres? -suspiró demasiado cerca de mi rostro.
- ¿Qué es lo que quieres que les diga? -no me alejé.
-Quizá sería mejor que me fuera...
- ¡Heyler! -mi madre abrió la puerta principal.
Los dos dimos un salto para alejarnos, pero nada se le escapaba a mi madre.
-Buenas noches, perdón por llegar tarde -volví a disculparme. Nunca era suficiente para ella, era terriblemente estricta y estaba seguro que no sería una excepción sólo porque ahora estaba graduado de la universidad. De reojo vi como Rafael seguía alejado de mí y estaba mirando hacia otro lado-. Oh, este es Rafael -lo presenté, mientras me le acercaba-, él es...
- ¿Tu novio?
Tanto Rafael como yo nos congelamos. Él parecía haber sido alcanzado por un duro golpe, se sostuvo el estómago bajando la cabeza.
- ¡Mamá! -grité.
-Sabía que vendrías con una sorpresa, pero no esperaba esto. Dijiste que te habías "corregido"-. Contuve el aliento, no sabía que podría pensar Rafael sobre todo esto-. Creí que te concentrarías en estudiar.
-Má, Rafael es... -no pude seguir hablando.
- ¡Maldita sea! Así es, señora -dijo Rafael, poniéndose a mi altura y cruzando un brazo sobre mis hombros. Era realmente alto, me sacaba una cabeza y su cuerpo seguía tan trabajado como hace cinco años. Mi madre quedó en segundo plano-, soy su novio.
Me pareció que dudó, pero igual lo hizo, me besó en la mejilla, sin dejar de mirar a mi madre.
- ¿Rafael? -susurré. Sentir sus labios calientes sobre mi piel me hizo sonrojar. No supe muy bien que hacer, estuve a punto de decir algo, hacer algo, pero mi madre se adelantó.
- ¡No permitiré estos "actos" en mi casa! -fueron sus palabras. Recordando que eran pasadas las 3 de la madrugada, moduló su voz-. Váyanse de aquí.
-Mamá yo... -la miré perplejo. Ella me dio la espalda para cerrar la puerta. Me quedé con las palabras en la boca-. Nos dejó afuera -suspiré, sintiendo como Rafael se aferraba a mí con más fuerza. Le sonreí con tristeza, ahora sí que no tenía ni la mínima idea de que hacer.
-Lo siento, la verdad, no pensé que reaccionaría así -llevó una mano a su nuca luciendo apenado, sin embargo no esquivaba mi mirada.
-No te preocupes, iba a pasar tarde o temprano -le disculpé. Aun sintiendo sus labios sobre mi ardiente piel, podía escuchar mi corazón brincando como loco en mi pecho, por suerte pude controlarme para aparentar calma. Calma que se perdió cuando siguió hablando.
-Como fue en parte mi culpa, déjame ayudar -soltó mi hombro para tomar mi maleta y cargarla, comenzando a caminar sin esperar mi respuesta.
- ¡Hey! -intenté protestar-. ¿A dónde llevas mis cosas? -reí.
-A mi casa -resumió encogiéndose de hombros, retrocedió unos pasos para llegar a mi altura, le sostuve la mirada todo el tiempo-, y tú te vienes conmigo.
-Se ve que te entristece que mi madre me haya abandonado en la calle -eso se escuchó mal, me reí de nuevo, era un adulto y bien podía cuidarme solo.
-Tú también te ves muy afectado -sarcástico. Amé el tono de voz que usaba.
-Me da igual, te digo, iba a pasar en algún momento -intenté quitarle mi equipaje, pues al menos podía ser quien lo llevara. Lo cargó por sobre su cabeza, ¿qué tipo de fuerza tenía este sujeto como para cargarlo como si nada?
-Déjame llevarlo-. No insistí más-, tú puedes tomarme de la mano-. Lo miré como si fuera una broma, pero la seriedad en sus ojos azules me hicieron tomarlo en serio, lo agarré para seguirlo entre las calles.
- ¿Por qué me besaste? -inquirí.
- ¿No te gustó?
-No es eso... -ya no sabía que decir, por eso me quedé callado.
Al día siguiente desperté desorientado. En una cama que no conocía, con el cuerpo adolorido y acalorado; tenía un peso sobre mí, era caliente y en cierto punto sofocante. Lo golpeé para quitármelo de encima, pero cuando lo toqué, noté que era un cuerpo humano.
-Si dejas de golpearme puedo dormir -lo escuché quejarse.
Entré en pánico aún sin poder recordar qué hacía ahí.
- ¿Qué pasó anoche? -susurré con mi voz mañanera.
Él se sobaba el golpe que le di, luego pasó una mano por su cara e igual de somnoliento que yo, contestó:
-Te quedaste dormido nada más llegar y cómo se veía muy cómodo me dormí contigo, dejé tus cosas por ahí...
*****
- ¿En qué estás pensando? -murmuró aún apretándome contra él, seguía dándole la espalda, pero quería verle. Me giré para abrazarlo.
-Nada importante -la cena estaba lista, mi padre había llamado para desearnos una buena Navidad, mientras que mi madre seguía sin hablarme. Si supiera que gracias a ella todo había sucedido más rápido entre Rafael y yo, creo que acabaría por odiar más ese día.
-No parece que no sea importante -se separó para terminar de llevar los últimos platos a la mesa. Sus amigos nos recibieron en la sala, que eran una mezcla de luchadores, rockeros, gente ruda y llena de tatuajes increíbles... mientras que mis amigos de la facultad de veterinaria parecían hechos de papel a su lado.
Sonreí cuando Monse se levantó para ayudar a Rafael.
-Oh -solté, justo recordé algo-. ¿Por qué te llamaban "el Ángel"?
Lo había dicho en voz alta, por lo que todos los invitados me miraron, de la nada sus amigos comenzaron a reír escandalosamente y mis compañeros se estremecieron más en sus asientos. Me sentí abochornado.
- ¿¡No se lo has contado!? -gritó uno vestido de negro, bueno todos ellos vestían de negro, pero recuerdo que su nombre era Josh.
-Nunca preguntó de nuevo -le contestó en el mismo tono-. Disculpa -se dirigió a mí-, eso es porque, bueno...
-Cuando era niño tenía el cabello rubio y sus lindos ojos azules le hacían parecer un angelito -dijo de un tirón otro de sus amigos.
-Lástima que cuando creció su cabello se volvió negro y ahora es más un demonio -continuó otro, provocando más risas escandalosas-. ¿Seguro que no estás con él porque te amenaza, Heyler?
No pude evitar reír para colgarme del cuello de mi novio. Él sólo pudo gruñir.
-Te ayudamos a golpearlo para escapar.
Sabía que hablaban en serio, pues dentro de mí sabía que ellos me apreciaban. A lo mismo que yo a ellos.
-No se preocupen -me mordí el labio inferior. Aún colgado de Rafael-. Lo amo.
El rostro de mi chico se coloreó.
- ¡No pueden ver esto! -gritó para girarme con él para esconderme detrás de su cuerpo. Todos acompañaron el momento con comentarios, risas y chiflidos, mientras me arrastraba, en un intento para mantenerme oculto y me besó como sólo él podía hacerlo.
Un beso de despedida para este capítulo Navideño que vivíamos entre su familia. Mi familia.
******
Gracias por leer, este fue el relato que escribí para el concurso Valentines Contest 2018 de la cuenta LGBTQES. Si no me equivoco era escribir una historia corta de 2500 o 3000 palabras con una premisa, con este último capítulo llegamos a más de 4000... pero como ya pasó el concurso.
Meh.
Además en ese concurso no ganamos nada, xd.
¿Les gustó el capítulo? :o
Bueno, les dejo, y ahora si... esto fue lo último. Pueden pasarse por el resto de mis historias, pues la mayoría es LGBT.
Como último les recuerdo que contamos con grupo de Facebook.
El enlace pueden encontrarlo en mi descripción. ¡Únanse! Comparto avances y esas cosas.
Saludos LoVe.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro